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Fiebre por starsdust

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En capítulos anteriores:

Esta vez, por haberme tardado tanto, pongo un RECORDATORIO COMPLETO de casi TODO lo que ha pasado, por si alguien quiere refrescar la historia xD Intenté resumir lo mejor que pude las cosas más importantes.

Inicio: En el siglo XX, Camus, que ha estado evitando a Milo, anuncia que se irá por largo tiempo a Siberia, donde tendrá que entrenar discípulos. Milo por su parte ha estado teniendo sueños extraños y sintiéndose enfermo últimamente. Época en que se desarrolla este presente: Poco después de Episodio G, varios años antes de la serie clásica.

En el siglo XVIII, Kardia y Dégel vuelven al santuario después de una misión, y Kardia activa el Katakeo al tener una visión perturbadora sobre Shion. Dégel consigue controlar su temperatura, pero lo lleva a descansar a su templo. Época en que se desarrolla este presente: Entre 3 y 4-5 años antes de la guerra santa (Dégel y Kardia: 18-19 años). Depende de la cronología de LC (no definida del todo aún oficialmente).

De cualquier manera, Camus y Milo son varios años menores que Kardia y Dégel en esta historia.

En el siglo XX: Kardia despierta en el futuro. Cuando Camus se encuentra con él, nota inmediatamente que hay algo mal y siguiendo un presentimiento, lo lleva con Shaka. Kardia insiste en que vino del pasado, y cuenta la historia de su misión más reciente con Dégel (donde la encarnación anterior de Sorrento jugó un papel importante), que involucró un artefacto relacionado con el dios del tiempo, Cronos.

Shaka cree que es posible que por causa de eso haya ocurrido un intercambio de cuerpos, y llega a la conclusión de que probablemente Milo esté en el pasado, ocupando el lugar de Kardia. Todos acuerdan no contar nada acerca del intercambio de cuerpos, ni siquiera al patriarca. Shaka decide intentar comunicarse con Asmita en el pasado y logra un contacto breve a través de una visión.

Camus le pide a Kardia que se quede en Escorpio, para no enredar más las cosas, pero Kardia no soporta esperar así que decide salir a escondidas del santuario, siguiendo la pista de una melodía extraña. De esa manera llega a Atenas, donde la melodía lo guía hasta un festival que se realiza en un anfiteatro.

En ese lugar se encuentra con Aiolia, que está cumpliendo una misión, y con el Sorrento del presente, que en esa época es solamente un niño. Sorrento le dice a Kardia que "la respuesta que busca está en la otra dimensión". Kardia vuelve al santuario y le cuenta a Shaka y Camus lo que ocurrió. Shaka llega a la conclusión de que necesitan a alguien con el poder de transportar a alguien a través del tiempo y el espacio para solucionar el problema.

Al no contar con Géminis, la otra posibilidad es Aries. Para esto recurren a Aldebarán para que actúe como mediador entre ellos y Mu, luego de explicarle lo que está ocurriendo. Aldebarán va entonces a Jamir a pedirle ayuda a Mu, quien acepta colaborar a distancia, pero sin dar garantías de que pueda funcionar.

Entretanto, Shaka intenta comunicarse con Asmita para coordinar esfuerzos, pero no es del todo exitoso. A pesar de no contar con ayuda del pasado, decide intentar el intercambio de todas maneras. A pedido de Mu, el intento de intercambio se realiza en Cabo Sunion. Mu espera que el poder de Poseidón que supuestamente reside en ese lugar compense en parte por la falta de ayuda desde el pasado.

Con la ayuda de Mu y de Shaka, el espíritu de Kardia es enviado al pasado, pero ni Dégel ni Asmita lo saben, solo perciben una energía extraña rondando el santuario. Kardia consigue comunicarse con Milo, pero no tomar de vuelta su cuerpo, y finalmente es enviado de vuelta al futuro.

Entretanto, Shura vuelve al santuario y percibe la energía extraña en Cabo Sunion. Shaka y Camus inventan una excusa para cubrir lo que estaban haciendo en realidad, y gracias a esa mentira se declara estado de emergencia en el santuario. Cuando Kardia despierta encontrándose aún en el cuerpo de Milo, tanto él como Camus comienzan a perder las esperanzas.

