- Aaah… ummm sí, así, me gusta lento, chúpalo todo. – decía Dohko mientras Kanon lamía su pene frenéticamente. –Aaaah… sí, eres mejor que Shion, mejor que el cisne…aaaah, tú si que sabes como mamársela a un tipo… aaaah…-decía Dohko empujando la cabeza de Kanon contra su miembro.
- O sea que no es la primera vez que te tiras a alguien que no es Shion, ¿verdad nene?
- Ummm… no… pero nunca me había encontrado a nadie como tú, y mira que he tenido a varios…
- ¿De verdad?
- …Sí… aaah, eso es, detente un poco, no quiero terminar tan pronto… Shiryu sabe mover muy bien el culo pero no la chupa como tú, esa boquita tuya vale un millón… aaah… el único que te hace competencia es… aaah… el cisne… ese pato sí que sabe como pasársela bien, y esa lengua… aaah ¡por Athena que me gustaría tenerlo de nuevo!
- No te creo que te hayas tirado al cisne, al dragón sí, después de todo estuvieron muchos años solitos en las montañas, claro que entonces tú eras un viejecito enclenque, pero, ¿el Cisne? Ese está loco por el señor Freeze y no te haría caso jamás, por muy bien dotado que estés mi querido Dohko.
- ¡Ja! Te aseguro que cuando estuvo conmigo no se acordaba ni del nombre de la hielera. Gritó como una perra en celo… aaah lástima que el imbécil se embarazó, sino lo habríamos seguido pasando en grande.
- Ah o sea que en cuanto Camus puso su granito de arena para aumentar la población mundial tú te retiraste.
- No seas idiota, el pato ya estaba preñado cuando llegó la hielera. Su bebé no es de la hielera, es mío, y más vale que Shion no se entere jamás o nos mata a los dos. ¡Vaya suerte! Con solo una vez quedó embarazado. En cuanto me di cuenta le puse las cosas claras, a mi no me excitan los embarazados ni me interesan los críos, al menos por ahora. – en este punto, Kanon puso pausa a la grabación, con una sonrisa triunfal se volteó para ver a su hermano y dijo: - ¿Ahora me crees? Te dije que tenía pruebas, ¿Qué te parece? - Que a Dohko se le suelta la lengua cuando coge y bebe. – Saga estaba verdaderamente sorprendido. - ¿Qué pasaría si este video accidentalmente llegara a las manos de nuestro querido y cornudo patriarca?- dijo Saga - Pues que mataría a Dohko, y de paso a todos los que nos hayamos metido con su amorcito. - De cualquier forma, eso sería divertido, ¿no lo crees? - Lo dices porque no va a perseguirte a ti con furia asesina. - Oh vamos, yo no dejaría que nadie tocara a mi lindo hermanito. Además te necesito entero sí es que quiero tener un hijo-sobrino, lo que me lleva a un asunto importante, ¿hace cuanto que eso pasó? - A ver, déjame hacer memoria… pues eso fue… anoche. - ¡Demonios! Tienes que tomar esa cosa... ¿cómo se llama? Ah sí la píldora del día siguiente, no queremos que Dohko entre así en nuestra linda familia, y si alguien va a poner algo aquí, ese seré yo.- dijo Saga poniendo la mano en el vientre de su hermano. – Y eso nos lleva a otro asunto importante, ¿quién te dijo que puedes acostarte con otro que no sea yo? Se supone que habíamos acordado después de lo que te pasó con el burro alado y de nuestros planes de aumentar la familia que no ibas a hacer nada con nadie que no fuera yo. -Sí, sí, ya sé, y te aclaro que no me acosté con él, solo se la chupé; el imbécil estaba tan borracho que se quedó dormido, mira. Hasta tuve que llevarlo a su habitación. - dijo Kanon volviendo a poner el video. - Ah vaya, por un momento creí que tendría que ponerte un cinturón de castidad. - Ay, si ya sabes que te amo a ti y a nadie más, aunque tú bien que te escapas con Ikky cada vez que puedes. - Pero no es para lo que tú crees. El Fénix es todavía más chismoso que Aldebarán y nosotros dos juntos. Él es solo otro de mis informantes. - Como si no te conociera. - Ja, ¿estás celoso bomboncito? - Un poquito, sí. Pero se me olvidará sí me cuentas que fue exactamente lo que le hiciste a Seiya. - Oh está bien, te cuento. ¿Recuerdas que me dijiste que era imposible hacer que un hámster se metiera en un lugar tan pequeño como el ano de un tipo? ¿Y te acuerdas también que dijiste que no se podía usar a una serpiente como dildo? Pues que crees… te equivocaste, por lo tanto, me debes cien dolaritos. – dijo Saga con una diabólica sonrisa que excitó a su gemelo. - Ja, ja, ja con razón fue a dar al hospital ese maldito burro alado. – dijo Kanon abrazando a su hermano para después darle un apasionado beso que fue bien correspondido por Saga. – Eres perverso Saga. -Todo se lo debo a mi hermoso hermanito…Nadie toca lo mío. - dijo mientras comenzaba a desnudar a su gemelo. - ¿Crees que podamos hacer otro intento hoy? Estoy ansioso por verte tan enorme como un globo y saber que es culpa mía lo hará aún más divertido. - Cuando quieras precioso.