De lejos le vieron y mientras se acercaban observaron como el se acercaba a Wheeler que salia del sector administrativo. Se paro a hablar con un empleado de espaldas al castaño y ellos lograron ver cuando el empleado ponía cara de miedo y hacer señas a su jefe y hacer señas sobre el hombro de este para lograr que volteara.
Vieron a Joseph sonreir mientras Seto ponía cara de pocos amigos y señalaba su reloj pulsera.
Llegaron cuando el ojimiel le preguntaba al castaño--¿Pasa algo malo con tu reloj?—
El otro le dio un golpe en la cabeza.
--¡Oye, Kaiba!¡Ya madura!¡Deja de pegarle a Joey!¿Si?—dijo Tristán.Aunque habían pasado los años parecía que la relación entre esos dos no había cambiado.
--¿Por qué rayos me golpeaste Seto?—preguntó el rubio.
--¿Lo olvidaste no?—preguntó el castaño con un extraño puchero que lograba ser siniestro.
Los oyentes que conocían de antes a ambos se dijeron “¡Oh, oh!” al ver la escena.Parecían familiares entre ambos.
--¿Olvide que?—preguntó Joseph confundido.
--¡Mi cumpleaños, idiota!—exclamo furioso el CEO.
Joey puso sus ojos como platos y se tapo la boca.—Es que yo…Estos días yo… y no sabía… que día era…--dijo el ojimiel tratando de disculparse.
--Y supongo que no trajiste tu celular contigo—dijo Seto un poco mas calmado.
--¿Mi celular?¿Por que?—pregunto intrigado Wheeler.
--¡Porque te conozco, idiota!Puse un recordatorio en él para evitar que lo olvidaras—explicó Kaiba.
--¡Ah!Es que… eto… Se quedo sin batería—dijo avergonzado Joey.
Para las parejas y fundamentalmente para sus compañeros la escena era totalmente extraña. Kaiba tenía acceso al telefono de Joey para que este sin saberlo el dueño pusiera recordatorios en él. Y además parecía ser que Kaiba ansiaba que el otro no solo recordara la fecha sino que estuviera con él ese día.
--¡Lógico!—dijo frustrado el castaño.
--¿Me perdonas?—preguntó Joseph. Seto lo miro con cara rencorosa y el rubio se puso a buscar una cosa en una góndola cercana. De pronto puso un peluche de panda frente al rostro del castaño.
--¡QUE… ES… ESTO!—dijo Seto con rabia apenas contenida.
--¿Tu regalo?—preguntó Joseph tratando de calmarlo.
--¡SACA ESTO DE MI VISTA!--gritó Kaiba.
--Pero si es lindo—exclamó Wheeler.
--NO ME IMPORTA PERRO.YO NO QUIERO UN JUGUETE—dijo Seto con un tono muy parecido al de un niño caprichoso.
--¿Por qué?—preguntó Joseph.
Kaiba no respondio.Simplemente volteó y se fue.
--¡Lo siento chicos!Me tengo que ir—dijo Wheeler con una sonrisa en los labios y luego se fue tras Kaiba.
--¡Señor Wheeler!—apareció un empleado tratando de obtener la atención del rubio sin exito. Puso cara de abatido.
Otro empleado se detuvo y le dijo—No te esfuerces Gino. El señor Wheeler solo le presta atención a su marido--.
--¿Marido?—exclamó Tea sorprendida.
--Por supuesto. ¿Acaso no saben que el señor Kaiba es el marido del señor Wheeler? ¿En que mundo viven?—pregunto uno.
--Si. Llevan casados como 20 años—dijo el otro.
--Dime que no tendrás esta cara todo el día—exigió el rubio.
--Tendrás que aguantarte hasta el lunes. Entonces me hare la cirugía estética—dijo irónico y furibundo el castaño.
Joey se cruzo en su camino y miro su cara con atención, luego le estiro los ojos con la yema de los dedos.
--Puede ser buena idea para sacarte esas patas de gallo. También deberías hacerte una tinta—dijo.
Seto lo miro con cara de asesino serial.
Bruscamente jalo el brazo de su marido y lo llevo al estudio.Estaban en su casa.
--Seto no deberías ponerte tenso.El stress es malo… --dijo el rubio. El castaño lo llevo al escritorio y sacando una cajita la colocó en la mano del otro.
--¿Y esto?—preguntó Joseph.
--¡Es tu regalo!—dijo el ojiazul.
--¡Pero si es tu cumpleaños!—dijo el ojimiel aturdido.
--Eso no interesa.Te compre algo ¿Vas a abrirlo o esperarás que se enmohesca ahí dentro?—preguntó Kaiba.