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Ojos Azules por Kitana

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Los minutos transcurrían muy lentos. Milo acompañaba a Shaka en la ambulancia. Camus se había encargado de avisar a los demás lo sucedido. Aioria, Aldebarán y Afrodita fueron los primeros en salir rumbo al hospital para alcanzar a la pareja. Milo no dejaba de mirar con preocupación a su amor. Tenía tanto miedo de que su estado fuera grave, de perderlo. El alma le volvió al cuerpo cuando los ojos de su amado Shaka se abrieron lentamente.

- Milo…

- No hables angelito, quédate muy quieto, te llevamos al hospital, todo va a estar bien.-  Shaka sonrió e intentó tomar la mano de Milo, pero su brazo estaba inmovilizado. – Cariño, no te muevas, parece que te rompiste el brazo, lo mejor es que te quedes quieto, ¿sí?

- Los niños… tú… ¿estás bien?

- Sí, no te preocupes por mí, yo estoy bien. Lo importante ahora eres tú, así que deja de hablar y quédate quieto, estamos llegando al hospital. – dijo Milo depositando un suave beso en los labios de su ángel.  

Milo vio como apartaban a Shaka de su lado, lleno de preocupación lo vio perderse en medio de un mar de enfermeras detrás de una puerta que él no pudo cruzar. Se sentó a esperar noticias de Shaka, se sintió tan desamparado… lo único que se le ocurrió hacer fue ponerse a llorar mientras acariciaba su abultado vientre.  Escuchó pasos aproximándose a él. Levantó un poco el rostro y sus ojos llorosos se encontraron con la imagen de sus amigos muy preocupados rodeándole.

- Bichito, ¿estás bien?- le preguntó Aioria.

- Sí, yo estoy bien.- dijo Milo sin dejar de llorar.

- Cálmate lindo, todo estará bien, Shaka es fuerte y se recuperará pronto. – le dijo Afrodita abrazándolo.

- No sé que voy a hacer ahora… todo está mal… todo se derrumba…- murmuró Milo.

- No digas eso bichito, todos estamos contigo.- dijo el enorme caballero de Tauro. Milo se dejó abrazar por sus amigos y sintiéndose morir se deshizo en llanto. Cuando al fin el médico salió buscando a los parientes de Shaka Kamadeva, Milo se puso de pie y prácticamente corrió hacia el médico.

- Yo soy su esposo, ¿Cómo está?- preguntó Milo lleno de desesperación al médico que atendía a Shaka. El médico le sonrió y lo hizo sentarse.

- Tranquilícese, en su estado no es conveniente este tipo de agitación. -Le dijo el médico sin dejar de lado su amable sonrisa. - Su esposo, el señor Kamadeva se encuentra bien. Tiene una leve contusión en la cabeza, nada de cuidado, pero me gustaría que se quedara en observación al menos hasta mañana. Además de la contusión, y un brazo fracturado, está bien, nada es de gravedad, deje de preocuparse. Sería bueno que fuera a su casa y descansara un poco, por lo que veo su embarazo está muy avanzado y este tipo de emociones podrían afectar a su bebé. 

- ¿Puedo verlo?- dijo Milo un poco más tranquilo.

- Sí, pero trate de no fatigarlo, esta débil. La señorita le indicará en que habitación se encuentra su esposo.- dijo al tiempo que una joven enfermera se acercaba al lloroso Milo para llevarlo junto a Shaka. 

Mientras Milo entraba a ver a Shaka, los demás se quedaron esperando en el pasillo. Tanto Aldebarán como Aioria estaban furiosos con Camus.

-Ese maldito se pasó de la raya esta vez.- murmuró Aioria.

- Tienes razón. Primero fue su estúpido comportamiento en la fiesta y ahora le hace esto a Shaka, no puedo creer que él sea el mismo sujeto al que todos creíamos tan respetable. – dijo Aldebarán, estaba verdaderamente decepcionado de Camus.

- Alguien debería darle un escarmiento.- dijo Afrodita.

- Si me permiten opinar, creo que el candidato perfecto para llevar a cabo semejante tarea, es su servidor.- dijo Saga apareciendo de no se sabe donde.

- ¿Y tú que haces aquí?- preguntó Aioria.

- Ay minino, esa pregunta ni se pregunta, seguro que Saga está aquí porque quiere enterarse del chisme.- dijo Afrodita con gesto de “que no es obvio”.

