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Ojos Azules por Kitana

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Eran casi las dos de la tarde cuando el avión donde Camus viajaba desde París aterrizó en el aeropuerto de Tokio. Hyoga lo esperaba impaciente. Había esperado tanto para reunirse con Camus que ya ansiaba verlo. Camus no había podido viajar tan pronto como le había dicho, tuvo que posponer su viaje a Japón por casi un mes.    Hyoga sonrió al verlo aparecer llevando consigo una enorme maleta. Camus se veía cansado y algo triste. No había dormido bien durante las últimas semanas, no podía dejar de pensar en lo que Hyoga le había dicho por teléfono. Aunque Hyoga quiso decirle de su descubrimiento Camus no lo dejó, en realidad no quería hablar con él. Le molestaba que cada vez que hablaban Hyoga se pusiera a hablar pestes de Milo. Y no era que le molestara solo porque se hubiera dado cuenta de que seguía enamorado de Milo y que lo que alguna vez hubo entre él y Hyoga fue solo pasión y que estuvo motivado por la soledad y la necesidad de saberse querido, era porque se daba cuenta de que Hyoga verdaderamente odiaba a Milo y estaba comenzando a convertirse en un ser amargado e incapaz de admitir que lo que ellos habían tenido se había terminado desde hacía mucho tiempo.

- Camus…- dijo Hyoga al ver a su ex amante, se acercó e intentó besar los suaves labios del acuariano, quien simplemente giró un poco el rostro para evitar ser besado en los labios.

- Hola.- dijo secamente el caballero de Acuario a su ex amante. – Vamos a la mansión, quisiera descansar un poco, el vuelo ha sido agotador.- dijo Camus con un tono que puso furioso al Cisne.

- ¿No prefieres ir a tomar un café antes?- dijo Hyoga en tono meloso tratando de ocultar lo contrariado que estaba con la actitud de Camus.

- Bien, vamos, pero que sea rápido.- dijo Camus. Abandonaron el aeropuerto y se dirigieron a una plaza comercial cercana a la mansión Kido, Hyoga llevó a Camus a un cafecito medio escondido entre las numerosas tiendas, era un lugar algo oscuro, íntimo, ideal para lo que el Cisne planeaba.

- Y… ¿cómo te ha ido en Francia? – dijo Hyoga acariciando la mano de Camus.

- No me quejo… he tenido suerte.

- Dime Camus, ¿has estado con alguien más después de nuestro último encuentro? – Camus negó con la cabeza., Hyoga lo miró esperanzado, sí no había estado con nadie más era posible que después de contarle lo que sabía de  los hijos de Milo tuviera una esperanza.

- ¿Crees que podríamos irnos ya? De verdad estoy muy cansado.- dijo Camus.

- Sí, no te preocupes solo pagaré la cuenta.- dijo Hyoga.

- Bien entonces te espero afuera.- dijo Camus, se puso de pie, tomó su maleta y salió del café.  

Mientras Hyoga se encargaba de pagar la cuenta, Camus se entretenía contemplando a la gente que pasaba por ahí, se negaba a pensar en Milo, no quería creer que su escorpión le había sido infiel… no quería creer en lo que Hyoga le decía, quería pensar que todo era producto de la ponzoñosa imaginación del Cisne a creer que de verdad Milo pudo haberle sido infiel.   

Ni Milo ni Camus se imaginaban lo que estaba a punto de ocurrir. A unos cuantos metros de donde Camus se encontraba esperando a Hyoga, Milo, Shaka y los gemelos se encontraban escogiendo el regalo que le darían al bebé de Afrodita.

- Querido yo creo que debemos llevar el azul.- decía Milo sosteniendo un mameluco con un unicornio bordado.

- ¿No crees que es muy pequeño?

- El bebé de Dita es un bebé de menos de un mes, esto es perfecto para él.- insistió Milo.

