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Ojos Azules por Kitana

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Iban a dar las nueve de la mañana. Sentados en una banca en el jardín de su nueva casa, Shaka y Milo contemplaban abrazados a sus pequeños corretear detrás de Shion. El ariano corría feliz siendo perseguido por las pequeñas fierecillas de cabello rojo. Habían aprendido a querer a Shion y se divertían en su compañía, Shion podía consolarse con ellos de la falta del hijo que tanto deseaba. Habían pasado dos semanas desde que se mudara con la familia a su nueva casa. Se sentía más tranquilo, Milo en verdad era una buena compañía, a pesar de tener todos los problemas del mundo, siempre tenía una sonrisa o una palabra de ánimo para él. Si no se había dejado caer en lo más profundo de su desesperanza había sido por Milo, el tierno escorpión que siempre estaba buscando la manera de agradar y sorprender a quienes amaba.

- ¡Niños, ya es hora de irnos¡ - dijo Shaka con una enorme sonrisa que le hacia verse aún más hermoso.

- Vamos niños, Cass, Egi, ya dejen en paz a tío Shion y denle un besito a mami. – dijo Milo abriendo los brazos para recibir a sus pequeños. – Cuídense preciosos.- dijo Milo repartiendo besos a sus hijos. Shaka se inclinó para besar apasionadamente a Milo y después de una tierna caricia en el rostro de Milo y un sinfín de te amos por parte de los dos, se despidieron. Un sonriente Milo contempló a sus amores subir al auto familiar, cortesía de Sahorí.

- Ay vamos adentro, me muero de hambre.- dijo Milo, ayudado por Shion se levantó de la banca y a paso lento entraron en la casa. - ¿Sabes Shion? Me alegra que hayas aceptado venir, no sé sí podría estar tanto tiempo solo.

- Eres un bichito fuerte y podrías con eso y más. – dijo sonriendo Shion, Milo notó que esa persistente tristeza en los ojos del ex patriarca seguía ahí, y que tal vez jamás se iría.

- ¿Sabes? Anoche volvió a llamar Dohko.

- Imagino que le habrás dicho que no quiero verlo ni hablar con él como te lo pedí.

- Sí se lo dije… creo que esta muy arrepentido.

- De nada me sirve su arrepentimiento ahora. Lo odio.

- Tú sabes que eso no es cierto Shion, lo sigues amando igual que antes.

- No Milo, yo… yo ya no lo amo. Me decepcionó, y no solo por su infidelidad… fue por algo más…

- Shion, si tanto daño te hace hablarlo…

- No, no, está bien, algún día tendría que decirlo y si no lo  hago será peor. No me enfurecí tanto por el hecho de saber que me era infiel… sino por el hijo que va a tener con Hyoga. – dijo Shion intentando no llorar. – Sé que es una estupidez, que Hyoga tendrá ese bebé aún en contra de la voluntad de Dohko, y eso es lo que me enfurece, no tanto hacía él como hacía mi mismo… Verás Milo, yo… estuve embarazado… fue poco después de la batalla con Hades. Estaba feliz, al fin mi sueño se estaba cumpliendo, nada podía ser más perfecto. Me imaginé que él se pondría tan feliz como yo, que seríamos la familia perfecta, los perfectos padres para nuestro bebé. Cuando se lo dije él se puso furioso. Me dijo que no estábamos listos para un bebé, en pocas palabras, que no quería al bebé. Yo quise convencerlo de que era lo mejor que nos había pasado en la vida, ¿sabes lo que me dijo? Que no iba a permitir que nada ni nadie limitara su libertad, que ahora que al fin podría vivir su vida como un ser humano normal se daría tiempo de disfrutar de todo lo que se le había negado por ser un caballero de Athena y que en ese momento un hijo era solo un obstáculo para sus planes. Yo no sabía que decir, la verdad es que no me esperaba una reacción así por parte de Dohko, quedé deshecho. Me quedé sin habla cuando me dijo que si quería que siguiéramos juntos tendría que abortar. Me dijo que me quería a mí pero no al bebé, que si me interesaba seguir con lo nuestro la única solución era el aborto. Yo lo amaba tanto… aunque me dolió como no te imaginas, una semana después acudimos a una clínica donde me practicaron un legrado. Fue la experiencia más horrible de mi vida, tuve complicaciones, una hemorragia que me postró en cama por tres días, pero me repetía a mí mismo que todo valía la pena por tener junto a mí a la persona que amaba… Dohko estuvo conmigo en el hospital, repitiendo que era lo mejor para los dos, y  yo solo quería que la tierra me tragara, me sentía el ser más miserable del mundo, renuncié a mi hijo por él, porque lo amaba y no quería perderlo. Aún así yo no deje de tener la ilusión de que pasado el tiempo él querría un hijo… solo que no fue así y no te imaginas lo arrepentido que estoy de haber matado a mi hijo por seguir junto a alguien que no valía la pena. Aunque me he repetido una y mil veces que lo hice por amor, no por eso me siento menos culpable. – Milo no dijo nada, rodeo a Shion con un abrazo protector mientras éste lloraba desconsolado.

