Se lo llevo con Kurogane a la saga.
Tomoyo desde lejos vio que Fye y el de ojos rojos cooperaban.
Algo ocultaban ellos.
Mientras los consejeros de el príncipe Yukito daban las órdenes pertinentes para que la princesa Sakura y su cohorte fueran apresados.
Como era de esperar Shaoran Lee no permitiría que su príncipe cumpliera un castigo cruel por él.
Nadie la tocaría.
Corrieron donde los demás no les encontrarían. Se encerraron en uno de los dojos vacíos y Kurogane dijo a su hermano—¡Tu cuídalo! Conseguiré a un médico para él--.
--Hermano—dijo mirándolo el de ojos oscuros.
--¿Huh?—preguntó el mayor con nerviosismo.
--Traelo pronto por favor—le pidió el menor y el otro asintió serio. Para que su hermano se lo pidiera de esa manera quería decir que estaba preocupado.
La mano derecha de Yukito se cerro sobre mla ropa de Touya y mirándolo le dijo débilmente—Déjame aquí los míos se encargarán de mí--.
--¿Cómo se encargaron de su seguridad?—dijo lleno de furia el moreno y luego acarició con infinita delicadeza su cabello para luego pasar sus dedos por la tersa piel de la comisura de su boca sacando el rastro que dejara la sangre al escapar de la boca del príncipe.--¿Cuándo entenderá que yo también soy suyo?—preguntó después.
Yukito desvió la mirada. No podía soportar esa mirada férrea. Atrayente.
Sintió de repente el toque suave de los labios de su amado en la frente y de sus ojos escaparon dos cristales sin engarce.
De pronto Touya sintió pasos a la carrera y se tensó. Podrían intentar liquidar al príncipe débil para imponerse cualquier clan ante un malherido monarca.
Yukito con las pocas fuerzas que tenían se prendió a la ropa del otro.
Tenía miedo que algo malo le sucediera al mas alto.
--¡Creo que es por aquí!—dijo una voz que Touya reconoció. Era una de las guardianas de su princesa.
La puerta se deslizó y Touya se preparó para lo peor.
--Dejanos ayudar—pidio su hermana desde la puerta y el a desgana asintió. Conocía a su hermana.
--Deberíamos darte una paliza por todos los problemas que has causado—dijo la guardiana.
--Deja eso para mas tarde. Pasan cosas realmente importantes aquí—dijo Tomoyo revisando al príncipe que cuidadosamente su hermano colocara en el suelo.
--¿Importantes como el hecho de que por su culpa quizás volvamos a la guerra?—preguntó con ironía la custodia de Tomoyo mirando con rencor al moreno pero al hacerlo vio en sus ojos ¿dolor?
--Esta muy mal—dijo ella.
--¿Puedes curarlo?—preguntó el el de ojos oscuros.
--¿Solo esto te importa?—preguntó la custodia y el asintió sin dejar de ver a su princesa.
--Podré—asintió ella y no preguntó nada. –Será difícil pero lo intentaré—añadió para consternación del moreno su hermana.
--¿Lo aprecias?—preguntó de pronto la castaña a un lado de la princesa.
--No es momento para eso ahora—dijo Tomoyo empezando a pensar en la posible respuesta.
--Le quiero—dijo el impasible joven con cara de que todo estaba por derrumbarse.
Fye se encontró de pronto con Kurogane.
En la conmoción todos corrían y se enfrascaban en cruentas batallas.
Fye iba a preguntarle donde diablos había dejado a su príncipe y su hermano cuando sintió el filo de una espada justo en su espalda.
--Llevanos a un lugar seguro o te mataré—dijo Lee con voz fatigada.
Los demás le miraron.
Estaba herido pero su mirada era fiera y mientras sostenía la espada con una mano tiraba de asustada princesa con la otra.
Fye asintió.
No lo movía el temor.
Sino la decisión del otro para proteger a su princesa.
Kurogane con desgana les llevo donde Tomoyo intentaba curar la herida del joven príncipe.