- Pues te equivocas mi nada estimado pececillo. – dijo Saga con la más grande sonrisa de satisfacción que se hubiera visto en su cara jamás.- Pero ya que lo comentas, ¿qué pasó y por que no he sido informado? – dijo volteando a mirar a Kanon.

- ¿Y yo como voy a saberlo si hemos estado aquí los dos toda la noche?- le respondió su gemelo.

- Ustedes dos son un par de chismosos.- dijo Aldebarán.

- Ay como si a ti no te gustara también el chisme, ¿o ya se te olvidó que el que me contó de las travesuras de Shura y Aioros fuiste tú?- dijo Saga a un apenado Aldebarán.

- Pero eso fue porque yo estaba muy ebrio.

- No te quejes, no te quejes, que no nos costó mucho hacerte hablar eh? Torito boca floja. – añadió Kanon.

- Mejor cállense, la situación no está como para hacer bromas. – dijo Aioria ya molesto. – Además no nos han dicho que demonios hacen ustedes dos aquí.

- Ah… pues… Kanon vino a hacerse su revisión mensual de la próstata y yo como buen hermano mayor lo acompañé. – dijo un titubeante Saga, ganándose así un golpe de Kanon.

- ¡Eso no es cierto!- dijo Kanon.

- ¿Ah sí? Ya digan la verdad, ¿qué hacen aquí? – les preguntó Afrodita.

.- De todos modos lo vana a saber, así que mejor les decimos… - dijo Kanon. – Nosotros trajimos a Seiya al hospital…

- ¿Y para que lo trajeron? – dijo Aioria un poco preocupado.

- Pues digamos que no aguantó el ritmo de Saga. – dijo Kanon contemplando a su hermano.

- ¿Qué le hiciste al pobre Seiya? Responde Saga.- preguntó un molesto Aioria.

- ¿Yo? Nada que él no quisiera que le hiciera. No es mi culpa que el chico tenga tan poca resistencia. - la sonrisa burlona de Saga bastó para hacer que los demás imaginaran que era lo que estaban haciendo los gemelos con Seiya.

- Ay bueno, ya, no se porque tanto escándalo, además el burro alado bien merecido se lo tenía después de lo que me hizo a mí. – murmuró Kanon.

- Sí, mira que meterte el báculo de Atenea por el… - alcanzó a decir Saga antes de ser golpeado por Kanon. – No, no basta, basta.- gritó Saga.

- ¡Ya cállense par de urracas chillonas! – gritó Afrodita. – Por sí lo habían olvidado este es un hospital. – añadió con una sonrisa forzada. Al ver que una enfermera muy mal encarada se les acercaba.

- Cuéntamelo todo Saga, ¿Dónde dices que le metió qué a Kanon?- preguntaba Aldebarán a Saga.

- Ah bueno pues, te acuerdas de que….- decía Saga cuchicheando a Aldebarán.

- O dejan de parlotear o dejaré que mis rositas los destrocen.- dijo Afrodita al tiempo que sostenía una rosa negra entre sus finos dedos.

- Si, pececito. Dale una lección a esos chismosos.- añadió Kanon.

- También lo decía por ti idiota. – dijo un furioso Afrodita, Milo salía de ver a Shaka y todos trataban de aparentar normalidad.- Lindo, ¿qué pasó? ¿Cómo esta él?

- Bien… eso creo. – murmuró Milo apoyando su cabeza en el hombro que Afrodita le ofrecía. – Dita… ¿puedo pedirte un favor?

- El que quieras lindo.

- ¿Puedes quedarte con Shaka mientras vuelvo a la mansión para ver a los niños?- dijo Milo en tono de suplica.

- Claro que si, lo cuidaré muy bien mientras tú regresas, deberías aprovechar y descansar un poquito, te hace falta. – le dijo con dulzura el caballero de Piscis.

- Sí creo que eso haré, me daré un baño, comeré algo rico y luego vendré a ver a mi angelito. – dijo Milo intentando sonreír.

- Es buena idea, recuerda a tu bebé.- dijo Aldebarán. – Yo mismo te llevaré.- añadió.

- Gracias Al… de verdad, no sé que haría sin ustedes.- dijo Milo llorando en los brazos de su mejor amigo Afrodita.

- También yo me regreso a casa, no me gusta dejar mucho tiempo solo a Mu, podría ofrecerse algo. – dijo Aioria.

- Vayan, yo me quedo a cuidar al bomboncito.- dijo Afrodita con ternura.

- Gracias Dita, eres mi mejor amigo, ¿sabías?

