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Ojos Azules por Kitana

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Todos los caballeros que habitaban en la mansión, excepto por Hyoga, Kanon y Saga, esperaban fuera de la habitación a que saliera Milo y su nuevo bebé.

- Yo creo que se parecerá a su papá.- comentó Afrodita mientras esperaban

- Claro que no, se parecerá más a Milo.- dijo Mu que llevaba en brazos a su pequeña.

- Yo creo que se parecerá a Shaka.- dijo Shun sosteniendo la mano de Shiryu.

- ¡Bah! Para mí todos los bebés son iguales.- comentó Ikky intentando terminar la discusión de a quien se parecería el bebé.

- Ya veremos sí cuando Misty de a luz a tu hijo sigues pensando lo mismo. – dijo Shiryu con una sonrisa divertida.

- Mi hijo es cosa aparte.- dijo Ikky sintiendo las miradas de todos sobre él y Misty, quien solo sonrió ante ese comentario. – Y por cierto dragoncito de pacotilla, los únicos que faltan en unirse al club de los padres son mi hermanito y tú, ni siquiera Kanon y Saga se han salvado; así que ¿cuando me harán tío?- Shun se sonrojó hasta la punta de los pies ante la pregunta de su hermano. -¿Por qué te sonrojas Shun?

- Por nada Ikky, por nada. – dijo Shun con una sonrisa misteriosa. – No te precipites hermano, Shiryu y yo tenemos pensado casarnos antes de tener familia.

- Así que se piensan casar eh? – dijo Afrodita con Alessandro en brazos, el pequeño jugueteaba con los cabellos de su mami.- A mi también me gustaría casarme, pero alguien dice que no es necesario firmar un papel para que nuestra relación sea formal. – dijo Afrodita mirando a Death Mask que ni siquiera se dio por aludido.

- Yo tampoco creo que haga falta.- dijo Ikky ganándose un pellizco por parte de Misty.

- Pues a mi me habías dicho otra cosa. – dijo el caballero de plata un poco molesto.

- Es broma pastelito, tu sabes que en cuanto nazca el bebé y tengamos tiempo de planear la boda nos casaremos.- dijo Ikky frotándose el brazo donde Misty lo había pellizcado. El lagarto solo sonrió y beso a Ikky.

- Y yo que pensé que a este no lo domaba nadie.- murmuró Aioria muy divertido al ver que quien mandaba en esa relación era Misty y no el Fénix como él había pensado.

- Por cierto Shiryu, ¿Cuándo pensabas pedirme la mano de Shun? – dijo Ikky en pose de hermano celoso.

- Pues yo…- dijo Shiryu muy apenado.

- Pensábamos decírtelo pronto porque nos queremos casar antes de que se me note el embarazo.- dijo Shun con un hilito de voz.

- ¡¡¡¿¿Estás embarazado??!!!- dijo Ikky a gritos. Misty lo miró con una sonrisa.

- Reaccionó igual cuando le dije que estaba esperando.- dijo el caballero del lagarto tomando a Ikky del brazo. – Cálmate Ikky, tu hermanito ya no es un niño al que tengas que cuidar, además Shiryu es un buen chico y seguro que lo va a cuidar, ¿verdad Shiryu?- el dragón solo asentía a cada palabra de Misty. Shiryu suspiró aliviado, Shun solo sonrió y tomó de la mano a su novio que no podía decir ni media palabra, al fin se lo habían dicho a Ikky y seguían con vida, eso era buena señal.    Al fin Milo salió de la habitación llevando a Savitar en sus brazos, estaba radiante de felicidad. Al fin podía volver a su casa con sus pequeños y con Shaka. Junto a él caminaba Shaka que no dejaba de mirar a sus tesoros,. Savitar era un hermoso varoncito rubio y de ojos azules como sus padres, había heredado el cabello rebelde de Milo y el apacible temperamento de Shaka. A Shaka le parecía que no había nada en el mundo más hermoso que esa bellísima criatura que dormitaba en los brazos de su amado Milo.

- Hola a todos, él es nuestro pequeño, su nombre es Savitar, Savitar Kamadeva Scouros. – dijo Milo con una dulce sonrisa iluminando su bello rostro.