- Está bien, llevamos el azul, pero sí no le queda entonces tú vendrás a cambiarlo.

- Claro que le va a quedar. – dijo Milo depositando un beso en los labios de Shaka.  Mientras Shaka se encargaba de pagar el regalo, Milo se quedó con sus gemelos, tenía una bella sonrisa en sus labios rojos.

- Mami, Cass y yo queremos comer un helado, ¿podemos?- le preguntó Egisto a Milo.

- Ummm déjenme pensarlo un segundo… ¡claro que sí! Pero tendremos que comprar una de esas enormes paletas de yogurt para papá, ¿entendido?

- Sí mami.- dijo Cassandros. Los gemelos echaron a correr en dirección a la heladería que estaba justo frente al café donde Camus y Hyoga habían estado.  

Camus estaba tan distraído con sus pensamientos que no vio a las dos pequeñas manchas rojizas que corrían directo a él y que ni siquiera lo notaron hasta que fue demasiado tarde. Casi cayó al suelo cuando Egisto, que era quien llevaba la delantera, chocó con él. No tuvo tiempo de reaccionar y no pudo evitar que Cassandros lo derribara al suelo.

- ¡Niños!- gritó Milo al notar lo sucedido. Shaka venía detrás de él llevando el regalo que habían comprado. Milo no reconoció de inmediato a Camus, pero él lo reconoció con solo escuchar su voz, Camus reconocería esa voz en cualquier parte. Milo se apresuró a tomar en brazos a Cassandros que lloraba mientras se sobaba la rodilla izquierda, pronto Egisto también comenzó a llorar. – Ay pequeños, ¿Cuántas veces les he dicho que deben tener cuidado cuando corren así? Aquí no es como en casa.- dijo Milo limpiando las lágrimas de uno de los pequeños para luego arreglarle la ropa al otro. Camus no perdía detalle de la escena, los niños eran idénticos a Milo, eran dos pequeñas copias del escorpión… salvo por el detalle que no eran rubios como él sino pelirrojos. Shaka no tardó en reunirse con ellos, cargó a Egisto que comenzó a llorar de nuevo sobre su hombro. Milo recordó entonces que sus niños habían chocado con alguien. – Cass, debes disculparte, y tú también Egi.- dijo con cierta severidad.

- Si mami.- dijeron al unísono los gemelos, Egisto fue bajado por Shaka que miraba a Camus con dureza, él si lo había reconocido, no así Milo que estaba más preocupado por sus niños que por el extraño con el que habían chocado. Los gemelos se pararon frente a Camus tomados de la mano. – Lo sentimos señor, ¿nos disculpa?- dijeron alzando sus caritas hacia Camus que miró a esos dos pequeños de llorosos ojos azules que se parecían tanto a su amado Milo y no pudo evitar sonreír.

- Despreocúpense, no ha sido nada grave, pero la próxima tengan más cuidado.- les dijo sonriendo. Los gemelos algo apenados fueron a refugiarse en los brazos de sus padres.

- Hola Camus.- dijo Shaka con gesto frío al tiempo que volvía a levantar a Egisto, quien de inmediato se acurrucó en el hombro del caballero de Virgo. Solo entonces Milo reaccionó y reconoció a Camus. Levantó a Cassandros del suelo y lo cargó.

- Hola Shaka.- dijo Camus sin dejar de mirar a Milo que abrazaba con fuerza a su hijo. - ¿No vas a saludarme Milo? – dijo Camus sin quitarle los ojos de encima al escorpión.

- Hola.- murmuró Milo.- Shaka querido, será mejor que nos vayamos, estoy cansado. – dijo Milo dándose media vuelta, estaba nervioso y algo asustado por haberse encontrado con Camus. Acarició la cabeza de su hijo y se apresuró a llegar a la salida.

- Querido, ¿estás bien?- le dijo Shaka tomándolo del brazo.

