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Caprichos de Anubis por sora-sempai

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Notas del capitulo:

Hola, como estan?

la verdad no iba actualizar hasta que resiviera un rw pero pues aqui estoy esperando que esta vez si disfruten de lo que escribo: por que viendolo bien el capitulo pasado estuvo medio malo :( y el lemon un asco

 

pero que puedo decir no soy bueno escribiendo ese tipo de cosas xD

ahora bien este es capitulo final; algo tragico y quizzas melo dramatico

pero da pie a lo que es la serie a la cual pertenece este Fan fic

 

bueno sin mas que decir.... oh si espero disculpen cual quiere error de redacción... si es así diegamenlo y lo corrijo :)

ahora si no los tedio mas a leer

¿Burdo?

¿Estúpido?

¿Rudo?

¿Idiota?

Todos eran excelentes calificativos, pero definitivamente el último era el adjetivo que mejor lo describía, y es que; él  en esos momentos estaba echado en el heno sin poder si quiera mover bien las piernas. Todo por dejarse llevar ¿EN QUE MOMENTO SE LE OCURRIO AUTOPENETRARSE SIN PREPARACIÓN?.....

Idiota, idiota y más idiota.

--Thabit ¿estás bien?—a su lado estaba un rubio mirándolo con preocupación.

--Si… estoy bien, solo algo cansado…--la mueca de dolor en el rostro no era fácil de disimular.  Por otro lado estaba feliz, su chico se estaba preocupando por él.

--¿seguro?...bueno si dices que estas bien, levántate que hoy tenemos mucho que hacer—

--eh—Akil era idiota, o muy cruel; ¿Cómo es posible que viéndole en el piso tirado y aun así le obliga a trabajar? Ok él mismo fue el que dijo que estaba bien, pero aun así…--si, si ya voy solo dame un par de minutos, adelántate sin mi—finalizo, matando toda esperanza de que en efecto Akil estaba preocupado por él.

--Como quieras…igual al que reprenderán es a ti—y sin agregar más se retiro del lugar.

--si, si ya te alcanzo—es que acaso ese chico tenia corazón de piedra o qué, después de lo de la noche anterior, Thabit esperaba que  fuera, no sé, algo mas gentil, cariñoso, quizás amable… o por lo menos mas afable…. ¡pero nada!—genial, ahora estoy frustrado…--

 

Por su parte Akil, noto el mal estado en el que estaba su ¿amigo?, pero no quiso comentar nada, simplemente no sabía que decir o hacer en una situación del estilo.

--ojala te mejores rápido…--necesitaba que Thabit se recuperara rápidamente, ese día saldrían de esa casa.

Cuando llego al recibidor de la lujosa casa, encontró a la señora Tita con una sonrisa en el rostro… algo realmente extraño en la común mueca de disgusto que normalmente adornaba el rostro de la mujer.

--¡Muchacho! A usted es precisamente al que quería ver—Akil se señalo así mismo, haciéndose el indiferente.

--Si, si… no se haga el desentendido… y mejor venga—y de un jalón en el brazo, literalmente arrastro al chico hasta una de las habitaciones.

--¡Querido!—canturreó—mira lo que te traje—

--Oh mi amor… pero que agradable sorpresa—esa era la voz del esposo de la señora Tita, el dueño de la casa y senador en  Roma, el respetado señor Genaro.

El hombre al parecer había llegado el día anterior avanzada la noche.

--si Cariño, es exactamente como te gustan—la mujer sonrió, seguramente después de esto, su esposo la recompensaría con alguna lujosa joya que lucir ante sus amigas.

--Bien… bien pero ahora está muy temprano para abrir el regalo… por ahora mándalo a no sé lavar los baños—

--ya oyó… a lavar los baños—otra vez los malditos baños, los romanos no se cansaban de ordenarlo siempre lo mismo.