- Está hermoso… - dijo Afrodita al contemplar al pequeño rubio que dormía en brazos de su mami.

- ¿Creen que podría cargarlo? – dijo Aldebarán.

-Claro que sí. – dijo Shaka, entonces Milo depositó al bebé en los brazos de Aldebarán.

-Es tan pequeñito, tan tierno.- dijo el enorme caballero.

- A ver deja que yo lo cargue.-  dijo Shura.

- Vamos Ikky, cárgalo tú también, tienes que practicar para cuando nazca el nuestro.

- No, yo no, es demasiado chiquito, podría lastimarlo. – dijo el Fénix mientras Misty lo empujaba hacia donde Shura le pasaba el bebé a Aioros que lo miraba con ilusión.

- No le va a pasar nada Ikky, no lo lastimaras si lo sujetas bien y con cuidado.- le dijo Milo tomando al bebé para entregarlo a Ikky. El rudo Fénix se conmovió al sentir a ese pequeño ser revolotear en sus brazos, como sí se tratara de la cosa más frágil del mundo, Ikky lo tomo en brazos… le pareció que si se sentía tan bien tener en brazos al hijo de otro seguramente tener al propio sería mil veces mejor. Savitar volvió a los brazos de Milo que lo recibió con una sonrisa.

-¿Sabes amor? Ya quiero que nazca nuestro hijo.- dijo Ikky a Misty abrazándolo.

- Vamos a casa bichito.- dijo Shaka abrazando a Milo. El escorpión sostenía a su bebé en un brazo y su mano libre sujetaba fuertemente la de Shaka. Se veían felices.

-¿Sabes bichito? Ustedes tres son la cosita más tierna del mundo. – dijo Afrodita.- Creo que no podrías ser más feliz que en este momento, ¿verdad?- dijo el pisciano acariciando la mejilla del pequeño Savitar

- Sabes que sí… solo quisiera que Camus me dejara en paz. – dijo Milo con tristeza.

- Ese no se volverá a acercar a ti amor, te lo prometo. Yo me encargaré de cuidarte a ti y a nuestros hijos. Tienes mi palabra de que él jamás te hará daño de nuevo.- dijo Shaka con gesto decidido. 

Poco después el pequeño ejército de caballeros llegaba a la casa de la pareja, donde  ya les esperaban Cora junto con sus hijos y los gemelos de Milo, también estaban Saga y Kanon.

-¡Maldición Kanon! Dijiste que querías helado de cho-co-la-te, no de fresas con crema. - decía un furioso Saga sosteniendo frente a Kanon un botecito decorado con vaquitas.

- ¡No es cierto! Te dije claramente fresas-con-crema.- gritaba Kanon, en su rostro se dibujó un pucherito que doblegó a Saga.

-Está bien, está bien iré por el maldito helado de fresas con crema.- dijo Saga acariciando el rostro de Kanon.- ¿Quieres algo más? – preguntó después de darle un amoroso beso a su hermano.

- Sip, quiero ir contigo. Me muero de ganas por una de esas galletas que dan con el helado y de las que por cierto no trajiste ninguna. ¿Te la comiste verdad?- dijo Kanon en tono acusador.

- Ay ya cállate y vamos por el maldito helado. ¿Y que vamos a hacer con esto? – dijo Saga.

- ¿Pues que más? Dame acá eso.- dijo Kanon arrebatándole el helado a Saga.

-Como sigas comiendo así llegará el momento en que sea más fácil saltarte que darte la vuelta.

- Oye, no me  molestes, se supone que tengo que comer por tres.

- ¿No será por dos idiota?

- Dije tres y no dos inútil porque el médico ha dicho que son gemelos.

- ¡Ja! Dos pequeñines que me ayudaran a fastidiarte.- dijo Saga abrazando a Kanon para besarlo. Los demás los miraban extrañados por la forma que esos dos tenían de demostrarse su amor.

-Oye Saga, ¿estás seguro de que son tuyos? – dijo Ikky solo por molestar al mayor de los gemelos.

- ¡Cómo vuelvas a insinuar algo así te mando a visitar otra dimensión! ¿Me oíste pájaro de mal agüero? – dijo Saga con los ojos brillándole de furia.

