¡Vamos!—dijo el pelo plateado a sus compañeros. –Hay que alimentarse. Esta noche será muy larga. No debemos bajar la guardia—añadió y se fueron dejando a Seto solo y desubicado.
¿Qué debía hacer? No se sentía del todo bien. Solo quería reposar. De pronto su mente volvió a nublarse y cayó en el piso inconsciente.
Aún se sentía débil pero el brillo del sol golpeando su cara y unas agradables caricias por su torso y cuello hicieron que sonriera. De a poco abrió sus ojos. Eran muy agradables esas sensaciones al despertarse. Cuando los abrió del todo no pudo identificar al que le proporcionaba ese delicioso despertar. De pronto se sintió agitado. ¿Quién estaba con él en la cama? Al hacer que el otro se alejara de él pudo ver su rostro lo que le quitó el aliento.
Los ojos azules escrutaron los mieles y luego le preguntó--¿Qué sucede Wheeler? ¿Acaso no te gusta mi compañía?—
Joey tragó grueso. ¿Qué le sucedía a Kaiba? –No. No me agrada. Ya deberías saberlo—le dijo.
Pues a mi me parece que sí—dijo sonriendo el castaño y miro hacia el sur de la anatomía de Joseph.
Las mejillas del otro se tiñeron de rojo. Sabía a que se refería. Tenía una erección.
No es mi culpa. ¡No sabía que eras tu!—le retrucó Wheeler hiriendo el orgullo del CEO.
Este agarró las muñecas del rubio y lo miro con su ceño fruncido.
No me jorobas Kaiba. Soy mucho mas fuerte que tu y puedo sacarte a patadas de aquí—dijo el ojos mieles.
Seto acercó su rostro al del vampiro hasta que sus labios estaban separados tan solo por milímetros. --¡Inténtalo!—dijo en un ronco susurro, para luego atacar sin piedad sus labios.
Joseph no se lo podía creer. ¿Qué le había pasado al castaño para que hiciera una cosa así? Y lo peor es que él lo estaba disfrutando y mas aún con sus muñecas atrapadas por encima de la cabeza mientras sus labios eran besados apasionadamente y su cuerpo acariciado por el del ojos azules.
De pronto desvió sus labios al cuello del otro y sin pensarlo lo mordió.
¡Kaiba!—lo llamó el ojos mieles. --¿Qué haces?—preguntó después.
Estoy marcándote. Me gusta como se siente. A ustedes también les gusta. ¿No? ¿Es así como lo hacen?—preguntó con voz ronca el castaño a un lado de su oído.
¡No lo hagas!—pidió el otro. –Hace que quiera hacértelo a ti—añadió.
¡Hazlo! ¿Qué ya no lo hiciste? ¿Qué te detiene ahora?—preguntó Kaiba con lujurioso tono.
Eso podía hacer enloquecer al vampiro que abrió su boca con ansias mostrando los colmillos en ese acto mientras sus ojos se tornaban carmesí y su bajo vientre clamaba por ser liberada. Acercó lentamente su boca al cuello expuesto del níveo CEO para enterrar de pronto aquellos en él.
Despertó aun sintiéndose algo débil y miro a un lado suyo encontrándose para su sorpresa con un dormido Joseph Wheeler. Estaban en la misma cama, una de dos plazas.
El pecho del otro subía y bajaba agitadamente. A él no tenía porque preocuparle pero parecía que el otro era víctima de su debilidad. Después de todo lo que le explicaron que el otro había sido torturado o algo así. El también se sentía débil y era por culpa del bastardo así que se le ocurrió que no tenía porque dejarlo dormir tranquilo si él no lo hacía.
Con su mano izquierda pues estaba sentado a la derecha de la cama empujó el hombro del rubio que se puso de costado en la cama y abrazó su mano mientras con sus labios comenzó a rozarla suavemente lo que puso algo incómodo a Kaiba.
¡Wheeler, ya despiértate!—grito con su habitual tono autoritario.