- Sí... no te preocupes, es solo que me sorprendió verlo aquí, supuse que solo se presentaría a la boda y luego volvería a Francia con su familia. Además, necesito que vayamos a casa, te tengo una sorpresa querido.- murmuró Milo besando los labios de Shaka para tranquilizarlo. Toda esta escena fue presenciada por Camus que los había seguido. Se sintió sumamente celoso al ver la forma en que Shaka abrazaba a Milo, y cuando éste lo besó sintió que estallaba de furia.

- Camus… ¿estás bien? – dijo Hyoga abrazándolo.

- Perfectamente.- murmuró Camus sin dejar de mirar a la pareja. Estaba intrigado. ¿Por qué esos niños llamaban mami a Milo…? Solo había una posible explicación y no le gustó nada. Sí lo que él pensaba era cierto, indudablemente esos niños eran la prueba de que Milo le había sido infiel.  

Shaka y Milo se encontraban a solas en su habitación mientras los gemelos jugaban en el jardín de la mansión con los hijos de Aldebarán.

-¿Estás completamente seguro Milo?- dijo Shaka.

- Sí querido, estoy completamente seguro, me hice dos veces la prueba y las dos veces resultó positiva, ¡vamos a tener otro hijo!

- No podría ser más feliz que en este momento… te amo Milo.

- Y yo a ti Shaka.- se unieron en un apasionado beso que solo rompieron cuando se les acabó el aire.

- ¿Sabes? Me gustaría tener una niña, ¿tú que crees?

- A mi no me importa sí es niño o niña, lo único que me importa es que este sano y que seas feliz. – Shaka abrazó con fuerza a Milo.

- Los niños se van a poner felices, ¿recuerdas que han estado insistiendo en tener un hermanito desde que Minos les dijo que él iba a tener un hermanito?

- Oh sí, y tú les dijiste que teníamos que escribirle a la cigüeña para que nos trajera un bebé y ellos me pidieron que les enseñara a escribir.

- Y nunca olvidaré las cosas que inventaste cuando nos pescaron intentando escribirle a la cigüeña detrás de la casa. – los dos rieron felices. Milo se sintió dichoso, Camus ya no era una amenaza para su felicidad junto a Shaka, en el momento en que lo vio frente a él se dio cuenta de ello, ya no sentía nada por Camus, ni siquiera rencor, pero aún le molestaba la actitud del caballero de Acuario.

- Te amo Shaka.

- Te amo Milo.- dijo Shaka acariciando el vientre de Milo, ¿cómo no se había dado cuenta? Milo había estado algo extraño en los últimos días, pero ahora que sabía la razón se sintió muy feliz, su Milo lo amaba tanto que le iba a dar un hijo, más bien otro hijo, porque Shaka amaba a los gemelos como si fueran sus hijos de sangre.

- Shaka… ¿te importaría hacerme el amor ahora mismo?

- Existo para complacerte.- dijo Shaka tomando a su amado por las caderas, Milo se incorporó para poder quitarse la ropa, Shaka aprovechó el momento para desnudarse por completo.

- Ummm, tú si que sabes usar la velocidad de la luz.- dijo Milo mordiendo su labio inferior.-Ven aquí y tómame de una vez.-dijo Milo, se tendió de espaldas en la cama y abrió sus delicadas piernas para mostrar a Shaka su entrada y su creciente excitación.

- No te imaginas lo violable que te ves así.- dijo Shaka, Milo sonrió lleno de lujuria y comenzó a acariciarse.

