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Ojos Azules por Kitana

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- ¡ERES UN MALDITO ANIMAL! – fue el grito que alertó a todos en la mansión Kido aquella mañana mientras desayunaban. - ¡¡¡ TE ODIO!!!! ¡¡¡Stardust revolution¡¡¡¡ - todos reconocieron la voz de Shion de inmediato, al tiempo que un brillo cegador proveniente del piso superior indicaba que la furia del ex caballero de Aries no era para nada una broma. Pronto todos los presentes salieron del comedor para ir a ver que estaba pasando. Los gemelos se quedaron un poco atrás.

- Y la función acaba de comenzar.- murmuró Saga con una sonrisa retorcida, Kanon solo se río bajito escudándose en su hermano, sabía que en cuanto Shion lo viera se lanzaría sobre él.

- Ay dioses, esto no pinta bien para mí.- dijo Kanon cuando Dohko rodó escaleras abajo mientras Shion corría para propinarle una lluvia de patadas que apenas podía detener Dohko.

- ¡Déjame explicarte!- dijo Dohko, pero su frase no hizo sino exacerbar la furia de Shion.

- ¡A la puta madre que te parió con tus explicaciones! ¡Te voy a matar como el animal rabioso que eres!- gritó Shion preparándose para descargar de nuevo su famoso stardust revolution sobre Dohko que le miraba aterrado. Entonces Mu se atravesó para intentar calmar a su maestro.

- ¡Maestro por favor deténgase! – dijo Mu poniendo ambas manos en el pecho de Shion para evitar que siguiera golpeando a Dohko. Shion no dijo nada, simplemente se limpió con furia las traicioneras lágrimas que fluían de sus hermosos ojos.

- Apártate Mu, no quiero que intervengas, no quiero que nadie intervenga, esto es entre ese infeliz y yo, ¡me oyes animal! – gritó al tiempo que se deshacía de Mu y se lanzaba de nuevo al ataque contra Dohko. - ¡Te odio! -  gritó descargando un tremendo puñetazo en el rostro de Dohko que lo miraba sin poder creer que ese mismo hombre fuera Shion,  su dulce Shion que apenas la noche anterior le llenaba de besos y caricias amorosas.  - ¿Cómo pudiste hacerme esto? ¡Te voy a matar maldito gusano! ¡Te voy a matar a ti y a todos tus asquerosos amantes¡ - gritó Shion lleno de rabia, mientras corría para llegar a donde Dohko se encontraba, la mayoría de los caballeros se apartó, decidieron que lo mejor era dejar que la pareja resolver sus asuntos a solas.

- Aioria haz algo, lo va a matar de verdad.- dijo un angustiado Mu a su novio que miraba sin entender.

- Pero yo solo no voy a poder con él, míralo está hecho una fiera.- respondió Aioria

- Que te ayude Shaka. – dijo Milo, él sabía porque Shion se encontraba así, por eso creyó que lo mejor sería que alguien interviniera y contuviera al furioso Shion. Mientras tanto, Shion continuaba golpeando a Dohko, quien en vista de que no podía calmar a Shion, decidió que lo mejor sería defenderse. Los golpes de Shion eran cada vez más salvajes, con toda la intención de dañar a Dohko. La pareja había salido de la casa y se encontraban luchando en mitad del jardín. Los demás los miraban pelear sin decidirse a intervenir, los únicos que no tenían una mirada de desconcierto sino de gozo eran los gemelos Saga y Kanon.

- Esto cada vez se pone mejor.- dijo Saga al ver que Shion bloqueaba el ataque de los cien dragones de Rozan de Dohko con su pared de cristal, para luego lanzarse a golpearle con renovados ánimos y una furia infinita. – Yo apuesto a que sí lo mata.

- Ay no digas eso, sí lo mata seguro que me mata a mí también. – dijo Kanon.

- Eso solo si yo se lo permito.- dijo Saga acariciando el brazo de su hermano. Shaka y Aioria al fin se decidían a intervenir.

- ¡Basta Shion! – dijo Shaka agarrando fuertemente a Shion.

- ¡Déjame Shaka! ¡Deja que le de lo que se merece a este infeliz! – gritó Shion, mientras tanto Aioria ayudaba a Dohko a levantarse. - ¡Les dije que no quería que nadie interviniera!

-Cálmate ya Shion, por favor. – dijo Shaka con esa paciencia que lo caracterizaba.

- ¡Esto no se puede quedar así!- gritó Shion intentando liberarse inútilmente de la técnica de restricción que Milo le había aplicado.