 

Los minutos se volvieron horas y Thabit seguía tirado en el suelo; desde hace rato había dejado de lado la idea de levantarse; así que como no lo habían llamado a gritos para que hiciera alguna de las tediosas labores domesticas, decidió dormir un rato mas.

Durmió hasta que cerca de medio día cuando el alboroto proveniente de la casa lo despertó, extrañándolo al principio, pero pronto recordó la dichosa reunión para darle la bienvenida al dueño de la casa.

--¿Cómo estará Akil?—rió—lo deben tener lavando alguna cosa llena de mierda romana… o peor aun dándoles de comer a los desgraciados esos—era hora de buscarlo; hoy saldrían de ese lugar; tenía un plan, en medio de la festividad y aprovechando la confusión escaparían. Claro ayudado con un fuerte somnífero que aplicaría en el vino.

Con esa idea en la cabeza entro a la casa con la intención de buscar al pequeño escriba, pero busco y busco mas no lo encontró;

En el camino, solo un montón de romanos ebrios hasta la coronilla, hastiados de comer o simplemente apareándose como conejos.

--¡Oye!...—llamo a la cocinera— ¿has visto al rubio que llego conmigo?—

--… ya se me hacia raro… --susurro, sin que el soldado entendiera--si y no… lo vi esta mañana en la habitación del señor Genaro… pero desde entonces no, creo que lo mandaron a lavar los baños o algo así— ya se me hacia raro

Qué raro, el había estado en los baños buscándolo,  pues supuso que era el sitio más probable en donde encontrarlo, pero nada.

Así que en su afán de encontrar al perdido escriba, decidió aventurarse en la zona de las habitaciones.

Avanzo por el pasillo adornado por columnas y arcos, revisando habitación por habitación sin ningún éxito; hasta que se encontró con una que estaba aislada por una puerta de madera, muy al contrario de las otras que o no tenían puerta o la puerta era una cortina.

Intento abrirla, pero no pudo ¡estaba cerrada!...

Curioso en extremo acerco su oído a la puerta intentando escuchar lo que dentro de esa habitación ocurría; enmudeció cuando al otro lado de la pieza de madera escucho forcejeos, uno que otro gruñido y por supuesto reconoció la voz de Akil; la puerta era muy gruesa no lograba escuchar todo.

Temió lo peor, definitivamente necesitaba entrar, la pregunta era ¿Cómo?

 

Por otro lado Akil había sido mandado a limpiar desde los baños hasta la cocina, luego cuando llegaron los invitados; tuvo que atenderlos; con parsimonia obedeció cada orden que le dieron; solo esperaba el momento justo para verter el somnífero en el vino y así poder ir por Thabit y huir del lugar.

Solo era cuestión de tiempo y serian libres… pero, ¿regresarían a Egipto?. La verdad el solo quería estar junto al ex-soldado, no importaba donde.

--ahora estoy diciendo, cursilerías—susurro.

--¡ey tú¡ la señora te necesita… mas te vale que vallas rápido, no es bueno hacerla esperar—informo uno más de los esclavos, no sabía su nombre  y mucho menos le importaba.

Sin intensión de responderle al sirviente de aspecto árabe, se dirigió de nueva cuenta hacia las habitaciones de la señora Tita.

--¡Chico! qué bueno es verlo de nuevo—sonrisa mas hipócrita, no había visto antes en su vida.

--¿que se le ofrece señora?—si ella podría ser falsa, el no se quedaba atrás.

Sin siquiera recibir respuesta, y ante la burlesca mirada de la señora de la casa, dos esclavos lo tomaron por los brazos, cruzándolos y atándolos por detrás de su cuerpo para inmovilizarlo.

Y ates de que pudiera preguntar o reclamar algo, todas sus dudas fueron resueltas al ser arrastrado hasta una gran habitación, donde se encontraba el señor Genaro.

El tipo rápidamente despojo a Akil de las pocas telas que usaba para cubrirse, devorándolo con la mirada.