En un último intento por encontrar algún registro del pasado que lo ayude de alguna manera, Kardia visita a escondidas los aposentos del patriarca, pero allí descubre la verdadera identidad de este: Saga de Géminis, a quien los otros creen desaparecido, y quien está al tanto de lo que ocurre y ha estado interfiriendo en la comunicación entre los Virgos.

Importándole poco quién esté en lugar de Escorpio mientras pueda servirlo, Saga pone a prueba las habilidades de Kardia, y una vez satisfecho, borra su memoria y lo devuelve al templo de Escorpio.

De vuelta en su templo, Kardia escucha la voz de Shaka que lo guía hasta un lugar escondido en los bosques que rodean al santuario. Shaka explica que al fin pudo comunicarse con Asmita, y que del otro lado todo está preparado para el intercambio. Esta vez, el intercambio se realiza con la colaboración de los poderes de todos quienes están en el futuro y en el pasado actuando al mismo tiempo.

Kardia se encuentra con Milo en una dimensión intermedia donde se unen todos los caminos hacia todos los tiempos y dimensiones, y allí entiende que la puerta hacia el pasado está en Milo, y que él es la puerta de Milo hacia el futuro.

Una vez que atraviesa la puerta, Kardia despierta en el tiempo que le corresponde.

En el siglo XVIII: En el capítulo 2, Milo despierta en el pasado, ocupando el cuerpo de Kardia y sintiéndose muy enfermo, sin tener idea de cómo controlar la temperatura. Cuando insiste en que él no es Kardia, Dégel cree que la fiebre lo está afectando. Aunque Milo sigue insistiendo en que no es Kardia, aún así acepta fingir que lo es, ante la idea de que podría perder la armadura si otros descubren lo que está pasando.

Asmita llega al templo, extrañado por haber sentido una energía diferente en el santuario. Después de conversar con él, Milo termina convencido de que sus memorias del futuro son falsas, y que después de todo él si es Kardia. También descubre que la relación que Dégel tiene con Kardia es mucho más íntima que la que él tiene con Camus, cosa que le agrada.

Asmita y Dégel acuerdan mantener en secreto la situación de "Kardia" provisionalmente, mientras Dégel busca una solución a lo que él cree que es un problema físico derivado de su enfermedad.

Pero después de encontrarse con Shaka en una visión mientras medita, Asmita llega a la conclusión de que Milo realmente viene del futuro, y de que ocurrió un intercambio de cuerpos de alguna manera. Al descubrir que él tenía la razón desde un principio, Milo se enfurece por no haber sido escuchado.

Luego de un encuentro con Albafica y Manigoldo, que sospecha que algo extraño está pasando, Asmita consigue que Milo se calme y acepte colaborar. Más tarde Milo sale cuidadosamente del santuario, y se encuentra sin saberlo con la Atenea del pasado, Sasha, aunque nunca se entera de que es ella. También se da cuenta de que alguien lo venía siguiendo. Se trata de Defteros, el hermano oculto de Aspros de Géminis, que ha estado observando sus movimientos en secreto, a pedido de Asmita.

Cuando Milo vuelve al santuario, se encuentra con que Shaka se comunicó desde el futuro a través de Asmita, revelando sus planes de realizar un intercambio de cuerpos utilizando el poder de teletransportación Aries para intentar atravesar dimensiones, pero el virginiano no puede permanecer en el pasado el suficiente tiempo para coordinar cuándo será.

Asmita no comprende por qué Shaka sugirió utilizar a Aries en lugar de a Géminis, que cuenta con una técnica específica de transporte entre dimensiones (Another Dimension), y le propone a Defteros que los ayude, ya que considera que Shion es demasiado inexperto, y no confía en Aspros. Defteros no está seguro.

Para aclarar mejor las cosas, Asmita busca comunicarse nuevamente con Shaka, pero es detenido por la fuerza de Saga, que le impide avanzar hacia el futuro y lo envía de vuelta al pasado. Entretanto, Dégel recibe la visita del patriarca, ante el cual Milo tiene que fingir ser Kardia.