- Tranquilo Shion, esto es por tu bien.- dijo Milo acercándose a él lentamente. Mientras tanto Aioria y Mu se llevaron a un sangrante Dohko lejos de la vista del furioso Shion. - ¿Estás mejor? – dijo Milo apartándole el cabello del rostro a Shion. El ariano no respondió, simplemente se dejó caer en los brazos de Shaka presa de una crisis de llanto.

- Debieron dejar que lo matara… debí matarlo, no podré perdonarlo jamás. Lo odio tanto… - dijo Shion mientras la pareja lo llevaba de vuelta a la casa. 

Los gemelos fueron los últimos en retirarse.

- Hasta ahora todo ha salido mejor de lo que esperábamos, ¿no lo crees Kanon? – dijo Saga abrazando la cintura de su  hermano.

- Sip, al menos me libré de que Shion me hiciera pedacitos.

- No cantes victoria todavía, te recuerdo que él precioso Shion es un hueso duro de roer, sin mencionar que Dohko querrá saber de donde rayos salió el video. Tenemos que andarnos con cuidado. Creo que tendremos que volver por unos días al santuario, al menos hasta que se calmen las cosas. Pero claro que lo haremos después de ver la reacción de la hielera. – dijo Saga con una sonrisa burlona.  

Dentro de la casa la tensión no había disminuido ni un poco. Shion se encontraba en la habitación de Shaka y Milo.

- Shion, deberías aceptar nuestra oferta, ven con nosotros a nuestra casa, te aseguro que allá estarás bien o al menos no tendrás que verlo todos los días. – dijo Shaka.

- No sé… quizá debería esperar un poco.

- Shaka tiene razón, si vas con nosotros estarás bien y te cuidaremos, anda, hazlo por mí, también yo necesitaré de ti, mientras Shaka trabaja yo me quedaré solo en casa porque los gemelos comienzan la escuela la próxima semana. Voy a estar muy solito en casa, anda ven con nosotros y así me harás compañía. – dijo Milo con una tierna sonrisa que animó a Shion.

- Está bien, voy, pero ¿no se suponía que se mudarían hasta la próxima semana?

- Pues sí pero decidimos adelantar las cosas, tú sabes, nuestra casa está más cerca del nuevo trabajo de Shak. Además con todo lo que ha pasado, bueno el médico me ha dicho que debo mantenerme lo más calmado posible, mi presión esta un poco alta.

-Eso no me lo habías dicho bichito.- murmuró Shaka frunciendo el ceño.

- Lo siento angelito, no quería preocuparte, ya suficiente tenías con las tonterías de Camus. Perdóname, no quería preocuparte de más, el médico dijo que con el descanso suficiente estaría bien. No hay de qué preocuparse, con Shion acompañándome todo será más fácil y tú podrás ir a trabajar sin problemas.

- ¿Harías eso por nosotros Shion? – preguntó Shaka, Shion sonrío con tristeza y asintió.

- Entonces no se hable más, en cuanto sea posible vamos a empacar tus cosas y saldremos de aquí lo más rápido posible. – dijo Milo poniéndose de pie.

-Nos encargaremos de que te sientas bien Shion, ya lo verás. Te repondrás de esto y estarás bien.- dijo Shaka sonriéndole amablemente.

- Estaré bien mientras esté lo más lejos posible de ese infeliz. – dijo Shion cubriéndose el rostro para que sus compañeros no vieran que estaba llorando de nuevo. Milo abrazó a Shion.

- Angelito, sé bueno y ve a la cocina por un té para Shion.

- Como tú digas bichito.- dijo Shaka saliendo de la habitación.

- ¿Cómo estás? – preguntó Milo sin dejar de abrazar a Shion, mientras este lloraba desconsolado. –Cálmate Shion, por favor, no debes llorar, cuéntame ¿qué pasó para que te pusieras así?

- ¡Es un maldito! ¿Sabes que no solo me es infiel sino que además va a tener un hijo con ese imbécil de Hyoga? ¡Lo odio! ¡Lo odio y solo quiero matarlo!

- No hablas en serio, estás molesto y por eso dices esas cosas.

- No, no es porque esté furioso con él que digo estas cosas, es porque de verdad tengo ganas de matarlo. Te lo contaré todo porque confío en ti… esto me avergüenza como no tienes idea…

- Sabes que puedes contármelo todo, soy tu amigo.