- Tranquilo Sagui, este solo lo decía en broma, ¿verdad pajarraco? Yo nunca te engañaría queridín.

- Pero si te acostabas con cualquiera. – dijo el Fénix.

- Eso es cierto, hasta me acosté contigo, claro que eso fue hace mucho, pero mucho tiempo, ¿verdad pajarraco?- aclaró Kanon al notar la molesta mirada de Misty.- Y si digo que no lo engañaba es porque él estaba al tanto de todas mis aventuras, además usaba condón con todos, con todos menos con mi Sagui. – los gemelos se fundieron en un apasionado beso ante la mirada perpleja de Ikky.

- Ven para acá corazoncito, ahora me vas a explicar que es eso de que te acostaste con Kanon.- decía Misty muy molesto mientras arrastraba a Ikky fuera de la casa.

- Pero eso fue hace mucho pastelito.- decía Ikky mientras se imaginaba lo que le esperaba, Misty se había vuelto mucho más celoso con el embarazo. Las risas de los presentes no se hicieron esperar. 

Milo había subido para llevar a Savitar a su cunita, los gemelos lo miraban con una mezcla de fascinación y tristeza.

- ¿Qué tienen mis amorcitos?- dijo Milo arrodillándose frente a ellos después de acostar a Savitar.

- Es que tú y papá ya no nos van a querer.- dijo Cassandros.

-Mis niños, ¿por qué piensan que ya no los vamos a querer?

- Porque todos dicen que Sav es muy bonito y tú y papi siempre lo están cargando; además él se parece mucho a papá, por eso lo vas a querer más, y papi también lo va a querer más que a nosotros porque él si es su hijo. Yo creo que papi no te dio la semilla que guardaste en tu ombligo para que naciéramos porque nosotros no nos parecemos a él, y por eso ya no nos va a querer a mí y a Cass.  – dijo Egisto. Milo se quedo de una pieza al escuchar a su hijo.

- Egi, de donde sacaste esa idea, papi los quiere mucho a los tres porque ustedes son sus hijos. Papá los adora más que a su vida, no digan esas cosas porque me rompen el corazón. – dijo Milo abrazando a sus pequeños. Los pelirrojos comenzaron a llorar en brazos de su mami.

- Pero ¿que pasa aquí? – dijo Shaka al encontrarse a los gemelos. Egisto se apartó de Milo sin dejar de llorar y abrazó fuertemente las  piernas de Shaka. - ¿Qué tiene mi pequeño torbellino? – dijo Shaka, se arrodilló para quedar a la altura del niño y le acarició el cabello, entre llantos Egisto comenzó a hablar.

- Papi, ¿ya no nos quieres? – dijo y Shaka lo abrazó.

- Mi niño… ¿cómo se te ocurre que voy a dejar de quererte?  Sí yo te adoro, a ti y a tus hermanos. - Cassandros miraba a Shaka con sus enormes ojos azules aún más abiertos esperando a escuchar lo que su papi tenía que decirles. – No debes pensar esas cosas, yo los quiero mucho a ti, a Cass, a mami y a Savitar.

- Pero tú dijiste que… - murmuró Cassandros, se soltó del abrazo de Milo y se acercó a Shaka. - … tú dijiste que para que pudiéramos tener un hermanito mami y tú tenían que escribirle a la cigüeña para que te diera una semillita de las que guarda para ti y que se la darías a mami y él la guardaría en su ombligo para que creciera un bebé en su panza.- dijo el niño, pocas veces hablaba tanto así que ni Milo ni Shaka le interrumpieron. – Pero Egi y yo creemos la cigüeña se equivocó cuando te trajo la semillita de la que nosotros nacimos porque nosotros no somos como él. – dijo Cassandros señalando la cuna donde dormía Savitar.- Savitar tiene el cabello igual al tuyo y al de mami y nosotros no, ¿por qué papi? ¿Lo van a querer más que a nosotros?

