Aun sentía como vibraba sobre su pecho sin calmarse.
¿Tendría sed?
Trato de apartarlo para ver su mirada pero el otro lo detuvo aferrandose con fuerza a él.
--No te separes de mi por favor Kurogane.Quedate esta noche—dijo el rubio con voz quebrada que asustó al moreno en gran medida.
--¿No oíste lo que te he dicho?Te amo.No voy a ir a ningún lado—lo trató de consolar el moreno pero aun sentía estremecerse el cuerpo junto a él.
--Trato de creerlo pero siempre algo pasa que…--dijo el vampiro antes de mirarlo con miedo en su fluorescente pupila.
--Después de todo lo que hemos pasado no puedes decirme eso.Porque por sobre todas las cosas los dos hemos conseguido superarlo todo.¿No es así?Aún contra tu voluntad seguiré a tu lado y no te dejaré separarte de mi—exclamó el moreno acercando poco a poco sus labios tibios a los rojos y expectantes del mago.—Por mas que intentes alejarte yo te seguiré.No volverás a estar solo—añadió el Ninja antes de que sus labios volvieran a unirse con esa magia que solo a ellos los envolvía cada vez que sus cuerpos se tocaban en sincronía perfecta.
Cada uno besaba al otro con esmero.Como si el mundo se fuera a acabar mientras las manos de Kuro intensificaban las caricias en la espalda del rubio, obligandolo a pegarse mas a él y Fye se entregaba a la soñada experiencia de estar con ese que por propia voluntad había elegido ser su presa.
Ambos cuerpos cayeron sobre la cama y con ternura el de ojos rojos comenzo a desvestir a su opuesto.Desnudando primero su albo pecho para regarlo de besos suaves y caricias palpitantes mientras el otro suspiraba con ansias de más.
--Ku… roga… ne.Espera… por favor.Tu no quieres pasar tu vida con alguien como yo—dijo mientras sentía las manos del otro sacar sus pantalones y ropa interior con sumo cuidado.
Cada roce era un infierno de sensaciones voluptuosas y el calor en su piel iba incrementandose aunque pareciera imposible ya que la tenía a la temperatura de un ardiente carbón al rojo vivo.
El Ninja detuvo su accionar y miro con cuidado el rostro de aquel que tenía bajo él.
Estirandose llego a su cabeza que estaba sonrojada y mantenía su ojo cerrado.
--¿Cómo infieres tu eso?¿Acaso no te he dicho lo suficiente lo que siento por ti?¿Me tachas de mentiroso, mago?—preguntó con algo de enfado el otro.
Con algo de culpa en su mirada el rubio abrió su ojo y miro a los resplandecientes carbones al rojo vivo que llamaba ojos de Kurogane e intento decir algo pero se detuvo.
Luego de un momento en que eligió con cuidado las palabras a utilizar—Yo no creo que mientas.Solo que no sabes lo que es mejor para ti.Yo ya no soy una persona.Nisiquiera soy solo un mago.Soy un vampiro y tu.. –dijo con desespero.
--Y yo tu presa—contestó con la mirada firme y voz dura.—Aceptalo de una vez.Yo lo hice porque no iba a dejar que murieras y no me arrepiento de haberlo hecho porque así salve la vida de lo que mas amo.De mi tesoro.Y no vuelvas a decir que hice mal o que no deberías estar vivo porque tu vida me pertenece.Eres mío y yo jamás te perderé—dijo el apasionado Ninja antes de que sus labios sellaran los del otro para luego de un momento decir—Te amo—y proseguir provando la dulzura del mago, del vampiro, de su obsesión, de su debilidad, de su todo.
¿Cómo un hombre enamorado puede medir la fuerza de su amor?
No puede.
Al menos no mientras este siendo avasallado por él.
Sus cuerpos danzaron en esa cama blanca un dulce vals apasionado mientras sus manos, curiosas exploradoras, flirteaban con la tersa piel del otro haciéndolo sentir sensaciones nuevas combinadas con las añoradas.
La boca de Kuro birló las defensas del rubio al rozar levemente la piel de su cuello en una agónica caricia que los gemidos de placer del rubio respondieron como el reclamo de un ave por su pareja.
Con cada embestida que pasaba el placer subía de tono hasta que fue imposible soportarlo a grado tal que con un grito ambos cuerpos se desgarraron y liberaron todo su ser en su semilla.
El rubio cayo sin fuerzas en la cama mientras sobre él, el moreno se apoyaba en sus brazos sujetando así su propio peso para no cargarlo en el desfalleciente cuerpo del mago.
El rostro de Fye estaba enjoyado de diamantes cristalinos y puros y su cabello rondaba su rostro perfecto en húmedas y desordenadas sortijas.
--¿Me amas?—preguntó Kuro y el rubio trató de no mirarle al responder.
--No sigas repitiendo esa palabra.Me hace sentir extraño. Confundido. Atemorizado. Cuando hay esa palabra de por medio siempre se sufre y algunas veces se pierde—pidió el de ojo gatuno.
--Si.Pero yo no he de perderte.Ni tu a mí—dijo el moreno sobre su oído haciendolo estremecer de nuevo.
--No tientes al destino—advirtió molesto y asustado el rubio.
--Si crees en el destino.Cree también que tu y yo estamos destinados a permanecer juntos—le dijo el Ninja de forma tan seductora que el mago no pudo evitar creerlo y sello tal creencia con un beso en los labios de su amado.