- Tú y Shaka sabían ¿verdad? – preguntó Shion levantando su húmedo rostro hacia Milo, el hermoso rubio solo bajo el rostro apenado. – No te preocupes… no los culpo por no decirme nada, yo… simplemente no les habría creído, confiaba ciegamente en él… y él me defraudó. Me imagino que esto es obra de Kanon y Saga, tienen una forma especialmente cruda de presentar las cosas a los demás… recibí un video de Dohko haciéndolo con uno de ellos, no me preguntes cual porque no sé. La cosa es que en el video él confesaba que era el padre del hijo que espera esa ramera que es Hyoga, ¡infeliz hipócrita! Apenas la semana pasada me buscó para pedirme ayuda con Camus el muy maldito, ¿Cuántas veces no se habrá reído de mí a mis espaldas por ser tan imbécil de creer que Dohko de verdad me era fiel?

- No pienses más en eso… te lastima.

- Es que no puedo pensar en otra cosa, y estoy furioso con él, con ellos, con Dohko y ese maldito niño imbécil Hyoga. Te juro que voy a vengarme, ya encontraré la forma de hacerlo, no mentí cuando dije que voy a matarlo… a él y a todos los idiotas que hayan cometido el error de meterse con él.

- Entonces tendrás que matarme a mí también.- dijo una vocecita dulzona pero llena de dolor desde la entrada. Los dos caballeros dorados levantaron el rostro para mirar de quien se trataba, era Shun, el pequeño caballero de Andrómeda.

- ¿También tú…? – dijo Shion lleno de dolor.

- Sí, también yo…-  dijo el pequeño arrodillándose frente a Shion.- ¡Perdóname, por favor perdóname! Yo me entregué a él porque creí que me amaba. – dijo Shun sollozando. – Fue mi primera vez… - musitó Shun. – Yo creí que él me amaba… hasta me prometió que te dejaría a ti para estar conmigo… y yo le creí todo, me di cuenta muy tarde de que él solo estaba buscando sexo, perdóname Shion. Perdóname no solo por eso, también porque yo ya sabía de que el bebé de Hyoga era suyo y me quedé callado… soy un grandísimo tonto.- decía el pequeño mientras lloraba con sus manitas aferradas a las piernas de Shion.

- Yo… no tengo nada que perdonar, por lo que veo, al igual que yo, tú solo fuiste utilizado por Dohko. Y del asunto de su hijo con Hyoga pues… eso es cosa que no  me importa. – dijo Shion inclinándose para limpiarle el rostro a Shun.

- ¿De verdad no me odias? – Shion negó con la cabeza, la dulce sonrisa de Milo se hizo presente, le tendió una mano a Shun para ayudarlo a levantarse y lo hizo sentarse junto a él en la cama.

- Vamos pequeño, tú no tienes la culpa de que ese sea un patán, y Shion no te haría daño,  tú no tienes la culpa… ¿verdad Shion?

- No tú no… pero ese imbécil de tu amiguito me las va a pagar, lo mismo que esos gemelos del infierno.- dijo Shion y salió de la habitación sin darle tiempo a Milo y a Shun de detenerlo.

- Ay dioses, esto se va a poner peor que en la mañana.- dijo Milo y como de rayo corrió para encontrar a Shion, que ya estaba hablando con Death Mask

- ¿Los gemelos? Creo que estaban en el jardín. – Shion no dijo nada más pero se le vio correr en dirección al jardín. - ¿Qué traerá con los gemelos? – dijo Death en voz alta, se dirigió al jardín abrazando a Alessandro para ver lo que iba a suceder; Afrodita se encontraba en su habitación durmiendo la siesta después de haber puesto en práctica sus conocimientos de belli dance con Death.   

En el jardín se encontraban los niños jugando con Aldebarán y Aioria mientras Mu los observaba sonriendo sentado a la sombra de un árbol. Contemplaba a los niños jugar mientras acariciaba su enorme abdomen, estaba a unos días de ser internado en el hospital para que le practicasen una cesárea para que pudiera nacer su bebé, sería una niña a la que llamaría Leda.  

Cuando vieron aparecer a Shion en mitad del jardín con el gesto lleno de furia, los gemelos supieron de inmediato que estaban en problemas.

-Sagui… creo que tendré que confesarme contigo y decirte mi última voluntad antes de que sea demasiado tarde. – murmuró Kanon con gesto asustado mientras intentaba liberarse de los brazos de Saga que ceñían su estrecha cintura de forma posesiva.

 - Quédate quieto y no hables si yo no te lo digo, ¿entendido? – dijo Saga manteniendo la mirada puesta en el furioso Shion que se aproximaba a ellos con cara de asesino.- ¿Qué se le ofrece a nuestro amado patriarca? – dijo Saga fingiendo una sonrisa.

