--Aun así no me siento tranquilo con ese hombre rondándole. Has el favor de ir de inmediato y vigilar cualquier posible consecuencia de ese encuentro—dijo Johan con tono de mandatario.
--Temo que deberé hacerlo mañana—explicó su empleado.—Las condiciones meteorológicas no permiten los traslados durante esta noche—añadio.
Seto estaba intranquilo con lo que había sucedido por la tarde y la noche tormentosa no lo dejaba descansar, por lo tanto se dirigio a la habitación del rubio en el hostal.
Supo que todo no era del todo normal al encontrar apostados junto a su puerta a los miembros de su equipo de seguridad. Miro a los ojos de uno de ellos mientras pasaba, vestido con su pijama y bata blancos frente a él. El hombre no dijo nada sino hasta que el castaño se paro frente a la puerta de Wheeler.
--Lo siento pero el sueño de Herr Wheeler no puede ser molestado—dijo concisamente.
--¿Y si dejamos que él lo decida?—preguntó el castaño algo cabreado.
--Me temo que esas son las órdenes. Si desea hablar con él deberá esperar al desayuno—dijo el guardia con una voz monocorde y carente de vida pero que traslucía cierta advertencia implícita.
--Parece mas un prisionero que su jefe—dijo casi siseante el CEO mientras esa peregrina idea hacia eco en su mente.
Se fue de allí sin perder de vista al par de guardias. Era cierto. Mas que custodiarlo parecían retenerlo y evitar que hablara con él u otros de allí.
Su inquieta mente lo instigo a viajar por ciertos derroteros y así termino viendo la biografía de Johan Wheeler y las últimas noticias que sobre ambos banqueros viajaban por la web.
Serenity de pronto se apostó sobre sus hombros rodeándole desde atrás con sus finos brazos, usaba un camisón de seda, miro por sobre el hombro de su prometido la pantalla del ordenador.
--Siento haberte despertado—dijo él aún meditando por lo último que averiguara de los Wheeler.
--No te preocupes, no fuiste tú sino la tormenta—dijo la pelirroja mientras leía la información en pantalla.
--No tenía idea de que tu hermano fuera hijo de Johan Wheeler—dijo el empresario.
--Ni yo. Solo supe que su papá había dejado a Joey con mamá y que jamás lo había vuelto a ver—dijo ella.
--Pues parece que ahora son una familia bastante unida—dijo el ojos azules mirando las fotos de padre e hijo en ciertos eventos.
--Francamente no sé que pensar. Joey nunca fue un chico que se interesara en bancos, dinero o empresas—dijo su hermana.
--A mi tampoco me lo pareció—dijo el castaño recordando los tiempos del secundario y los duelos.
--Además lo observe durante la reunion y no se parece en nada al Joel que siempre conocí. Parece otra persona—dijo ella mientras apoyaba la cabeza en su hombro con algo de sueño.
--En eso he estado pensando—dijo Kaiba mientras rememoraba nuevamente como había actuado cuando lo encerró y la forma en que reaccionó a sus palabras. Esa escena se repetía en su mente con insistencia. Algo no estaba del todo bien con Joseph. Era como otra persona, dijera Serenity, o mas precisamente como si hubiera olvidado ciertas cosas. La actitud de sus guardaespaldas solo acentuaba la sensación de que algo mas le ocurrí a Wheeler que la simple madurez.
Joseph en ese momento estaba en su habitación sirviendose agua para tomar su remedio. Cada 8 horas sin falta debía tomarlo según prescripción de su siquiatra para prevenir ataques de ansiedad o stress.
A la mañana siguiente los empresarios, banqueros y miembros del gobierno se sentaron a desayunar y luego continuaron sus conversaciones proclives a formar futuras alianzas. Mas tarde en un brake se le ofreció al joven banquero alemán un whisky que el rehusó tomar.
--Vamos hombre. ¿Me va a decir que aún es menor de edad?—preguntó un algo alegre empresario alemán.
--La bebida y los negocios no deben mezclarse—dijo el rubio.
--Yo siempre he tomado y aún soy un empresario exitoso—refutó Kaiba.
--Quizás si no tomara sería aun mas exitoso de lo que hoy es—dijo el ojos mieles retandolo con la mirada.