Al día siguiente, una energía extraña aparece en el santuario. Se trata del espíritu de Kardia, que fue enviado hacia el pasado por Mu y Shaka, sin que Asmita ni Dégel lo supieran con anticipación. Kardia se encuentra con Milo y consigue hacer contacto. Ataca a Milo, con su consentimiento, en un intento por retomar su cuerpo, pero Defteros, que presencia esto sin entender que se trata de Kardia, expulsa su espíritu utilizando Another Dimension.

Después de esto, Asmita le confiesa a Milo que Defteros posee el poder de Géminis, y ahora más que nunca está convencido de que necesitan su ayuda para realizar el intercambio.

Finalmente, Asmita puede volver a comunicarse con Shaka para coordinar el momento del intercambio, y con ayuda de Defteros ponen manos a la obra. Luego de terminado, Aspros aparece de improviso, pero Defteros logra esconderse a tiempo, y Asmita distrae su atención con una mentira bien elaborada.

Dégel lleva a Kardia a Escorpio, y cuando éste despierta, comprueba que en realidad es Kardia. El intercambio de cuerpos funcionó.

Y ahora sí xD Advierto que es un capítulo corto, es lo que debería haber sido la segunda parte del capítulo anterior (al que corté a la mitad para no tardar tanto).



Capítulo 25: Dégel y Kardia

El pasado.

De un momento a otro, Dégel terminó boca arriba sobre la cama, luego de ser empujado hacia atrás por Kardia, en un arrebato de entusiasmo descuidado. Kardia estaba ahora sentado sobre él, y sonreía. Desde las alturas, su melena caía desordenada y alegre. Pero en lugar de molestarse por la manera tosca en que acababa de conducirse Kardia, como hubiera hecho en otro ocasión, esta vez Dégel se tomó el tiempo de observar su rostro con cuidado.

Sus ojos volvían a tener el brillo entusiasta y peligroso que los caracterizaba. Milo parecía ser igual de apasionado, pero mucho más prudente. Adelantarse a los movimientos de Kardia era difícil, porque muchas veces ni siquiera él mismo estaba al tanto de cuáles serían. Se dejaba llevar por lo que sentía en el momento.

Pero de pronto, Dégel se dio cuenta de que Kardia no se movía. Estaba, al igual que él, simplemente observándolo, recorriendo calladamente sus facciones, con una mirada cargada de avidez y picardía.

-En serio eres tú... -dijeron los dos a la vez, cada uno de diferente manera, pisando las palabras del otro. Kardia rió a carcajadas.

-Entonces... ¿me extrañaste, Dégel? -preguntó, inclinándose sobre su compañero hasta quedar pegado a sus labios.

-No vuelvas a hacer algo así nunca más -respondió Dégel, aunque en lugar de apartar a Kardia, lo acercó más contra sí-. No puedo creer lo que hiciste. No puedes ser tan irresponsable.

La mezcla de reproche y alivio en su voz divertía a Kardia. Él se sentía también extrañamente feliz de volver a escuchar sus regaños.

-¿Tengo que tomar eso como que sí me extrañaste? -aventuró Kardia, abriéndose paso entre las ropas de Dégel con su aguja escarlata. Dégel no lo detuvo, pero deslizó una de sus manos por la nuca de Kardia.

-Tienes que tener más cuidado con lo que haces de ahora en adelante -dijo, mientras enredaba en su mano una buena parte de la melena de Kardia, obligándolo así a apartarse un poco y mirarlo a los ojos.

-Bueno, bueno, si prefieres que te mienta para hacerte sentir mejor, te diré que tendré más cuidado a partir de ahora... -contestó Kardia, arqueando una ceja.

-¡Kardia!

En un giro inesperado, esta vez fue Kardia quien fue sorprendido por Dégel, que se incorporó de repente y lo empujó hacia atrás, haciendo que terminara con la espalda contra el colchón. Sintió el peso del acuariano sobre su abdomen y sus hombros. La sensación distaba mucho de ser desagradable. A pesar del frío de la piel del otro, el calor en su interior estaba intensificándose.

-¿Estás enojado conmigo? -preguntó Kardia, adoptando un tono de falso arrepentimiento que acompañó por un cómico mohín-. ¿Por qué no me demuestras qué tan enojado estás? -continuó, dibujando con su dedo índice el contorno de los músculos que delineaban el pecho de Dégel, descendiendo lentamente hasta su pelvis-. ¿Quieres pelear?