- Ustedes se parecen a la familia de mamá, eso es todo, ya lo hemos hablado antes.- dijo Shaka intentado aparentar tranquilidad.- Y no se les ocurra pensar que ya no vamos a quererlos porque Savitar está ahora con nosotros. No podríamos quererlos más de lo que ya los queremos, ustedes son mi familia, ustedes Savitar, mami y yo seremos felices. Vengan acá los dos y abrácenme. –dijo Shaka, los pequeños se limpiaron las lágrimas y fueron a abrazar a su padre. – Mis niños, no deben pensar esas cosas, ustedes son la cosa más hermosa del mundo y me encanta que sean como son, además ustedes se parecen mucho a mami y todos tenemos el mismo color de ojos, azules, ¿no es cierto? En eso nos parecemos todos. – dijo Shaka abrazando a los niños con su brazo sano. Milo los miró y pensó que definitivamente no era un buen momento para decir nada acerca del verdadero padre de los gemelos. Tendrían que esperar a que los niños crecieran, definitivamente Shaka tenía la razón en ese aspecto.

-Será mejor que bajemos a atender a nuestros invitados.-  dijo Milo con su sonrisa confiada de siempre.

- Cierto bichito hermoso, pero antes estos lindos niños se tienen que limpiar esas hermosas caritas.- dijo Shaka. De inmediato Milo se acercó para limpiar los rostros de sus pequeños con un delicado pañuelito.

- Me adelantaré, no quiero que hagan un desastre allá abajo.- dijo Shaka, beso a los gemelos y a Milo y salió de la habitación.

- Te quiero papi.- dijo Egisto abrazando las piernas de Shaka.

- Y yo a ti peque.- murmuró Shaka alborotando la roja y encrespada cabellera de Egisto. – Y también a ti te quiero. – dijo volviendo sobre sus pasos para abrazar a Cassandros. – Te quiero mucho mi pequeñito, aunque tú prefieres a mami, ¿verdad? – Cassandros se rió un poquito y luego le dio un beso en la mejilla a Shaka que se había inclinado un poco para hablarle. – Te amo bichito.- murmuró Shaka mirando a Milo que ya se asomaba a la cuna para revisar a Savitar. – Vengan pequeños, vamos abajo para que jueguen con Alicia y Joao.- dijo y seguido de los gemelos bajo las escaleras para reunirse con sus amigos. Los gemelos desaparecieron en un dos por tres siguiendo a los hijos de Aldebarán.

-¿Cómo está Milo? supe lo que pasó.- preguntó Shura a Shaka.

- Él esta mejor, más calmado.

- ¿Y tú?

- ¿Qué puedo decir? Simplemente no entiendo como ha sido capaz de hacerle esto. Arriesgó la vida de Milo solo para complacer sus deseos.

- Veo que aún estás furioso.

- ¿Y tú no lo estarías? Supón por un momento que alguien se hubiera atrevido a hacerle algo semejante a Aioros, ¿tú que harías? Y no me digas que lo entienda porque no puedo hacerlo, para hacerlo tendría que ser un estúpido egoísta como él y no lo soy.

- Sé que te sientes mal y sé que debes estar odiando a Camus por lo que hizo pero debes comprender que está desesperado.

- Sí eso es lo que piensas entonces no entiendes como me siento ni cuanto nos ha lastimado tu amigo a mí y a mi familia. Sí me disculpas, iré a ver como están mis hijos. – dijo Shaka alejándose de Shura.

- ¿Por qué no entiende que esta siendo insensible con Camus? – dijo Shura a Aioros.

- No te ofendas pero el único insensible aquí es tu mejor amigo Camus. ¿Cómo crees que van a perdonarlo si quiso violar a Milo?

- Bueno yo…

- No digas nada, por todos los dioses  no digas nada, no quiero discutir contigo de nuevo por esto.- dijo Aioros un poco molesto. 

Shion se sentó en el sofá estaba cansado. Había sido una tarde agotadora para todos. Shaka se sentó a su lado.

- Al fin se fueron todos.- dijo Shion.

- No todos, Kanon está dormido en tu habitación, Saga dijo que venía más tarde a recogerlo. – dijo un agotado Shaka pasándose la mano por la frente.

- Ay dioses y yo que pretendía tomar una siesta.

- Será más tarde, todavía tenemos que limpiar la casa, nuestros amigos son muy simpáticos pero desordenan bastante, ¿no lo crees?

- ¿Podemos dejarlo para más tarde?

- Me parece bien, creo que subiré a dormir un rato con Milo, anoche no dormí muy bien.

- Supongo que el hospital no es un buen lugar para pasar la noche.

