Estaba abrazado a él sin soltarlo y Joey se sentía algo incomodo de verlo de tal manera pero estaba feliz de que así sentía la calidez del otro.
Miraba su cara tranquila mientras dormía y se rio.Jamas creyó que Kaiba pudiera estar sereno.
--¿De que te ríes idiota?¿Acaso tengo monos en la cara?—dijo el otro con voz ronca sin abrir los ojos.
--Me río de lo que se me da la gana, estúpido engreído—contestó mosqueado por el insulto del otro.
--Tu ya no tienes derechos—dijo el CEO abriendo sus ojos azul cielo.
--¿Cómo rayos dices?—pregunto furioso el ojos mieles.
-Tu ya no tienes derechos.Porque me perteneces.Eres mío.Yo mande a fabricarte—dijo el otro muy seguro de sí.
Joey se sintió engañado.Atrapado.
--Sabes muy bien que puedo salirme de aquí cuando quiera—dijo el rubio removiéndose para soltarse.
--No.No puedes porque eres mío—dijo el CEO intensificando su agarre y Wheeler cometió el error de mirarlo a los ojos.
Su intensa mirada lo fascinaba y se quedo sin argumentos justo un segundo antes de ser besado por la posesiva boca del otro.
Mientras sus manos viajaban por la espalda del rubio saco su boca de sobre la suya y se fue a su oído para decirle—Tu no puedes decidir nada porque eres mío--.
Mientras esas palabras arrancaban estremecedoras consecuencias de el rubio como arquearse y temblar mientras un bajito gemido escapaba de sus labios.
Se sentía atrapado pero no de la forma de antes.
Era como si Kaiba le lanzara un hechizo.
No podía escapar y no quería hacerlo.
--¿Me amas?—oyo la pregunta del otro.
--No voy a … --susurro con los dientes apretados Wheeler.
--¿A rendirte a mí?—preguntó con seductora voz el otro mirándolo de frente y separándose un poco.
Joey abrio mucho los ojos y la boca por la sorpresa.
¿Le leía la mente?
De pronto los labios de ambos se encontraron de nuevo y el rubio se dejo llevar para deshacer su razon mientras acariciaba la nuca del otro.
--Te amo..Te amo—susurro entre besos de forma frenética.
--Me gustas demasiado—dijo el otro mientras levantaba la pierna de Joey para colocarse entre ellas y con su otro brazo levantaba la mitad de la espalda del otro obligándolo a arquearse y así a entregarse.
Joey cerro los ojos con fuerza para no pensar.
“Me gustas demasiado”.
No te amo ni te quiero.
¿Estaba condenado a un amor unilateral?
Se había mantenido a su lado por él y ahora sentía que para el otro solo era un capricho el mantenerlo cerca.
Lo hacía sentirse de alguna manera especial.
Seto Kaiba quería demostrar que era el único que había recibido ese tratamiento del destino.
La próxima vez que despertó estaba solo en la cama.
Kaiba se había ido sin él.
Se sentía mal de sentirse usado.
¿Acaso era el juguete de Kaiba?
Bajó con ropas de cama de la habitación y bajo a desayunar.
Una sirvienta se interpuso.
--Eto… El señor Kaiba ha ordenado que le llevemos el desayuno a la cama—dijo.
--No es necesario—afirmo el rubio.
--Si lo es.Lo ha ordenado el señor Kaiba—dijo el mayordomo interrumpiendo.—Por favor vaya arriba y espere.Dentro de unos minutos lo tomará arriba como el lo ordenó—dijo el mayordomo y Joey entendio.El no tenía poder de decisión en esa casa.Era solo un elemento mas.