- dijo Kanon. - Anda chupamela, y más te vale que me lo hagas mejor que a ese imbécil de Dohko. – dijo Saga empujando la cabeza de Kano hacia su muy excitado miembro. - ¿De verdad quieres que te la chupe? ¿No preferirías metérmela de una vez? - Mmm mmm, no, quiero que me la chupes y quiero que lo hagas ahora. Y por cierto, si descubro que te metes con alguien además de conmigo ¡te castro infeliz!, ¿me entendiste? -Yo también te amo Sagui. - Tontito… ya sabes que solo te amo a ti y que cuando te trato mal es solo por jugar… pero pobre de ti si se lo dices a alguien, porque entonces de verdad que te castro. – dijo Saga uniendo sus labios a los de su hermano. No salieron de su habitación el resto de la mañana. Lo único que podía escucharse desde afuera eran los gemidos de placer de ambos. Milo seguía en el hospital acompañando a Shaka, estaba mucho más tranquilo porque el médico había dicho que le daría de alta esa misma tarde. Los gemelos estaban ahí también, Milo no había querido dejarlos en la mansión por temor a que Camus intentara llevárselos mientras él no estaba. - Bichito, ¿crees que podrían venir los niños? Quiero verlos.- dijo Shaka acariciándole el vientre a Milo. - Ellos también quieren verte, pero el médico dijo que no se puede porque son reglas del hospital. - Ah, ya veo… habría querido hablar con ellos para tranquilizarlos. Pero ahora quisiera hablar contigo amor…
- Yo también quiero hablar contigo angelito. – dijo Milo tomando la mano de Shaka y mirándole fijamente a los ojos.
– Quiero volver a Milos. - Cariño… sé que esto que pasó te tiene muy mal y que no quieres que él se acerque a los niños… pero no creo que huir sea lo solución. Debes enfrentarlo, debes ser fuerte, no podemos permitir que él arruine nuestros planes para el futuro, ¿o es que ya no piensas seguir adelante con el negocio que tú y Afrodita estaban pensando iniciar en cuanto nazca el bebé? No puedes permitir que él eche a perder lo que hemos logrado juntos, lo que estás sembrando para el futuro. Sé que es un idiota, un egoísta, un inconsciente que no se preocupa más que por él mismo, pero tú no eres así, tú amas demasiado a tus hijos como para dejar que él arruine no solo nuestra vida, también la de nuestros hijos.. - Es verdad… pero no quiero que les diga nada a los niños, ¿qué vamos a decirles si él les cuenta que tú no eres su padre? - Muy simple, decir la verdad. Tú y yo habíamos hablado de esto, habíamos acordado que en cuanto ellos tuvieran edad suficiente se los diríamos; podemos seguir adelante con nuestros planes Milo, pronto no tendrás que verlo todos los días porque iremos a vivir a nuestra propia casa, los niños tú y yo. ¿Quieres darle el placer de destruir de nuevo tu vida? No dejes que nos destruya, no dejes que nos arrebate nuestra oportunidad de ser felices con lo que hemos construido en estos años. Él no podrá quitarnos a los niños, legalmente son hijos tuyos y míos, si intenta algo sé que no estaremos solos, tenemos a nuestros amigos; nos tenemos el uno al otro… te amo y tú me amas a mí… no dejes que él nos destruya amor. - Tienes razón, debo dejar de tener miedo. Debo ser fuerte por ti y por nuestros hijos… y debo dejar de huir. - Eso es cierto cariño… dime, ¿ya te revisó el médico? - Sí, hace un rato. No te preocupes angelito, nuestro bebé está bien. Mi salud es perfecta, y la del bebé también. - Me muero de ganas de tenerlo en mis brazos, nuestra familia será feliz. Eso te lo puedo asegurar. No voy a permitir que nadie les haga daño - Yo tampoco, te prometo que haré hasta lo imposible para que nuestra familia sea feliz. Tendremos que hablar con los niños. - Si, pero no será ahora, ellos son muy pequeños aún y no lo entenderían, sé los diremos cuando sea el momento, no antes, ¿entendido bichito? No te dejes presionar por Camus. - No lo haré, te lo prometo. Bésame Shak… te amo. - Y yo a ti