--¿Qué rayos haces tu aquí?—preguntó el de ojos violetas.
--Yo estoy donde me parece. No tengo que darte explicaciones a ti. Después de todo tu también haces lo que te da la gana—dijo el mayor de los mediohermanos.
“Tiene razón” pensó Misaki.
“Parece que todos los Usami fueron cortados con la misma tijera” añadió.
--¡Respóndeme!—exigió furioso el ganador del premio Naomori mientras Hiro y Nowaki observaban la escena.
--No tengo ningún interés de decirte nada—dijo Haruhiko y sacó algo de su maletín. Era una caja de bombones y se la puso en frente de Misaki.
--Toma—le dijo para rabia del escritor el empresario.
De un manotazo tiro la bombonera al suelo.
--No te atrevas a…--dijo el de ojos lilas.
--¡Cállense los dos!—dijo el joven Misaki sorprendiendo a los demás.
Varios transeúntes que pasaban los miraron. Parecían un grupo camorrero.
Hiroki fue el mas sorprendido pues ese chico siempre le había parecido muy tranquilo.
--Los hermanos no deben pelear. ¿Cuánto hay que esperar para que lo comprendan?—preguntó el menor.
--El empezó—fue la respuesta del ganador del premio Naomori.
--Como siempre te comportas como todo un adulto—dijo el nii san.
“Debo admitir que tiene razón” se dijo el hermano de Takahiro.
Haruhiko miró a Misaki y carraspeando empezó a explicar—Tengo que ir a Europa por unos negocios. Ni modo que me fije en donde estás tu a cada paso que doy—.
--Suena razonable Usagi san—dijo el menor.
--¿Usagi?—preguntó Hiroki pero no le prestaron atención.
--¿Si es así como es que ya tenía esos bombones con él?—preguntó el increíble investigador y escritor Usami Akihiko.
--Ettooo… etooo…¿Haruhiko san?—preguntó el castaño mas bajo.
--Tsk—pronunció el mayor de los hermanos con una mueca de disgusto en el rostro. Ese idiota de Akihiko. ¿Por qué rayos era tan listo?
--¿Haruhiko?—preguntó el castaño mayor siendo ignorado de nuevo cosa que no le agrado para nada.
Iba a gritar cuando una voz dijo—Ahora sé que estuve en lo correcto al venir aquí—dijo una voz mayor.
Todos voltearon y entonces Misaki Takahiro dueño del increíble poder de las usamonas exclamo--¡USAGI CHICHI!—
Kamiyou abrió los ojos muy grandes.
Jamás había conocido al padre y hermano de Akihiko desde que se conocieran y ese chico ya parecía parte de esa familia.
--¿Usted es Usami Fuyuhiko?—preguntó.
Esta vez no fue ignorado.
Fuyuhiko asintió.
--¿Qué hace aquí Usami sama?—preguntó el chico recién egresado de la universidad.
--He decidido ir a Inglaterra también—dijo el mayor en contestación.
--¿Queeeeee?—preguntó el otro con una cara de sorpresa total. Todos juraqrian mas adelante que su bartbilla tocó el suelo y no era para menos.
Su mente se atoró en un cine privado donde veía un avión lleno de Usamis de todos los colores. Eso era demasiado para su instinto de preservación.
--He decidido ir ya que me enteré que Haruhiko también irá. Digamos que intentaré mantener a raya el comportamiento de mi heredero—dijo el cabeza de corporación.
--Me parece razonable que te ocupes del comportamiento de Akihiko. No se puede permitir que ande por ahí haciendo exhibiciones inapropiadas—dijo el mayor de los hermanos.
--Haruhiko—le llamo la atención su padre.
El otro le miro aun sonriente con mirada de “He ganado”.
--Hablaba de ti—le dijo el mayor tomándolo por sorpresa. –Pues ya sabemos que tiendes a cometer ciertas “imprudencias”—aclaró después.
Haruhiko estaba impactado al igual que su hermano.
Misaki seguía en stand by.
--Takashi. ¿Tu los conoces?—preguntó el literato.
Los Usami lo miraron como a un niño de 5 años que hubiera dicho algo realmente bobo y el se amilanó.
--Tranquilo Hiro san—dijo Kusama abrazandolo para que se sintiera confortable pero el otro de un salto se separó y le dijo--¿Qué haces tonto?—
Entonces Misaki los miro fijo y apuntándoles con el dedo dijo--¿Ustedes…?—
A Hiroki se le puso blanca la faz.
--Exacto—dijo casi riendo el peligris en respuesta a la pregunta no terminada.
--Misaki tenía el presentimiento que vendrías así que me acorde de traerte algo—dijo el papá de Usagi.
Todos lo miraron sorprendidos. Fuyuhiko no era la clase de persona paterna y familiar que lleva regalos a sus conocidos. Estaba mas que claro que el chico era especial para él.
Le entrego una cajita negra de esas aterciopeladas en que los joyeros ponen sus anillos.
A Misaki le dio mala espina y con la caja en las manos miro a Usagi chichi.
--¡Devuelvela!—exigió el escritor. –No se puede esperar nada bueno de él. Ademas lo que sea yo te compraré lo mismo—añadió.
Haruhiko miro con aprensión la cajita pero se contuvo pues su padre era de esos huesos duros de roer.
--¡Abrelo!—ordenó con paternal voz Fuyuhiko a su nuero.
Este le obedeció y con cuidado abrió la cajita.
Todos miraron con intriga en los ojos mientras lo hacía.
Dentro había un silbato de plata con una cadena para el cuello.
Parecía uno de los que usan en los partidos de futbol o en los cruces los guardias de tráfico.
--Para cuando Akihiko y tu crucen por la calle—dijo con una sonrisa zorruna el mayor y Misaki sonrió ante el recuerdo de cómo había sido aceptado por el mayor.
Solo tres personas ahí entendieron de que hablaban.