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GRECIA VS ROMA por desire nemesis

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Notas del capitulo:

DEDICADO A TODOS MIS LECTORES

EN ESPECIAL A AQUELLOS QUE NO QUERIAN QUE MARCO JULIO Y MASSIMO ANTONIO MURIERAN

DISFRUTEN

 

Querido Marco Julio, la información es lo más importante para ganar en la guerra y ascender en la política—dijo de lo más tranquilo el otro. –Si he llegado a este lugar es porque la se manejar y obtener—añadió ensanchando su sonrisa. –Mássimo. ¿Creísteis que me quedaría sin saber quien era el que vos tratabas como aliado? ¿Un supuesto soldado griego capturado hace poco en una batalla que de pronto sale al auxilio de un Centurión romano en plena batalla con los que se supone vinieron a salvarlo? Eso no sería digno de mí. Uno de mis hombres os ha seguido y averiguó todo en la interesante charla que ambos habéis tenido hace un rato. Cuando supo de vuestras intenciones vino a mí y me lo contó todo. Es por eso que la trampa estaba preparada mucho antes de que vosotros salieras del otro campamento—dijo el jactancioso romano y su mirada se tornó lobuna. Mirando al ojos azules le dijo—Ahora podré terminar lo que comencé hace 4 años. Ya no me veo atado por el Senado ni por vuestras influencias joven Mássimo Antonio. Esta ves estáis regidos por el poder militar que concibe la ejecución inmediata para aquellos que han incurrido en alta traición—dijo desplegando su sonrisa zorruna como si de alas se tratara. Estaba feliz. Tenía a esos dos que se creían tan listos en la palma de la mano. Ya no podrían escapar y como tenía pruebas mas que suficientes, es decir testigos de que intentaron asesinarle todo había salido de perillas y el Senado nada podía alegar en contra de la muerte del joven Mássimo Antonio. Además con esto daría un golpe mortal al padre de este que esperaba una vacante en el Senado para entrar a él pues era lo más lógico, Nerón era muy preciado por el pueblo romano. Y por fin podría acabar con el fantasma de Marco Julio que permanecía como una inacabada meta. Era la completa felicidad para Tulio Aurelio. Dos éxitos de una sola vez.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Era el fin y ambos ex Centuriones lo sabían. Si había algo que ambos lamentaran era que no habían podido lograr su objetivo. En la tienda del Senador permanecían arrodillados en tierra mientras los soldados que oficiarían de verdugos estaban a sus espaldas. Sonriente Tulio Aurelio les dio la señal para que prosiguieran con la labor para la que los demandó.

 

Su voz era la señal para que las afiladas espadas bajaran sobre los expuestos cuellos. Con alegría se aprestaba a llevar esa labor a cabo cuando de pronto su garganta se cerró mientras el temor hacía presa de él.

 

Al ver que una afilada hoja se posaba en la garganta de su General los soldados que oficiaban de matadores se pusieron alertas y apuntaron sus afiladas espadas al lugar donde se encontraban este y el que amenazaba su vida escondido tras la mole del Senador.

 

Al percibir el movimiento de sus captores Marco Julio y Mássimo Antonio levantaron sus cabezas y vieron con asombro la situación. Inmediatamente el castaño pensó que su querido griego había vuelto a rescatarlo.

 

Cual no fue la sorpresa de ambos detenidos al ver salir sobre el hombro la cabeza de César Augusto que demandó en el acto a Tulio Aurelio--¡Decidles que entreguen sus armas a los prisioneros o no respondo por lo que os haré!—dijo el garboso muchacho.

 

Vos no seríais capaz de hacerme daño—dijo con su sonrisa de superioridad el General.

 

Lo único que me había detenido antes es saber a mi hermano en vuestras manos. ¿Qué me detiene ahora de vengarme de vos?—le preguntó apretando un tanto mas su arma el joven Plineas.

 

El Senador supo instintivamente que el chico hablaba en serio. Las suya era una misión suicida para salvar a su hermano y a su querido amigo.

 

¡Haced lo que él dice!—ordenó Tulio Aurelio a lo que los soldados obedecieron tirando sus armas.

 

¡Liberad a los prisioneros!—ordenó ahora el Decurión, los soldados también le obedecieron.

 

Tanto su hermano como Mássimo Antonio tomaron las espadas de estos y las sostuvieron amenazándoles mientras los 6 soldados les miraban.

 

¡Atadlos y hermano toma las ropas de uno de ellos pues las necesitaremos para escapar!—le explicó Cesar Augusto. --¡Póntelas! No tenemos mucho tiempo—añadió.

 

El otro hizo sin chistar lo que su hermano menor le ordenaba pensando que en el tiempo que habían estado separados este había cambiado mucho.

 

Vestido ya de soldado Marco Julio miro a su hermano a la expectativa como todos los demás. Tulio Aurelio sabía ya lo que se avecinaba y los demás podían imaginarlo.

 

¡Ahora nos iremos y como los demás en el campamento no saben nada de lo que ha sucedido dentro de esta tienda podemos aprovechar para irnos sin ser descubiertos! El General nos servirá de salvo conducto—explicó el joven.

 

¿Y que os hace creer que ayudaré?—preguntó con tono prepotente el rehén.

 

¡Que si nos traicionáis, moriréis como un cordero!—dijo a éste un airado César Augusto presionando mas su arma contra el noble cuello que sangró un poco haciendo que el Senador se callara percibiendo una amenaza verdadera.

 

Los cuatro salieron en sendos caballos preparados con antelación por el instigador de todo aquello. Pasaron por la guardia del campamento donde los soldados les dejaron pasar sin problemas. Al lado del General iba Mássimo Antonio con una daga escondida en su mano y desenvainada, pronta para enterrarse en el costado del rubio en el momento en que este decidiera dar la voz de alerta.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ácato comía su cena, es decir la devoraba, porque no sentía placer en los aromas o sabores sino que cumplía con el deber de alimentarse. Su corazón estaba acongojado. Y es más. Se negaba absurdamente en creer en la traición de su romano aunque su cerebro le daba todas las razones por las que el razonamiento de Yami y las pruebas que había visto. Le dolía en extremo el pensar en Marco Julio y en su rostro se notaba claramente su pesar cosa que molestaba sobre manera a Atemu que lo observaba atentamente desde su lugar al lado suyo.

 

¡Alteza!—dijo un soldado llegando de pronto a la tienda donde este comía con su amigo. –Marco Julio ha vuelto y viene con tres romanos. Se ha entregado y pide veros—anunció.

 

A Yami se le cayó el alma a los pies. Si ambos hablaban puede que el príncipe descubriera la verdad.

Notas finales:

ESPERO OS GUSTARA

MATA NE Y DEJAD REVIEWS OS LO RUEGO

XD


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