Sabía lo que quería el hombre ese, llevaba suficiente tiempo en Roma como para entenderlo, y la idea de que “eso” sucediera con “ese”  le daba asco.

Pronto se vieron envueltos en una situación bizarra, que combinaba la angustia de Akil, el deseo de Genaro y la situación tan irrisoria que era ver al joven escriba huyendo por toda la habitación atado de brazos y pies.

--es inútil que intentes huir… la puerta está cerrada sabes –dijo cuando alcanzo al rubio escriba tomándolo por el cabello—Ahora, es momento que seas un buen y sumiso chico—arrastrándolo por el cabello, el hombre estrello a Akil contra la pared mientras este solo podía retorcerse cual gusano, intentando zafarse de agarre del asqueroso Romano.

 

 

La angustia recorría de norte a sur por todo el largo del rio Nilo, Egipto se estremecía ante el poderoso ejército Romano; las infanterías más poderosas cayeron kilómetros atrás en la frontera, los pueblos aledaños y periféricos ya no existían la única esperanza para el pueblo era refugiarse en la capital y seguridad que esta ilusoriamente les brindaba.

Estaban perdidos, y la Faraona lo sabía, pero ya no podía hacer nada… todo lo que pudo haber mantenido a Egipto en manos de los faraones se hizo ya, y como la situación lo reflejaba no funciono.

--Asenet… tráeme la cesta que está en mi habitación… la que esta tejida en junco—la mirada preocupada y perdida de la faraona le impidió comentar cualquier cosa.

Y es que como consejera real, no sabía que aconsejar en un momento así. Había fracasado patéticamente, ahora solo le quedaba servir a su faraona en los últimos momentos antes de ser capturadas por los romanos y encerradas en alguna celda por el resto de sus vidas.

¡Un futuro nada alentador!

--¡querida!—llamó—por fin te encuentro—

--que deseas, Meriry… la faraona me necesita—fría y cortante, la situación no le permitía actuar de otra forma.

--déjate de eso, y vámonos huiremos de Egipto a algún lugar en el sur, seguro encontraremos refugio y viviremos tranquilas lo que nos queda de vida—si, ya tenia todo planeado.

--pero… ¿Qué dices? Yo, yo no—definitivamente el futuro que le pintaba su compañera sentimental era mucho mejor, que el de pasar el resto de su vida en una cárcel romana.

Pero existía el dilema moral; irse y vivir feliz, pero deshonrada por abandonar su responsabilidad sagrada  o quedarse y vivir encerrada pero con su virtud ante los dioses intacta.

--Vamos Asenet, no lo pienses tanto… ya tengo los caballos ensillados… y, y  los romanos están a menos de cuatro horas—la desesperación en la voz de Meriry era notable, a ella poco le importaba el honor o su deber sagrado con los dioses; ella lo único que quería era ser feliz con la persona que amaba lejos de todo  esa devastación que pronto les caería.

--Yo…--lo pensó de nuevo—yo, tengo que llevarle esto a la Faraona—desilusión, el corazón de Meriry se partió en pedazos—espérame en los establos, cumpliré mi última orden y entonces podremos irnos—el rostro de la morena volvió a sonreír.

Sin decir nada mas la hasta ahora sacerdotisa corrió a los establos a esperar a la mujer que amaba.

--Mi faraona aquí esta lo que me pidió—entre los brazos de la consejera, se encontraba una urna tejida con juncos. 

--bien mi fiel consejera—sonrió de manera extraña—quiero que la agites con fuerza—

Asenet obedeció no muy segura…

--muy bien, muy bien… ahora ábrela—una muy insegura consejera abrió la urna de la cual salían sonidos siseantes. Cuando termino de abrir la tapa de la urna su temor se vio vuelto realidad; una enorme y enojada cobra salió disparada de la cesta directo al cuello de Asenet, enterrando sus cuatro colmillos en  su garganta e inyectando el veneno.

