El ojos mieles desvió su vista hacia los ojos violetas y firmemente le dijo— ¡Anuncia la retirada! ¡Ya nada tenemos que hacer aquí!—
El otro asintió y lo siguió cuando volteó su caballo no sin antes lanzarle una última mirada al castaño.
COMPLOT
En la tienda de Mássimo Antonio, Marco Julio esperaba noticias de su hermano. El primero llego y lo miro.
¡Estáis a salvo aquí!—le dijo. –He informado a mi General que nos eres leal—añadió.
Dudo mucho de que eso sea cierto—dijo el castaño mirándole directo a los ojos.
Lo sabéis—dijo despacio lanzando su casco crestado al piso.
Lo sé y como habéis cuidado de mi hermano he de deciros la verdad de mis intenciones pues a vos también afectarán las consecuencias de mis actos—dijo el ojos azules mientras el de ojos verdes se sentaba frente suyo con la mente totalmente puesta en lo que el otro iba a decirle porque sabía que Marco Julio no era de los que hablaban con redundancias y que por su tono esto era demasiado importante. Aunque por ello mismo ya percibía el cariz del asunto.
¡Mataré a Tulio Aurelio!—informó con simpleza su ex colega.
Me había imaginado que esas eran vuestras intenciones—dijo el otro sorprendiendo al castaño.
¿Y aún así me habéis cobijado en vuestra tienda?—preguntó aquel.
Mássimo Antonio inspiro con fuerza sopesando lo que estaba por decir. Por cosas mas leves la República había mandado con Plutón a muchos otros soldados. Eso era algo que le carcomía. Siempre había cuidado bien de su futuro y el temor a perder su status en su gens de cierta manera le cohibía, parecía injusto perder lo que tanto le había costado lograr tan solo por un capricho del destino.
Por otro lado su amigo le veía curioso y algo nervioso. ¿Qué podía ser tan importante para llevar al otro a poner en peligro su prestigio? Él lo reconocía como un igual. Al pensar en eso recordó lo que lo había llevado a poner en peligro su status y su vida. Y ese pensamiento le llevó a recordar a la última mirada que le dedicara el griego. Una mirada cargada de dolor y de desilusión. Ese pensamiento le hizo sentir una opresión en el pecho pero después de un momento decidió dejar tales pensamientos nefastos y concentrarse en lo que evidentemente el otro quería comunicarle. ¿Tulio Aurelio había ofendido o herido a alguien cercano al Centurión?
Finalmente el otro pareció decidirse a contarle lo que parecía molestarlo.
Lo que os contaré solo ayudará a incrementar tu deseo de venganza y si lo hago es porque deseo seros del todo sincero. Es por eso que os pido me dejéis contaros todo sin interrumpirme—le pidió el pelinegro y el castaño asintió seriamente. Eso de que solo incrementaría su deseo de venganza solo lo llevaba a una conclusión. César Augusto. –Sabéis de cierto que el Senador Tulio Aurelio se hizo cargo de vuestro hermano y vuestros bienes cuando fuisteis apresado—añadió y al ver el asentimiento del otro comprendió que este ya había llegado a la conclusión más lógica y que esperaba algo como lo que iba a informarle, así que prosiguió—César Augusto ha sufrido enormemente en manos de ese hipócrita—los ojos del ex Centurión se estrecharon furiosos y el azul eléctrico que bailaba en ellos pareció brillar con brillo propio como si de los ojos del mismo Júpiter se tratara—Ese hombre ha convertido a vuestro hermano en su esclavo en más de un sentido. Creo que vuestra tía ciega por su dialéctica grandilocuente no ha querido o sabido ver sus crueles intenciones para con su sobrino—dicho esto Marco Julio cerró sus puños con furia y solo su promesa de dejar al otro terminar lo mantuvo sentado y a la escucha—Pero yo que llevo conviviendo con el varios meses he de deciros que ese nada probo Senador ha reducido a César Augusto al miedo y la sumisión que este acarrea al sentirse sin apoyo ni defensa alguna contra tan vil amenaza pues estoy seguro que él nada sabe de que estéis en libertad. Temo que él le haya hecho creer que tiene vuestra vida en un puño y que de su cooperación depende que prosiga vuestra existencia--.