- Vamos querido, quiero que me lo hagas de inmediato, no soporto más.- dijo Milo, llevo uno de sus finos dedos a sus labios y comenzó a lamerlo, Shaka solo lo miraba, Milo sabía lo mucho que excitaba a su amante verlo con esa actitud. Sin pensarlo demasiado, Milo introdujo su dedo en su entrada, Shaka estiró su mano para acariciar el palpitante miembro de su amor y comenzó a masturbarlo. – Shaka amorcito, deja de jugar conmigo y entra en mí de inmediato… por favor.- dijo Milo en tono de súplica, Shaka no quiso hacerlo esperar más, tomó de la mesita de noche un tubito de lubricante, cuyo contenido untó en su pene y también en la entrada de  Milo que se retorcía suplicando placer.- Vamos Shaka, vamos, ¡házmelo ya¡ - dijo Milo incorporándose para besar a Shaka y tumbarlo de espaldas en la cama, el escorpión tomó entre sus manos la enorme erección de su amado y se hizo penetrar por Shaka, cuando todo el pene del virgoniano estuvo dentro de su cuerpo, Milo comenzó a mover sus caderas con un ritmo que enloqueció a Shaka, se aferró a las caderas de Milo y con un movimiento rápido y algo violento hizo quedar abajo a Milo.- Ummm… me encantas cuando eres así de dominante… - dijo Milo llevándose las manos al rostro.- Oh sí Shaka, dame más… así… aaaah… más fuerte cariño.- decía el escorpión al sentir en su interior los embates de Shaka, quien por su parte se excitó enormemente al escuchar los gemidos que cada movimiento suyo arrancaba de la garganta de Milo. – Te amooo…. – dijo Milo.

- Y yo a ti precioso.- dijo Shaka cubriendo el pecho sudoroso de Milo con suaves besos que no hacían sino exaltar la pasión del escorpión.  Con cierta violencia, Shaka sostuvo a Milo por la nuca y lo atrajo hacia sí para besarlo. – Dí que eres mío, di que me amas.- dijo Shaka sintiendo el inminente orgasmo aproximarse.

- TE AMOOOO¡¡- gritó Milo abrazándose al fuerte cuerpo de su amado Shaka. Sus largas piernas se aferraban a las caderas de Shaka que no cesaba sus embestidas. – Soy completamente tuyo, y quiero que me prometas que nunca vas a dejarme, porque si me dejas me muero. – dijo Milo antes de dar un mordisco al hombro de su amante. Shaka rasguñó la espalda de Milo, casi al mismo tiempo los dos se vinieron en un enloquecedor orgasmo que los hizo gritar. Se abrazaron, Shaka lleno de besos el cuello y los hombros de Milo.

- Te amo bichito… y nunca te voy a dejar, estaré contigo el resto de la eternidad. Te lo prometo… ahora dime que me amas a mí y a nadie más, que solo tienes ojos para mí y que jamás vas a apartarte de mi lado.

- Te amo angelito… no sabes cuanto te amo, y ¿sabes? para separarme de ti tendrían que matarme. – Milo lo besó en los labios con suavidad, pronto Shaka tomó el control del beso, su serpenteante legua pronto se encontró con la de Milo y comenzaron un intenso jugueteo que irremediablemente los llevó a amarse una vez más.

Más tarde, la feliz pareja salía al jardín después de tomar un baño juntos. Tomados de la mano salieron de la casa. Se encontraron con Aioros en el camino.

- Hola Aioros.- dijo Milo con una sonrisa en su bello rostro.

- Hola.- dijo Aioros con una mirada rara en sus ojos color miel cuando se alejaba Milo lo oyó murmurar. -¡Cochinos! – dijo él.

- Ja¡ como sí él y Shura fueran tan discretos.- dijo Milo abrazándose a Shaka. – Vayamos con los niños, tenemos que darles la buena noticia querido.- añadió el escorpión. Shaka rodeaba los hombros de Milo con su brazo y Milo rodeaba la cintura de Shaka con uno de sus brazos, mientras caminaban por el jardín, Milo apoyaba su mano libre en el fuerte pecho de Shaka.  

