Las manos de Susaku comenzaron a moverse muy lentamente por sobre su torso mientras su boca viajaba desde la oreja hasta la garganta de Lelouch que no pudo evitar un leve gemido al sentir como el cuerpo del otro se arrastraba sobre el suyo.
Una de las manos del castaño se arrastro por debajo de la cintura del pantalón del moreno y por debajo de su ropa interior hasta su intimidad. Lulu se agarro con fuerza de sus hombros mientras su espalda se arqueaba por efecto del placer intenso que dicho contacto le provoco.
--No importa lo que diga…—dijo Lamperouge--… tu no pares. Tu misión es hacerme tuyo no importa la manera—agrego sintiendo que había perdido toda inhibición y cordura.
Con la precisión de un autómata el castaño saco muy despacio la ropa de Lelouch. Despacio sentó al pelinegro en su regazo mientras este se agarraba de sus hombros.
--No así no...—trato de decir pero de pronto sintió como el otro entraba en el con su dedo índice.
El dedo se convirtió en dos y luego en tres y de pronto dejaron la cavidad para molestia del príncipe que de pronto exhalo un fuerte grito al sentir como algo grueso era introducido allí.
Las manos del ojiverde rodearon su cintura y lo obligaron a elevarse tan solo un poco para luego volver a caer sobre el erecto miembro de Susaku que repitió la operación para desesperanza y regocijo del otro que sentía que ser tratado así era el castigo apropiado por lo que estaba obligando a hacer a su amigo de años porque sabia que el otro cuerdamente jamás lo hubiera hecho. Antes lo hubiera matado que hacerle esto.
Beso sus labios apasionadamente mientras era embestido por el castaño y de pronto llego al clímax, vertiéndose entre ambos con un ahogado grito mientras Susaku le mordía el cuello para ayudar a descargar todo lo que tenía dentro.
Sus cuerpos húmedos de transpiraron permanecieron juntos mientras sobre el pelinegro Susaku se quedaba dormido.
--Duerme Susaku, quizás sea la unía vez que te tenga así para mi. Mañana querrás matarme y yo ya nada podré hacer contra eso—dijo Lelouch mientras acariciaba sus mechones marrones y después le besaba la frente.
--¡No puedes hacerlo!—le grito la peliverde.
--¿Y quien va a detenerme? ¿Tu?—la enfrento Zero con su vestimenta entera puesta.
--¡Es un suicidio! ¡Si los liberas vendrán contra nosotros!—grito ella.
--La bruja tiene razón—acoto Kallen aunque no le gustaba ella debía concedérsela. ¿Que había pasado con Zero para que este tomara tal decisión?
--No recuerdo haberles pedido permiso. Ustedes juraron obedecerme y eso es lo que yo les mando—dijo el autoritario ojos violetas.
--Nosotros te respetamos Zero pero esto es una locura y a menos que nos expliques no vamos a seguirte en esto—dijo la pelirroja.
--Así que pretenden ponerme condiciones después de todas las veces en que les salve los traseros. ¿Saben en donde estaría su amada revolución de no ser por mí? –Todos los “Caballeros negros” presentes en la habitacion bajaron la mirada. –Y aun asi se atreven a ponerme condiciones. ¿Creen que no se los riesgos que todo esto implica? De la misma forma que se los riesgos se los beneficios que obtendremos. Solo confíen en mí. Soy el reunificador de Japón. No soy más que eso. Soy su salvador—dijo apuntando con su dedo a cada uno de ellos.