precioso bichito. ¿Cuándo dejarán que me vaya a casa? - En cuanto estén listos los papeles podrás irte con nosotros, tu brazo estará inmovilizado por un mes, eso me dijo el médico, tendré que cuidarte muy bien. – Milo abrazó a Shaka, seguro de que juntos superarían todos los problemas que se les presentaran, después de todo habían luchado contra un dios y habían vencido, ¿había algo que no podían superar juntos? Milo estaba seguro de que no. Esa misma tarde Shaka fue llevado de vuelta a la mansión. Los gemelos lo miraban aliviados, estaban felices de que su padre estuviera de regreso en casa. Camus observaba desde la ventana de su habitación Hyoga estaba durmiendo en su cama. Al ver a Milo del brazo de Shaka sintió que su corazón se rompía en mil pedazos. Pero no iba a permitir que el escorpión se escurriera fuera de su vida como el agua entre los dedos. Algo tenía que hacer para recuperarlo, sí no había podido a la buena tendría que ser a la mala. -¿Sigues espiando Camus? – le preguntó Hyoga sin levantarse de la cama- ¿Cuándo llegará el día en que te des cuenta de él ya no siente nada por ti y que tu futuro está conmigo y con el bebé que voy a darte? - ¿Y cuando llegará el día en que me dejes en paz? No te amo Hyoga, ¿de que forma tengo que decírtelo para que lo entiendas? - Yo sé que no me amas, no tienes que repetirlo a cada instante.- dijo Hyoga intentando levantarse sin éxito. Camus se acercó para ayudarle pero Hyoga empujó la mano que el aguador le ofrecía.- ¿Por qué no mejor vas y ayudas a esa sabandija de Milo? – dijo Hyoga sin poder contener el llanto. - Hyoga… yo no quise… - Ya cállate, el bicho tiene razón, tú siempre acabas dañando a todos. – dijo el Cisne y corrió lejos de Camus. Milo y Shaka llegaban a su habitación, Milo sostenía la mano de Shaka de una forma amorosa y tierna mientras los gemelos revoloteaban alrededor de sus padres. - ¿Te duele mucho papi?- preguntó el pequeño Egisto con gesto desconcertado a Shaka. - Papi esta bien, pero estará mejor si su peque le da un enorme abrazo.- dijo Shaka mirando a su pequeño, Egisto se paro de puntitas y se enganchó del cuello de Shaka. Cassandros también se pescó del cuello de su padre haciéndole perder el equilibrio. - A ver niños hermosos, dejen en paz a papá que lo pueden lastimar, así que arriba todos y descansen un poquito, luego les daré la merienda a los tres.- dijo Milo sonriendo a sus tres amores. - Bichito, no deberías ser tan quisquillosito, no me voy a romper, solo tengo el brazo roto, no te preocupes tanto. - Ay angelito… es que me asusté tanto cuando te vi tirado en el piso que ahora no quiero que nada malo te pase, perdona, tú sabes que suelo ser bastante aprensivo. - No te preocupes amor, ¿así que yo también tendré merienda? - Claro que sí, te la mereces después de aguantarme a mí y después de lo que pasaste, pero tú te quedas aquí. No te preocupes le diré a los niños que merendaremos aquí todos juntos. Camus está en la casa… Dita me dijo que el muy maldito está pensando en establecerse en Japón, Shura se lo contó. - No debes preocuparte más por ese tipo, ya decidimos lo que haremos y él no va a cambiar nuestros planes. Y si quiere guerra, va a tener guerra, eso te lo aseguro.- dijo Shaka con gesto endurecido. Estaba harto de Camus. - ¿Sabes? Tú tampoco deberías preocuparte por él, ahora descansa un poquito y nosotros vendremos cuando la merienda esté lista. Los niños me ayudarán y todo será perfecto, como en casa. – dijo Milo empujando a Shaka hacia la cama, el caballero de Virgo se sobresaltó al sentir que se sentó en algo. - Espera bichito, estos chicos han estado jugando aquí de nuevo y dejaron algo en la cama. – dijo poniéndose de nuevo de pie. Con su brazo sano Shaka apartó la colcha, encontraron una cinta de video con un sobrecito adherido. - ¿Qué es esto?- dijo Milo tomando el sobrecito. Al abrirlo encontraron una nota escrita a computadora. – “Esto es lo que necesitan para vengarse de Camus. Un amigo.” – leyó Milo en voz alta. - Déjame ver eso.- dijo Shaka tomando la nota de las manos de Milo. Mientras Shaka revisaba una y otra vez la nota buscando algún indicio de quien pudo haberla enviado, Milo metió el video en el reproductor y comenzó a ver la cinta. - Ay que asco, mejor quitamos esta porquería.