Había mas gente esta vez.
Seis o siete tipos con batas blancas que le abrieron paso a Seto.
Akano sonreía complaciente como todo empleado de Kaiba.Tal vez por eso y su mirada baja no sintio sus agudos ojos clavarse en su alma y su espiritu regocijarse con el sabor de la deliciosa traición.
Se detuvo frente a la camilla en donde un cuerpo de dorada cabellera parecia descansar pacíficamente.
Seto miro al profesor a los ojos y le indico que procediera.
--No entiendo porque quiere que lo haga pero lo haré—dijo Akano.—Aunque le de vida debo prevenirlo que su cerebro no estara activo y en el mejor de los casos sera como un bebé sin recuerdos.No será quien espera—añadió antes de poner los electrodos en el cerebro y en el pecho del aparente cadáver.
--De eso me preocupo yo—dijo el castaño impertérrito como era su costumbre y el otro se encogió de hombros y procedió.
¿Seto Kaiba era un genio o un loco?
Tal vez los dos.
Tal vez tanta inteligencia le había generado un complejo de Dios.No sería la primera vez.
Los aparatos hicieron su funcion mientras el electroencefalógrafo mostraba una línea recta.
--Entra ya!—fue la orden de Seto Kaiba y el profesor lo miro anonadado.
--No hablaba con usted—le dijo el CEO.
Seto Kaiba estaba completamente loc….—Oh no—dijo el científico mientras el cuerpo abría los ojos y se sentaba para asombro de todos.
Los ojos mieles miraron a todos los asistentes mientras el mono blanco que llevaba se pegaba a su figura con cada movimiento esas luces doradas encontraron dos claros mares azules que le miraban esperando una reacción.
--Eres un redomado idiota genio—dijo el cuerpo con mente de bebé para asombro de los demas pero no para el de Kaiba.
--Y tu un idióta mayúsculo porque no puedo ser genio e idiota a la vez—le corrigió el otro.
--¿No era que tu todo lo puedes?—preguntó Irónico el rubio saltando de la cama sonriente.
Pero al tocar el piso con los pies todo le dio vueltas.
--Tu si que eres un idiota.Primero acostúmbrate a tu cuerpo y luego has tonterías--dijo Seto mientras lo abrazaba.
--Lo que tu digas jefe—contestó algo débilmente el otro mientras se recostaba en su pecho.
Estaba feliz.
Ahora podía sentir los brazos de Kaiba rodeandole y sabía que al despertar no se habría terminado el paseo.
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Los labios de Seto no se saciaban mientras caian en la cama y le arrancaba el mono.
--Para.Mañana…--dijo entre jadeos el rubio.
--No me importa mañana.Tu serás mio hoy—dijo el castaño antes de morder su oreja.
--Seto tu… tu… --trató de decir el acalorado rubio.
--¿Qué?—preguntó mirandole curioso y fastidiado el CEO.
--¿Tu me…me…?—trató de preguntar el ojos mieles temeroso.
--Deja de decir idioteces y pensar tan cursi.¿Sabes que cometí un delito para traerte aquí o no te enteraste?—pregunto medio molesto con la lentitud del otro.
--Pero puedes cansarte de mi y yo quería aclarar—dijo el rubio preocupado.
--Y el sol puede explotar mañana.Por que no lo tomas así.Hoy estas aquí.No voy a decirte esas bobaliconadas que esperas.No soy un idiota pero…--dijo Seto antes de quedarselo mirando.
Joey sonrió.
¿Seto Kaiba diciendo cosas cursis?
--Te necesito—dijo el castaño antes de terminar de desnudarlo y tenderse sobre la cama sobre el dorado cuerpo de Wheeler.
Entre las sábanas blancas el mundo exterior desapareció completamente.
¿Y si el sol explotaba?
Que llamaran a otros porque ellos ya no pertenecían a este mundo.