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IMPOSIBLE RESISTIRSE por desire nemesis

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Esperaba no tener que llegar a este punto, señorita. Pero mi jefe me ha dado dos opciones, esta es la primera. En ninguna de las dos cabe que se sepa lo que ha hecho y que vaya a la cárcel, sobre la carta sabe de sobra que si quiero me llevo una muestra caligráfica de aquí y un experto puede copiar sin problemas su letra. Hágame caso y tome el camino mas fácil. No lo lamentará—dijo el pelinegro con una sonrisa casi seductora.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Después de cinco días Joseph al fin abrió los ojos. El aspecto de Seto era desaliñado pero aun así la sonrisa en sus labios al ver que el otro abría los ojos le quedaba bien.

 

Se acercó y le dijo con su voz grave—Joey ¿Cómo te encuentras?—

 

El rubio fijo sus ojos en él por un momento y luego los alejó. Kaiba sintió que su estómago se apretó, algo andaba mal con el ojos mieles y él lo sabía. Wheeler no dijo nada y el médico entro a revisar a su paciente por lo que el castaño salió de su habitación.

 

El doctor salió después de un rato con  semblante grave y el ojos azules se le acercó rápidamente.

 

¿Qué pasa con él?—preguntó.

 

Lo siento señor Kaiba. A parte del daño físico que ya conocíamos y del daño mental que esperábamos resulta que hay una nueva condición. Parece ser que los golpes en la cabeza han ocasionado ceguera—informó el médico muy apenado.

 

 

Seto sintió que el  piso de nuevo se derrumbaba bajo sus pies.

 

 

Programaremos una operación ni bien sepamos de qué daño estamos hablando—dijo el doctorado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Estaba volviendo de una cafetería donde fue a conseguir un café por lo helado de la noche cuando se encontró al rubio tratando de bajar de la cama.

 

¿Qué haces?—preguntó el CEO con mirada atónita mientras iba por el dejando el café sobre la mas cercana de las sillas. –Sabes muy bien que no puedes hacer eso—añadió mientras gentilmente le ayudaba a recostarse.

 

¡Déjame!—le dijo el ojos mieles con voz rasposa.

 

No hasta  que estés curado—le dijo el de ojos azules con algo de cansancio en la voz.

 

No hablo de eso. ¿Para que me quieres a tu lado?—dijo el otro.

 

Kaiba al fin entendió de qué hablaba. –Ya te lo dije. Ahora eres parte de mi familia y uno no deja a la familia a la primera de cambio—le dijo.

 

Quiero que te vayas. No quiero que andes rondándome con tu lástima—le pidió al rubio.

 

Seto se sintió molesto.--¿Crees que haría todo esto por lástima? ¿Olvidas acaso con quien hablas? Yo soy Seto Kaiba. A mi no me mueve la misericordia ni nada me obliga a hacer lo que quiero hacer así que olvida tus dramas baratos porque ni me quedo aquí por lástima ni puedes echarme a tu antojo—dijo con su tono más serio y desafiante el dueño de  los  dragones blancos.

 

Entonces tendré que esperar que veas mi rostro para que te vayas—dijo el de los ojos de miel.

 

Dije que dejes el drama—acotó Seto. –Si eres tan idiota para creer eso créelo pero yo sé muy bien que la cirugía plástica existe imbécil y a mi nada me asusta—le explicó tranquilamente.

 

Unas perladas lágrimas mojaron los vendajes bajo los  ojos del paciente. Joey no sabía que hacer ni decir. Seto parecía inmune a todo intento de alejarlo de su lado y por lo visto eso no podía hacerlo mas feliz. Una enfermera le contó que desde que el había sido hospitalizado solo se había alejado de  él un par de horas a lo sumo y Wheeler sabía que eso significaba que el CEO estaba descuidando sus negocios por él otra muestra de entrega por parte del castaño.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Quince días pasaron antes de la operación en que intentarían devolverle la vista  al rubio. Quince días en los que Kaiba permaneció estoicamente junto a él aun con su madre que no dejaba  de pasearse y fingirse preocupada. El día antes de la operación ella misma le contó al rubio del extraño comportamiento de su hermana dejándolo todo de un día para el otro por un trabajo en el extranjero.

 

Cuando el castaño estuvo a solas con él, Joseph le preguntó—Fuiste tu. ¿Verdad?—

 

Seto lo miro reticente a contestar pero sabía que el otro no descansaría hasta tener una respuesta. —Si—contestó simplemente.

 

Los ojos del otro se volvieron tristes y el mayor supo lo que estaba pensando.

 

¿Lo dudaste?—preguntó. Luego de un momento supo lo que sucedía—Tenías la esperanza de que no hubiera sido ella pero… --dijo sin miramientos.