- Ya sabes, ¿ustedes me mandaron el video?

- No, solo fui yo, y si tienes algún problema con eso, ¿qué esperas para arreglarlo?

- Entonces ¿tú eres el del video?

- ¿Y qué si es así? ¿Me vas a golpear como al imbécil de Dohko? Te advierto que yo no voy a detenerme si tengo que salvar mi pellejo y el de mi hermano.

-¿Sabías que eres un idiota Saga? Con esto solo me confirmas que no eres tú el del video sino Kanon. – a los gemelos aquello les cayó como un balde de agua helada, ¿cómo pudo saberlo? el primero en reponerse de la sorpresa fue Saga.

- De cualquier forma no voy a permitir que hagas nada, si quieres tocarle aunque sea un cabello te advierto que tendrás que matarme primero. – dijo Saga lleno de convicción.

- Sí quisiera matarlo tú no podrías impedírmelo Saga. Solo quiero hablar, te doy mi palabra de que solo hablaré con él.

- No te creo.

- Te digo que no pienso hacerle daño.

- Y yo te digo que no te creo.

- ¿Sí hablo contigo me juras que me dejaras en paz aunque me haya merendado a tu ex?- dijo Kanon, como respuesta obtuvo un codazo de Saga.

- Te dije que no hablaras si yo no te lo pedía, ¡bestia!- dijo Saga.

- Ay ya perdóname, además me tienes que tratar con cuidado, el médico dijo que no debes maltratarme si es que quieres que tu hijito sea completamente normal y sano.

- ¿Cómo que mi hijito?

- Pues sí tonto, al fin se cumplió tu deseo. Claro que no tenía pensado decírtelo en estas circunstancias pero ya que me obligan… - dijo lanzándole una mirada de enojo a Shion.

- No sé… no te creo, tal vez te estás inventando esto para salvarte de la paliza que te va a dar el cornudo, quiero decir Shion. – dijo Saga sintiendo la mirada furiosa de Shion a sus espaldas.

- No, de verdad  que no miento, te lo juro por Athena.- dijo Kanon levantando la mano derecha.

- Y otra vez a jurar por Athena, ya te dije que esa no te la creo, mejor dame pruebas de que de verdad estás esperando y entonces yo me hago cargo de solucionar todos tus líos.

- ¿No me crees? – dijo Kanon con una carita que habría enternecido a cualquiera. - ¿De verdad no crees que aquí haya un saguita? – dijo señalando su vientre. Estaba al borde de las lágrimas.

- Mejor me voy.- dijo Shion con gesto de fastidio al ver que los gemelos lo ignoraban por completo. Saga abrazaba a su hermano con tanta fuerza que lo asfixiaba, pero aún así, Kanon sonreía como si se tratara de la mejor de las caricias.

- ¡Te adoro muchacho malo! – gritó Saga levantando en sus brazos a Kanon y besando con ternura sus mejillas, Kanon solo reía, al fin estaba consiguiendo lo que quería de Saga.

- Malditos idiotas, ellos tan felices y mi vida apesta.- refunfuñaba alguien a sus espaldas, ese alguien era Hyoga. Él también había salido a ver en que terminaría la venganza de Shion. Había estado evitando a todos, gracias a la información que pudo sacarle a Aldebarán supo que él también estaba en la mira de Shion.

- Sí estás escondiéndote de Camus creo que este no es el mejor lugar para hacerlo.- dijo una voz que reconoció de inmediato.

- ¿Qué quieres Dohko? – dijo Hyoga fastidiado.

- Nada, en realidad nada. Lo mismo que tú. Encontrar un hoyo muy profundo y esconderme en él. Esta vez no va a perdonarme… se suponía que nadie iba a saber que eso que estás gestando es mío, se suponía que él jamás iba a saberlo. – dijo Dohko, la mirada enloquecida en sus ojos oscuros asustó a Hyoga.

- ¿Qué quieres de mí?- dijo Hyoga al sentir que Dohko se acercaba cada vez más a él.

- No quiero nada de ti, al menos no hasta que te deshagas de eso.- dijo Dohko presionando con su dedo sobre el prominente abdomen de Hyoga.

- No seas imbécil, eso sí que no lo voy a hacer.

-¿Y quién te está pidiendo autorización? No lo necesitas ahora que Camus sabe todo.

- Eso no es cierto.

- Claro que lo es, él habló conmigo hace un rato.

- Estás mintiendo.