- No debes sentirte así Shion, yo sé que tú lo hiciste porque te viste orillado a eso.

- ¡No! Debí ser más decidido, debí mantener mi decisión de tener ese bebé aún en contra de los deseos de Dohko, pero fui débil y cedí a lo que él pidió solo para mantenerlo a mí lado, ¿y todo para qué? Se la pasó engañándome con cuantos pudo. – las lágrimas de Shion partían el corazón de Milo, él se preguntó, ¿qué habría pasado si le hubiera dicho a Camus de su embarazo? ¿lo habría tratado como Dohko a Shion?

- No tiene caso que sigas reprochándote por lo que ya pasó Shion, ahora lo único que puedes hacer es aprender de tus errores y no volver a cometerlos.

- Tienes razón, pero mi único error con Dohko ha sido amarlo aún más que a mí mismo. – dijo Shion limpiándose el rostro. – Supongo que hay que seguir adelante, ¿cierto bichito?

- Sip, hay que ponerle buena cara a la vida….

- …Aunque ella solo nos de patadas.- los dos rieron, Shion se sintió liberado, nunca había tenido el valor de contarle a nadie lo que había vivido junto a Dohko, supo que Milo no iba a juzgarlo no a reprocharle su conducta como él había pensado que sucedería, Milo solo lo miraba con esa paz y calidez que había en sus ojos desde que compartía su vida con Shaka.

- Tendremos que ir al supermercado, faltan algunas cositas para la comida. – dijo Milo.

- Deja que yo vaya, tú necesitas descansar. – dijo Shion acariciando el abultado vientre de Milo. - ¿Cuánto llevas ya?

- Siete meses, en dos meses tendré en mis brazos al pequeño Savitar.

- Entonces así lo llamaran, es un bonito nombre.

- Lo encontré en un libro y Shaka estuvo fascinado con el nombre, sé que será idéntico a él, hermoso, bondadoso, paciente y muy guapo como su padre. – dijo Milo con una sonrisa que iluminó su bello rostro mientras acariciaba su vientre.

- No sabes cuanto te envidio… lo que no daría  por encontrar a alguien que me amara al menos la mitad de lo que Shaka te ama a ti.

- Lo encontrarás y entonces tendrás la familia que deseas y te amara tanto que no podrá decirlo con palabras, te hará tan feliz que recordarás todo tu dolor como si hubiera sido un mal sueño. A mi me pasó, cuando me enamoré de Shaka mi vida cambió y todo ha sido perfecto desde entonces… bueno, casi todo... – dijo Milo, al decir esto último su sonrisa se desdibujó. Sabía que su vida había sido perfecta hasta que Camus decidiera aparecer de nuevo.

- Dale tiempo… Camus no es tan malo como piensas… solo está confundido y muy dolido por todo lo que le ha tocado vivir.

- Pero eso no es justificación para que quiera destrozar de nuevo mi vida. Ya no soy el de antes Shion, esta vez no voy a permitir que me haga daño.- dijo Milo.

-Lo sé bichito, sé que defenderás tu felicidad con uñas y dientes; solo espero que no tengas que hacerlo, le ruego a los dioses que Camus al fin entienda que te ha perdido.

- Espero que así sea.- Milo y Shion se miraron, ambos conocían a Camus y sabían lo terco que podía llegar a ser.

- Será mejor que vaya ahora mismo al supermercado o la comida no estará lista a tiempo.- dijo Shion en tono alegre para romper la tensión que se había generado.

- Tienes razón, yo subiré a recostarme un momento, la lista de lo que hace falta está pegada en el refrigerador, no te tardes ¿sí? – dijo Milo sonriendo.  