 

¡Cállate! ¡Por un momento comprende a otro ser humano! ¿Qué quieres que sienta? ¡Es mi hermanita! Es como si Mokuba te hubiera hecho esto. ¿Cómo rayos te sentirías tú en mi lugar señor frío? Ella… ella es mi hermanita… mi hermanita. ¿Lo… lo entiendes?—lo último fue dicho mientras copiosas lágrimas escapaban de sus ojos.

 

Yo no soy para nada frío—dijo Seto a milímetros de sus labios como el rubio supuso pues sintió su cálido aliento aun a través de los vendajes por todo su rostro—Si  estoy aquí es porque te amo y me preocupo por ti. No sé lo que se siente ni quiero saberlo. Debe ser horrible pero tú vas a superarlo porque eres fuerte. Lo sé. Es una de las cualidades que me gustan de ti. Así que deja de pensar en eso y concéntrate en tu recuperación. ¿Me has entendido Wheeler?—preguntó después.

 

Joey no sabía que hacer ni que decir. De hecho ese hombre maravilloso no se parecía en nada al Seto que un año antes creía conocer. ¿Así era llegar al corazón de Seto Kaiba? Solo pudo asentir.

 

Buen chico—dijo el otro y de pronto el de ojos mieles sintió un suave beso sobre sus labios y su cuerpo se estremeció por completo.

 

Por ahora pararé—le informó el empresario—Pero ni bien salgamos de aquí volverás a ser mío—prometió después.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El dolor fue grande al ver la cara magullada y llena de cicatrices cuando retiraron las vendas de la cara de Joseph, También tenía partes de la quijada y un pómulo hundidos e incluso se notaba la falta de parte de la dentadura,

 

Cuando salieron el doctor y Seto de la habitación Joseph supuso de lo que hablarían por lo que se desconectó del suero que era su único arraigo y fue tras ellos aun con su pierna y brazos enyesados.- Detrás de una esquina oyó lo que los dos hablaron.

 

Es necesario que le hagan la operación de reconstrucción antes de la de la vista—dijo el castaño.

 

Pero señor Kaiba esas operaciones tomaran meses y la de los ojos… --dijo el doctor.

 

No importa—contestó Seto, --Si él se ve así se desmoralizaría y no podemos permitirlo—añadió luego.

 

Joseph suponía que su desfiguración alejaría al ojos azules pero después de lo que el otro le dijera días antes pensó que no. Ahora que oía esas palabras de su boca el rubio sintió un gran dolor en el pecho. ¿Sería acaso que lo estaba perdiendo?

 

Varias veces los amigos del rubio fueron a visitarle encontrando un muro de piedra a su alrededor y es que el ojos mieles no quería a nadie cerca para ser testigo de su dolor.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El cansancio cobro su precio al CEO que sintió que sus piernas se aflojaban cuando estaba llegando de firmar unos papeles en la administración y tuvo que sentarse. Un amable médico le acercó una taza de café.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Joseph no supo por largo rato al castaño y supuso que se había ido a atender sus negocios, su vida o su casa.

 

Llegado el siguiente día el rubio se sintió alterado cuando a su lado se encontró con Mokuba.

 

       Sé sincero—les dijo. –Sé que algo esta pasando—agregó el ojos mieles.

 

       Mi hermano ha desaparecido Joey. Desde ayer a la tarde que estaba aquí nadie lo ha visto más. Temo que ha sido secuestrado—fue la terrible noticia que recibió el rubio de parte del hermano menor de Seto.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

       Se sentía tan impotente de saber que Seto estaba allí afuera en problemas y él estaba hospitalizado y para colmo ciego que en cuanto pudo ver a solas a su doctor le dijo—Quiero que  me opere los ojos--.

 

       Pero…--dijo el médico aturdido.

 

Sé lo que él le dijo, los escuché, pero quiero operarme los ojos así no le serviré de nada—dijo el rubio sacando fuerzas de flaqueza.

 

Es muy noble lo que intentas—dijo Mokuba—Pero  no sé si puede servirnos de algo. Solo nos  queda esperar a que la policía encuentre a mi hermano. Esperemos que esté bien—agregó después.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Seto estaba sentado ante una mesa de madera con unas esposas puestas.

 

Estas loco di piensas que firmare esto. De ninguna forma cederé mi compañía a nadie—dijo muy decidido el castaño a su captor, un hombre de larga melena rubia llamado Maximilian Pegasus.

 

Aunque estas aun bajo los efectos del sedante que te dimos para traerte todavía te puedes  oponer a mis pedidos, brillante. ¡Sabía que lo harías! Siempre he confiado en esa entereza que tienes pero todo hombre tiene su punto de quiebre Kaiba y yo sé el tuyo—dijo el rubio casi admirado-. Luego ordenó a sus esbirros—Córtenselos uno a uno hasta que firme, excepto por el pulgar y el índice derecho, los necesita para firmar--.

