Nadie sabe que fue del profesor Akano.Un día de pronto desapareció.
Estaba en el jardín.El sol le molestaba los ojos por lo que hizo vicera con las manos para buscar con la vista aquello que había perdido.Estaba debajo de un asiento junto a la picina.Se agacho a agarrarlo pero un mareo movio el mundo y sin quererlo perdió pie y cayó al agua víctima de su debilidad.
Terminó su trabajo y se estiro.Desde temprano había estado trajinando con ese informe pero al fin lo había terminado.
Salio al balcón.Desde que descubrieran que sufrían de ese mal Seto decidio trabajar en casa.Después de todo era Seto Kaiba, podía darse ese lujo como el de estudiar en casa tambien.
Joey era su unico compañero y no le disgustaba.Excepto cuando debía explicarle las lecciones.
Miro en dirección a la picina y alli lo vió estaba braceando medio incoinsciente intentando mantenerse a flote.
Sin pensarlo el castaño se lanzo a por el y corrio por el prado para lanzarse sobre él en la picina.Cayo y debajo del agua lo miro recordandole aquella imagen.Los ojos en diferente manera de aquella estaban cerrados.
Con fuerza lo llevo hacia arriba y al estar flotando pronuncio varias veces su nombre sin obtener respuesta.
--Cachorro idiota despierta—le grito desesperado y el otro tampoco reacciono mientras el ojos azules desesperado lo subia a la orilla para después el hacer lo mismo.
Sin dudarlo le dio respiración boca a boca viendose de pronto atrpado por los brazos del rubio.
--¿Qué rayos Wheeler?¿Hace cuanto estas consciente?—preguntó el CEO separandose del otro.
Sin abrir los ojos el otro respondió.—Creo que jamás estuve inconsciente—dijo el ojos mieles sonriente.
--Eres cruel—dijo Kaiba.
Molesto el rubio abrio los ojos y exclamó—Mira quien habla--.
--Creo que sería bueno darte una lección por niño malo.
Le sonrió y entonces vio algo en su mano brillando.
--¿Qué es esto?—dijo acercándose a la mano y abriendola con la suya.
Un par de alianzas lo miraron desde la palma.
--Espera…yo…--se enredaba el rubio mientras hablaba.
Seto lo miro y supo lo que estaba pensando.Un beso suave deposito en los labios del otro y con una sonrisa murmuro en el oido del sonrojado ojimiel—Esta bien--.
El juez esperaba en el salón azul.Asi llamado porque tanto paredes como el suelo eran azul intenso y los muebles blancos y dorados.Era como visitar un despacho celestial.
Seto estaba elegantemente vestido de blanco con un smoking que lucía una rosa blanca en el ojal.
Joey por su parte lucía un traje crema que se asemejaba a su piel con unos mocasines marrones de cuero y los dos tomaron asiento frente al juez pues ambos acababan de cumplir 18 años y como la ley otorgaba tenian el libre albedrío de casarse con quien quisieran y ellos querían, y asi lo expresaron, permanecer juntos toda la vida.
Aunque quedara solo un resto…porque realmente…¿Quien puede saber cuanto le queda de vida?
Un accidente o un infarto son enemigos traicioneros que buscan siempre agazapados cobrar un alto precio por lo obtenido.
Una maldición solo afectara a los que de ella son objeto mientras sus lazos con la vida puedan ser rotos….
Si algo los mantiene aferrados a ella con la suficiente fuerza podrá ser sin duda rota.
Seto miro sus ojos.
Estaba sin duda ilusionado y alegre como hacía mucho no le veía.
Subían por el ascensor de la torre Eifel directo al segundo escalafón de esta porque al primero solo podía accederse por las escaleras.
--Y bien Wheeler.¿Te gusta tu regalo?—preguntó Kaiba para llenar el silencio que les envolvía y el otro solo asintió.
--Gracias Seto—dijo un minuto mas tarde y sonrió ampliamente con su boca pero sus ojos se opacaron un poco.
--¿Qué pasa ahora?Te he traido aquí para que disfrutes no para que te preocupes por cuanto he gastado—dijo refunfuñando el castaño.
--Es que…--dijo el ojos mieles.
--Es que nada—dijo exasperado el otro y lo jalo del brazo ni bien el elevadorcita abrio las puertas del ascensor.Lo llevó hasta la baranda para que viera el paisaje de Paris a la luz de la luna y se dejara de hablar de tonterías.
Su plan no pudo ser mas perfecto.
Joey se perdió en el mar de luces y el frío aire nocturno le dio la oportunidad de ser cobijado por los brazos de su CEO.