- Sip, y tú eres mi mejor amigo bichito, anda ve que tus pequeños revoltosos estarán esperándote y de paso haz que Death alimente a Alesandro.

- Sí, eso haré, quizá pueda traerlos a visitar a Shaka más tarde. Seguro que eso le gustaría mucho a mi angelito, él los adora.

- Ay sí, es un excelente padre, no como Death que todo el tiempo se le está olvidando darle de comer a Alessandro. – dijo Afrodita como quien no quiere la cosa.

- Bueno, nos vamos ya.- dijo Aldebarán.

- ¿Podemos ir con ustedes? – dijo Saga.

- Sí, claro, siempre y cuando estén callados y tranquilos.- les dijo Aldebarán con cara de pocos amigos.

- Oye hermanito a mi me parece que el toro esta de mal humor, mejor tomamos un taxi.- le dijo Kanon a Saga mientras salían del hospital.

- ¿Y perdernos la diversión? Por supuesto que no, yo quiero estar ahí cuando todo comience.- dijo Saga. – Apuesto lo que sea a que el bicho esta vez si le va a dar un buen escarmiento a la fábrica de helados.- dijo Saga con malicia. Ya estaba enterado gracias a la información de Aldebarán de lo que había sucedido.    De regreso en la casa, Cora se encargó de reconfortar a Milo. El pobre escorpión se encerró unos minutos para poder llorar a sus anchas, no tenía intenciones de pasar por alto lo sucedido con Camus. Estaba furioso, demasiado furioso como para poder cumplir la promesa que le había hecho en el hospital a Shaka. “Promete que no vas a intentar nada contra Camus bichito”, le había pedido Shaka. Por eso es que se había encerrado en su habitación, no quería ver a nadie, a Camus menos que a nadie.  

 Cansado del encierro, fue al jardín esperando encontrarse ahí a Cassandros y Egisto. No encontró a los niños, pues Aioria y Mu decidieron llevarlos a jugar al parque para darle tiempo a Milo para descansar un poco y sentirse mejor antes de decirles lo que había sucedido con Shaka. Se sentó debajo de la sombra de un árbol, perfectamente oculto por los frondosos arbustos que abundaban en la propiedad.  Estaba triste, demasiado triste… por un momento creyó que perdería ahí mismo a su amado Shaka, y sentía que todo su odio hacia Camus revivía y con mayor intensidad. Escuchó que alguien se acercaba, se quedó quieto sin emitir ni un solo ruido. Escuchó la inconfundible voz de Shun, estaba a punto de salir de su escondite cuando identificó la otra voz como la de Hyoga, nuestro orgulloso escorpión no iba a darle la satisfacción a Hyoga de verlo en ese estado. Se acurrucó en su rincón dispuesto a salir únicamente cuando los dos santos de bronce se hubieran ido.  

Se sentía realmente mal, no entendía como era posible que alguien que decía amarlo tanto como Camus se empeñara en hacerle tanto daño. Tenía que pensar exactamente lo que debía hacer. No iba a permitir que Camus deshiciera de nuevo su vida, no ahora que todo parecía perfecto para él. Se encontraba absorto en sus pensamientos, cuando escuchó que alguien lo llamaba.

- Sabemos que estás ahí bicho, así que sal de una vez. – era Kanon, los gemelos se quedaron parados frente al arbusto detrás del que se escondía Milo.

- Vamos bicho, sal de ahí, te vimos desde la casa. – dijo Saga.

- ¿Qué quieren? – dijo Milo saliendo al fin de su escondite.

- Oh muchas cosas, pero eso no importa, de momento nos basta con decirte que mister Freeze te está buscando, ¿le vas a dar una lección?- dijo Kanon.

- Dinos bicho, ¿vas a usarlo como alfiletero? – dijo Saga. Conociéndolos tan bien como los conocía, Milo supo que eso no era más que un truco de los gemelos para retenerlo ahí. No quiso darles el gusto y se fue dejándolos con la palabra en la boca.

- Se nos fue el bicho Kanon, perfecto, ¿ahora que le vamos a decir al congelador?

- Nada, y por cierto hablando de la fábrica de hielos, tengo que contarte algo que es oro molido.

- Habla de una vez o te hago hablar. Me debes una después de que cobré venganza por ti con el burro alado. – dijo Saga.

- Te aseguro que mi descubrimiento es mucho más valioso que vengarse del burro alado, lo cual por cierto te recuerdo fue idea tuya y no te lo pedí.

- OK, admito eso, pero habla de una vez ¿sí?