Justo en ese momento a Joey se le ocurrió pasar primero la lengua por su muñeca y luego…
¡Ay! ¡Desgraciado idiota!—gritó el castaño, despertando así de su agradable sueño al vampiro que no entendía de pronto que estaba sucediendo.
Con sus ojos aun medio cerrados Wheeler se quejó con una voz adormilada diciendo—Pero si tú me lo pediste--.
¿Qué yo te pedí qué?—preguntó airado el empresario.
Entonces Joseph se dio cuenta y abrió los ojos horrorizado. Había sido un sueño y él a punto estuvo de descubrirse ante el otro que no dudaría en vilipendiarlo ante los demás si llegaba a averiguar las aberraciones que cometía en sus sueños.
¿Qué es este griterío?—preguntó Zero entrando a la habitación.
¡Este animal me mordió! ¡Eso es lo que pasó! ¡Y todavía dice que yo se lo pedí!—le contestó a gritos el castaño.
El peliplateado miró a Joey de la manera más penetrante y exclamó mirando a Seto a los ojos sin emoción alguna. –Cometimos un error al ponerlo en el mismo cuarto con él—dijo.
¡Ah! ¿En serio genio?—preguntó con sarcasmo el dueño de Kaiba Corp.
Eso no le gusto a Kiryu que solo dijo— ¡Tranquilícese! Tampoco le quito la virginidad ni nada parecido—. Al oír semejante cosa el castaño se ruborizo un poco, sorprendiendo a los demás. ¿El otro se había sorprendido por el pensamiento obsceno del ojivioleta o acaso el ojos azules era virgen? –En fin. No teníamos más camas disponibles y no pensamos que Joey despertara primero—añadió.
¡No lo hizo! ¡Yo lo desperté!—aclaró Seto.
Entonces el idiota es usted. ¿Cómo se le ocurre despertar a un vampiro de golpe? ¿No se le ocurrió que podía tener hambre, genio?—se vengo el de mirada amatista.
Azul contra violeta se desafiaron en un duelo de ceñudas miradas. Joseph supo que de seguir así eso no saldría bien pues los dos estaban con los ánimos caldeados y eran impulsivos y agresivos en extremo.
¡Ya basta! ¡No somos niños!—grito el rubio sacando a ambos de su abstracción.
Kaiba miro frustrado a un lado y luego a su mente vino una palabra llamada por la palabra niño, Mokuba.
Mokuba debe estar preocupado. Debo llam…--dijo el empresario y el ojos mieles le detuvo.
Yo le llame anoche ni bien llegamos desde tu celular. Puede que este preocupado pero cree en mí y le di mi palabra que hoy volverás con él—le dijo.
¿Como te atreves a hablar con mi hermano? ¡Te quiero a mil kilómetros de él! ¿Lo entendiste? No quiero que inmiscuyas a Mokuba en tus problemas. Suficiente es que me hayan inmiscuido a mí—exclamó el ojos azules.
Aunque ya desde hacia unos días el otro se había dado cuenta de que debía alejarse de sus afectos si no quería que estos salieran dañados, las palabras duras del otro negándole todo contacto con el peque le dolieron. Su mirada se torno triste y un nudo se le formó en la garganta.
Seto notó lo de su mirada como una peculiaridad y en su cuerpo al notarlo algo se conmovió.
Ten por seguro Kaiba que no lo haré—dijo el rubio, notándose el cambio en su voz. Al ver que el otro se tranquilizaba su rebeldía se hizo presente—Pero no es porque tú me amenaces. Es porque yo lo he decidido y porque me agrada Mokuba. Es muy lindo para tener tus mismos genes, idiota—agregó ceñudo, haciendo que el otro inspirara conteniendo visiblemente su furia y ahí estaba Zero observándoles con curiosidad. Esa relación se parecía mucho a la suya con Kaname con ciertas variaciones.
Pensar en eso le hizo recordar lo sucedido esa mañana.
2 horas antes.
