Tan ensimismado estaba que no oyó llegar a la fraulein Katsuya llegar a su lado hasta que le preguntó--¿Se encuentra bien Sebastian?—
Dentro del desayunador dos cabezas voltearon rapidamente hacia la puerta.
Habian pasado tan solo unos minutos desde que los que desayunaban habían escuchado las palabras de Serenity pero para uno de ellos parecían horas y es que Wheeler estaba preocupado de que tanto había oido el mayordomo y que tanto intuía de la cruel realidad.
Pidio disculpas a los invitados de su padre y se retiro tras el sirviente a la cocina.
Sebastian dijo a la cocinera y su ayudante una vez vio que el joven amo entraba al recinto—Señoras, lo mas apropiado es que se retiren ahora pues el amo Joseph debe hablar conmigo--.
--Pero… --se atrevio a protestar la cocinera lo cual provoco una airada mirada de su inmediato superior.
Se retiraron.
--Si le preocupa amo Wheeler que diga lo que oí hace rato, dejeme tranquilizarle al decir que no dire a su padre lo que he escuchado—dijo su empleado en tono demasiado alegre para las palabras que trasmitia.
El rubio sospecho de inmediato de una intencion oculta y con voz cautelosa y algo amenazante preguntó al servidor de la casa--¿Y por que no harías eso Pienso que eso sería contra las intenciones de mi padre que me puso bajo tu “tutela”—dijo cambiando la palabra vigilancia por otra mas apropiada.
--Porque no es apropiado preocupar a un hombre tan enfermo. Y a saber, mi tutela tambien implica que debo resolver ciertos problemas sin molestarle a el—respondio Sebastian.
--¿A que te refieres con eso?—preguntó el joven amo de la casa acercándosele peligrosamente. Temia que esas palabras fueran una amenaza velada hacia cierta persona de ojos azules que aunque nunca lo admitiría le importaba.
--A que me pagan por evitarle ciertos inconvenientes al señor y a su familia—dijo el pelinegro mirando retadoramente a la cara de Joey.
Este se acercó y le tomo de las solapas e iba a gritarle algo solo que nunca llego a hacerlo.
Los labios del pelinegro se apoderaron de los suyos.
Wheeler impactado reacciono un momento después y lo empujó para luego golpearlo.Y entonces entro su padre a la habitación.
--¿Qué sucede aquí?—pregunto el viejo banquero.
--Nada señor—dijo Sebastian.—Es que su hijo se ha molestado conmigo porque le persigo constantemente para que tome sus medicamentos—dijo el empleado con una sonrisa siniestra en los labios y mirando directamente a los ojos del joven amo.
Sabía que Joseph no podía decir la verdad o de lo contrario el otro retrucaría con lo que había oído que el y Kaiba hablaban en la otra habitación.
--¿Eso es así?—preguntó su padre y el no tuvo mas remedio que asentir.
--Si, padre—respondio con cierto tono siseante que para Sebastian fue evidente.
--¿Ves? Eso sucede porque no tomas como debes tus medicinas—le dijo su padre.
--Joven Wheeler, sus medicinas—dijo el pelinegro alargandole alegremente unaas pastillas y un vaso de agua.Joey se las tomo sin rechistar aunque sabía muy bien que ni eran sus medicinas ni era el horario en que debia tomarlas.
Se retiro disgustado con el mundo, con su padre, con Sebastian pero sobretodo con cierto CEO de ojos azules por ponerle en tan precaria situación.
Entonces empezo a sentir los mareos y el piso se le movió todo.
Un brazo impidio que cayera al suelo y en su oído fueron dichas estas palabras desde atrás—Joven, veo que no se siente bien, será mejor que se recueste--.
Dicho esto Sebastian lo introdujo en la habitación mas cercana.
Dentro el rubio se solto de su agarre y sin poder mirarlo a causa de las nauseas le preguntó--¿Qué me has dado?—
--Es solo algo para que descanse mejor—dijo sonriente Sebastian aflojandose la corbata.