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GRECIA VS ROMA por desire nemesis

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No habéis arruinado nada—le dijo el castaño con voz dulce. –Solo le habéis dado un  nuevo sentido a mi vida—dijo acercándose al otro y después de tomar con su mano su mentón le besó con cariño y ternura. Sus cuerpos se fueron juntando y el más alto rodeó con sus brazos al otro como si con esa simple acción pudieran alejar todo lo que les amenazaba.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El senador Tartalio era viejo para ser respetado pero contaba con la admiración del pueblo de Roma tanto como con la de muchos de sus compañeros. También era envidiado por ser una persona de poder, brillantez y firmeza.

 

El estaba en contra de los cínicos a los que acusaba de querer destruir el espíritu de Roma y en contra de la guerra con Grecia a la que consideraba la cuna de la civilización.

 

Cuando fue hallado asesinado en un salón del senado la conmoción fue tal que el senado íntegro comenzó a señalarse mutuamente.

 

Marco Julio recibió la invitación días antes del mencionado senador para que concurriera ese día al senado pues tenía algo muy importante que decirle. Es por eso que se hallaba en el senado ese día y es por eso que se hallaba en las inmediaciones del mencionado salón pues alguien le había indicado que en ese lugar Tartalio le esperaba.

 

El fue quien encontró al fallecido atravesado por una espada romana y quien dio la voz de lo que pasaba.

 

Mientras hablaba con el Centurión a cargo de la custodia del senado el senador Tulio Aurelio apareció y con inflamada voz dijo--¡Detened a ese hombre pues es quien ha matado al gran senador de Roma, Tulio Aurelio! ¡Movido por la entrega de ese gran hombre en contra de las campañas contra Grecia de donde él ha obtenido enormes tributos y por el odio que Tartalio procuraba a los Cínicos a los que él pertenece a atravesado el corazón de Tartalio y con él el de Roma!—

 

Marco Julio abrió mucho los ojos y de inmediato percibió que había caído en una bien planeada trampa.

 

El soldado que con el senador venía entregó al Centurión la espada ensangrentada que había sacado del cuerpo inerte. El castaño miro ahora bien la espada corta pues antes llevado por la consternación no la había observado. Pudo distinguir las señales en el mango que hacían suya el arma. Sus iniciales y escudo en la empuñadura eran inequívocas.

 

El Centurión así lo vio y mandó prender al ojos azules. El castaño se rindió después de unos segundos de luchar por desprenderse y supo que su vida estaba arruinada y tal vez pronto la perdería. Lo peor era saber que el otro le había vencido y que muy seguramente obtendría lo que él le había negado y lo que le hacía hervir la sangre era que no podría ayudar a Ácato y a César Augusto en el futuro que les esperaba.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

De pronto la casa de Plineas se llenó de soldados Romanos y de dos Decuriones. El griego se asusto al ver ese movimiento lo mismo que el joven César Augusto. La tía de este no se dejó amedrentar y exigió a uno de los Decuriones una explicación.

 

¡El Centurión Marco Julio ha sido arrestado por matar al Senador Tartalio! ¡Todas sus propiedades son ahora de Roma!—dijo mientras todos los de la casa se horrorizaban al oír tales palabras.

 

De pronto un soldado tomo del brazo al príncipe griego y este supo que sería sacado del que ahora consideraba su hogar y separado probablemente para siempre de su amado porque el conocía bien a la justicia romana y sabía que el matar a un Senador de la República era castigado con la muerte.

 

César Augusto lloró angustiado y grito a los guardias que dejaran en paz a su amigo mientras tiraba del brazo de uno que mirándole con desprecio azotó su cara con su mano.

 

Entonces entro Tulio Aurelio y gritó a los Decuriones y soldados--¡Dejadles pues yo los tomo bajo mi tutela en el nombre de Roma! ¡El joven Plineas no tiene la culpa de la aberración cometida por su hermano!—

 

¡Oh, cuan grande es vuestra misericordia Senador!—dijo la tía de Marco Julio conmovida por lo que ella creía un noble acto después de que su sobrino negara a este lo que le había pedido.

 

¡No lloréis noble mujer pues vuestras lágrimas solo acrecientan mi pena por la desgracia que sobre vuestra casa ha traído la diosa fortuna!—le dijo el pelilargo con fingido pesar.

 

Luego miro al griego y a este se le helo la sangre gracias a un mal presentimiento.

 

No sabía porque el castaño cometería tan terrible acto.

 

Y una duda se le presentó.

 

¿Habría cometido el Centurión tan terrible acto?

 

Sinceramente el lo dudaba.