Camus los observaba desde lejos. Él también había escuchado cuando la pareja se demostraba su amor, en especial cuando Milo le gritó te amo a Shaka. Él sabía lo ardiente que podía ser Milo, y tenía la convicción de que en ese aspecto Shaka no iba a poder satisfacer a un amante tan exigente como lo era Milo. Pero las evidencias apuntaban a que no solo Shaka hacía feliz a Milo, también lo tenía satisfecho en la cama. Camus se sintió furioso. Por eso no se negó cuando Hyoga lo invitó a ir esa noche a una discoteca, todos los caballeros de bronce irían, también  los gemelos de géminis, Shura, Aioros, Dohko y Shion. Death Mask y Aioria  se unieron de último minuto al grupo y pronto se dirigieron a la mejor discoteca de Tokio. Hyoga no se le despegaba ni un momento a Camus, quien no parecía estar muy molesto por ello.

- Así que te peleaste de nuevo con Afrodita.- le dijo Shura a Death Mask.

- Sí… - dijo el caballero de Cáncer luego de beber un poco de su copa.-Y fue por lo mismo de siempre.

- ¿Celos?

- Ojala fuera eso… es que últimamente Afro ha estado muy exigente…

- ¿Cómo que exigente?- intervino Dohko.

- Pues sí… es que él me pide que… pues que hagamos el amor todos los días y yo, pues no tengo tantos deseos como él. – Death bajó la cabeza apenado ante las risas burlonas de los gemelos.

- Pero ustedes nunca habían tenido ese problema ¿o sí? Por lo que sé el que se quejaba de las exigencias del otro era Afro no tú. – dijo Aioria.

- Pues sí… pero desde que se embarazó no deja de pedirme que le haga el amor, y no le importa el lugar o el momento, si tiene ganas me exige que se lo haga. No sé que hacer.

- Quizá fue culpa del embarazo, Mu también se ha puesto un poco... travieso.- dijo Aioria algo sonrojado.

- Uy, si el embarazo te pone así, me imagino que el alacrancito debe estar muuuy embarazado, ¿oyeron como le gritaba a Shaka?- dijo Kanon mientras revolvía su cóctel con el agitador y comenzó con una imitación de los gritos de Milo- AAh…sí… dame más… más fuerte... - todos se rieron, todos menos Camus.

- ¿Alguien se imaginó a esos dos juntos?- dijo Saga- Yo no, Milo es demasiado sexy para alguien como Shaka.

- Lo dices porque nunca te hizo caso a ti, en realidad nunca nos hizo caso a ninguno porque estaba demasiado enamorado del congelador ambulante aquí presente.- dijo Kanon  señalando a Camus.

- Es cierto.- dijo Aioria.

- Pero tú estuviste muy cerca de tirártelo, ¿no es cierto Aioria?- dijo Saga, el león bajo la cabeza para mirar los dibujos de su servilleta.

- Eso no es cierto…Milo y yo solo hemos sido amigos.

- Pero a ti te gustaba antes de estar con Mu, ¿o me equivoco? – dijo Aioros.

- Pues sí... pero nunca pasó nada.

- No te hagas, sí después que termino con el señor Freeze él, Shaka y tú siempre estaban juntos. No me digas que nunca hicieron nada que no fuera apto para menores... ¿nunca hicieron un trío? – dijo Saga.

- ¡Claro que no! Yo siempre lo respeté. – dijo Aioria molesto.

- Así que entonces de todos los aquí presentes el único que ha probado las mieles del hermoso escorpión eres tú Camus.- dijo Saga sonriendo con malicia. – Y dinos… ¿contigo gritaba igual que como grita con Shaka?

- Eres un imbécil Saga.- dijo Camus poniéndose de pie. Hyoga lo detuvo y lo jaló hacia la pista de baile.

- Ven Camus, vamos a bailar.- dijo llevándoselo de ahí.

- Uy, uy, uy, mister Freeze esta celoso.- canturreó Kanon.

- ¿Y tú no estarías así sí hubieras oído a tu ex con su nuevo amor como oímos a Milo?- dice Shura.

- No debería quejarse, él fue quien decidió cambiar a Milo por otro. – dijo Aioria con molestia.

