Su cuerpo sabía que eso era lo que había hecho bajo el mando de ese poder malévolo. Que bajo había caído el otro. Lo miro con desagrado para luego sorprenderse y arquearse al sentir que su miembro entraba en la estrecha cavidad del de ojos amatistas.
Se sentía tan bien. Tan intenso.
Al día siguiente las ojeras del castaño eran prominentes y todos lo notaron cuando entró en el aula. Saludo con una sonrisa cansada a todos y Shirley se le acercó.
¿Estas bien Subaru?—le preguntó la joven con cara de preocupación.
Si. Esta todo bien, Shirley. Es solo que tengo mucho trabajo en la base y anoche me acosté tarde—le contestó con una sonrisa amable pero cansina.
Entiendo—dijo ella. –A papá solía pasarle lo mismo—añadió con una sonrisa nostálgica mientras la sonrisa del otro se borraba. Al notarlo ella le dijo—Oh, no te pongas mal por recordarme a papá. Ya estoy resignada—afirmo–En la línea de trabajo de ustedes eso sucede muy a menudo—
Es cierto—dijo el joven de ojos verdes tratando de ocultar que no solo era eso lo que le había puesto mal sino el saber que el que le había causado tal pena se sentaba y sonreía con ella sin que pudiera apercibirse de la persona tal que le acompañaba.
La rubia se percató de que el otro cambio su expresión de pronto por algo que había visto a sus espaldas y volteó a ver el motivo de su evidente enojo para encontrar en la entrada a Lelouch que se despedía de su hermano alegremente.
Shirley volteó de nuevo y le preguntó al ojiverde-- ¿Te has peleado con Lulu?—preguntó.
Para nada—dijo con una sonrisa falsa el caballero eleven.
Cuando el ojos amatistas llegó alegremente a su lado y le saludó, el castaño respondió taciturnamente y sin mirarlo.
El otro levantó la ceja y preguntó--¿Te pasa algo conmigo?—
Para nada. Pon atención, Lelouch. El profesor ya llegó y la clase comienza—le respondió Kururugi.
El pelinegro volteó para cerciorarse de que era verdad y cuando vio que si se sentó en su asiento.
No sabía como abordarlo pero sabía que algo le sucedía a Susaku. La forma en que le había contestado, sin hablarle y el que lo evadiera desde entonces hablaba a las claras de que el otro se sentía molesto con él.
En uno de los recesos lo siguió con la clara intención de hablarle y vio como se paraba a hablar amablemente con una joven y casi sin querer la envidió. Iba a seguir siguiéndolo cuando una voz lo detuvo. Era Shirley que le preguntó--¿Puedo hablarte Lulu?—El decidió que lo de Kururugi podía esperar y se dedicó a la muchacha.
Desde su posición el castaño solo pudo ver que el pelinegro después de haberle seguido un rato se detenía a hablar con la rubia y decidió que era el momento de escabullírsele.
Logró su objetivo y encontró una salida por la que llego hasta la persona con la que quería hablar a la que hizo ir a una parte del patio que estaba deshabitada.
¿Cómo te lleva eso?—le preguntó al menor de los Lamperouge.
El se comporta bien, si es lo que querías saber. No parece recordar nada—dijo el castaño claro.
Debes estar muy atento. Lelouch es una de las personas mas listas que conozco y si recuerda algo dudo que te lo demuestre abiertamente—dijo el caballero.
Lo tendré en cuenta—dijo el otro con algo de desdén en la voz e intento pasar por su lado para irse pero el otro lo retuvo de un brazo y lo miro a los ojos.
¡No juegues con Lelouch! ¡El es mucho mas listo que todos nosotros juntos!—dijo el mayor.
¡Despreocúpate!—dijo muy confiado el menor y esa vez si se fue. Lo que los dos no percibieron fue un par de ojos violáceos que los miraban atentamente.
Lulu percibió más que vio que el otro se alejaba y se disculpo con su amiga para seguirlo pues algo le decía que escapaba de él y eso era lo que mas le llamaba la atención. Lo que vio en esa parte casi abandonada del patio lo puso tenso más que nada por la actitud conspiradora de los dos. Pero había algo más que no supo definir.
Esa noche se sentó a cenar con su hermano y le preguntó--¿Has hablado últimamente con Susaku?—
¿Por qué preguntas?—preguntó desconfiado el otro.
Porque creo que esta molesto conmigo pero no se la razón—dijo el pelinegro con cara de preocupación. Tranquilo. Debe ser una tontería hermano—dijo el castaño.
Tienes razón—dijo el otro haciendo como que se ponía a pensar en otras cosas.