-¿Es necesario que hagas algo tan inútil?- cuestiono el Príncipe mirando a su amigo agazapado entre unos arbustos.
-No, pero me siento más resguardado - respondió el más alto acomodando su gat* mientras se levantaba.
-Tu nivel de inteligencia me asombra cada día...- se burlo Kyuhyun - es un misterio el cómo aprendiste los caracteres chinos - agrego sonriendo de lado ante sus propios insultos de alto nivel.
-¿Es cierto que encontraste una belleza en el bosque? - pregunto Chang ignorando olímpicamente las burlas del contrario.
-Tu... ¿Cómo lo sabes? -
-¿Realmente preguntas eso?, eres el príncipe próximo al trono, vives en el palacio, eres la comidilla del pueblo, no todos saben escribir, pero la lengua no los traiciona, además, perderse una historia del "Príncipe Maldito" seria caer en las redes de la ignorancia absoluta - respondió con total normalidad.
"Príncipe Maldito" el sobrenombre con el cual fue bautizado, por su arrogancia, maldad y fría actitud mostrada frente a los habitantes del pueblo, la personalidad "especial" de Kyuhyun era conocida por todos, su amigo más cercano y de mayor confianza era Changmin, hijo del ministro amigo de su padre, desde pequeños fueron educados y entrenados juntos.
-Sí, una joven estaba desmayada en el bosque - contesto con simpleza restándole importancia.
-¿Cómo es?, ¿Una belleza como todos comentan? -
-Pues... - pensó por unos momentos mirando hacia el palacio - es... Linda... - concluyo sonriendo con malicia al ver la cara de decepción de su amigo.
-Eres aburrido - se quejo Changmin.
-Luego la podrás ver con tus propios ojos y cuestionar su belleza - se defendió siguiendo con su camino hacia el mercado.
-Si claro, eso no cambia el hecho de que seas un Príncipe engreído - finalizo el menor satisfecho aumentando su rapidez.
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El sol aun se encontraba sobre el cielo, su cuerpo dolía pero su mente no quería descansar, con cuidado se levanto, luego con la vista recorrió el cuarto por segunda vez, los dibujos plasmados en la pared eran simplemente hermosos, a un lado de su lecho estaba su bolso, con cuidado lo abrió, en su interior se encontraba una dwikkoji* con hermosas piedras incrustadas, unos pedazos de pan y un norigae* trenzado.
La puerta se deslizo de improviso dejando pasar a una joven con pelo castaño, piel blanca y labios gruesos, en sus brazos llevaba un Hanbok de un rosa pálido con bordados en la parte inferior de la chima.
-Oh señorita, perdone mi intromisión – se disculpo la muchacha al notar la mirada que se posaba sobre ella.
-Tranquila…- murmuro Jong acomodándose.
-Mi nombre es SaeJin, desde hoy estaré a cargo de usted – se inclino en forma de respeto, luego se erguió y estiro el vestido – sus ropas están arruinadas, por favor acompáñeme, para limpiar su cuerpo – pidió con amabilidad.
-Podre ir si me ayudas – contesto Woon divisando como Sae se acercaba y le ayudaba a ponerse en pie y caminar por los largos pasillos.
“Es grande…” pensó aferrándose al cuerpo que le ayudaba a dar unos pequeños y exhaustivos pasos, al fin llegaron a una habitación amplia, dentro de esta se encontraban diversos objetos de aseo y en un gran tarro había agua limpia.
-Puedes retirarte, yo puedo – se acomodo en un pequeño asiento, acto seguido Jin abandono el cuarto.
Con cuidado Jong se despojo de su ropa, en el cuerpo presentaba unos leves moretones y sus piernas se encontraban llenas de rasguños creados por las ramas, con un recipiente comenzó a lanzar pequeñas hileras de agua, procurando limpiar cada parte de su magullado cuerpo, luego con unas esencias lavo su largo cabello azabache, las gotas de aquel liquido resbalaban por su rostro y cuerpo, suspiro con pesadez, de ahora en adelante su vida sería totalmente diferente, si se convertía en una criada de aquel palacio seguramente pasaría el resto de su vida a salvo, sin levantar posible sospecha.
“Pero… podría traerles problemas… Si me encuentran…” pensó agachando la mirada, no, Jong no quería arruinar otras vidas, mucho menos la de esas amables personas, con cuidado seco su piel, luego se vistió con el Hanbok y salió del lugar cojeando por el dolor de sus pies.
-Señorita, no se mueva mucho, podría haberme llamado – Saejin enseguida corrió a su encuentro, nuevamente caminaron por los pasillos hasta el cuarto en el cual se hospedaba Jong.
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Ambos jóvenes se robaban las miradas de las damas presentes, caminando por los mercados e inspeccionando el lugar.
-Esto está como siempre, deseo comprar algunas cosas, luego nos encontramos en el puente – Changmin se separo de su amigo y se perdió entre la gente.
Kyuhyun prosiguió su camino, divisando los puestos de joyas preciosas de aquel mercado, caminaba lentamente hasta que se topo con un vendedor de dwikkoji, observo una totalmente hermosa que capto su atención.
-Quiero esta…- le informo al hombre que lo miro con una sonrisa disimulada, luego se la entrego y recibió su dinero.
El príncipe siguió su camino divisando aquel adorno, los colores llamativos y su forma de tortuga mezclada con un dragón, era hermoso… Un regalo perfecto…
Pasaron unos minutos y Kyu llego al puente, se acomodo mirando hacia abajo, el agua inquieta removía las pequeñas piedras de su interior y movilizaba algunas ramas y hojas que caían desgraciadas hacia el caudal.
-¿Qué miras? – aquella voz le hizo alejarse de sus pensamientos.
-Nada, vamos, tenemos que informar – respondió el mayor caminando hacia el final del puente.
-¿Qué haces con eso? – pregunto con curiosidad Changmin indicando el broche que su amigo mantenía apresando en su mano.
-Nada – contesto con simpleza sin acompasar sus pasos.
-¿Es para la chica que encontraste? – inquirió con tono burlón.
-Y si es así no te incumbe – se defendió con tono serio.
-Es lindo – sonrió al ver la cara de satisfacción de Kyuhyun.
“Como un libro abierto y caracteres fáciles…” Changmin soltó una pequeña risa ante sus pensamientos.
Caminaron por unos minutos nuevamente entre la gente que ocupaba el espacio del pueblo, al llegar a la entrada del palacio se adentraron con lentitud por los jardines, fue entonces cuando a Kyuhyun nuevamente se le acelero el corazón.
A las orillas del lago aquella joven que tuvo la suerte de salvar miraba hacia el agua, su largo cabello estaba atado en una hermosa trenza que caía libre por su espalda, un nuevo vestido cubría su perfecto cuerpo y el color había vuelto a su piel.
Aquella imagen se robo su aliento y el de su amigo.
-Es hermosa Kyuhyun…- murmuro sin poder quitar su vista de aquella chica.
Esas simples palabras hicieron despertar en el príncipe un agudo sentido de protección, lo sabía, era hermosa… Demasiado, cualquier hombre en su sano juicio la desearía, pero aquello le molestaba… ¿Cualquier hombre?, No, solo la quería para sí mismo.
Ni siquiera conocía su nombre, tampoco la había apreciado por mucho tiempo, pero el… comenzaba a crear nuevos sentimientos, unos que nunca había sentido….