- Shion tiene razón, eres un chismoso.

- ¿Me vas a decir sí o no?

- Esta bien, está bien, el pato está embarazado…

- ¿En serio?, creí que se había tragado una pelota de playa, ¡bah! Eso ya lo sabía tonto, al igual que todos en esta casa y sus alrededores.

- Cállate y no interrumpas, eso todos lo saben, obvio, pero estoy seguro que tú no sabías que el pastel del patito no es del señor Freeze sino del libertino maestro de los cinco picos.

-Estás mintiendo, eso sí que no te lo puedo creer. Ese sería incapaz de adornarle la frente al ilustre Shion.

- Eso crees tú pero yo sé que no le es fiel a nuestro apetitoso patriarca y que el pato esta esperando de él y no de la hielera, no es broma, te lo puedo jurar por lo que quieras, es más te lo juro por Athena.

- Ay entonces menos te creo, tú serías capaz de jurar por el propio Zeus y ni así te creería.

- No hubiera querido hacer esto pero… bien. Tendré que hacerlo. Ven, vamos adentro para que veas que tengo pruebas de lo que digo.

- Eso tengo que verlo. Sí lo que dices es cierto, no solo Shion es un cornudo, sino que el congelador ambulante es un grandísimo tonto, eso sí que sería grande y tendríamos que ir raudos y veloces a contarle al bicho, esa sería una excelente venganza, ¿no lo crees? – dijo Saga muy interesado. Abrazó a Kanon por la cintura y juntos entraron en la casa. Sin hacer ruido subieron a la habitación donde dormían. Kanon se apresuró a buscar entre sus cosas una pequeña cámara de video.

- Guardaba esto para una emergencia pero… en fin. Tienes que prometer que no le vas a decir a nadie de esto. – le dijo a Saga con una misteriosa sonrisa.

- ¿Qué es esto? – dijo Saga al ver que Kanon conectaba la cámara a la televisión que había en el cuarto.

- Espera y verás hombre de poca fe. – Kanon se sentó en el suelo como un niño que estuviera a punto de ver su programa favorito de televisión. Pronto se pudo ver en la pantalla a Kanon acompañado de Dohko, ambos visiblemente ebrios y riéndose de cualquier cosa.

- Eres un degenerado… mira que grabarte mientras coges con ese tipo… ¡me encanta!- dijo Saga con una sonrisa y contemplando la imagen que aparecía en la pantalla de televisión, Kanon aparecía masturbando a Dohko mientras que este decía un montón de incoherencias.

- Je, je, je, y aún falta lo mejor, escucha. – dijo Kanon subiendo un poco el volumen.

- Aaah… ummm sí, así, me gusta lento, chúpalo todo. – decía Dohko mientras Kanon lamía su pene frenéticamente. –Aaaah… sí, eres mejor que Shion, mejor que el cisne…aaaah, tú si que sabes como mamársela a un tipo… aaaah…-decía Dohko empujando la cabeza de Kanon contra su miembro.

- O sea que no es la primera vez que te tiras a alguien que no es Shion, ¿verdad nene?

- Ummm… no… pero nunca me había encontrado a nadie como tú, y mira que he tenido a varios…

- ¿De verdad?

- …Sí… aaah, eso es, detente un poco, no quiero terminar tan pronto… Shiryu sabe mover muy bien el culo pero no la chupa como tú, esa boquita tuya vale un millón… aaah… el único que te hace competencia es… aaah… el cisne… ese pato sí que sabe como pasársela bien, y esa lengua… aaah ¡por Athena que me gustaría tenerlo de nuevo!

- No te creo que te hayas tirado al cisne, al dragón sí, después de todo estuvieron muchos años solitos en las montañas, claro que entonces tú eras un viejecito enclenque, pero, ¿el Cisne? Ese está loco por el señor Freeze y no te haría caso jamás, por muy bien dotado que estés mi querido Dohko.

- ¡Ja! Te aseguro que cuando estuvo conmigo no se acordaba ni del nombre de la hielera. Gritó como una perra en celo… aaah lástima que el imbécil se embarazó, sino lo habríamos seguido pasando en grande.

- Ah o sea que en cuanto Camus puso su granito de arena para aumentar la población mundial tú te retiraste.