- No, me temo mi pequeño e iluso cisnecito que él sabe todo. Los gemelos tuvieron la cortesía de enviarle a él también el video. – la sonrisa burlona de Dohko era aterradora – Así que te propongo algo, tú te deshaces de eso que llevas en el vientre y yo cuido de ti ¿qué te parece? Es un buen trato, ¿no crees?

- Estás loco.

- Piénsalo bien, me gustas y no te trataría mal. – dijo Dohko antes de desaparecer de su vista.  

Camus se encontraba a solas en su habitación meditando lo que debía hacer. Por una parte se sentía aliviado porque no existía nada que le atara a Hyoga. Había visto el video una y otra vez esperando que se tratara de una maquinación de los gemelos. Pero al fin se había convencido que lo dicho por Dohko era cierto. Luego de hablar con el caballero de Libra sus dudas se esfumaron dejándole únicamente frente a la verdad desnuda. Hyoga le había mentido. Y si había mentido en aquello, ¿en que más no habría mentido? Se sintió sumamente decepcionado de él, no solo porque en algún momento había considerado la posibilidad de olvidarse de Milo y comenzar una nueva vida a su lado, sino porque después de todo el tiempo juntos en Siberia creyó conocerlo.  Sin embargo le dolía todo aquello, se sintió traicionado y más solo que nunca. Acostado en su cama miraba al techo sin poder evitar que algunas lágrimas brotaran de sus ojos.  Se sentía tan vacío… tan miserable…

- Y pensar que por ti perdí a Milo… a mi ojos azules… - murmuró Camus entrecerrando los ojos solo para rememorar la sonrisa de Milo. El dolor era demasiado intenso… dejó que el llanto le venciera, se dejó llevar por el dolor como no lo había hecho en años, como la primera vez que sucumbió a la tentación que Hyoga significaba para él estando en Siberia.  Lo recordó como si hubiera sucedido apenas ayer, se sintió morir de remordimiento. Aquella tarde, después de terminado el entrenamiento con Isaac y Hyoga, Camus se había retirado a su habitación en la pequeña cabaña que compartía con sus aprendices. Isaac le había pedido permiso para ir a pescar, estaba solo con Hyoga. Ni siquiera se dio cuenta de cuando el rubio entro en su habitación. Lo miró un momento y se detuvo en  los ojos del muchacho,  

- Azules, como los de él…- murmuró Camus. Hyoga se acercó a él y le robó un beso, primero tímido pero que poco a poco fue volviéndose más intenso. Siempre le había parecido que los ojos de Hyoga se parecían a los de Milo. Camus no quiso conformarse con esos labios que le recordaban vagamente al verdadero dueño de su corazón, a Milo, a “ojos azules” como él le llamaba. Aquella noche tomó a Hyoga con los ojos cerrados, buscando en el calor de su cuerpo la calidez del amoroso Milo, la pasión desenfrenada de su amado Milo… pero no pudo encontrarlo en los brazos de Hyoga. Solo hasta ese momento, rememorando lo vivido con uno y otro, se percató de que nunca había amado a Hyoga, que él siempre había sido y sería un pálido reflejo de la persona que llenaba su vida como nadie podría jamás hacerlo de nuevo: Milo. El mismo Milo que ahora iluminaba los días de Shaka con su alegría y su pasión, el mismo que ya no le miraba con amor sino con el más profundo desprecio. Camus lloró amargamente. No se resignaba a perderlo, pero tampoco sabía como recuperarlo. Milo se había convertido en su obsesión, debía tenerlo a como diera lugar.  

Cuando cayó la noche, Camus salió de su encierro. Se sentía vacío, se sentía muerto en vida. No comprendía el porque de su estupidez, de su ceguera. Había perdido todo por unos instantes de pasión, por buscar en el lugar equivocado lo que Milo le ofrecía generosamente: amor y comprensión.  No solo había perdido a la persona que más amaba en el mundo había perdido también a sus hijos, a esos dos pequeños nacidos de su amor con Milo y que ahora llamaban padre a Shaka, ¿podría recuperarlos? ¿podría ser feliz sabiendo que Milo ya no le amaba? ¿Podría dejar ir a Milo así nada más? La respuesta era un rotundo no que resonaba en su cabeza y hacia sangrar a su corazón. La obsesión era cada vez más fuerte, no podía pensar en nada que no fuera él.

 
Notas finales: ay, estuvo un poco denso este capitulo, me costo un poquitín pero al fin esta listo, espero que sea de su agrado, y por cierto el final se acerca ya, sugerencias? haganmelo saber en sus rewiews. gracias y nos leemos despues, bye¡¡¡ = P

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