¿Qué rayos traes con ese tipo?—preguntó el de ojos borgoña con su mirada firme clavada en él.
Zero le miro francamente sorprendido. Tanto que no podía articular palabra. ¿De que estaba hablando Kuran? Eso se parecía mas a un reproche de un amante que la pregunta de un enemigo. ¿Acaso Kaname le estaba celando? La idea era absurda pero así mismo era lo que parecía y lo que lo dejaba atónito.
¿Y bien?—preguntó el castaño.
Los ojos violáceos pasaron del asombro a la mirada seria y enojada y de un manotazo apartó la mano que oprimía su cuello y dijo al otro--¡No tengo que decirte nada sobre mi vida privada Kuran!—Los ojos del otro se tornaron carmesí mientras le miraba, descolocando al peliplateado un poco.
¡Escucha bien, Kiryu!—le dijo Kaname que parecía contenerse. –De ahora en adelante todo lo que pase aquí me incumbe. He tomado la decisión de intervenir a favor de ustedes frente a la Asociación y si tomo esa posición mientras investigo quién y porque mato a Kaien Cross debo saber que esta pasando entre ustedes—le informó el sangre pura.
¡Nadie te pidió que intervengas en nuestro favor!—dijo sorprendido y sospechando de las intenciones del otro Zero.
¡Siempre tan agradecido!—dijo Kuran.
¡Nada tengo que agradecerte!—grito de pronto enfadado el peliplateado acercando su rostro al del otro en evidente señal de desafío.
¿Ni siquiera mi sangre?—preguntó Kaname mirándole también fijo.
Kiryu abrió los ojos y se sintió en falta por lo que el otro dijo pues era cierto que le dio su sangre en un momento de necesidad. Aunque el otro lo había hecho por sus planes, por Yuki y porque el no interfiriera en sus planes, no por bondad. Recordó el momento en que bebió esa sangre y al hacerlo el sabor de esta se le vino también a la memoria. Al momento se le vino el agua a la boca y miro al otro con deseosas ansias mientras sus ojos brillaban rojos, su sangre hervía por la necesidad de ese contacto tan íntimo y glorioso que provocan los colmillos al clavarse en el desnudo cuello de una ofrecida víctima.
Pese a ver con algo de antelación el momento del ataque Kaname no tuvo tiempo suficiente de reaccionar y sintió primero el cálido aliento del otro sobre su garganta y luego los filosos dientes hundirse en su carne buscando uno de los más preciados elixires entre los vampiros para sentir después un estremecimiento en su columna vertebral cuando sintió los labios succionar allí, donde la piel es más sensible y su corazón acelerarse víctima de tan excitante hormigueo.
Los ojos borgoñas también cambiaron, tornándose brillantes con un tono tenebroso mientras sentía al otro lamer sobre la herida recién hecha con un regocijo tal como el de un niño que prueba su primera paleta robada. La mano izquierda de Kaname se apoderó del cabello en la nuca del peliplateado y tironeó de la cabeza del otro para al fin los dos poder verse a los ojos.
La boca de Zero estaba enmarcada por el líquido vital que provenía de él mismo. De pronto el deseo de Kaname por probar el sabor de su sangre de labios de ese ojos violetas que tanto le desafiaba fue mayor que su razón y se volcó a lamer y succionar estos con desesperación.
Kiryu en realidad no estaba muy consciente de sus actos gracias a su hambre y le dejo hacer para después de un momento acompañarle en su desespero.
Las lenguas de ambos comenzaron a combatir mientras Kuran se aferraba a la cintura del otro y así pegaba sus cuerpos mientras el otro con sus manos masajeaba sus pectorales por encima de la ropa y luego de unos segundos de apasionado deseo, abandonaba sus labios para ir de nuevo por el cuello del castaño del que aun tenía ganas.
Kuran lo apartó un poco con su mano mientras con el dorso de la otra limpiaba los restos de sangre y saliva de su boca mientras miraba a Zero con sus ojos ya tornados a borgoña y su mente menos turbada por tantas sensaciones satisfactorias aunque su respiración seguía agitada.
Kiryu lo miraba molesto con sus expuestos colmillos en la boca abierta anunciando que él quería más. De pronto el otro lo abofeteó y el peliplateado volvió a su uso de razón.
¡Por mucho menos que esto he matado a muchos como tu!—declaró el sangre pura.
Molesto consigo mismo y con el otro por permitirle perpetrar tan aborrecible acto el de ojos violetas le preguntó--¿Y por que no lo haces?—
Kuran no iba a responder aquello. No le apetecía. – ¡Volveré cuando tu líder este repuesto! Esta claro que los dos no podemos llegar a ningún acuerdo—dijo antes de irse.
Ichijou agradeció que su jefe saliera sin partir ninguna puerta por la mitad. Pero estaba preocupado. De hecho todos los del comité que había acompañado al rey lo estaban ya que habían podido oler su sangre.
Aidou estaba por reclamar y Kuran por regañarle. Takuma pudo verlo por las facciones de ambos así que decidió intervenir y puso una mano sobre su pecho para mirarle a los ojos después en señal de advertencia.
Hanabusa muy a su pesar siguió el consejo de su amigo. Sabía que de no hacerlo repercutiría en su bienestar mas tarde. Pero es que esos clase E lo ponían de mal humor. Más Kiryu que nadie. Encima atreverse a derramar la preciada sangre de su líder.
Se fueron de la casa sin más trifulcas.