--¿Cuánto que?—preguntó Joey.
Seto lo empujo hacia una pared junto a la ventana y le preguntó mientras su mano le arrebataba el cigarrillo de los labios y luego se posaba en su mejilla mientras la otra aferraba su cintura y sus ojos no se despegaban de los suyos--¿Cuánto me costará jugar contigo? Porque no hay nada mas que desee que estar junto a ti esta noche--.
--¿Cuánto que?—preguntó Joey.
Seto lo empujo hacia una pared junto a la ventana y le preguntó mientras su mano le arrebataba el cigarrillo de los labios y luego se posaba en su mejilla mientras la otra aferraba su cintura y sus ojos no se despegaban de los suyos--¿Cuánto me costará jugar contigo? Porque no hay nada mas que desee que estar junto a ti esta noche--.
--¿Acaso estas loco?—dijo el rubio forcejeando hasta que el otro colocó sus labios sobre los de él.
Entonces alguien mas apareció por la puerta ventana y ambos se separaron antes que la prometida de Seto pudiera ver lo que ambos hacían.
El semblante del rubio no era muy bueno por lo que ella preguntó a su hermano si se encontraba bien y él intentó contestar pero fue interrumpido por el castaño.
--No. De hecho planeaba acompañarlo a un paseo para ver si el aire fresco le sienta mejor. ¿Me disculparías con Herr Weissenmann? Hablaré con el mas tarde—dijo el ojos azules.
--Por supuesto cariño—respondio la pelirroja comprensiva y se retiró.
Seto agarró fuerte del brazo al ojos mieles que comenzó a forcejear para escapar de su agarre y se lo llevó a la zona arbolada del jardín.
--No se que piensas que haces pero tu actitud desquiciada no logrará darme miedo por mucho que te esfuerces—exclamó Joey Wheeler en un tono no muy tranquilo.
Seto azotó su espalda contra un tronco cercano y le miro con sus zafíricos ojos para preguntarle después--¿Estas seguro de que mi desquiciada actitud no logra asustarte?—
Joseph perdió el aliento al mirar con fijeza esos ojos azules y su boca abierta fue de nuevo poseída por los fervorosos labios del castaño que sin compasión atacó los laxos y jugosos labios del rubio.
Las manos del ojos azules se colaron entre las ropas y la espalda del otro y empezaron a explorar el cuerpo de Joey acariciando suavemente cierta zona mientras a la vez empezaba a desvestirlo.
Molesto el ojos mieles se revolvió y separando sus labios de los de Kaiba preguntó--¿Piensas hacerlo aquí?¿Estas loco?—
A lo que el otro respondio con su voz rasposa ronca por su estado de exitación--¿Qué como es que adivinas? Recuerda que tengo una mente desquiciada--. Luego arremetió contra sus labios nuevamente mientras sus manos de forma conspicua fueron deshaciéndose de las ropas de él.
Perdieron el control y cuando se dieron cuenta estaban haciéndolo en el pleno jardín. Seto no esperaba eso. En verdad solo estaba jugando con el miedo del cachorro pero todo se le salió de control. Siempre le pasaba con él. Una fuerza lo atraía de maneras que ni el mismo podía controlar y era un hombre que en el pasado había sabido superar pruebas muy duras. Pero este perro era mas de lo que el había creído en un principio.
Era una fuerza poderosa y animal que lograba que perdiera todo dejo de razón.
Para el rubio tampoco todo eso era tan facil porque algo dentro suyo lo obligaba a disfrutarlo. Seto Kaiba era como la fruta prohibida que era mas deliciosa justamente por estar prohibida. Y había algo mas. Algo cercano a un deja vu sin dejar de serlo.
Terminaron ambos a la vez y exhaustos se miraron. Estaban abrazados y empapados en sudor, rodeados del frescor nocturno.
--Hay muchas cosas por las que te vez diferente pero en esto no has cambiado en lo absoluto—dijo el castaño con una voz muy satisfecha.Eso enfureció al rubio sin tener una razón concreta del porqué.