Zero tomaba su café cuando un rubio con marcas en las mejillas entro en la sala en que él permanecía solo con un enorme bol que echaba humo. Por un momento el de ojos violetas creyó que era leche caliente con cereales hasta que el otro se sentó frente suyo. No solo invadía el tranquilo lugar que hasta ahora era un remanso en el cual pensar en las estrategias a seguir en adelante sino que además traía algo fuera de lugar y molesto.
Naruto. Aún no es la hora del almuerzo—dijo serio.
Lo sé—dijo el otro en contestación. – ¿Aca…so crees que mmmnnn no se leer un reloj?—preguntó entre molesto por lo que decía el otro y feliz por lo que disfrutaba a boca llena en esos momentos.
¿Entonces por que rayos estas comiendo ramen de cerdo?—pregunto el de pelo blanco un poco curioso.
¿Se necesita una razón para comer ramen?—preguntó el otro con mirada totalmente sorprendida.
No supo por que, porque habitualmente a Zero le hubiera molestado tal signo de idiotez, pero la frescura e inocencia de Uzumaki tenía su gracia y por eso sacó del frío cazador una alegre y ancha sonrisa.
Justo en ese momento arribo a la sala Kuran con su cohorte acompañado de Vladimir. El castaño quedó impactado con la escena. Ver a Kiryu con la cara iluminada brillantemente por una cálida sonrisa era algo que ninguno de los presentes en la habitación había tenido la gracia de presenciar en el tiempo que llevaban conociéndolo. Su aura era hasta angelical. No podía obviarse eso.
La mirada de Zero cambio cuando se percató de la presencia de los demás y los miro como solía hacerlo. Como a unas bestias peligrosas que deseara sacar de su camino.
Eso dolió a Kaname. Tal diferencia el trato hacia él y el otro le causaba unas sensaciones en su ser que ni él sabía ser capaz de sentir pero que se parecían peligrosamente a los celos que había sentido por su hermana. O él había creído que era por Yuki y no por Zero. ¿Sería acaso así?
¿A que vienes Kuran?—pregunto el peliplateado.
¿Has perdido la memoria Kiryu? Te dije anoche que vendría a hablar con tu “líder”—dijo el castaño con su tono autoritario y su mirada soberbia. Subrayó la palabra líder para hacer ver que no creía a Wheeler merecedor de tal cargo.
Pues ahora no se podrá. Él aun no ha despertado, viejo—dijo Naruto terminando por fin su ramen. No tenía ni su capa con capucha ni la tela que le cubría el rostro pero Kaname reconoció su voz como la del encapuchado. Lo que sintió cobró más vigor al recordar que Zero había salvado a Naruto del ataque de un humano. Lo que necesitaba que estuvieran muy bien relacionados porque el de ojos violeta no era muy dado a andar salvando a cualquiera.
Entonces hablaré contigo—dijo a Zero sorprendiendo a todos.
¿Por qué conmigo?—quiso saber Kiryu y su voz sonó como una queja lo que molesto sobre manera al de ojos borgoña. Sonó a un ¿Por qué yo?
Porque que yo sepa, aparte de Yuki eres el único hijo postizo de Cross que queda—aclaró bruscamente el rey de los vampiros.
Zero inspiró profundamente.
¿Por qué no esperamos a que Wheeler despierte?—preguntó Takuma de pronto. Estaba preocupado. Si las negociaciones dependían de la cooperación de Kuran Kaname y Kiryu Zero podían olvidarse de la paz.
No. Después de todo es gracias a Kiryu que tengamos esta charla. Él salvo a Yuki—dijo el otro muy tranquilamente.
Ichijou cerró los ojos y rezó para que todo saliera bien.
Kaname entro tras él en el estudio y Zero volteó para preguntarle--¿Qué quier…?—pero calló al sentir su cuerpo ser azotado contra la pared y al abrir de nuevo los ojos vio la cara de Kuran junto a la suya. De pronto entendió.
El otro solo buscaba una oportunidad para matarlo tranquilamente. Las palabras que siguieron le sorprendieron demasiado.
¿Qué rayos traes con ese tipo?—preguntó el de ojos borgoña con su mirada firme clavada en él.