Estaba en su cama de hospital repasando la historia a relatar cuando un detective acompañado de un agente entraba en la habitación.
--Debemos hablarle señor Iragashi—dijo el detective.
El fiscal lo miro a los ojos y el otro extrajo de su bolsillo la mascarilla que el escondiera tras el espejo.
Le miro como si no entendiera.
--Debemos hablar de esto. Estaba en esa sala de interrogatorios. ¿Por qué estaba ahí y…?—
El fiscal suspiro bajo.
Todo se había arruinado.
Miro el suero a su lado y sin evidenciar nada agarró el tubito que de él bajaba.
De un salto salió de la cama arrancándolo del suero que se vertió en el suelo mientras el pedazo de plástico se enredaba en el cuello del detective y el codo del fiscal se hundía en la tráquea del azorado agente.
Diez minutos mas tarde un policía salía del hospital cuidando que vieran su rostro.
Afuera tomó el celular del bolsillo que no era suyo y discó un número familiar.
Después que le atendieran dijo al teléfono—Va a ser mejor que vengas a recogerme. Estoy en un lío y es por tu culpa--.
--¿Dónde?—preguntó la voz al otro lado del móvil. El le contestó.—Espera 15 minutos—contestaron antes de cortar.
El falso policía fue a un basurero cercano y se quitó saco, corbata y cinturón.
El arma la tiró también. Si le veían con eso tendría problemas seguro y se fue al sitio acordado.
Quince minutos mas tarde.
Un auto se detuvo junto a la entrada del metro y el antiguo fiscal entró en el.
El auto inició su marcha y él pidio un cigarrillo que le fue concedido junto con el fuego para encenderlo.
--Lamento lo de tu trabajo—dijo el conductor--.
--Realmente no importa. Era… demasiado sedentario para mi—respondió el acompañante y una sonrisa se dibujo en el rostro de ambos.
--Tengo algo que informarte. En mi trabajo descubrí quien contrató a esos dos—dijo el ex fiscal.
--Tienes toda mi atención—contestó el conductor.
Mansión Kaiba media hora mas tarde.
El mas bajo miraba a los otros dos con desconcierto mientras el rey decía—Te llevaré a la cárcel. Tengo las pruebas que te relacionan con esos dos--.
Mokuba no supo reaccionar a tiempo.
--Lo que no puedo entender es porque rayos hiciste semejante cosa. Kaiba es tu hermano. El hizo todo por ti y tu le das una puñalada en la espalda. Maldito h…--exclamó Joey fuera de sí.
El fiscal le detuvo justo a tiempo para que no se lanzara sobre el muchacho mientras Seto atraído por el ruido que producían.
--Contrataste asesinos para matarlo. Desagradecido bastardo—dijo el ojos mieles.
--No me hables así. Tu no eres quien para dar clases de moral. Tu profesión es matar por dinero. Lo que te molesta es que yo quiera matar a mi hermano ¿No es así? ¿Acaso lo comparas contigo y Serenity? Pues no tiene punto de comparación. Seto siempre fue una piedra en el zapato para mí.—dijo el enfurecido menor y entonces se dio cuenta de la presencia de Seto en la habitación y volteó a verlo.
Joseph miro los ojos de sorpresas del CEO y se compadeció por él.
--Bueno—dijo el ex fiscal relajando su presión.—Ahora hay un testigo que si podrá dejarte de cabeza—añadió mirando al castaño que estaba parado en la puerta.
--Hay una manera de solucionarlo—dfijo Mokuba.
--¿A que te refieres?—preguntó el conocido de Joey. Tenía una idea de lo que podía ser.
--Ustedes son asesinos reconocidos. Así que no me preocupa lo que sepan pero Seto es diferente. Les pagaré 10 millones por matarlo—dijo el menor de los hermanos y a Seto se le detuvo el corazón al oir tan crueles palabras salir por la boca del que compartía su sangre.—Ustedes no tienen nada que perder. Ya son hombres buscados y yo ganaré tanto que eso será poco en comparación—añadió el pelinegro hermano.
Seto miro la escena tratando de digerirla. Un escalofrío le recorrió.
--¿Cómo piensas pagarnos? Estarás vigilado después. Serás el principal sospechoso—dijo el fiscal.
--Por eso no hay problema. Tengo mis modos. Además a nadie le extrañará que Joey mate a Seto. Es sabido por todos cuanto se odian—dijo el menor y el castaño miro al rey pasmado. ¿Joey le odiaba?
--En verdad me parece una propuesta excelente—dijo el asesino pelinegro de ojos azules cobalto, mientras sacaba el arma que Wheeler le diera por si las cosas dentro se tornaban feas, del bolsillo.
El arma apuntó al anonadado ojiazul que miraba como hipnotizado el caño del revolver que se erguía en su contra. La sonrisa en los labios del otro no loe dejaba lugar a dudas de su intención.
Antes de que nadie hiciera nada Joey posó suavgemente su mano sobre el arma y el otro lo miró. Después de un momento la baqjo.
--No me dejaré guiar por ti. Ya me lograste engañar una vez con tu pose de hermano cariñoso pero no mas. Mantendré lejos de tus zarpas a Seto. El será mi seguro. Si mueves tan siquiera un dedo para matarnos a él o a mi te destruiré con su ayuda—dijo el ojos mieles con una fría mirada cargada de desprecio y se fue arrastrando consigo al castaño.
Mokuba miro como el otro asesino les miraba partir y sonrió.
--Creo que tengo altas posibilidades de deshacerme de mi hermano. ¿Verdad?—preguntó y el otro solo le miro.