- No, no lo es, pero no quería dejar solo a Milo.

- Te entiendo. Después de lo que pasó a mi también me preocupa dejarlo solo.

- Esto no debería estar pasándole a él, no lo merece, no es justo.

- Quizá si hablara con Camus, podría hacerlo entender.

- No lo creo, Camus sobrepasó los límites, está claro que no le importa nada más que él mismo. Yo pensaba que hablando con él podría conseguir algo, pero me doy cuenta de que no entiende razones, debí ser más cuidadoso después de lo que pasó en la escalera. No debí permitir que se acercara a Milo.

- No te culpes, después de todo tú no has hecho nada para que él actué así.

- Y tampoco hice nada por detenerlo. Me siento responsable por lo que le hizo  a mi bichito, si yo hubiera estado con él esto no habría sucedido. No resisto ver a Milo así, no puede dormir, tiene pesadillas casi todas las noches y aunque él lo niega, sé que es por lo que pasó aquí ese día. No se siente seguro ni siquiera en nuestra casa, eso es terrible para mí. Le he fallado, ¿te das cuenta?

- Tú no le fallaste. Camus hizo lo que hizo por su voluntad, ¿cómo saber que pensaría siquiera en cometer semejante atrocidad?

- No sé como pero voy a hacer que se aleje de nosotros, así tenga que obligarlo, no voy a permitir que se acerque a mi familia.

- Shaka, yo sé que es difícil perdonar algo semejante, yo estoy tan molesto con Camus como tú, pero por el bien de Milo  y de tus hijos, no caigas en el juego de Camus.

- No puedo prometerte que no haré nada, él tiene que dejar de molestar a mi familia, y si no entiende por las buenas, tendré que obligarlo a entender.

- Solo espero que lo entienda y no tengas que obligarlo. – dijo Shion. Él teléfono comenzó a sonar. – Deja, yo contesto.- dijo Shion poniéndose de pie.- Hola? – dijo Shion levantando la bocina. – Ah sí, si estamos aquí los dos… sí, entiendo, sí… sí, yo les digo, en cuanto llegue Saga le avisaré…  en un momento iremos para allá… correcto Seiya. – dijo Shion.

- ¿Qué pasa Shion? – preguntó Shaka un poco preocupado.

- Nada malo, no te preocupes, solo que Sahorí acaba de llegar con Sigfried y quiere hablar con nosotros. Seiya me pidió que le avisemos a Saga y a Kanon, también quiere verlos, quiere vernos a todos.

- ¿Qué querrá esta vez?

- No tengo idea, solo espero que no tengamos que enfrentar a otro dios, sería demasiado para mí.

- Y que lo digas, mi bichito no podría pelear ahora. – dijo Shaka algo preocupado. – Será mejor que le avise a Milo, tendremos que ir todos supongo.

- Sí así es. Yo me encargo de despertar a Kanon y de preparar a los niños.

 - Gracias Shion. – los dos subieron a la planta superior de la casa. Shion entró a su habitación donde Kanon dormía plácidamente abrazado a la almohada. – Kanon… Kanon… vamos, despierta de una vez.

- ¿Qué quieres Shion? – dijo Kanon molesto.

- Tenemos que ir a la mansión. Sahorí nos ha mandado llamar a todos.

- ¿Y Saga? ¿Ya volvió?

- No, llámalo a su celular, que nos alcance allá.

- Está bien, pero más vale que lo que tenga que decir la fabulosa diosa sea importante porque si no me dormiré en su cara. Me siento bastante cansado con esto del embarazo.

- ¿Puedes darte prisa con esto Kanon?

- Como digas queridísimo patriarca.- dijo Kanon con una sonrisa burlona. 

Pronto abandonaron la casa y a bordo de la camioneta se dirigieron a la mansión Kido. Cuando llegaron, ya se encontraban reunidos todos los caballeros en uno de los salones de la mansión, Sahorí y Sigfried ya estaban ahí también, solo ellos faltaban. Milo no pudo evitar sentir un escalofrío cuando vio a Camus. Dirigió sus pasos hacia el otro extremo del salón. Nadie hizo preguntas, todos sabían de lo sucedido con Camus.  Se había acordado no mencionarlo a la diosa, no podrían explicar lo ocurrido, tampoco se iba a mencionar la pelea entre Shion y Dohko a pesar de la gravedad de esos hechos.  