- dijo Milo con gesto de molestia, al ver que en el video aparecían Dohko y uno de los gemelos en una sesión de sexo oral; estaba a punto de detener el video cuando escuchó a Dohko decir en la grabación que el bebé de Hyoga era suyo. Volteó a mirar a Shaka, él estaba tan sorprendido como Milo. Ninguno de los dos pudo decir nada, Milo solo atinó a detener el video y sacarlo del reproductor. Ambos se sentaron en la cama en medio de un absoluto silencio. Ambos pensaban lo mismo, ese video no solo era la prueba de que Camus no era el padre del hijo que esperaba Hyoga, también era la prueba de que Shion estaba en lo cierto al sospechar que Dohko le era infiel. – Angelito… no podemos dejar que nadie vea esto. – dijo al fin Milo. - Creo que tienes razón. No podemos. – dijo Shaka con una seriedad que le hizo recordar a Milo los días de adolescencia en el santuario. –Esto lastimaría a Shion. Una cosa es creer que te engañan… - Y otra muy distinta verlo con tus propios ojos… - añadió Milo reviviendo el recuerdo de su visita a Siberia. – Definitivamente no podemos dejar que nadie más vea esto. Pero tampoco podemos dejar que Dohko siga engañando así a Shion, ¿no lo crees? - ¿Tú piensas que debemos decírselo? - Pues… sí, pero eso sería un problema porque si Shion nos pide pruebas no vamos a poder darle esto.- dijo Milo sosteniendo el video. -¿Qué podemos hacer? - Tal vez lo mejor sea quedarnos callados, al menos hasta no tener más pruebas contra Dohko. Y de lo otro… - De lo otro nada, eso es cosa que a mi no me importa. Esos dos se merecen el uno al otro, y yo no voy a hacer nada, y tú tampoco. -Calma bichito, yo solo iba a decirte que de lo otro también nos quedamos callados.- dijo Shaka mirando a un Milo bastante irritado. - Entonces está decidido, nos quedamos callados hasta tener pruebas. No pienso decirle nada a Shion y sé que tú no dirás nada. - ¿Y que vamos a hacer con el video? - Ay yo que sé, devolvérselo a Saga y a Kanon, porque seguro que esto es cosa de ese par de chismosos. - Muy bien, pero voto por dárselo a Saga, creo que tiene más sentido común que Kanon. – dijo Shaka, Milo asintió. - Entonces voy a llevárselo ahora mismo, tú tienes que descansar. - Como digas amor… pero… podríamos… ya sabes… - ¡Shaka¡ - dijo Milo fingiendo enojo. – Sí, yo también quiero, pero será después cariño, ahora quiero ir por los niños, ¿sí? Ellos también se preocuparon por ti amorcito lindo. - Anda, ve y tráeme un te por favor. - Como digas cariño. Voy a resolver esto. – dijo Milo saliendo de la habitación. Decidido, Milo recorrió el pasillo hasta la habitación de los gemelos. Los encontró riéndose del último chisme. – Hola. – dijo Milo sin saber por donde empezar. - Hola bicho, ¿qué podemos hacer por ti hermoso?- dijo Saga. - A mi se me ocurren tantas cosas…- dijo Kanon con una mirada lujuriosa que no pasó desapercibida para Milo y mucho menos para Saga. - Pórtate bien hermanito.- dijo Saga propinándole un codazo a su gemelo, la mirada de “luego ajustamos cuentas” que le lanzó Saga fue suficiente para hacer que Kanon se contuviera.- ¿Qué se te ofrece bicho? - A mi nada, solo vine a devolverles esto. – dijo arrojándole a los gemelos el video. – No se molesten en negarlo, esto tiene su firma. Déjenme decirles algo, yo no soy como él, no me interesa hacerlo sufrir, lo único que quiero es que me deje en paz, y en cuanto a ustedes dos, dejen de meterse en donde no los llaman. – dijo Milo abandonando la habitación. - El bicho desprecio nuestro regalo, ¿qué hacemos ahora hermano mayor? – dijo Kanon restregando su cuerpo contra el de Saga. - Plan B. Mandarle el regalito a Shion… y a Camus. - Te adoro cuando eres malo.- dijo Kanon dándole un gran beso en los labios a su hermano. Esa misma tarde los gemelos se las arreglaron para escurrirse en las habitaciones de Camus y Shion, donde dejaron copias del video. - ¿Lo hiciste?- preguntó Saga a Kanon. - Sí, ¿y tú? - Por supuesto pequeño bobo, ahora solo tenemos que sentarnos a esperar. - Esto va a ser más divertido que cuando trataste de matar a Athena. - Y con la diferencia de que todo va a salir perfecto… al menos para nosotros.- Te adoro cuando eres malo.- dijo Kanon. Los gemelos fundieron sus labios en un beso pensando en la tormenta que iba a desatarse cuando Camus y Shion vieran sus “regalos”.