El castaño se levantó de golpe e intentó ir ya mismo a acabar con la vida de aquél que había hecho sufrir así a su hermano. El otro viendo sus intenciones lo interceptó y con sus manos lo detuvo. A punto estuvo de golpearle. Solo lo contuvo el hecho de que el otro parecía dispuesto a cobijarle posiblemente por su sentido de la justicia. --¡Soltádme!—le ordenó.
Habéis aceptado en oír todo lo que quiero deciros—le respondió el de ojos verdes.
¿Hay más?—preguntó consternado el otro. ¿Cuan mas bajo podía llegar la vileza de Tulio Aurelio? El otro asintió. Marco Julio inspiró y exhaló fuerte para después ir a sentarse donde antes estaba. Mássimo le siguió.
Pensarás que os cuento todo esto llevado por mi sed de justicia y sería fácil el dejaros pensarlo y mandaros a cumplir una tarea que a mí me placería enormemente cumplir pero os he prometido seros sincero por lo que no puedo o dejaría de valer mi palabra lo que vale. Has de saber que mis intenciones son puramente egoístas aunque no del todo subjetivas. Al margen de que con la muerte de ese sujeto nos libraríamos de un tirano y venenoso Senador que no echaría en falta nuestra República y de que con su caída la ascensión de mi padre como Senador esta más que garantizada—dijo el pelinegro haciendo que el otro lo vea como otro complotado hijo de Roma deseoso de que su familia ascienda al poder, cosa que solo lograba asquearlo de aquel lugar que en otro tiempo se enorgulleció de pertenecer pero que no lo hacía menospreciar al otro pues sus intereses coincidían y si lo llevaba a cumplir con su venganza sería bien recibida su ayuda, pero su visión cambió con las siguientes palabras—Lo que yo deseo es librar a vuestro hermano de tan vil terror que le amenaza día con día y que aunque mudamente sabe que yo conozco la verdad jamás se ha quejado conmigo ni con nadie del maltrato y el chantaje de los cuales es objeto día a día—agregó y eso puso en alto la estima del ojos azules por él aunque una pregunta flotó en su inquisitiva mente.
Dijiste que no es el sentido de justicia el que os lleva a decirme tales verdades. Así que… ¿Por qué queréis librar a mi hermano de Tulio Aurelio?—preguntó Marco Julio.
El Centurión sonrió ante la despierta mente del otro. Sólo os diré que quiero proteger a vuestro hermano porque le quiero sinceramente y se ha convertido en mi mejor y mi más íntimo amigo y sé que vos podréis comprender que es lo que verdaderamente me ha llevado a cometer este simple acto de locura pues planeo ayudaros a llevar a cabo el ajusticiamiento de semejante serpiente poniendo en riesgo tanto mi carrera como mi vida. Pero debemos ser céleros en nuestra proeza porque no quiero que Cesar Augusto se vea implicado. Mas si lo sabe espero nos perdone pues puede verse manchado por nuestros vínculos con él. El aún se encuentra inconsciente en su tienda atendido por los médicos. Usemos esto a su favor y cumplamos nuestra misión lo antes posible—añadió.
El castaño se sintió asombrado y conmovido por las palabras y lo que estaba dispuesto a sacrificar por su hermano, el otro y poniéndole una mano en el hombro, signo de gran confianza y respeto, le dijo—Mi hermano es afortunado de teneros como amigo--.
No tanto—afirmó el otro. –Si fuera un buen amigo hubiera actuado antes y no esperado que vuestra presencia me infundiera el valor necesario para actuar—agregó evidentemente apesadumbrado.
A veces, de manera inesperada, encontramos a quienes nos darán el valor necesario de cambiar las cosas porque todos tememos al cambio—dijo sabiamente el ex gladiador.