El secreto de la Liebre por lolitasherry

          Capitulo 22
 
 
                                                                                     
 Gracias al cielo esa semana infernal había terminado y Pamela se tomo unas merecidísimas vacaciones en el sur del país, disfrutaron del clima y relajándose lo mas que podía.
 
La castaña estaba consiente de que un tercer embarazo estaba en puerta, sus niños mayores pronto cumplirían cuatro años y tendrían que entrar al jardín de niños, cambios significativos se avecinaban para la familia Casas Grandes.
 
 En el santuario un muy tranquilo Shura recorre las escaleras rumbo a su templo acompañado de Aioros,
 
-- parece que esa salida a la playa te sentó muy bien, te veo mas relajado
 
—puede ser, ¿sabes amigo?, ahora que he tenido tiempo de pensar las cosas, creo que es momento de aclarar mi situación con Shyru, creo que no es justo para el seguir a mi lado, tiene todo el derecho de buscar ser feliz con una persona que lo valore y lo quiera.
 
--Te concedo la razón Shura, pero ya lo conoces lo terco que es, si quieres que de verdad se convenza de buscar su felicidad por otro lado, tendrás que pedir la ayuda de su maestro
 
—pasando a otras cosas quiero pedirte un favor Aioros
 
—dime que tipo de favor
 
—quiero que me cuides algo
 
-- ya habían llegado al templo de sagitario
 
—espérame cinco minutos para que veas de que se trata
 
—esta bien
 
—cinco minutos después ingresaba al salón de sagitario el de capricornio
 
—podríamos pasar a tu recamara?, no quiero que nadie se de cuenta de lo que voy a confiarte
 
—pasa
 
—no muy convencido el arquero, ya en la recamara de Aioros Shura saco de su armadura un paquete, lo desenvolvió frente a este
 
--¿Qué es esto Shura? ¿Tanto misterio por una bufanda nueva?
 
—si amigo, pero no es nueva, es la que me tejió Pairos, quiero que la guardes muy bien junto con esto
 
-- poniendo la foto encima de la prenda, Aioros la tomo con su mano derecha y la observo, miro a su amigo a los ojos y después poso su vista de nuevo en el retrato--¿de donde la sacaste?
 
—era Pamela con sus pequeños, no tendría nada de particular si estos no fueran tan similares a algunos de sus compañeros, Dante tenia la sonrisa desquiciada de DM, Fernando las facciones de Shura cuando estaba relajado, Raymond a pesar de ser todavía pequeño tenia la misma mirada inflexible del juez, Daniel ese halo de ecuanimidad que caracterizaba a Dhoko, Kardia la inquietud propia de Milo, Samuel y Samanta el misterio tan especial de ser gemelos, no había duda todos ellos se parecían a sus compañeros
 
—por favor no le digas nada a nadie, necesito averiguar y reunir pruebas, no dejes que nadie encuentre lo que te estoy dando a guardar,
 
-- no te preocupes amigo, no traicionare tu confianza
 
—estaban en eso cuando un revuelo se armo en la entrada de el templo de Aries, era nada mas y nada menos que Saga con su pequeña Dainac, venia a presentarla a sus compañeros de armas
 
—Saga estaba algo sorprendido, creyó que al haberse marchado como se marcho sin despedirse de nadie, solo su hermano y DM lo recibirían al volver, pero no fue así, todos los que estaban en ese momento en el santuario bajaron a saludarlo a el y a su pequeña, a excepción de Shaka, todavía le dolía, pero con respecto a eso no había nada que hacer
 
—Shura y DM no coincidían mucho en el santuario, por eso el cangrejo no pudo darse cuenta antes, la cabra llevaba impregnado el olor y el cosmos de Pairos, ¿lo habría encontrado? Si fuera así ¿Dónde?, sin quererlo se renovaban sus esperanzas, la cabra creía que Aioros era el único que sabia que Pairos y el eran amantes, lo que pasaba es que el cangrejo no era celoso posesivo si, celoso no, según el, incluso sabia de las visitas furtivas del juez al santuario aun después de haberse marchado la liebre, con la esperanza de dar con su paradero.
 
Mientras todos saludaban a la pequeña, Dita no pudo contener su impertinencia para hacer enojar al cangrejo y avergonzar a Saga, --¡¡pero miren, si es la viva imagen de Pairos salvo por el color de sus ojos!!
 
—el silencio cayo como ventisca invernal, la sola mención de ese nombre provocaba sentimientos encontrados en los caballeros
 
--¡¡Muchas gracias Dita, por arruinar el momento!!
 
— dijo indignado  Milo y hasta Aldebarán lo miro feo
 
—pasado el mal rato Kanon guiaba a Saga y a su sobrina al interior del templo de géminis, platicando trivialidades
 
—cuéntame hermano ¿Cómo va todo en Japón? ¿Ya tienes pretendiente?, cuando me presentaras a algún novio?
 
—lamento decirte hermano que no estoy interesado en nadie, mi hija es mi prioridad en este momento, si regrese fue porque se lo había prometido a Atenea, me dio permiso dos años, y ese plazo esta por cumplirse, Dainac ya tiene año y medio y el clima de Grecia no le afectara
 
—bueno hermano descansa mañana iras a ver a el patriarca para preséntale a mi sobrinita.
 
Mientras todo esto pasaba en el santuario, el embarazo de Pamela marchaba sin contratiempos, buscaba una casa en Camargo, no quería mudarse a la capital del estado para así mantener vigilado el rancho.
 
Sus pequeños cercanos a cumplir las cuatro y dos años esperaban con impaciencia la llegada de sus nuevos hermanos.
 
Alguien que aun no podía darse a entender muy bien los sentía aunque estuvieran tan alejados, el día en que Pamela estaba dando a luz la pequeña Dainac se despertó llorando, pero no de miedo, si no de emoción,
 
-- ¡¡apí maos neos!!, ¡¡maos neos apí!!
 
 El resto del día se la paso contenta juntando flores para sus nuevos hermanos, tenia dos años y dos meses, la misma edad de los cuatrillizos de Pamela, esto no paso desapercibido por la cabra que por mas que intentara escabullirse al despacho del patriarca, no lo lograba, si no podía leer el libro, la bufanda no lo guiaría hasta Pairos.
 
 A medio mundo de distancia Pamela cumplía con el ritual de registrar a sus hijos conforme a la ley esta vez los tramites habían sido mas cortos y en dos meses sus pequeños ya contaban con sus actas de nacimiento, Irken, Isis, y Diego Casas Grandes Villanueva eran el orgullo de Pamela y sus hijos mayores.