- Ajá¡ Con que tú si sabes toda la historia de esos dos.- dijo Saga con los ojos brillando por el interés.

- Y aquí vamos de nuevo… ¿es que no te cansa ser tan chismoso? – le dijo Shion a Saga.

- Nop, y no soy chismoso, solo me gusta estar bien informado. Así que cuéntanoslo todo Aioria, ¿que fue lo que hizo que Milo abandonara al señor Freeze?

- No te voy a dar detalles, solo te diré que él lo sorprendió haciendo algo que no debía hacer. – respondió Aioria.

- Eso solo puede significar que lo pescó follando con alguien más.- dijo Kanon. – Esto se pone interesante. Cuenta más, no seas cruel.

- Lo bueno es que el chismoso soy yo.- dijo Saga.

- Es todo lo que sé.

- Y por lo que veo después de terminar con Camus el alacrán no quiso verse lento ¿verdad? Mira que conseguir a Shaka…- añadió Kanon

- Tú siempre has estado babeando por él.- le dijo Shura.

- Pero a él no le importo, no soy suficientemente bueno para el angelito.- dijo Kanon en tono burlón y juntando las manos frente a su pecho y con un gesto de fingida inocencia.

- Ah por eso debe ser que ahora te preocupas por consolar a Seiya.- comentó Dohko.

- Da gracias a que no le echó el ojo a tu discípulo. No creo que Seiya vuelva a ser el mismo después de que este le ponga la mano encima.- dijo Death Mask.

- No soy tan malo, digamos que me gusta experimentar el placer de una forma algo diferente.- todos se rieron, pero la risa de Dohko era de cierta preocupación, ¿qué planeaba hacer Kanon con el mejor amigo de su discípulo?  

Mientras tanto en la mansión Kido, los niños jugaban en el jardín bajo la mirada vigilante de Shaka y Aldebarán. Arriba, en la habitación de Death Mask y Afrodita se encontraban este último y Milo conversando.

- Ay ya no sé que hacer con Death… - dijo Afrodita mientras cargaba a su hijo.

- Pero ¿por qué? – dijo Milo preocupado - ¿Sigues sin estar seguro de tus sentimientos hacia él?

- No, no es eso, ahora estoy seguro de que lo amo… es algo más…mundano.-dijo Afrodita. – Él ya no quiere hacer el amor conmigo.- le dijo con ojos llorosos.- Lo he intentado todo, se lo he pedido de mil formas y no cede, ¿qué puedo hacer?

- Tener paciencia, no debe ser fácil para él, ahora que tuvieron  un bebé te ve de forma diferente.

- Supongo que tienes razón… aunque dime algo Milo, ¿Shaka te complace?

- Pues sí, él hace todo para tenerme feliz.

- Entonces estás satisfecho, ¿cierto?

- Sí, nuestra relación es excelente.

- Lindo yo no me refiero al romance.

- Entonces ¿a qué?

- A que si te lo hace cuando tú quieres, a sí te toma, a si te posee, a si te la mete, a si te folla, a si te coge, a si te parte el culo, ¡a eso que el idiota de Death ya no me hace con la frecuencia que yo quiero!

- ¡Dita qué vulgar! – dijo Milo sonrojado.

- Responde.

- Pues sí… lo hacemos cada vez que queremos.

- ¿Cómo esta tarde?- dijo Afrodita con una sonrisita de complicidad.

- Pues sí… pero no siempre hacemos tanto ruido.

- Ahórrate las disculpas, ¿se te olvida que en el santuario yo era vecino de Camus? Conozco toda la escala de tus grititos orgásmicos lindo, y por la forma en que gritabas esta tarde sé que lo que hacías con Camus no es ni la mitad de bueno que lo que haces con Shaka. – dijo Afrodita a un muy sonrojado Milo. – Anda sé buen amigo y dime ¿qué haces de especial con  Shaka para que él te haga tan… feliz?

