Estaba tratando de recuperarse de la impresion cuando el le rodeo con fuerza el talle y lo miro con penetrante fuerza a los ojos.
--¿Que haces tu aquí?--trato de preguntar sin que el otro denotara su nerviosismo.
--Pues he venido por ti, claro--dijo el pelinegro con sus labios muy cercanos a los del otro que al sentir su aliento sobre su piel se estremeció.
--No puedes--dijo con total pánico el principe advirtiendo que de nuevo se acercaban problemas.
--Una vez dije que eras mio y no mentía--asevero el moreno con su mirada aun clavada en la de Yukito.
--Creí que lo habias entendido cuando te fui...--dijo el peligris pero el otro no le dejo t erminar.
--Me fui para que te recuperaras y lograras hacer lo que deseabas con esta paz pero en verdad jamas estuve lejos.He permanecido cerca... cuidando lo que es mio desde que desapareci de tu vida--dijo el pelinegro con sus labios muy cercanos a los de el alteza.
--Todo este tiempo tu...--dijo este pero sus labios fueron sellados de pronto por los labios ansiosos de aquel que dos años trastocara toda su vida.
Sus labios eran afrodisiacos.
Sabian a miel y a fruta fresca y no queria alejarse de ellos.
Posesivo como era engullo esos labios como si fueran la ultima fruta prohibida del mundo.
Yukito se sentia desvanecer de solo sentir el tibio roce de la piel del otro.Sobretodo despues de oir de sus labios que todo este tiempo habia permanecido cerca de el.
Todo ese tiempo que el lo habia añorado y tratado de ocultarlo Touya habia estado cerca.
Cuan grande era felicidad.
Cuan infinito el amor que sentia por aquel extraño que un dia con una simple mirada le habia arrebatado el corazon.
Los brazos de Touya deslizaron el kimono que vestia el principe mientras silenciossamente deslizaban sus cuerpos al suelo.
Los labios del pelinegro abandonaron los de Yukito a desgana para disfrutar de su terso cuello y despojar con ansiedad al de nivea piel de su ropa con manos fuertes pero de manera delicada.
Su cuerpo se estremecio con cada toque que le propinaba al peligris y este cerró los ojos ante la sensacion de esas manos y esos labios sobre su tibia piel que ansiaba mas.
Sus rostros volvieron a estar frente a frente.
--¿Vio como siempre será mio?--pregunto Touya.
Yukito asintio y respondio--Aunque no debiera... siempre te amare--.
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No tuvo tiempo a reaccionar.
Cuando quiso acordar su cuerpo estaba entre el del de ojos carmesi y la pared y sus labios tan pronto su movimiento se detuvo fueron absorbidos por los del otro.
--¿Que rayos crees que haces imbecil?--dijo un momento despues de recuperar el aliento el rubio de ojos azules que custodiaba al príncipe de los lobos.
--A esto llamo saludar... Ya extrañaba ese comportamiento tan agradable--dijo Kurogane observando el ceñudo rostro.
--Dejame en paz--dijo Fye tratando de apartarlo del camino.
Pero el otro no se aparto.
--¿Que rayos...?--pregunto furioso el lobo pero fue cortado por el renegado.
--...Ya dijiste eso--dijo el imperterrito Yami.
--¿Acaso tu hermano esta...?--pregunto con una horrenda sospecha el rubio lastimandole la boca del estomago.
--Parece que tu vigilancia no es la mejor--dijo el otro provocandole.
--¡Alejense! Ya trajiste muchos problemas y tu hermano...--dijo el ojos azules.
--Mi hermano lo ama--dijo serio el otro.
--Eso no me imp...--dijo el Inu para quedarse paralizado al ver los ojos del otro.
--No permitire que esta vez nada salga mal.Tu y tu principe ya lograron su objetivo.. desde ahora solo dejen que lo que tiene que pasar pase--exclamo el pelinegro.
--¿Que tiene que pasar?--preguntó Fye.