- Ya estamos todos- dijo Sahorí con una sonrisa al ver entrar a Saga, quien se apresuró a reunirse con Kanon. Los caballeros estaban nerviosos, no se imaginaban que podía ser tan importante como para que la diosa los hubiera reunido a todos con tanta premura. – Antes de empezar quiero decirles que no se trata de nada grave, aunque sí es importante. Pronto tendremos visitas, los generales marinos de Poseidón estarán en Japón y  me gustaría pedirles que traten de hacer las cosas más fáciles para ellos, Poseidón les ha autorizado a salir de su santuario en definitiva así que después de visitar sus hogares, ellos vendrán aquí para integrarse a un proyecto que Julian y yo estamos armando. Esta reunión es solo para pedirles su cooperación, en los próximos días les avisaré a quien les tocará ayudar a integrarse. Shion, tú te encargarás de coordinarlo todo, después los llamaré para hablar con cada uno y veremos como nos organizamos. Otra cosa importante que quería comunicarles es que al fin han quedado listos los departamentos que les prometí, ahí podrán hacer todas las fiestas y desastres que quieran sin que yo interfiera con su diversión.- dijo la diosa riéndose, sí que conocía a sus guerreros. – Me ha dado gusto hospedarlos pero sé que ustedes necesitan su propio espacio, hasta donde sé los únicos que se han adelantado a mis planes son Aldebarán, Milo y Shaka, así que los demás podrán escoger a su compañero y compartir un departamento, hay seis disponibles. Los dejamos para que se pongan de acuerdo. Los veré mañana.- dijo Sahorí desapareciendo junto con Sigfried.  

En cuanto Sahorí abandonó la habitación, Camus quiso acercarse a Milo. Shaka, notando sus intenciones, se apresuró a cortarle el paso.

- Camus. No te atrevas a intentar algo.- murmuró el caballero de Virgo intentando no llamar demasiado la atención.

- Shaka, por favor, no intervengas, solo quiero hablar.

- No te creo, ¿es que no te basta con lo que provocaste? ¡Pudiste matarlos a ambos!

- Yo… lo siento.

- Ahórrate las disculpas, no te creo, y estás loco si piensas que permitiré que te acerques de nuevo a mi familia.

- Shaka, por favor, deja que Milo y yo arreglemos esto.

- No. Tuviste tiempo de sobra para hacer bien las cosas, para acercarte a él y a los niños de buena manera y desperdiciaste tus oportunidades, ya me cansé de ser tan amable, ¿entiendes?

- ¡Apártate Shaka!- gritó Camus empujando al virgoniano.

- Te dije que no permitiré que te acerques de nuevo a él ¡y pienso cumplir mi palabra! – dijo Shaka y con un fuerte puñetazo derribó a Camus al suelo. Camus no tardó en reponerse del golpe. Milo solo miraba desde lejos sin atreverse a intervenir. A pesar de estar utilizando un solo brazo, Shaka estaba superando a Camus en el intercambio de golpes. Todos se sorprendieron al ver tan furioso a Shaka. Una certera patada de Shaka hizo caer a Camus al suelo. Al verse superado, Camus intentó usar sus círculos de hielo, pero Shaka pudo esquivarlos con facilidad.

- Basta Shaka, déjame hablar.- dijo Camus reponiéndose de un nuevo ataque del santo de Virgo.

- El tiempo de hablar ha terminado, ¡ahora pelea o te acabaré sin miramientos! – gritó Shaka enfurecido. – Nunca voy a perdonarte por lo que hiciste.

- Sé que no merezco perdón pero basta Shaka, es suficiente. Solo quiero hablar con él y pedirle perdón. Ya ha sido suficiente.

- Para mí no lo es, quiero hacerte sentir el mismo temor que sintió Milo cuando pretendiste violarlo.- dijo  Shaka mientras descargaba una andanada de golpes sobre Camus que apenas podía defenderse. Sin duda Shaka era un oponente formidable. – Vamos Camus, intenta lastimarme como a Milo, no importa que solo pueda usar uno de mis brazos, de igual forma te derrotaré. – dijo Shaka.