Shion salió de la casa a prisa, no le gustaba dejar solo a Milo, en especial porque había sentido a Camus rondando por la casa en los días pasados. Apresuró el paso en dirección al supermercado, no quería que Milo estuviera tanto tiempo solo.  

En la casa, Milo se encontraba descansando en su habitación. Estaba sumido en la lectura de un libro que recién había comprado y que a su parecer era muy interesante. Escuchó pasos en el corredor, se imaginó que Shion estaba de vuelta, así que siguió con su lectura. Ni siquiera volteó a mirar cuando la puerta de la habitación se abrió.  

Camus contempló a Milo un instante, se veía hermoso recostado en la cama, dejando que la suave luz que se filtraba por las cortinas arrancara algunos destellos dorados a su rubia melena.  Los hermosos zafiros de sus ojos no se apartaban del libro que sostenía entre sus delicadas manos… aquellas manos cuyas caricias anhelaba su piel. Milo mordió su labio inferior, claro signo de que estaba de lo más concentrado en su lectura. Camus se acercó lentamente a la cama. Milo no se percató de su presencia. Camus continuaba su avance, de forma lenta, silenciosa, superando la distancia que le separaba de su obsesión. Al verlo así, supo que no podía esperar más, que debía tenerlo.

- Milo.- dijo, muy sorprendido Milo se giró para mirarlo. – Milo - volvió a decir Camus. El corazón de Milo latió con más fuerza. El rostro frío e inexpresivo de Camus le atemorizó.

- ¿Qué es lo que quieres? – dijo Milo arrinconándose contra la cabecera de la cama.

- Sabes lo que quiero… a ti. – dijo Camus aproximándose aún más a la cama. No había forma de no notar la mirada llena de deseo que Camus le dedicaba a Milo. Sintió miedo, supo que debía escapar, que no podía permitir que él se acercara más. Milo intentó escapar, pero Camus fue más rápido y le aprisionó entre sus brazos. Milo se sintió perdido. Luchó con todas sus fuerzas,  luchó como nunca antes lo había hecho, no iba a permitir que él le tocara.  – Es inútil luchar ojos azules.- dijo Camus – Lo sabes. No importa cuanta batalla me des, no me iré de aquí sin obtener lo que quiero de ti.

- Te he dicho que no voy a decirles nada, no voy a hacerlo ahora, déjame en paz. – dijo Milo mientras luchaba por deshacer el abrazo de Camus. Pero Camus no cedía, al contrario, aprisionaba con mayor fuerza al escorpión, hasta que éste dejó escapar un grito de dolor.

- Deja de luchar Milo. Sabes que soy más fuerte que tú, y que a diferencia de ti yo no tengo nada que perder y todo que ganar, en cambio tú. – dijo Camus dirigiendo su vista hasta el vientre de Milo.

- ¿Qué pretendes infeliz?- Milo estaba furioso, no solo le hacía sentir débil y amenazado sino que insinuaba que lastimaría a su bebé.

- Te quiero a ti, me alejaré de ti y de tus hijos, pero solo lo haré después de tenerte una vez más.

-Estás completamente loco si crees que voy a dejar que me toques de nuevo.- dijo Milo furioso.

- No te estoy pidiendo permiso, solo te estoy informando lo que voy a hacer. Me habría gustado que fuera por tu voluntad que te entregaras a mí, pero sí te niegas tendrá que ser por la fuerza. – dijo Camus al tiempo que arrojaba a Milo a la cama. – Será mejor que cooperes un poco. – dijo Camus mientras intentaba hacer que Milo se quedara quieto. En un intento desesperado, Milo quiso aplicarle su técnica de restricción. – Sabes que eso no funciona conmigo Milo, lo sabes muy bien.

- Déjame ya Camus, es suficiente, no quiero esto, ¿cómo se te ocurre que yo quiera acostarme contigo? Déjame Camus. – decía Milo mientras una de las fuertes manos de Camus le sujetaba las muñecas por encima de la cabeza. Milo se defendía con todas sus fuerzas, tiraba golpes e intentaba morder a Camus, quien poco a poco se llenaba de furia.

- Apuesto a que no pones tanta resistencia cuando Shaka quiere montarte, ¿cierto? Será mejor que te comportes y te quédes quieto, a mi no me importa lastimar al bebé que llevas, pero a ti sí.

- ¡Eres un salvaje¡ ¡Animal! ¿Por qué me haces esto? – gritó Milo al sentir como la mano libre de Camus desgarraba su ropa.