 

Entonces solo quedaba pensar que…

 

¡Llevad al niño y a los sirvientes del Centurión Plineas a mi casa que yo daré cuentas al senado de mis actos que son plenamente justificados por la misericordia y la grandiosidad de Roma que no puede perder tan noble familia por un acto insano de uno de sus integrantes!—demandó Tulio Aurelio a los Decuriones y estos de acuerdo y admirados de la prestancia de éste le obedecieron.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Las dudas del príncipe sobre las intenciones del Senador se disiparon esa noche cuando este lo hizo llevar a su alcoba.

 

Los sirvientes de acuerdo con las órdenes de su señor pusieron un collar de cuero apretado en el cuello del griego y saliendo de este una cadena de la plata más pura.

 

Después de que estos le entregaran la punta de la cadena el cruel Senador ordenó --¡Dejadnos solos!—. Obedecieron sin chistar.

 

¡Así que esta es vuestra venganza porque no os ha entregado lo que vos queríais!—dijo el altivo príncipe.

 

¡Aprendéis rápido! ¡Vuestra hermosura solo se compara con vuestra inteligencia! ¡Eso os hace más valioso todavía!—dijo Tulio.

 

¡Eso es todo lo que veis! ¿No es así? ¡Sois un vil buitre que solo busca ganar aunque sea de la carroña!—dijo el de ojos mieles.

 

¡Esa boca vuestra es lo que me ha hecho fijarme en vos! ¿Lo sabíais? ¡Ese discurso que habéis dado en el senado me hizo querer poseer vuestro honor, vuestro valor y vuestra hermosura! ¡A nadie dejo tratarme así y me encantan los retos! ¡Me imaginé domesticándoos y desde entonces decidí que vos seríais mío!—le explicó el de pelo largo.

 

Ácato se sintió morir. El era el causante de la muerte de su ser amado por la terrible obsesión de ese Senador.

 

¡Podrás querer lo que Marco Julio poseía pero jamás lo tendréis!—aseguró el ojos mieles con mirada decidida.

 

¡Eso vamos a comprobarlo!—dijo el Senador con una lasciva sonrisa en los labios.

 

 



 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El antiguo Centurión que había sido despojado de su título junto con todo lo demás estaba en los calabozos esperando su juicio aunque sabía bien cual sería el resultado de ese circo cuando una cara conocida apareció por la puerta de madera que se abría.

 

Era un conocido de hace mucho  con el que sirvió en las campañas contra la península ibérica.

 

¡Quiero que sepáis que no creo lo que de vos relatan!—dijo el pelinegro de ojos verdes. – ¡Más como comprenderais no puedo ayudaros mucho!—añadió.

 

¡Os entiendo Máximo Antonio! ¡Pero gracias por vuestro apoyo! Es más, quiero que me digáis lo que sepas de mi casa, si es que algo habéis sabido—pidió el castaño.

 

He sabido que el Senador Tulio Aurelio se ha hecho cargo de vuestro hermano y de vuestros bienes—respondió para desagrado del ojos azules su ex colega.

 

La rabia se apoderó de Marco Julio. Ese cretino se había hecho con la tutela de su hermano. Estaba seguro de la respuesta pero aún así debía hacer esa pregunta.

 

¿Sabes que pasó con mis sirvientes?—preguntó el ojos azules.

 

Sé que fueron llevados para ser vendidos de nuevo—dijo el de ojos verdes en contestación.

 

De ser así sabía quien lo terminaría comprando. Estaba frustrado y triste al mismo tiempo.

 

Pero os alegrará saber que he intercedido por vos ante el senado y es muy posible que no seáis ejecutado. En vista de que no hay testigos de que vos hayáis matado al Senador Tartalio y de vuestro noble linaje—le anunció Massimo  Antonio.

 

El juicio fue una farsa pero  aún  con todo su poder los senadores romanos se negaron a ejecutar al heredero de los Plineas por temor a que en el futuro se descubriera que tan noble familia nada tenía que ver con el suceso y en vez de eso lo sentenciaron a participar del circo romano como gladiador para que eventualmente pudiera ganar sino todo lo que había perdido su libertad. Pero en realidad lo que hacían era condenarlo subrepticiamente a muerte sin que en ellos recayera la culpa.

 

Marco Julio fue llevado a las barracas frías de madera en donde el viento otoñal no tocaba a la puerta sino que directamente entraba y las mantas que les daban para cobijarse eran apenas desgastados cueros de cabra  ya vencidos por el tiempo.

Notas finales:

ESPERO SUS COMENS

CREO QUE YA SE HAN DADO CUENTA DE QUE GIRO DARÁ ESTA HISTORIA

MATA NE Y GRAX 

PHANTA

SAYA

YANINA 

Y A TODOS MIS LECTORES

^^


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