- No seas idiota, el pato ya estaba preñado cuando llegó la hielera. Su bebé no es de la hielera, es mío, y más vale que Shion no se entere jamás o nos mata a los dos. ¡Vaya suerte! Con solo una vez quedó embarazado.  En cuanto me di cuenta le puse las cosas claras, a mi no me excitan los embarazados ni me interesan los críos, al menos por ahora. – en este punto, Kanon puso pausa a la grabación, con una sonrisa triunfal se volteó para ver a su hermano y dijo:

- ¿Ahora me crees? Te dije que tenía pruebas, ¿Qué te parece?

- Que a Dohko se le suelta la lengua cuando coge y bebe. – Saga estaba verdaderamente sorprendido. - ¿Qué pasaría si este video accidentalmente llegara a las manos de nuestro querido y cornudo patriarca?- dijo Saga

- Pues que mataría a Dohko, y de paso a todos los que nos hayamos metido con su amorcito.

- De cualquier forma, eso sería divertido, ¿no lo crees?

- Lo dices porque no va a perseguirte a ti con furia asesina.

- Oh vamos, yo no dejaría que nadie tocara a mi lindo hermanito. Además te necesito entero sí es que quiero tener un hijo-sobrino, lo que me lleva a un asunto importante, ¿hace cuanto que eso pasó?

- A ver, déjame hacer memoria… pues eso fue… anoche.

- ¡Demonios! Tienes que tomar esa cosa... ¿cómo se llama? Ah sí la píldora del día siguiente, no queremos que Dohko entre así en nuestra linda familia, y si alguien va a poner algo aquí, ese seré yo.- dijo Saga poniendo la mano en el vientre de su hermano. – Y eso nos lleva a otro asunto importante, ¿quién te dijo que puedes acostarte con otro que no sea yo? Se supone que habíamos acordado después de lo que te pasó con el burro alado y de nuestros planes de aumentar la familia que no ibas a hacer nada con nadie que no fuera yo.

-Sí, sí, ya sé, y te aclaro que no me acosté con él, solo se la chupé; el imbécil estaba tan borracho que se quedó dormido, mira. Hasta tuve que llevarlo a su habitación. - dijo Kanon volviendo a poner el video.

- Ah vaya, por un momento creí que tendría que ponerte un cinturón de castidad.

- Ay, si ya sabes que te amo a ti y a nadie más, aunque tú bien que te escapas con Ikky cada vez que puedes.

- Pero no es para lo que tú crees. El Fénix es todavía más chismoso que Aldebarán y nosotros dos juntos. Él es solo otro de mis informantes.

- Como si no te conociera.

- Ja, ¿estás celoso bomboncito?

- Un poquito, sí. Pero se me olvidará sí me cuentas que fue exactamente lo que le hiciste a Seiya.

- Oh está bien, te cuento. ¿Recuerdas que me dijiste que era imposible hacer que un hámster se metiera en un lugar tan pequeño como el ano de un tipo? ¿Y te acuerdas también que dijiste que no se podía usar a una serpiente como dildo? Pues que crees… te equivocaste, por lo tanto, me debes cien dolaritos. – dijo Saga con una diabólica sonrisa que excitó a su gemelo.

- Ja, ja, ja con razón fue a dar al hospital ese maldito burro alado. – dijo Kanon abrazando a su hermano para después darle un apasionado beso que fue bien correspondido por Saga. – Eres perverso Saga.

-Todo se lo debo a mi hermoso hermanito…Nadie toca lo mío. - dijo mientras comenzaba a desnudar a su gemelo. - ¿Crees que podamos hacer otro intento hoy? Estoy ansioso por verte tan enorme como un globo y saber que es culpa mía lo hará aún más divertido.

- Cuando quieras precioso.- dijo Kanon.

- Anda chupamela, y más te vale que me lo hagas mejor que a ese imbécil de Dohko. – dijo Saga empujando la cabeza de Kano hacia su muy excitado miembro.

- ¿De verdad quieres que te la chupe? ¿No preferirías metérmela de una vez?

- Mmm mmm, no, quiero que me la chupes y quiero que lo hagas ahora. Y por cierto, si descubro que te metes con alguien además de conmigo ¡te castro infeliz!, ¿me entendiste?

-Yo también te amo Sagui.

- Tontito… ya sabes que solo te amo a ti y que cuando te trato mal es solo por jugar… pero pobre de ti si se lo dices a alguien, porque entonces de verdad que te castro. – dijo Saga uniendo sus labios a los de su hermano. No salieron de su habitación el resto de la mañana. Lo único que podía escucharse desde afuera eran los gemidos de placer de ambos. 