- Lo hago porque te deseo, porque no puedo resistir que tu piel y tus labios sean de otro, lo hago porque no me has dado otra alternativa más que esta para poder estar de nuevo contigo. Yo te amo Milo, siempre te he amado. Pero tú ya no me amas, estoy desesperado por tenerte, y sí no te entregas, entonces yo te tomaré.- dijo Camus y besó a Milo. Milo no dejó de luchar ni un segundo. Sintió como los dedos de Camus exploraban las cercanías de su entrada, supo que tenía que hacer algo o Camus haría de él lo que quisiera. Hizo acopio de todas sus fuerzas y sabiendo que era su única opción, hizo lo único que creyó podría salvarle. Cerró los ojos y lanzó sobre el cuerpo de Camus sus agujas escarlata. Camus pudo reaccionar a tiempo para evadirlas, Milo aprovechó el desconcierto de Camus para salir corriendo de la habitación. Medio desnudo y aún llorando logró llegar a la puerta, Shion estaba llegando en ese momento. 

- ¿Milo! ¿Estás bien?- Milo no alcanzó a responder se desplomó en los brazos de Shion que procedió a revisarlo. - ¡Dioses! Tengo que llevarlo de inmediato al hospital. – dijo en cuanto notó que Milo estaba sangrando, Camus lo había lastimado mucho al intentar violarlo. Shion vio aparecer a Camus en las escaleras y se sintió furioso. -¿Qué fue lo que le hiciste maldito?

- Tú no te metas en esto Shion, tú no tienes nada que ver en este asunto. Deja que Milo y yo arreglemos nuestros asuntos en privado. Vete o si no atente a las consecuencias.

-Esta vez si te pasaste Camus, ¿no te das cuenta de lo que has hecho? Él no esta bien, su embarazo es de riesgo, no solo podría perder al bebé, también podría morir. – dijo Shion sin dejar de proteger con su cuerpo a Milo.

-¿Qué estás diciendo?

- Lo que oíste, Milo no le ha dicho nada de esto a Shaka porque no quería preocuparlo, pero en su última revisión el médico le dijo que debía evitar cualquier sobresalto.  ¿Por qué crees que insistió en mudarse cuanto antes? Te juro por lo más sagrado que si le has causado algún daño a él o a su bebé te haré pagar. – dijo Shion, tomó en brazos a un Milo medio inconsciente y salió para llevarlo al hospital.

- ¿Qué he hecho? – dijo Camus sintiendo que su mundo se derrumbaba. Tuvo miedo de que lo dicho por Shion se realizara, ¿de verdad Milo podría morir? Salió para alcanzar a Shion pero no lo vio por ninguna parte. Se imaginó que Milo sería llevado al mismo hospital donde había sido atendido durante todo su embarazo, tomó un taxi y se dirigió allá esperando que Milo se encontrara bien. Cuando llegó al hospital Shion lo miró furioso.

-¿Qué haces aquí? – gritó el ariano al ver a Camus.

- Yo… solo quiero saber como está él.

- Ya estarás feliz, Milo está muy mal, en este preciso momento están practicándole una cesárea a Milo, se le adelantó el parto. Mejor vete, no creo que a Shaka le de mucho gusto verte aquí cuando llegue.

- ¿Lo llamaste?

-Pues claro que lo llame idiota, su hijo está a punto de nacer, querrá estar presente.

- Le dijiste…

- No, suficiente tiene con saber que a Milo se le adelantó el parto. – dijo Shion muy preocupado. Shaka llegó a tiempo para escuchar a Camus y a Shion.

- Sabía que tú tenías algo que ver en esto.- dijo Shaka lanzándose contra Camus.- ¿Qué fue lo que le hiciste? ¡Respóndeme imbécil! ¡Responde!– gritó Shaka al tiempo que arrojaba a Camus contra la pared. Con una furia que distorsionaba su hermoso rostro, Shaka golpeaba a Camus con su brazo sano. Shion lo detuvo temiendo lo peor.

-Tranquilízate Shaka, con esto no ayudas a Milo. Ven vamos a sentarnos. – dijo Shion alejando a Shaka de Camus.  

Shaka estaba destrozado, sentía que su furia iba a estallar en cualquier momento, quería sacar de ahí a Camus, quería borrarlo de la faz de la tierra. Quería ver a Milo, saber que él y su bebé estaban bien, pero los minutos transcurrían y nadie podía decirle nada con certeza acerca de ellos. Se sentía inútil al no poder ayudar a su amado Milo ni a su bebé.

