-¿Que hace una mujer aquí? -
El silencio se hizo notar, Jong se mantenía totalmente inmóvil con su respiración acompasada, no podía permitir ser atrapado.
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El bosque a principios de Otoño era un paisaje digno de apreciar, el príncipe de Changdeokgung, adoraba caminar por los senderos tranquilos y silenciosos, por lo que decidió pasear sin escolta por los territorios del Palacio respirando el aire puro que removía las inquietas hojas de los arboles.
Se interno por los caminos de hojas que se abrían entre los grandes y milenarios arboles, unas hermosas flores de increíbles colores se dispersaban por los suelos, recibiendo gustosas los pasos del Príncipe, este inhalaba el aire y luego lentamente lo exhalaba.
El ruido del rio, generalmente tranquilo le hizo alertarse, se acerco lentamente escuchando los leves chapoteos en el agua.
Lo que encontró le quito el aire en un largo y lento suspiro, una larga cabellera flotaba sobre el agua, unas hermosas, estrechas y apenas visibles caderas hicieron que su corazón latiera con rapidez, era lo más hermoso que había apreciado en su joven vida.
Volvió nuevamente a sus sentidos cuando aquella hermosa joven comenzó a erguirse para salir del rio, fue en aquel momento que su voz finalmente pudo salir.
-¿Que hace aquí una mujer? - se dio un golpe mental por aquellas palabras, era totalmente obvio el que hacía, espero unos eternos segundos a la respuesta de esa señorita, pero nunca llego.
Diviso la aparente tranquilidad con la que se encontraba la joven, "¿Habrá escuchado?" se pregunto, pero en una fracción de segundo quito aquel pensamiento de su cabeza, era más que obvio que lo había oído, ella se mantenía inmóvil quizá hasta estuviera aterrorizada.
-¿Que hace una joven en mis territorios? - volvió a preguntar subiendo el tono de su voz.
Diviso como el cuerpo desnudo de la muchacha temblaba levemente, quizás por frio, o por miedo.
-Y-yo... - el joven príncipe se paralizo al escuchar la suave voz de aquella chica.
-Arrópate - ordeno observando como la joven se movía lentamente hacia la orilla, la larga cabellera le llegaba hasta los muslos ocultando todo a su paso, piso suelo firme con seguridad.
-¿Podría... por favor voltearse? - pregunto la mujer, el joven se sonrojo levemente por su acción, acto seguido volteo esperando la señal de aquella muchacha.
Unos minutos pasaron, escuchaba el siseo de los árboles y los movimientos a sus espaldas, pero luego un silencio inundo el lugar, solo oía su respiración y los leves movimientos del rio.
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"Ingenuo" pensó Jong mirando la espalda del chico, tomo su pequeña bolsa con unos pocos alimentos y objetos de valor y se echo a correr con agilidad por entre los árboles.
El Hanbok blanco que llevaba encima le dificulto el paso por su larga chima*, esta quedaba atascada en las ramas que emergían del subsuelo, haciendo que al tirar de la falda esta se desgarrara, sus pies desnudos se comenzaban a herir con cortes e incrustaciones de pequeñas piedras, en ningún momento acompaso su ritmo, no quería ser atrapado, al parecer aquel hombre que observo desde la otra orilla del rio era joven, Jong definitivamente no quería estar apresado y que luego se descubriera su secreto.
Negó con la cabeza mientras corría tropezándose con las raíces de los arboles, con una mano subía su larga falda y con la otra se afirmaba de los troncos, así evitando caer.
Luego de un largo trazo recorrido freno su carrera, su pecho subía y bajaba repetidas veces, su largo pelo ondeaba con el viento y sus pies ardían por los cortes, con lentitud se apoyo en un árbol, tratando de tranquilizar su respiración.
Levanto la cabeza para ubicarse, el bosque parecía interminable, donde quiera que observase solo divisaba arboles, volteo con seguridad el rostro para apreciar lo que se encontraba a sus espaldas, se paralizo completamente ante la acción, un chico alto, con hermosos rasgos, labios gruesos, piel blanca, vestido elegantemente con un Hanbok masculino azul lo miraba con los ojos totalmente abiertos, las mejillas de aquel joven estabas sonrosadas y su respiración agitada.