Milo seguía en el hospital acompañando a Shaka, estaba mucho más tranquilo porque el médico había dicho que le daría de alta esa misma tarde. Los gemelos estaban ahí también, Milo no había querido dejarlos en la mansión por temor a que Camus intentara llevárselos mientras él no estaba.

- Bichito, ¿crees que podrían venir los niños? Quiero verlos.- dijo Shaka acariciándole el vientre a Milo.

- Ellos también quieren verte, pero el médico dijo que no se puede porque son reglas del hospital.

- Ah, ya veo… habría querido hablar con ellos para tranquilizarlos. Pero ahora quisiera hablar contigo amor…

- Yo también quiero hablar contigo angelito. – dijo Milo tomando la mano de Shaka y mirándole fijamente a los ojos.

– Quiero volver a Milos.

- Cariño… sé que esto que pasó te tiene muy mal y que no quieres que él se acerque a los niños… pero no creo que huir sea lo solución. Debes enfrentarlo, debes ser fuerte, no podemos permitir que él arruine nuestros planes para el futuro, ¿o es que ya no piensas seguir adelante con el negocio que tú y Afrodita estaban pensando iniciar en cuanto nazca el bebé? No puedes permitir que él eche a perder lo que hemos logrado juntos, lo que estás sembrando para el futuro. Sé que es un idiota, un egoísta, un inconsciente que no se preocupa más que por él mismo, pero tú no  eres así, tú amas demasiado a tus hijos como para dejar que él arruine no solo nuestra vida, también la de nuestros hijos..

- Es verdad… pero no quiero que les diga nada a los niños, ¿qué vamos a decirles si él les cuenta que tú no eres su padre?

- Muy simple, decir la verdad. Tú y yo habíamos hablado de esto, habíamos acordado que en cuanto ellos tuvieran edad suficiente se los diríamos; podemos seguir adelante con nuestros planes Milo, pronto no tendrás que verlo todos los días porque iremos a vivir a nuestra propia casa, los niños tú y yo. ¿Quieres darle el placer de destruir de nuevo tu vida? No dejes que nos destruya, no dejes que nos arrebate nuestra oportunidad de ser felices con lo que hemos construido en estos años. Él no podrá quitarnos a los niños, legalmente son hijos tuyos y míos, si intenta algo sé que no estaremos solos, tenemos a nuestros amigos; nos tenemos el uno al otro… te amo y tú me amas a mí… no dejes que él nos destruya amor.

- Tienes razón, debo dejar de tener miedo. Debo ser fuerte por ti y por nuestros hijos… y debo dejar de huir.

- Eso es cierto cariño… dime, ¿ya te revisó el médico?

- Sí, hace un rato. No te preocupes angelito, nuestro bebé está bien. Mi salud es perfecta, y la del bebé también.

- Me muero de ganas de tenerlo en mis brazos, nuestra familia será feliz. Eso te lo puedo asegurar. No voy a permitir que nadie les haga daño

- Yo tampoco, te prometo que haré hasta lo imposible para que nuestra familia sea feliz. Tendremos que hablar con los niños.

- Si, pero no será ahora, ellos son muy pequeños aún y no lo entenderían, sé los diremos cuando sea el momento, no antes, ¿entendido bichito? No te dejes presionar por Camus.

- No lo haré, te lo prometo. Bésame Shak… te amo.

- Y yo a ti precioso bichito. ¿Cuándo dejarán que me vaya a casa?

- En cuanto estén listos los papeles podrás irte con nosotros, tu brazo estará inmovilizado por un mes, eso me dijo el médico, tendré que cuidarte muy bien. – Milo abrazó a Shaka, seguro de que juntos superarían todos los problemas que se les presentaran, después de todo habían luchado contra un dios y habían vencido, ¿había algo que no podían superar juntos? Milo estaba seguro de que no. 

Esa misma tarde Shaka fue llevado de vuelta a la mansión. Los gemelos lo miraban aliviados, estaban felices de que su padre estuviera de regreso en casa. Camus observaba desde la ventana de su habitación Hyoga estaba durmiendo en su cama. Al ver a Milo del brazo de Shaka sintió que su corazón se rompía en mil pedazos. Pero no iba a permitir que el escorpión se escurriera fuera de su vida como el agua entre los dedos. Algo tenía que hacer para recuperarlo, sí no había podido a la buena tendría que ser a la mala.

-¿Sigues espiando Camus? – le preguntó Hyoga sin levantarse de la cama- ¿Cuándo llegará el día en que te des cuenta de él ya no siente nada por ti y que tu futuro está conmigo y con el bebé que voy a darte?