- Savitar… - murmuró Shaka pensando en ese pequeño que ya adoraba a pesar de que ni siquiera había visto su rostro. Sentía tanta desesperación, tantos deseos de hacer algo pero, ¿qué podía hacer sino esperar?  

Tres horas más tarde el médico salía para avisarles que la operación había sido un éxito. Shaka se sintió confortado al saber que Milo y su bebé se encontraban bien, solo que debían permanecer en el hospital unos días más, Milo había perdido mucha sangre y el pequeño Savitar debía pasar algunos días en la incubadora pues había nacido antes de tiempo.  

Al fin le permitieron ver a Milo, a pesar de la sonrisa en los labios del hermoso escorpión se dio cuenta de que algo no andaba bien con él, notó un brillo de temor en esos ojos.

-Hola amor, ¿cómo te sientes?- dijo Shaka tomando las manos de Milo entre las suyas.

- Ahora estoy bien, ya me hacia falta verte, ¿Dónde están los niños?

-En la mansión con Afrodita, le pedí que los recogiera del colegio, no quería que estuvieran solos. ¿Qué fue lo que pasó? – dijo Shaka con seriedad, Milo apartó el rostro, estaba llorando. – Dímelo por favor, tú sabes que puedes confiar en mí, sin importar lo que sea, dímelo.

- Él… quiso… ¡él quiso violarme!- gritó Milo  arrojándose a los brazos de Shaka, lloraba a mares y se aferraba a su amado. – Estaba solo en la casa… Shion había ido al supermercado a comprar algunas cosas que nos hacían falta y entonces, él entró. No sé como pudo entrar a la casa, y dijo que quería… tenerme. – decía Milo entre llantos histéricos. – Me asusté muchísimo, en especial porque dijo que no le importaba dañar a nuestro bebé… tuve que defenderme… pero creo que no todo salió bien, ya ves se me adelantó el parto. Dime que nuestro bebé está bien Shaka, por favor dime que Savitar esta bien.

- Savitar esta bien Milo, pero el médico dice que tendrá que estar unos días en la incubadora por haber nacido antes de tiempo. Todo está bien ahora cariño.- decía Shaka mientras besaba la frente de Milo una y otra vez. La furia en Shaka creció a niveles inusitados. Después de tranquilizar a Milo salió de la habitación con el firme propósito de hacer pagar a Camus por lo que le había hecho a Milo y a su bebé.  

Afuera Shion esperaba noticias de su amigo.

-¿Lograste hablar con él? – preguntó de inmediato al ver a Shaka.

- Sí, no te preocupes, Milo es fuerte y se repondrá.

- Eso lo sé, ¿y tú como estás?

- ¿Y cómo voy a estar? ¡Estoy harto de Camus! ¡Ese infeliz quiso violarlo! Pero por todos los dioses que esto no se va a quedar así. Lo voy a hacer pagar muy caro todo el daño que nos ha hecho. – dijo Shaka apretando el puño con furia.

- Shaka… - dijo Shion al notar que verdaderamente Camus había acabado con la paciencia del caballero de virgo.  – Yo creo que no deberías hacer eso… él se dará cuenta tarde o temprano de que Milo ya lo sacó de su vida y entonces los dejará en paz.

- Shion, no te ofendas pero tú eras quien clamaba venganza por lo de Dohko, ¿no crees que esto también amerita venganza? además no voy a dejar que mientras se da cuenta de la verdad nos siga jodiendo la vida, ha acabado con la poca  consideración que aún le tenía, ¿cómo se le ocurrió hacer eso? Por los dioses, pudo matar a Milo y a Savitar y eso no le importó. Camus está loco si piensa que dejaré que haga algo más. Si se vuelve a acercar a Milo o a mis hijos lo mataré, que no te quede duda de eso, lo mataré sin contemplaciones. – dijo Shaka lleno de decisión. Shion se dio cuenta de que las cosas habían llegado demasiado lejos. Decidió hablar con Camus, haría un último intento de hacerlo entrar en razón.

 
Notas finales: Holaaa, cómo ven Shaka se ha puesto rudo con el despreciable de Camus, ¿Que pasará ahora? Ni yo misma sé, a ver que logro para el siguiente capítulo, sugerencias? por favor haganmelas saber en sus rewiews, noe leemos después, bye¡¡¡ = P

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