-¿Y como es que se hace?—preguntó el castaño.
El rubio le explico algo incomodo—Introduce primero un dedo hasta que haya espacio, luego un segundo, y después un tercero, luego lo sacas y…--
--…y entro—termino el ojos azules sonriente.
Cuando todo concluyo el rubio miro hacia la puerta mientras se reponían y se vestian.
--¿Qué haces?—le preguntó previendo un engaño del otro.
--Encender la luz. Es algo incómodo que no veamos del todo como nos vestímos—dijo el castaño en contestación.
--¡Insinúas que la luz eléctrica ya había vuelto y tu me engañaste todo el rato?—preguntó el rubio empezando a enojarse.
--Veras perro, este era el momento perfecto y no iba a desaprovecharlo—dijo el de ojos azules con una sonrisa socarrona.
--No serías tu si lo hicieras—exclamó Wheeler con cara de pocos amigos.
--Exacto. Solo hay algo que me sorprendió—dijo el CEO.
--¿Y que si se puede saber?—preguntó el otro con algo de interés.
--El que usaras la palabra insinuar—dijo el ojos azules burlándose del rubio y con ello haciéndolo explotar.
De afuera llegaron unos golpes que interrumpieron al CEO en lo que iba a decir.
Wheeler abrió la puerta y le dijo al CEO después de voltearse—No se Herr Kaiba lo que desea ni porque se comporta como lo hace. Para el caso no me importa. Solo le dire que su actitud alcanza para perjudicar gravemente las relaciones que con nuestro país usted quiera establecer—luego se volteó hacia el grupo que del pasillo le miraba y dijo—Mein Herrs por favor vayamos a la sala de conferencias. No dejemos que un mal trago nos haga desaprovechar esta noche tan propicia para realizar buenos negocios--.
La noche sería propicia para los negocios porque no permitía otra actividad que la de estar adentro. La tormenta no hizo nada mas que aumentar tanto en fragor del viento como en la lluvia y nlos reunidos dispusieron pernoctar en el hostal a causa del tiempo.
En otro lugar el mano derecha de Johan Wheeler daba a este4 el estado de la agenda de su hijo cosa que le satisfizo hasta que se enteró de quien formaba parte de la delegación nipona.
--Esto es un desastre y solo es tu culpa Sebastian. No debiste dejar que Joseph se juntara con uno de ellos, aun no es sabido bien el efecto que su presencia pueda causar a mi hijo—dijo el furibundo banquero.
--Herr Wheeler, sabe muy bien que era necesaria esta negociación y que su hijo por tener los conocimientos que posee tanto del idioma como de nuestro Banco es la mejor opción en este momento, estando u7sted tan debilitado—dijo el asistente del cabeza de familia.
--Aun así no me siento tranquilo con ese hombre rondándole. Has el favor de ir de inmediato y vigilar cualquier posible consecuencia de ese encuentro—dijo Johan con tono de mandatario.
--Temo que deberé hacerlo mañana—explicó su empleado.—Las condiciones meteorológicas no permiten los traslados durante esta noche—añadio.