La mujer se paralizo de inmediato, la muerte le llego dos minutos después; con la mirada fija en la que alguna vez fue su faraona y su mente enfocada en la mujer que alguna vez amo y que ahora la esperaba en los establos del palacio, y ella nuca llegaría.

Cuándo Cleopatra comprobó que su consejera estaba muerta, tomo la serpiente con sus manos  y la acerco a su pecho, en donde el reptil de nuevo asesto una mortal mordida, acabando así con la última de los faraones.

Por su parte Meriry espero a su compañera por cerca de tres horas, esperanzada de que llegara y huyeran juntas; pero al ver que esto no ocurría decidió irla a buscar.

Su alma se partió en dos cuando la vio tirada en el suelo de la sala del trono: ¡muerta!

Nada que hacer, nada que decir, el cerebro de la sacerdotisa no procesaba tal magnitud de información. Desesperada y dolida corrió de nuevo hasta los establos para tomar el caballo que había preparado con antelación y huyo al desierto, lo más al sur que pudo.

Nunca más se supo nada de la que alguna vez fue la Suma sacerdotisa de Isis, Meriry.

La puerta de gruesa madera se derrumbó, los fuertes y certeros golpes que le propinaba Thabit la hicieron ceder por fin. Y ante él una imagen que espero nunca en su vida presenciar.

El chico por el cual perdía el sueño, con el que había pasado por más de una mala situación, el chico del cual se había enamorado perdidamente en menos de cuatro meses. El mismo Akil estaba desnudo atado de manos y pies, siendo sostenido por un tipo   que manoseaba con descaro la espala y cintura del joven escriba.

--Ayúdame—rogó el ahora sometido muchacho.

--¡Suéltelo!—ordenó el ex-soldado.

--Quiero ver que me obligue a hacerlo—reto Genaro, sin dejar de tocar el cuerpo del Akil, lo cual solo enfurecía mas y mas a Thabit.

Para que seguir hablando con alguien que no quería razonar, es más una persona tan despreciable como ese romano, no merecía si quiera media de sus palabras. Thabit decidió actuar, antes de entrar había tomado una maza y una espada; de la armería que poseían en esa casa, la maza la uso para destrozar la puerta de madera…. Y la espada, la espada la tenía para este mismo momento.

Rápido, directo y por sobre todo con la firmeza y crueldad que solo puede tener un infante cuya vida está rodeada de muerte, Thabit blandió la espada cortando la tráquea de romano.

Una muerte dolorosa.

Rápidamente el ex-infante corto las sogas que mantenían atado al escriba y lo halo con fuerza, ¡era hora de huir!

Corrieron con desesperación, sin ser detenidos por nadie (el somnífero en el vino surtió efecto)

Se alcanzaron a ilusionar con la sensación de libertad que sintieron; pero esta alcanzo a durar apenas unos cuantos minutos, la esposa del difunto Genaro, alertada por el escándalo que procedía desde la habitación de su esposo, decidió ir a ver que sucedía; la sorpresa de la mujer fue casi infinita cuando en el suelo de la habitación encontró  la laguna de sangre junto al cadáver degollado de su esposo.

Inmediatamente la mujer ordeno la muerte de los dos esclavos, por el crimen de asesinar un senador del imperio.

Los soldados de Siracusa inmediatamente les tomaron rastro, siguiéndolos con caballos y perros rastreadores.

Pronto les dieron alcance en la costa occidental de la isla.

Y así Thabit y Akil vieron su final a en una lluvia de flechas  provenientes de los arcos romanos.

Y todo ante la atenta y jocosa mirada de Anubis, quien celebraba lo divertidos que pueden ser los Humanos.

    

Notas finales:

bueno espero sus RW diciendo que tan bueno o que tan malo es el FF en general...

oh!!! si la cosa es que tengo pensado un epilogo... pero pues no lo pondre si no es necesario....

así que lanzo la pregunta a los leectores

¿desean un epilogo?

jejej

bueno nos leeremos en otro fic suerte y

bye bye


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