El vaso cayó de su mano para estrellarse y romperse en la cubierta.
--¡Busquenlo!—ordenó el ojiazul con voz fría que asustó a Yukishiro.No era la reaccion que esperaba de Seto Kaiba.
El vaso de Seto fue posado por una mano firme en la mesa y sus ojos se fijaron en él con una mirada hecha del azul hielo polar.
--¿Señor?—le preguntó el empleado que le diera la noticia.
Yukishiro tuvo que sentarse.El mundo empezo a girar a su alrededor.
--Si no eres lo suficientemente hombre no debieras haber venido—le dijo Seto con su prepotente mirada y sus ojos forjados de acero y Valon lo vio a los ojos para confirmar si su voz y su corazón eran iguales de firmes.Lo eran.
Seto dirigio sus piedras frías contra su empleado que se había atrevido a quedarse desconcertado y parado en medio de la cubierta.
--¿Acaso esta sordo?¡Búsquenlo!—dijo con una creciente molestia.
--Pero señor…esta…esta…-dijo anonadado en su lugar.
--¿En algun lugar de aquí a la China?Adivina idiota.Ese es tu problema.No el mío.Tu debes encontrarlo.Y antes de que yo decida que eres mas util bajo el agua que sobre ella—le contestó con pasmoso aplomo el CEO.
--¿Cómo puedes…?—preguntó Yukishiro indignado de pronto.
--Es facil ser fuerte cuando todo va bien.Pero hay que tener agallas cuando todo va mal.Además nada es cierto hasta que lo compruebas—dijo el otro castaño y se fue directo a la cabina a sus pies la cual abrió con la llave para encontrar medio desangrado a Rory Carrigan en el suelo.
Un ojo verde asomó entre la piel hinchada y amoratada.
--No te dejo hacerlo cierto.Wheeler es un peleonero y no se rinde facil—dijo Kaiba y sonrió.
El ojo lo estudiaba con cuidado mientras Seto que se había arrodillado a su lado volvía a levantarse.
--Tu tripulante aprecia su vida.Pero no la tuya—le dijo el de ojos de cielo con una mirada pétrea.
Carrigan dejo de respirar de la impresión.
--Tranquilo.Trataré de ver primero si es cierto—le dijo el CEO para luego agacharse y tomarlo de la solapa.Lo miro a los ojos un momento y luego lo azoto contra el piso al soltarlo.
Seto Kaiba sabía ver dentro de las personas como Carrigan y sabía bien ahora que todo era cierto.
El helicóptero de Kaiba corp como muchos otros elementos tecnológicos se pusieron a la orden de tal labor.
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Una pequeña flota se dispuso a la búsqueda.Millones de dólares en recursos puestos al servicio de una causa.
Seto miraba atento el horizonte.Parecía calmado mientras saboreaba su agua mineral sentado en la cubierta del barco.Pero no lo estaba.Se sentía vacío.Como un objeto hecho para una mision inexistente, sin propósito.
Uno de sus hombres vigilaba el ordenador de enlace.
--Le han encontrado—dijo a su jefe.
Yukishiro que estaba cerca y ansioso corrio al lado de la pantalla mientras Kaiba se tomo su tiempo para levantarse.
¿Sin propósito porque una premura?
El buzo miro atento los ojos mieles que lo miraban sin pestañear mientras su compañero aducía por la radio mientras mantenía bajo el objetivo de la cámara.
--Esto no es apropiado--.
--Yo soy el jefe aquí así que yo decido qué lo es—dijo Seto con voz pétrea.
--Hai señor—dijo el hombre y enfocó la imagen.
Valon contuvo la respiración y volteó la mirada.
Seto se mantuvo firme.
Era extrañamente una visión angelical.
Sus ojos lucían una mirada serena y sus cabellos revoloteaban arremolinados por la salina corriente y parecía gritar un mudo hurra con sus brazos en alto.
Sus pies habían sido atados a un minibar para que no fuera arrastrado por la corriente.
Seto volvió a ordenar—Desatenlo y llevenlo a puerto--.
--Pero señor… las autoridades…--dijo un buzo.
--Ellos no haran nada.Yo me encargo—dijo Seto y tranquilo se dio media vuelta y se sentó.
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En el puerto Valon y Seto veían bajar custodiado y esposado a Carrigan del Yate.
Como Seto dijera arregló todo y las autoridades no los molestaron mas de lo necesario.
Lo que lograba el poder.
--Podías haberlo m…--dijo furioso Yukishiro al que estaba a su lado.
--No.No quiero que descanse en paz.Tengo mejores cosas preparadas para él—dijo el de voz helada.
--No te duele ¿verdad?—preguntó furioso el castaño mas bajo.
--Hay quien dice que no tengo corazón—dijo Seto y sonrió de lado para luego subir a la limosina a su lado.
---Yo soy uno—dijo Yukishiro mirando irse el auto.
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Habían pasado dos días y la caja de cristal continuaba ahí llenando de miedo a los sirvientes de la mansión Kaiba.Y de una extraña sensación de tristeza.
En medio del gran salón permanecía impoluta y fría y como todas las mañanas el joven amo la visitaba para ver si había algún cambio en los ojos mieles que jamás se abrirían de nuevo.
Su piel se había tornado blanca con el tiempo transcurrido y cierto tono celeste se apoderaba de todo en el congelado interior.