--¿Creiste que tu solamente podrías alejarte?Se acabó tu inmadurez. Me cansé de esperar que entrases en razón no puedes seguir perdiendo tu vida así. A tu edad y solo has conseguido un titulo de bachiller nada digno y Todavía te das el lujo de darme la espalda.—dijo Johan Wheeler a su hijo que frente a él lo miraba con un odio nada contenido.
--¿Por qué no?Tu me la diste a mi primero.¿Verdad?—contestó Joseph.
--Yo no te abandoné—dijo el mayor de la habitación.—Tu madre te llevo consigo solo para después dejarte con su siguiente esposo y llevar con ella a su hija.Prefirió dejarte con ese borracho de tu padrastro así que no trates de echarme la culpa a mí—aclaró luego.
--El es mi padre mucho mas que tu. El solo… no pudo superarlo—dijo el de ojos mieles mientras los frios ojos de su padre lo escrutaban.
--¿Así es como los perdedores se defienden entre sí?—preguntó su padre.
--¡No soy ningun perdedor!—grito furioso Wheeler.
--¿En serio? Ya supe de todas las locuras que hiciste. De no haberte dado tus amigos ese premio tu hermana no hubiera recibido esa operación—dijo el de ojos azules.
--Y de ser por ti hubiera muerto ciega.¿No es asi?—preguntó su hijo.
--No era nada mío.No tenía nada que ver en eso—se justificó el otro.
--¡Claro!Para ti lo de los demas no importa ¿cierto?Siempre fue así contigo.Si no tienes nada que ganar con ello no intervienes—le reprendió su hijo.
--Tu rebeldía no servirá conmigo. Se de buena fuente que todas tus aventuritas casi te costaron la vida en mas de una ocasión—dijo Johan.
--¿Y eso q1ue te importa?—preguntó el menor.
--Me importa por que eres mi hijo y ya es hora de que dejes de portarte como un estúpido—le reprendió el padre.
--Si. Me porte como un estúpido. Porque soy capaz de tener verdaderos amigos. No como tu—le retrucó su progenie.—Porque sea cual sea tu éxito en los negocios y la cantidad de dinero que tengas nadie te llorará el dia que faltes. Nisiquiera tu propio hijo—dijo antes de que su padre se le acercara y le diera tal golpe en la cara que le derribara y que de su labio partido calleran unas gotas de sangre.
--Ya me cansé de tus estupideces. Es hora de que ocupes tu lugar como mi sucesor—dijo el padre.
--¿Y como me obligarás?—preguntó Joey.
Una triunfal sonrisa recorrió el rostro de su padre y luego dijo con una mirada zorruna en sus ojos—Créeme que sé como hacerlo--.
Dos hombres de seguridad que usaban traje oscuro entraron a la oficina ni bien el padre de Joseph toco un botón bajo su escritorio. Tomaron por los brazos al rubio entre ambos.
--¿Qué hacen?¡Déjenme—dijo el muchacho preocupado y furioso.
--No te preocupes.No van a hacerte daño. Como dije es hora de que todo cambie. No puedo permitir que te sigas comportando estúpidamente—dijo el padre de Joey y luego sus hombres se lo llevaron.