- ¿Y cuando llegará el día en que me dejes en paz? No te amo Hyoga, ¿de que forma tengo que decírtelo para que lo entiendas?

- Yo sé que no me amas, no tienes que repetirlo a cada instante.- dijo Hyoga intentando levantarse sin éxito. Camus se acercó para ayudarle pero Hyoga empujó la mano que el aguador le ofrecía.- ¿Por qué no mejor vas y ayudas a esa sabandija de Milo? – dijo Hyoga sin poder contener el llanto.

- Hyoga… yo no quise…

- Ya cállate, el bicho tiene razón, tú siempre acabas dañando a todos. – dijo el Cisne y corrió lejos de Camus.

Milo y Shaka llegaban a su habitación, Milo sostenía la mano de Shaka de una forma amorosa y tierna mientras los gemelos revoloteaban alrededor de sus padres.

- ¿Te duele mucho papi?- preguntó el pequeño Egisto con gesto desconcertado a Shaka.

- Papi esta bien, pero estará mejor si su peque le da un enorme abrazo.- dijo Shaka mirando a su pequeño, Egisto se paro de puntitas y se enganchó del cuello de Shaka. Cassandros también se pescó del cuello de su padre haciéndole perder el equilibrio.

- A ver niños hermosos, dejen en paz a papá que lo pueden lastimar, así que arriba todos y descansen un poquito, luego les daré la merienda a los tres.- dijo Milo sonriendo a sus tres amores.

- Bichito, no deberías ser tan quisquillosito, no me voy a romper, solo tengo el brazo roto, no te preocupes tanto.

- Ay angelito… es que me asusté tanto cuando te vi tirado en el piso que ahora no quiero que nada malo te pase, perdona, tú sabes que suelo ser bastante aprensivo.

- No te preocupes amor, ¿así que yo también tendré merienda?

- Claro que sí, te la mereces después de aguantarme a mí y después de lo que pasaste, pero tú te quedas aquí. No te preocupes le diré a los niños que merendaremos aquí todos juntos. Camus está en la casa… Dita me dijo que el muy maldito está pensando en establecerse en Japón, Shura se lo contó.

- No debes preocuparte más por ese tipo, ya decidimos lo que haremos y él no va a cambiar nuestros planes. Y si quiere guerra, va a tener guerra, eso te lo aseguro.- dijo Shaka con gesto endurecido. Estaba harto de Camus.

- ¿Sabes? Tú tampoco deberías preocuparte por él, ahora descansa un poquito y nosotros vendremos cuando la merienda esté lista. Los niños me ayudarán y todo será perfecto, como en casa. – dijo Milo empujando a Shaka hacia la cama, el caballero de Virgo se sobresaltó al sentir que se sentó en algo.

- Espera bichito, estos chicos han estado jugando aquí de nuevo y dejaron algo en la cama. – dijo poniéndose de nuevo de pie. Con su brazo sano Shaka apartó la colcha, encontraron una cinta de video con un sobrecito adherido.

- ¿Qué es esto?- dijo Milo tomando el sobrecito. Al abrirlo encontraron una nota escrita a computadora. – “Esto es lo que necesitan para vengarse de Camus. Un amigo.” – leyó Milo en voz alta.

- Déjame ver eso.- dijo Shaka tomando la nota de las manos de Milo. Mientras Shaka revisaba una y otra vez la nota buscando algún indicio de quien pudo haberla enviado, Milo metió el video en el reproductor y comenzó a ver la cinta.

- Ay que asco, mejor quitamos esta porquería.- dijo Milo con gesto de molestia, al ver que en el video aparecían Dohko y uno de los gemelos en una sesión de sexo oral; estaba a punto de detener el video cuando escuchó a Dohko decir en la grabación que el bebé de Hyoga era suyo. Volteó a mirar a Shaka, él estaba tan sorprendido como Milo. Ninguno de los dos pudo decir nada, Milo solo atinó a detener el video y sacarlo del reproductor.  Ambos se sentaron en la cama en medio de un absoluto silencio. Ambos pensaban lo mismo, ese video no solo era la prueba de que Camus no era el padre del hijo que esperaba Hyoga, también era la prueba de que Shion estaba en lo cierto al sospechar que Dohko le era infiel. – Angelito… no podemos dejar que nadie vea esto. – dijo al fin Milo.