- ¿Qué es lo que está pasando aquí? – dijo Sahorí apareciendo en el salón donde los caballeros peleaban. - ¡Basta! ¡Les ordeno que se detengan ahora mismo! – gritó la diosa, Sigfried se encontraba detrás de ella dispuesto a intervenir si era necesario. Shaka se separó de Camus y contuvo su cosmos, al igual que Camus.

- Lamento haber ofrecido este espectáculo tan lamentable pero me temo que Camus no me dejó otra opción. – dijo Shaka muy apenado.

- Les sugiero que arreglen sus diferencias de otra manera y no a golpes, se supone que ustedes dos son los caballeros más respetables de todo el santuario, no echen a perder su buena imagen con actos como este. Camus, ve a tu habitación ahora mismo, ya hablaremos tú y yo más tarde, Shaka, acompáñame a la biblioteca. – dijo muy molesta la diosa. Shaka se disponía a seguir a Athena cuando Milo lo detuvo.

- Angelito…

- No te preocupes por mí bichito, estaré bien. Dile a Shion que te lleve a casa, yo los alcanzaré más tarde. – dijo Shaka dándole un beso a Milo.

- No te preocupes Shaka, yo me encargaré de que Milo y los niños lleguen a casa.- dijo Aioria.

- Gracias amigo.- dijo Shaka mientras limpiaba la sangre que escurría de sus labios. Había sido una pelea corta pero bastante ruda. Ambos caballeros habían logrado hacerse daño, pero sin duda Camus había llevado la peor parte.

- Te amo Shaka.- dijo Milo mientras Shaka lo abrazaba. Los gemelos miraban confundidos a sus padres, jamás habían visto a Shaka actuar de esa forma. 

Sahorí miraba a Shaka con gesto reprobatorio.

- ¿Qué fue lo que pasó Shaka? Tú no eres así de violento ni actuas de esa forma tan impulsiva.- dijo la diosa después de un rato de observar a Shaka.

- Me temo diosa que no puedo justificar mi conducta, simplemente me dejé llevar por mi enojo. Le pido una disculpa por haber actuado así en su presencia, pero no puedo prometerle que no lo haré de nuevo.

- ¿Qué quieres decir Shaka?

- Que sí vuelvo a tener frente a mí a Camus, haré lo mismo.

- No puedo creer que tú entre todos mis caballeros estés actuando de esta forma tan violenta. ¿Qué te hizo Camus para que te comportes así?

- No puedo decírselo, una vez más le reitero mis disculpas y le prometo no repetir esta conducta en su presencia. Intentaré contenerme en lo sucesivo.- dijo Shaka sin alterarse.

- Puedes irte, seguro que Milo estará preocupado por ti.- dijo Sahorí al notar que de Shaka no obtendría nada más. Después de un rato, cuando calculó que Shaka ya se había ido de la mansión, mandó llamar a Camus. – Camus, quiero que me expliques, ¿qué fue lo que hiciste para que Shaka te tratara de esa forma tan violenta?

- Me apena no poder decírselo diosa pero no puedo, solo puedo decirle que lo que sea que Shaka me haga lo tengo bien merecido.

- Así que nadie me va a decir nada, ¿cierto? Está bien, guarden su secreto, pero por lo que más quieran, no más peleas, se supone que ustedes deben llevarse bien, son compañeros, no enemigos. Vete, y que alguien te curé las heridas, no te ves muy bien que digamos. Mañana hablaremos, de negocios ya que no quieres decirme lo que está sucediendo, es el colmo que no pueda enterarme ni siquiera de lo que sucede en mi propia casa. 

Camus salió de la biblioteca sintiéndose aún peor de lo que ya se sentía. 

Horas más tarde, Camus se encontraba sentado frente al espejo de su habitación contemplando su reflejo mientras bebía una y otra y otra copa de vino. Se sentía el ser más deleznable después de lo que había hecho con Milo. ¿Cómo había llegado a tanto? ¿Por qué había permitido que su desesperación y sus celos le dominaran de esa forma? Ahora sí estaba seguro de que Milo le odiaba. Sintió que nada podía ser peor. Apenas se había enterado de que Milo estaba bien, se sintió ligeramente aliviado, al menos las cosas habían tenido un fin relativamente bueno. Recordó la mirada que le dedicó Shaka cuando lo vio en el hospital, era de franco odio, ¿acaso era tanto el daño producido que hasta él había terminado odiándolo?  