Era lo más hermoso que había visto nunca, sus pequeños ojos rasgados lo miraban con terror mientras sus manos se aferraban a su chima y una bolsa, sus labios rosados y el pelo tapando parte de su rostro, tuvo la necesidad de acercarse y alejarlo de su perfecto rostro, pudo observar como esa chica lo observaba con terror, el príncipe bajo sus ojos, sus pies estaban heridos, volvió a levantar la vista encontrándose con el rostro pálido y cansado de la muchacha.
-¿Por qué escapas? – pregunto acercándose levemente.
No recibió respuesta alguna, se volvió a mover hacia su dirección, la joven solo lo miraba fijamente, aquello hacia que el contrario se incomodara aun mas, sus cuerpos se encontraban cada vez más cerca, el chico podía sentir los rápidos latidos del corazón de la muchacha.
Entonces ocurrió lo impensable, para el Joven aquello paso en cámara lenta, los pequeños ojos de la mujer se cerraron, su cuerpo se tambaleo, luego con lentitud comenzó a desvanecerse, la rápida acción del Príncipe evito que el delgado organismo contrario se golpeara contra el suelo.
-Ahhh – suspiro el joven levantando sin problema alguno el cuerpo pequeño de la chica, observando cada pequeño detalle de aquel delicado rostro, el cabello azabache se mecía con el viento, con cuidado la llevo por los largos caminos del bosque.
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Con dificultad abrió sus ojos, lo primero que noto fue una habitación con una delicada decoración, se alarmo de inmediato, aquella no era su cuarto, los recuerdos le llegaron de golpe.
Se sentó rápidamente, un punzante dolor de cabeza azoto sus sentidos, solo un pensamiento le vino a la cabeza.
“Me han atrapado” el miedo y pánico se comenzó a apoderar de su cuerpo, ¿Y si la habían descubierto?, trato de levantarse, pero sus pies heridos no le ayudaron a realizar aquella acción, estaba a punto de lanzarse a llorar cuando la puerta se abrió con suavidad.
Se paralizo totalmente, una cabeza se asomo, una mujer con rasgos amables la miro sonriendo, unos hermosos hoyuelos le decoraron el centro de sus mejillas.
-¿Como se encuentra? – pregunto aquella señora con preocupación entrando al cuarto con un jarro.
-Y-yo… ¿Dónde? – estaba confundido, las punzadas de su cabeza y el dolor de sus pies no le permitían pensar con claridad.
-Estas a salvo, mi hijo te encontró en el bosque desmayada – explico la mujer acercando tocando la cabeza de Jong, haciendo que este diera un pequeño salto y retrocediera por lo repentino de la acción, la señora soltó una pequeña risita acercándose al joven – ahora estas algo mejor, le indicare a una criada que te entregue ropa, ese vestido ya esta arruinado – agrego mirando el desastre que tenia puesto.
-¿Q-quien es usted? – estaba algo más segura luego de las amables acciones de aquella mujer.
-Bueno, soy la esposa del Rey – sonrió al ver la cara de sorpresa de aquella muchacha – mi hijo es Kyuhyun, el te salvo, ahora estas en el Palacio Changdeokgung – se levanto tomando el jarrón, deposito un liquido verdoso al interior de un recipiente pequeño de porcelana azul con hermosas decoraciones de flores de loto – bebe, te ayudara a sanar tus heridas – obedientemente Jong bebió el contenido por completo.
-G-gracias – murmuro agachando su cabeza, la reina sonrió por aquello.
-Trata de no moverte demasiado, una criada te acompañara por tu seguridad – acto seguido salió del cuarto.
“Kyuhyun… Tengo que agradecerle” pensó recostándose nuevamente “Estoy en Changdeokgung, mi padre me gritaría al saber que estoy aquí” sonrió al recordar los muchos episodios donde regresaba enojado al discutir con el Rey de aquel palacio.
“¿Qué tipo de persona será?… debe ser amable” recordó los rasgos del joven alto que lo salvo… Kyuhyun…