 

Primero cortaron el dedo corazón de la mano derecha y el grito que Kaiba emitió fue desgarrador pero aún así siguió firme en su decisión de no firmar, lo mismo pasó cuando le cortaron el anular derecho y lo mismo sucedió con el meñique de la misma mano.

 

No firmarás aunque solo te queden dos muñones. ¿Verdad?—preguntó el rubio convencido de que eso  pasaría al ver  sus ojos azules clavados en él.

 

Entonces tendré que usar otros métodos. Usaré su lado más frágil y vulnerable—dijo después  Pegasus.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Kaiba esperaba cualquier cosa menos lo que trajeron los esbirros de Maximilian. Ahí lo tenían a Joey entre dos, llevaba puesta todavía su bata de hospital.

 

Tal vez sea ciego jefe pero vulnerable no es—dijo uno. –Patea  como un demonio y uso los yesos de sus brazos para golpearnos—agregó luego.

 

Tontos, así que un ciego con tres de sus extremidades quebradas puede más que ustedes. Son unos inútiles—dijo el mayor de la habitación. –Como ves Kaiba estamos jugando fuerte—añadió.

 

Joey al oír el nombre de Seto y saberlo presente se alegro de alguna manera  de haberle hallado.

 

El joven Kaiba es muy resistente—dijo Pegasus a su nuevo invitado. –No ha firmado la renuncia a su empresa ni aunque ha perdido tres de sus dedos. Esperemos que usted le haga reobrar la razón. No hay necesidad de derramar mas sangre—informó Maximiliam a Wheeler para desfallecimiento del menor al saber que había pasado con el castaño ante la mirada iracunda de éste.

 

¡Uy, si las miradas mataran!—dijo el mayor de los tres. –Pero vamos a nuestro asunto—dijo dando un asentimiento a uno de sus esbirros que puso sus brazos alrededor del ojos mieles y una navaja contra su garganta. –Joven Kaiba o firma esos papeles o me veré forzado a terminar la vida de Joseph Wheeler—dijo después.

 

Joey estaba asustado pero aun así habló—No lo hagas. Es el trabajo de toda tu vida y es injusto que se lo queden de esta forma—. El no creía que renunciaría a su imperio tan solo por él, por mucho que lo quisiera--.

 

Pero supo que se equivocaba cuando escuchó:

 

Muy bien. Esa es la mejor forma joven Kaiba—dijo Pegasus y el rubio fue soltado. De pronto unos protectores brazos lo rodearon y supo de quien se trataba por su inconfundible aroma.

 

No debiste hacerlo. Yo no cuento—dijo el rubio abrazándose más al otro.

 

De igual manera no nos dejarán vivos—dijo seguro el de ojos de cielo. –Sabemos quien nos ha hecho esto y porque—añadió luego.

 

¿Entonces por qué firmaste? Si no lo hacías tenías la oportunidad de que no te mataran—dijo el rubio desconcertado.

 

Pero no quería ser el responsable de su muerte. ¿Acaso no lo entiende?—preguntó el otro rubio. --¿Quién lo hubiera dicho viendo como antes se peleaban como perro y gato? Y ahora son dos tórtolos enamorados que se defienden el uno al otro—dijo Pegasus y una triste sonrisa cruzo sus labios.

 

¿Los matamos ahora jefe?—preguntó uno de los esbirros.

 

No. ¡Ahora váyanse y déjennos solos!—ordenó el de la melena larga.

 

Una vez los tres solos Pegasus caminó mirando a la pareja abrazada. Seto con su aire protector rodeando al otro con sus fuertes brazos y Joey tan frágil y asustado agarrando fuerte la ropa del pecho del castaño pero con una mirada igual de desafiante en sus ojos que la  del CEO.

 

Es una real pena—dijo el rubio secuestrador. Y ambos se sintieron abrumados y enojados por lo que el otro quería decir. El de pelo largo miro el documento recién firmado. –Con todo lo que me ha costado conseguir que firme—añadió antes de romper el papel.

 

No entiendo. ¿Por qué lo haces?—preguntó el castaño curioso y asombrado.

 

Es que en cierta manera Kaiba, tú me recuerdas a mí—dijo el rubio. –Recuerda que yo una vez tuve una frágil criatura que me amaba y dependía de mí y la termine perdiendo. No la pierdas tú—respondió el otro.

 

¿Qué quieres a cambio?—preguntó el ojos azules.

 

Ya se me ocurrirá algo—dijo el secuestrador.

 

¿Y que harás con los que esperan eso?—preguntó el CEO.

 

Ellos no pueden reclamarme ni hacerme nada. Tengo un video mostrándolos pidiéndome que mate a alguien y que lo coaccione para que me entregue su patrimonio. Si me hacen algo estarán en problemas con la ley y apuesto que tú pondrás todo tu poder para hundirlos. Así que no tengo de que preocuparme—contestó Pegasus.

Notas finales:

ESPERO LES GUSTE

POR FA DEJEN REVS

MATA NE


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