Capitulo 31
--A solo dos semanas del enlace matrimonial, caballero y general fueron llamados a sus respectivos santuarios, los pequeños ya habían crecido lo suficiente, tenían dos meses y medio, además solo se ausentarían alrededor de una semana y sabían que Pamela no ira a ningún lado, ya tenían perfectamente ubicada su casa en Camargo y las escuelas de los niños en esa misma ciudad
--No quiero irme—soltó de repente Ikki
--Tendrás que hacerlo, de lo contrario vendrán por ti, piénsalo… le traerás problemas a ella y eso no nos conviene
--Tienes razón pero aun así me quedare una semana, de todos modos se vería muy sospechoso que nos fuéramos al mismo tiempo, ¿no te parece?
--si se vería bastante raro, bueno, yo me voy mañana, te veo en una semana en el santuario, si pasa algo fuera de lo normal antes de que te marches no dudes en ponerte en contacto conmigo, ¿de acuerdo?
--De acuerdo
--La boda estaba prácticamente encima, casi todos los caballeros estaban en el santuario y después de casi siglo y medio, la única ausencia notoria era la amazona de plata de la liebre, puesto que todas las armaduras tenían a su respectivo dueño, pero no podía hacer nada, la liebre simplemente estaba perdida
--¿En que piensas querida?—hablando suavemente a la dama que miraba la espectacular vista que le ofrecían las doce casas
--Solo pensaba--¿no te habrás arrepentido de casarte conmigo?—decía juguetón Julián
--No claro que no, tontito, es…… es solo que me falta un caballero y me gustaría tanto que estuviera presente
--pues no le veo ningún problema mándalo traer y asunto arreglado—Saori se quedo callada dándole la espalda a su futuro esposo
--¿si te confío un secreto prometes no comentaras esto con nadie?, ni siquiera con Sorrento… ¿me lo prometes?
--esta bien pero ¿Por qué tanto misterio?
--Siéntate amor, la historia es un poco larga y tengo que contártela toda para que puedas entenderme
--Julián se sentó junto a su futura esposa poniendo toda su atención en lo que esta quería contarle y no interrumpiéndola ni una sola vez hasta que ella termino de relatarlo todo; Estaba muy sorprendido, todos los rumores que rodeaban a los muchachos que portaban la armadura de la liebre eran ciertos y Pairos, ese muchachito tan agradable y gentil era el actual poseedor de la armadura, el problema como bien lo había dicho Saori radicaba en lo bien que había escondido su cosmos de todos, incluso de ellos que eran dioses
--Querida nada me gustaría mas que complacerte y traértelo el día de nuestra boda, pero si ha permanecido oculto durante casi ocho años se ve muy difícil que podamos encontrarle a estas alturas ¿no lo cree así?
--Así parece querido, así parece
--mientras tanto Pairos sentía cada vez con mayor intensidad el llamado de su armadura, lo había empezado a notar meses atrás como un murmullo, lo dejo pasar pensando que era parte del estrés por el parto tan difícil que tendría, ¡pero esto!...... ¡esto era realmente irritante como si un animal le chillara constantemente al oído!, tubo que consultarlo con Delta 1 llegando a la conclusión que tendría que ir al santuario y responder al llamado de su armadura.
Pero la cosa no era nada sencilla, ¿Cómo presentarse en el santuario y no quedar atrapado en el? Estuvieron deliberando a puerta cerrada hasta que Delta recordó que la armadura era portada por lo general por una amazona, si su señora se presentaba así en su forma femenina nadie excepto su diosa y el patriarca sospecharían además que le brindaba ventaja la mascara que estaba obligada a portar por su condición de caballero femenino, por su parte Pairos ya estaba enterado que en menos de quince días contraerían matrimonio Saori y Julián, hacia mucho desde que los viera en la convención de la Paz intuyo que eso pasaría y había mandado hacer a Taxco un par de magnificas copas de plata con el filo en oro junto con los relieves de los respectivos santuarios un presente magnifico sin llegar a ser ostentoso pensó en su momento, pero jamás imagino que tendría que ser ella quien tuviera que entregarlo en persona, desafortunadamente parecía que sus empleados tenían planes de tomar vacaciones en esos días, Juan y Benjamín pidieron permiso por cinco días, dos de sus mejores empleados también habían pedido permiso uno por diez días y el otro por una semana.
Afortunadamente tenia un equipo muy competente, habían ultimado detalles para la partida de su señora, por precaución la acompañarían Roy y Daimon ellos se harían pasar por turistas mientras aguardaban el regreso de su señora en Rodario, no quedaba mas que esperar que el plan salieron como lo habían organizado y si no pues…… para eso estaba la opción B.
--faltaban tres días para el enlace y antes de partir sus pequeños le entregaron una especie de pergamino de tamaña mediano a modo de regalo para la niña que se iba a encontrar en el santuario Dainac su nombre, esto no era nuevo, a partir de que sus pequeños cumplieran los cuatro años empezaban a manifestar su cosmos y algo que nunca se imaginaron ni Pairos ni los constructores de los Batleloid, sus lunas individuales, todos y cada uno de ellos poseía una luna propia y única que interactuaba de un modo misterioso con las demás, prometió entregar el presente y dejo a Anahí a cargo de todo, incluyendo el entrenamiento de los pequeños.
--faltando 54 horas para la boda una castaña de ojos color miel baja de un avión procedente de México en el aeropuerto de Atenas, junto a ella van dos hombres muy atractivos y bastante altos, Roy y Daimon sus escoltas y amigos de la oji miel.
--Ya estamos aquí, dentro de cinco horas estaremos en Rodario, y el plan deberá ponerse en marcha antes del amanecer para que pase desapercibido su cosmos hasta que este en las puertas del santuario, no olvide ponerse la mascara antes de abandonar el pueblo, nosotros la estaremos monitoreando atreves de la energía de la luna, y no se estrese la estaremos apoyando desde aquí, todo saldrá bien
--hablaba muy confiado Daimon aunque por dentro se estuviera muriendo de la ansiedad
--Pairos estaba muy callado, no había caído en la cuenta hasta ese momento que ya nadie se dirigía a su parte masculina, su verdadera personalidad, Pamela había ocupado todos los aspectos de su vida y ahora parecía que también lo desplazaría como caballero de plata, un precio ínfimo a pagar por la estabilidad y tranquilidad de sus hijos, suspiro hondo
--hagámoslo, y después de esto espero que jamás vuelva a necesitar pasar por esta contrariedad en lo que me queda de vida —dijo con cierta resignación.