El tiempo pasaba y Seto se desesperaba al no percibir cambios en su dulce perro que permanecía allí quieto sin emitir sonido alguno.
De mañana después de desayunar y al volver de la oficina el castaño iba a la casa de invitados en busca de su rubio durmiente para verificar si había cambios en su estado.Pero Joey siempre permanecía igual.
Las enfermeras ya estaban enamorados del dulce castaño que permanecía fiel a su amado sumido en la locura.
Era tan romántico, se decían.
Y el doctor tambien estaba conmovido.Hay que decir con la actitud del castaño que no dejaba ni a sol ni a sombra los cuidados del de ojos de miel.Ya muchos quisieran haber estado en el lugar del rubio.
Esa noche Seto fue después de cenar y le dijeron que el joven ya dormía pero aun así fue a su habitación .
El estaba recostado pero no dormía.Permanecia con esa vista sin vida fijada en el suelo.
-Perro.Definitivamente me estas cansando.Ya dejate de sandeces y cambia de estado-le ordenó Kaiba como si el otro solo por voluntad propia pudiera curarse.
Ningun cambio vio en sus ambarinos ojos y cansado de tanto intentar pues su mente de genio jamas descansaba y ademas de los problemas del trabajo luchaba con el incensante latido que le señalaba que debía solucionar el penar del otro.
Frustrado apoyo su puño a un lado del cuerpo que yacia en la cama después de sentarse a un lado de este.De pronto sintio un tibio contacto en su mano y vio con asombro que era la mano del rubio que muy levemente se estaba aferrando a la suya.
-¿Perro?-exclamó con esperanzas pero como si de una máscara de loza el rostro inerte no se movió ni los ojos cambiaron su opacidad por la brillante luz que antes les iluminara.
Su mano derecha aferró su nuca y puso su rostro directo frente al otro para ver cualquier cambio que se produjera en los ojos del otro porque de alguna manera Seto si creía que los ojos eran las ventanas del alma y quería percibir el movimiento de vida detrás de esas empañadas ventanas y de pronto se encontro cayendo de nuevo en la tentación de sus labios para de pronto sentir de nuevo ese leve apretón que desde quella noche en Europa no había sentido.Porque solo percibio movimiento en el otro en una sola ocasión.
Cuando lo hizo suyo.
-¿Es eso lo que quieres Wheeler?¿Que te haga mío?-dijo con sensual emoción y expectación el castaño y se decidio por probar la vía mas inpensada.
Se levanto y con cuidado se despojó de cada una de sus prendas después de cerrar con llave la puerta.Primero se saco el saco gris, luego la corbata azul con franjas grises fue retirada como si de una serpiente desenroscandose de su cuello se tratara.Siguio a esta la camisa blanca y después de esta el cinturón de cuero marrón y el pantalón gris ,los zapatos de cuero italiano cafes y los calcetines Dior negras junto con el boxer Calvin Klein de color niveo.
Se metio entre las sábanas y permaneció mirandeo al otro por un momento para después con el dorso de sus dedos acariciar el cuello de cisne del otro que emitio el leve temblor que desperto las esperanzas en el tibio corazón de Kaiba.
Sus labios se apoderaron con frenesí de los que ya eran su obsesión y sus manos acariciaron sus costados y su pecho buscando en su piel la llave para despertar al encantado de su sueño mientras sus orbes azules no dejaban de buscar por momentos respuesta en las ambarinas.
Seto se introdujo entre sus piernas y con tierna devocion preparo la entrada que hace mucho no era lubricada .
En las ultimas embeestidas de sus dedos creyo percibir cierto movimiento pelvico que le indico que el otro disfrutaba de su intromisión.