Llegaron al apartamento de Seth e inmediatamente uno de sus secuaces se llevo al niño.Joey trató de evitarlo pero el castaño lo detuvo de tal manera que el rubio solo pudo ver como Moki era llevado lejos de él.
Ya solos el rubio le miro desafiante.
--No creas que porque no esta yo… --advirtió Kaiba.
--Yo no creo nada.Me limito a esperar lo que su majestad ordene—dijo el ojos mieles con ironía.
--Te advierto.No me enfurezcas o…--amenazo el ojos azules.
--¿O qué?¿Me sacarás lo que mas quiero?—preguntó aún en actitud desafiante el rubio intentando ser hiriente si se podía herir un corazón de piedra.
Las manos de Seth aferraron sus solapas con fuerza inaudita.—Escucha gusano, si vuelves a mencionar eso haré que…--exclamó furibundo el castaño.
--Así que si estas dispuesto a herir un niño por un capricho tuyo sin sentido—dijo el ojimiel como juzgándolo.
--¡No es un capricho!—se defendió Kaiba.
--¿Ah, no?¿Y que rayos es?—preguntó Joey y luego, sin pensar en lo que su pregunta siguiente podía ocasionar--¿Acaso me amas?—
Seth lo miro furibundo y se acercó a él de un paso largo y alargo su mano hacia este asustándole.El ver como rehuía su contacto le hizo relajar el rostro y acercarse infinitamente mas lento y para sorpresa del otro depositar en sus labios un tímido beso al principio para volverse mas apasionado luego.
El cuerpo de Joey comenzo a sentirse extraño con el pasar de los segundos mientras el beso se alargaba y los brazos del otro le rodeaban por completo.
.No quería.Pero eso evocaba otros besos.Besos dados por otro hombre muy parecido al que ahora intentaba seducirlo.Inevitablemente su cuerpo reaccionaba al contacto.
Era un beso gentil y apasionado a la vez.Empujó al otro para separarse unos centímetros y colocó su frente en el pecho del otro para evitar que el castaño observara la enrojecida piel de sus mejillas.
--¿Por qué?¿Por qué rayos haces esto?—preguntó sofocado y confundido el ojimiel.
El otro tomó su cara con su mano y lo obligó a mirarlo para sin decir nada volver a besarlo.Luego de un beso un poco mas corto dijo con voz seria y suave—Si no me hubieras besado en aquella habitación jamás te hubiera visto.Jamás creí que me gustaran los hombres y descubrirlo así fue shockeante.Pero en el momento en que me llamaste Seto supe que el se había llevado algo que estaba destinado a ser mio--.
--¿Estas diciendo… diciendo que…?—preguntó Wheeler.
--Que me enamoré de ti en esa habitación—reveló Kaiba.
Joey no entendía nada y Seth aprovecho aquello para conducirlo a la recámara en donde comenzó a desvestirlo.El rubio se dio cuenta de lo que sucedía cuando su camisa resbaló de sus hombros mientras los labios del castaño recorrían su cuello y hombro.
--¡Espera!—gritó Joey pero al voltear se volvió mas vulnerable a la seducción del ojos azules que deslizó sus manos por su torso mientras sus labios se apropiaban de los labios del ojos de miel y le obligaba a posar su cuerpo en la cama.
Las manos de Kaiba bajaron los cierres de ambos pantalones y su mano se introdujo en la ropa interior de Wheeler quien sorprendido por tal acto intento detenerle pero su mano fue atrapada por la de Seth que la obligo a posarse en su parte mas sensible de éste y con una mano obligó a su prisionera a acariciar la fuente de su hombría.
Una descarga eléctrica le deparo al rubio tal acción y el aceleramiento de su confundido corazón.
Eran tan iguales que si cerraba los ojos…
Una lagrima nació en los ojos melados que permanecían cerrados.
Todo su ser se revelaba ante tal acto de traición que su cuerpo extasiado anhelaba.
El índice de Kaiba atrapó la cristalina perla y la miro orgulloso pensando que era un premio del placer y no una dádiva del dolor.
--¡Eres mio!—susurró orgulloso en el oído de su compañero de lecho.
Un empujón le derrivó del mueble y algo aturdido observo al otro alejarse corriendo.
Se levantó, lo siguió corriendo y lo alcanzó en la puerta.--¿Qué haces?—le preguntó pero internamente sabía por que pasaba eso.—Aún lo quieres a tu lado.¿No es así?No vas a dejarlo atrás aunque este muerto ¿no?—sentenció antes de golpearle la mejilla.
Joseph cayó golpeandose con la mesa ratona del recibidor y desde el suelo le miro con una fina linea de sangre en su mejilla.
--¡Lo lamentarás!¡Te haré lamentarlo el resto de tus días!—gritó Seth mientras se le acercaba lleno de furia.