-Estoy hablando en serio... -murmuró Dégel, estremeciéndose un poco al sentir que la mano de Kardia había llegado a su entrepierna. Mientras se recreaba en el contacto, Kardia lo miraba con intensidad, dedicándole una sonrisa perversamente cómplice. Sabía exactamente lo que estaba provocando, cuál era el camino para desbaratarlo, y lo estaba consiguiendo. Dégel se tomó unos instantes para saborear aquel bocado de placer.

Entendió que había caído en el juego del escorpión cuando se dio cuenta de que ya no podía recordar lo que estaba diciendo y fue él mismo en busca de la piel de Kardia. Degustó la tibieza de sus labios y luego el interior de su boca, hipnotizado por un deseo irrefrenable que había pasado a gobernar los movimientos de su cuerpo. El santuario, las preocupaciones y los reproches pasaron a un segundo plano. Todo lo que los rodeaba desapareció.

Kardia se dejó llevar por la familiar pero siempre singular sensación de goce que le provocaba el contacto del aura fría de Dégel con el calor de su cuerpo. Solamente Dégel podía ofrecerle aquello. Había estado lejos por tres días, pero se sentía como si hubiera pasado mucho más tiempo. Cerró los ojos para dejarse sorprender, sintió los labios de Dégel cerrarse sobre sus pezones y a su cuerpo reaccionar, estremeciéndose de deleite.

En cierto modo, Kardia sentía que su cuerpo amplificaba todas las sensaciones. El dolor entre ellas, pero también el placer. Y en su mente, uno se unía con el otro, porque experimentar algo con ardor significaba vivir con intensidad, y eso era lo que él buscaba. Aquello que lo llevaba al límite era lo que más le atraía. Por unos momentos, Kardia se encontró tan enredado en Dégel que perdió la noción de dónde estaba cada quién, hasta que volvió a sentir el beso de Dégel, ahora en la base de su columna.

Disfrutaba cuando Dégel dejaba de lado su refinamiento para entregarse a él, pero más le gustaba cuando era Dégel quien lo convertía en su presa, capturándolo entre sus brazos, adentrándose en él. Guió a Dégel hasta su interior y se maravilló de la manera en que sus cuerpos y la energía que los rodeaba vibraban en sincronía.

Las pizcas de dolor que surgían de tanto en tanto servían para agregarle un toque delicioso a la experiencia. Kardia se admiraba de la manera en que Dégel sabía controlar sus movimientos y el ritmo de su accionar para extender el momento más exquisito hasta límites insospechados.

Cuando se apartaron, podrían haber pasado horas. Kardia ya no estaba seguro. Pero notó que Dégel, que estaba acostado a su lado, llevaba un largo rato observándolo fijamente. Kardia tenía la sensación de que quería asegurarse de que no fuera a ninguna parte.

-No puedo estar planeando cómo voy a reaccionar frente a algo en el futuro, porque no sé lo que me espera -susurró Kardia, continuando con la conversación anterior-. Eso es lo interesante de la vida... cualquier cosa puede ocurrir en cualquier momento. Lo único cierto es que al final del camino...

Al final del camino estaba la muerte, pero la mirada de Dégel lo disuadió de terminar la frase que había comenzado. Además, resultaba que eso no era del todo cierto. Había algo más allá de la muerte, por más extraño que le pareciera. Otra oportunidad que les sería entregada, quién sabe por qué razón.

-Vas a estar bien -dijo Dégel, poniendo un par de dedos sobre su corazón, que latió con más fuerza.

-No puedo creer que vayas a seguir molestándome con tus sermones en el futuro. Y yo que creí que tenía suficiente por una vida entera -comentó Kardia. Se acostó boca arriba, acomodando sus manos detrás de la cabeza y resopló.

-El futuro... me preocupa -confesó Dégel.

-Pero una persona como tú podría ayudar a mejorar ese futuro desde aquí...

-Tú también podrías -dijo el acuariano, incorporándose un poco. Kardia contuvo una carcajada y meneó la cabeza. Habló dedicándole a Dégel una suave sonrisa.

-De todas maneras, volveremos a encontrarnos allí, ¿no?...