- Pues… es que él se encarga de hacerme feliz, eso es todo, lo amo, soy feliz junto a él y confió plenamente en él.

- ¡Aah!- suspiró  Afrodita, su amigo era muy feliz, más de lo que había sido con Camus, eso era obvio para todo el mundo. – Eres un romántico empedernido Milito, bien será mejor que comience a pensar en que haré esta noche para despertar al amiguito de Death.

- Danza del vientre.- murmuró Milo.

- ¿Qué dijiste?

- Danza del vientre… belli dance. Eso es lo que hago, eso hace que Shaka enloquezca de pasión.

- Así que belli dance, ¿y eso funciona?- preguntó Afrodita.

- Pregúntale a él, yo solo sé que es lo que más lo excita, lo he probado y si que funciona.- dijo Milo sonrojado hasta las orejas.

- Ay lindo, ¿no te molestaría instruirme al respecto?

- Mientras no intentes practicar tus conocimientos con mi Shaka no me importa. Aunque todavía tienes que esperar un poco para ejercerlo con Death Mask, no es fácil dominar los movimientos, pero sí te interesa entonces puedo enseñarte algunos de los movimientos básicos.

- No sé que haría sin ti lindo.- dijo Afrodita.  

A la mañana siguiente Milo y Shaka se encontraron con Afrodita en el jardín de la mansión. Shaka había aceptado que Milo le diera unas cuantas lecciones de belli dance a Afrodita y Shaka estaría presente.

- Fíjate bien Afro.- dijo Milo al tiempo que flexionaba las rodillas para  colocarse en la postura básica de la danza del vientre. Con solo verlo Shaka se dio cuenta de que sí seguí ahí observándolo terminaría por tomarlo ahí mismo sin importarle la presencia de Afrodita.

- Creo que yo mejor voy a ver si ya se levantaron los niños.- dijo Shaka levantándose de su sitio y echando a correr hacia la casa. Afrodita y Milo se rieron mucho de la reacción de Shaka.

- Ahora te creo que esto de verdad funciona. – dijo Afrodita imitando la postura de Milo. Pasaron gran parte de la mañana en el jardín practicando los movimientos básicos de belli dance, Afrodita resultó ser muy buen alumno y aprendía muy rápido.

- Vaya Dita, pronto dominaras esto. – le dijo Milo.

- Sip, y además me ayudará a bajar los kilos que subí con el embarazo, ¿no lo crees?

- Si, a mi me ayudó mucho. – dijo Milo. Ninguno de los dos caballeros se dio  cuenta de que alguien había estado pendiente de todos y cada uno de sus movimientos, Camus. Los vigilaba desde el otro extremo del jardín ocultó detrás de unos arbustos. Estaba furioso e hirviendo de celos y pasión por el escorpión, Milo nunca había hecho eso para él. - ¿Te cuento un secretito Dita? Pero antes de que te cuente tienes que jurar que no le vas a contarle a nadie.

- No me tienes que pedir que te jure no decirlo, a diferencia de los gemelos, yo no soy ningún chismoso.

- Voy a tener un bebé.- le dijo Milo con una esplendorosa sonrisa a su amigo.

- ¡Te felicito bichito! ¿Ya se lo dijiste a Shaka?

- Sí y mi angelito está feliz, nada podría ser mejor, mi vida es prefecta.¿Y sabes? Todo se lo debo a Shaka, lo amo tanto…- dijo Milo. Camus se había acercado para escuchar lo que decían, cuando escuchó que Milo estaba embarazado su corazón dio un vuelvo, se puso furioso.¿Es que de verdad Milo ya no sentía nada por él? Sintió que su última esperanza de recuperarlo se quebraba como un cristal.
Notas finales: ay este capitulo me cotó un poco escribirlo pero ya esta listo, que lo disfruten y dejen rewiwes porfa, sugerencias, etc.

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