En la casa Nara, al joven muchacho le había llegado la melancolía. De repente se puso a buscar entre sus cosas y encontró entre ellas una foto suya junto a Naruto. Estar enfadado con él no le gustaba para nada, le dolía el pecho y en ocasiones flaqueaba y tenía deseos de salir corriendo hasta su casa para pedirle perdón… Shikamaru se llevó la mano a la cabeza, el dolor que sentía era demasiado fuerte y por muy orgulloso que fuera no podía esconderlo.
Plick!
- ¡!
Las orbes del pelicastaño fueron testigos de que aquellas lágrimas brotaban desde lo más profundo de su corazón… ya no podía… simplemente ya no podía soportarlo…
Deseaba con todo su corazón poder estrechar al rubio entre sus brazos, no en plan sexual, simplemente deseaba sentirlo, saber que lo tenía cerca.
Había decidido dejar de hablarle, cortar toda clase de comunicación con él.
Debido al enorme grado de “malasangrura” que invadía el vecindario, Lee, Gaara y Ten Ten decidieron invitar a todos a dar un paseo… claro que tuvieron que mentir, porque de saber la verdad ninguno hubiera aparecido por allí.
- ¿Ehhhhhhh? ¿Cómo que no están regalando PS3? – Naruto estaba que les arrancaba los cabellos a Lee – ¡¡¡¡¡Tú me dijiste que estaban regalando PS3!!!
- ¡Naruto! – Trataba de quitarse al niño de encima – Era la única forma – Con una gotita en la frente.
- ¡¡¡No se juega con los sentimientos de un gamer!!!! ¡¡¡Nunca!!!!
- Lo sé, lo sé… perdóname – Con las manos al frente a modo de suplica.
- Mmm… eso significa que a nosotros también nos mintieron – Hablaba el Nara, refiriéndose a él y a Neji.
- Je je – La pelicastaño sacó la lengua.
Por más que tratase, el que la tenía más difícil era Lee, Neji estaba que lanzaba rayos por los ojos cada vez que se cruzaba con el pelirrojo y más que el menor no aguantaba ni una pedida… Gaara no contraatacaba porque su novio se lo había pedido… luego se las cobraría con creces.
El día estuvo muy divertido, los muchachos se fueron al cine, al parque y a los go cars… era como si siempre hubiesen sido muy unidos y como si nada les molestase o entristeciese. Hasta Naruto y Shikamaru se regalaron una que otra sonrisa.
- Esto… quiero disculparme contigo.
- ¿?
Gaara estaba confundido, se hallaba sentado al lado de Neji, Lee se encontraba con los demás pegando carrera como el propio crío.
- Fui muy rata y todo porque los celos me cegaron. Ahora que veo a Lee me doy cuenta de ello… si es contigo o con otra persona… si es feliz no importa lo demás… por eso no quiero preocuparle, quiero ver en su rostro esa sonrisa suya.
- Mmm… que bueno que lo veas así – El sabaku sonrió.
- Pero… - Mantenía la cabeza gacha mientras sus cabellos ocultaban sus blancos ojos.
- ¿Eh?
- Si te atreves a montarle los cachos a Lee o hacerle alguna otra cosa que lo lastime ¡¡Te lo haré pagar ¿me oyes?!! – Exclamó.
- Mju… - Hizo un puchero – No te preocupes por eso ¿Sabes? Ahora que lo veo… no me pareces tan malasangre como antes, tal vez si un poco sifrino pero… creo que… me caes bien.
Acto seguido los chicos se hipnotizaron con la silueta del Rock cargando a un Naruto haciendo berrinches, junto a su enorme sonrisa y a su carisma, Lee tenía todas las cualidades para ser un novio perfecto.
- ¡Gaara! – Lee agitaba sus brazos de un lado a otro.
- Ve – El ojiblanco le indicó a Gaara y cerró los ojos. Pero algo le hizo abrirlos, hallándose con la mano del pelirrojo extendida.
- Vamos.
Neji permaneció inerte ante la imagen cálida del sabaku no ante él, simplemente pudo levantarse solo sin necesidad de que le ayudase, pero tomó su mano y sintió entre la suave extensión de su palma una especie de sinceridad, era tan grato que se sintió satisfecho y permitió que el ojiverde le arrastrase hasta en donde estaban los demás.
Pronto llegó el atardecer y los liceístas se sentaron a ver el crepúsculo. Shikamaru se sentó al lado de Naruto, un poco apartado de los otros que reían a carcajadas por los chistes que contaba el Rock. Por alguna razón el Uzumaki se veía preocupado, no actuaba de manera hiperactiva como siempre. El Nara se acercó y tomó la mano del rubio entre la suya, el ojiazul se sorprendió y el pelicastaño evitó encararle.
- ¿Estas bien?
- Eh… - Bajó la cabeza, sentía como su mano comenzaba a sudar – Tengo problemas en casa… mis viejos pelean mucho…
El pelicastaño le brindó toda su atención.
- Ellos te quieren Naruto…
- ¿?
- A pesar de que con sus actos te hagan sentir mal, estoy seguro de que ellos te quieren mucho.
El rubio permaneció viéndole un rato, a pesar de lo ocurrido, el Nara era capaz de darle apoyo en los momentos más difíciles… debía admitirlo, Shikamaru era su pana del alma.
- Shika… ¿Me odias verdad?
- ¿Cómo dices? Soy tu amigo, jamás podré odiarte.
- ¿Cómo? ¿A pesar de todas las cosas que te dije? – Las orbes azules empezaban a acuarse, le dolía recordar que lo había tratado tan mal.
- Tonto. Más bien, perdóname tú a mí, fui el que te dijo cosas que no debía. Pensé que alejándome de ti me sentiría mejor… pero la verdad es que, a pesar de que no tengamos comunicación, puedo sentirte Naruto… puedo – Le alborotó el cabello – Supongo que me sentía celoso de ese… de Sasuke – Fijó su mirada en la del catire - Naruto, no quiero que vuelvas a llorar ¿Está bien? Pase lo que pase voy a protegerte.
- Shika…
Naruto se le lanzó encima a Shikamaru y comenzó a llorar.
- ¡Eh! ¡Te dije que no llorarás!
La casa se hallaba en silencio. Tomó el celular y marcó el número deseado. Cada segundo que pasaba se sentía cada vez más nervioso, pasar ese día junto a Naruto le había dado el valor para volver a reafirmar sus sentimientos. Shikamaru tenía pensado decirle cuanto lo necesitaba a su lado, pero no pudo comunicarse con él ya que al parecer estaba hablando con otra persona por teléfono. Decidió que al día siguiente le contaría al rubio que por más que doliera aceptaba su relación con Sasuke, porque él consideraba al catire lo más importante en su vida.
- Moshi Moshi, Sasuke desu…
Permaneció callado por unos segundos, simplemente respirando, algo pensativo pero no inseguro.
- Ano… ¿Naruto-chan? ¿Eres tú?...
- Ya lo he decidido. Me voy contigo a Japón.
A pesar de que no pudiera verle, en la cara del peliazul se esbozó una enorme sonrisa.
- Ja ja esas si que son buenas noticias… daijobu, si tengo que pedirle ayuda a la yakuza lo hago ja ja
Pero a Naruto nada de eso le preocupaba, no tenía miedo, tampoco le importaba huir de su casa como un pandillero… en su corazón había un vacío y creía fervientemente que sólo el Uchiha, con su amor, podría llenarlo… le alegraba al menos irse sabiendo que Shikamaru no lo odiaba, esperaba que le perdonase por lo decisión que acababa de tomar sin siquiera notificarle.
Continuará…