-Eso no te da libertad para darte por vencido ahora... -señaló Dégel. Al escuchar esto, Kardia abandonó su posición horizontal para enfrentar a Dégel, con aire ofendido.

-¿Darme por vencido? ¿Estás loco? ¿Te olvidas de que estás hablando con el gran Kardia de Escorpio? -preguntó, levantando el tono de voz-. No es que me de por vencido... -agregó-, pero no viviré mucho, eso es una realidad. Así que al menos haré las cosas a mi manera.

-Kardia...

-Perdón por haber abierto la caja... supongo -concedió Kardia, bajando un poco la cabeza.

-Sí te extrañé -admitió Dégel en voz baja, apoyando su frente sobre la de Kardia, que sonrió.

-Tendré más cuidado -dijo Kardia. Dégel abrió la boca, asombrado por lo que acababa de escuchar-. Durante los próximos días -añadió Kardia, antes de largar una sonora carcajada. No necesitaba mirar a Dégel para imaginar la expresión de disgusto en su rostro-. Ah, a propósito. ¿Quién fue que ayudó a Asmita?

La pregunta que Kardia acababa de hacer era una que Dégel aún no había resuelto cómo responder. De hecho, casi había olvidado el asunto, aferrándose a la esperanza de no tener que volver a tocarlo nunca.

-¿Eh...?

-Se necesitaron cuatro personas para el intercambio. Dos Virgos, Aries del futuro, y... ¿quién más? ¿Aspros? ¿Shion?

-No es el momento para hablar sobre eso. No le menciones este tema a nadie.

La curiosidad de Kardia no hizo más que aumentar ante la negativa de Dégel de dar respuestas claras.

-¿Eh? Pero, ¿cómo que no es el momento? -insistió Kardia, acercándose a Dégel para buscar su mirada escurridiza-. ¿Cuándo va a ser el momento, entonces? ¿Por qué el misterio? ¡Quiero saber!

-No hay misterio, no preguntes -declaró Dégel con firmeza. Eso no fue suficiente para hacer que Kardia retrocediera.

-¿Estás haciendo un chiste? Tus chistes son tan malos que es difícil decir...

-¡Kardia, basta!

La voz de Dégel se impuso, y Kardia se dio cuenta de que era más conveniente esperar un poco antes de volver a hablar, así que se mordió la lengua. Se estudiaron mutuamente, pero cuando Kardia estaba a punto de romper el silencio, de pronto fue Dégel quien habló.

-¿Escuchas eso?

-¿Qué pasa? -preguntó Kardia, desconcertado.

Al prestar atención, entendió a qué se refería Dégel. Alguien se acercaba al templo de Escorpio, alguien que llegaba en su búsqueda. Tenía que dirigirse a la puerta lo antes posible. Llamó a su armadura y se apresuró a recorrer el camino hasta allí, llegando justo a tiempo para recibir a su visitante.

-Patriarca... -murmuró Kardia, estupefacto. Allí estaba el mismísimo patriarca Sage, parado frente a él.

-Kardia -dijo Sage con solemnidad-. Te espero mañana para conocer tu versión del reporte de la misión en Viena. Aún me lo debes.

Kardia asintió. Le parecía extraño que el patriarca Sage se tomara la molestia de ir hasta allí para hacerle saber algo tan trivial, así que no pudo evitar sentir nerviosismo ante su presencia.

-Claro... ahí estaré.

-Y una cosa más... -agregó Sage, mientras se daba la vuelta.

-¿Sí...?

Lo que escuchó a continuación lo dejó helado.

-Me alegra que estés de vuelta.

El patriarca se retiró dejando detrás solamente sus palabras, y a un Kardia atónito que tardó en volver en sí. Una vez que regresó a donde estaba Dégel, se acurrucó en la cama junto a él, en silencio. Lo vio sonreír. Aún quedaba mucho por hablar, pero había tiempo por delante. Terminó rindiéndose al sueño envuelto en un abrazo que fue disipando la tensión. Y mientras él se adormecía, en otra época pero en el mismo lugar, Milo despertaba.

Continúa en el próximo y último capítulo xD

Notas finales:

Sí, me tardé mucho... :P Pido si por casualidad alguien por aquí estuvo esperando XD


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