- Creo que tienes razón. No podemos. – dijo Shaka con una seriedad que le hizo recordar a Milo los días de adolescencia en el santuario. –Esto lastimaría a Shion.  Una cosa es creer que te engañan…

- Y otra muy distinta verlo con tus propios ojos… - añadió Milo reviviendo el recuerdo de su visita a Siberia. – Definitivamente no podemos dejar que nadie más vea esto.  Pero tampoco podemos dejar que Dohko siga engañando así a Shion, ¿no lo crees?

- ¿Tú piensas que debemos decírselo?

- Pues… sí, pero eso sería un problema porque si Shion nos pide pruebas no vamos a poder darle esto.- dijo Milo sosteniendo el video. -¿Qué podemos hacer?

- Tal vez lo mejor sea quedarnos callados, al menos hasta no tener más pruebas contra Dohko. Y de lo otro…

- De lo otro nada, eso es cosa que a mi no me importa. Esos dos se merecen el uno al otro, y yo no voy a hacer nada, y tú tampoco.

-Calma bichito, yo solo iba a decirte que de lo otro también nos quedamos callados.- dijo Shaka mirando a un Milo bastante irritado.

- Entonces está decidido, nos quedamos callados hasta tener pruebas. No pienso decirle nada a Shion y sé que tú no dirás nada.

- ¿Y que vamos a hacer con el video?

- Ay yo que sé, devolvérselo a Saga y a Kanon, porque seguro que esto es cosa de ese par de chismosos.

- Muy bien, pero voto por dárselo a Saga, creo que tiene más sentido común que Kanon. – dijo Shaka, Milo asintió.

- Entonces voy a llevárselo ahora mismo, tú tienes que descansar.

- Como digas amor… pero… podríamos… ya sabes…

- ¡Shaka¡ - dijo Milo fingiendo enojo. – Sí, yo también quiero, pero será después cariño, ahora quiero ir por los niños, ¿sí? Ellos también se preocuparon por ti amorcito lindo.

- Anda, ve y tráeme un te por favor.

- Como digas cariño. Voy a resolver esto. – dijo Milo saliendo de la habitación. Decidido, Milo recorrió el pasillo hasta la habitación de los gemelos. Los encontró riéndose del último chisme. – Hola. – dijo Milo sin saber por donde empezar.

- Hola bicho, ¿qué podemos hacer por ti hermoso?- dijo Saga.

- A mi se me ocurren tantas cosas…- dijo Kanon con una mirada lujuriosa que no pasó desapercibida para Milo y mucho menos para Saga.

- Pórtate bien hermanito.- dijo Saga propinándole un codazo a su gemelo, la mirada de “luego ajustamos cuentas” que le lanzó Saga fue suficiente para hacer que Kanon se contuviera.- ¿Qué se te ofrece bicho?

- A mi nada, solo vine a devolverles esto. – dijo arrojándole a los gemelos el video. – No se molesten en negarlo, esto tiene su firma. Déjenme decirles algo, yo no soy como él, no me interesa hacerlo sufrir, lo único que quiero es que me deje en paz, y en cuanto a ustedes dos, dejen de meterse en donde no los llaman. – dijo Milo abandonando la habitación.

- El bicho desprecio nuestro regalo, ¿qué hacemos ahora hermano mayor? – dijo Kanon restregando su cuerpo contra el de Saga.

- Plan B. Mandarle el regalito a Shion… y a Camus.

- Te adoro cuando eres malo.- dijo Kanon dándole un gran beso en los labios a su hermano.

Esa misma tarde los gemelos se las arreglaron para escurrirse en las habitaciones de Camus y Shion, donde dejaron copias del video.

- ¿Lo hiciste?- preguntó Saga a Kanon.

- Sí, ¿y tú?

- Por supuesto pequeño bobo, ahora solo tenemos que sentarnos a esperar.

- Esto va a ser  más divertido que cuando trataste de matar a Athena.

- Y con la diferencia de que todo va a salir perfecto… al menos para nosotros.

- Te adoro cuando eres malo.- dijo Kanon. Los gemelos fundieron sus labios en un beso pensando en la tormenta que iba a desatarse cuando Camus y Shion vieran sus “regalos”.

 
Notas finales:

al fin pude terminar el capitulo, je. je, je, Saga y Kanon son tremendos, ¿verdad? Por cierto, el apellido que le puse a Shaka, o sea Kamadeva es en realidad el nombre del dios  hindú del amor, ¿verdad que le queda muy bien a Shaka?, me despido, ojala que les guste y espero sus rewiews, bye¡¡¡ = P


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