Milo no se apartaba ni un instante de su mente… el recuerdo del gesto de terror en ese hermoso rostro jamás le abandonaría. Había estado a punto de violarlo, de tomar por la fuerza a ese hermoso ser que todo lo que había hecho era tratar de ser feliz sin él. Lágrimas de amargura surcaron el bello rostro de Camus. Se cubrió el rostro para intentar de ese modo apartar de su mente el recuerdo de los aterrados ojos de Milo y sus gritos de dolor mientras él intentaba violarlo. Sintió deseos de morir… ¿por qué había permitido que sus celos y su desesperación le llevaran a ese extremo? No podía perdonarse a sí mismo, y sabía que había cometido demasiados errores, sabía que en su afán de recuperar a Milo, lo único que había conseguido era alejarlo aún más y dañarlo de un modo irreparable. Habría querido desaparecer de la faz de la tierra en ese preciso instante, apartarse de todo y de todos para no dañar a nadie más.

- Debo estar loco, debo estarlo para actuar así.- murmuró para sí mismo. Bebió una copa más de vino. Estaba completamente ebrio. No quería pensar, no quería darle tiempo a su conciencia de gritarle que era el ser más asqueroso del planeta, él, el intachable Camus se había convertido en esa piltrafa que le miraba desde el espejo con gesto inexpresivo y dolido. Él que siempre pugnó por ser honesto había caído presa de sus más bajos instintos. Y precisamente con quien era más frágil y vulnerable: Milo, ese ser tan delicado y dulce, ese al que había traicionado y acosado con exigencias imposibles de cumplir. La verdad de las cosas le cayó encima, se dio cuenta de que nada de lo que había creído era cierto, pero en especial se dio cuenta de que no era Shaka quien sobraba en la vida de Milo sino él. Al fin se dio cuenta de que Milo había logrado hacer una vida y una familia en las que no podía ser incluido porque él mismo se había encargado con sus actos de hacer que Milo lo echara de su vida. Lo había perdido todo. No quedaba nada de lo que considerara parte de su vida. No le quedaba nada. Milo se había ido llevándose con él a sus hijos. Hyoga tampoco estaba con él, y el hijo que suponía suyo no le pertenecía, no le quedaban ni siquiera sus amigos, pues seguramente le despreciaban por lo que había hecho. Estaba completa y absolutamente solo. Apretó con fuerza la copa en su mano sintiendo como el fino cristal cedía a la presión y se incrustaba en su piel provocándole ardientes heridas que sangraron profusamente. Amargas lágrimas volvieron a brotar. Quiso morir y maldijo a sus dioses por haberle devuelto la vida, por haber hecho que tuviera que regresar de allá donde debió quedarse. Allá donde no sufría por no tenerlo… allá donde no podía dañarlo… 

Bebió directo de la botella sin preocuparse por las heridas en su mano. No dejaba de llorar ni de pensar en lo que había hecho. No podía apartar de su mente la imagen de Milo llorando y gritándole que se detuviera, no podría borrar esa imagen jamás. ¿Podría Milo perdonarlo? Lo dudaba, y no se sentía capaz de acudir ante él pidiendo perdón. Lo que había hecho era terrible. No creía merecer nada mejor que morir. No escuchó el suave ruido de la puerta al abrirse. Ni tampoco escuchó a Shion acercándose a él. El ariano se encontró a un destrozado Camus que lloraba sin dejar de mirar el reflejo que de sí mismo le devolvía el espejo.

- Hola Camus.- dijo Shion poniendo sus manos en los hombros de Camus, él levantó el rostro y pudo ver que el pelirrojo acuariano lloraba.

- Shion… ¡no quise ser tan miserable! – gritó Camus como pidiendo la comprensión de Shion. El patriarca contempló a Camus, no tenía caso decirle nada, al parecer la culpa era ya bastante para él. – Shion… dime algo por favor, ¿o es que te doy tanto asco que ni siquiera quieres hablarme?

- Por supuesto que no me das asco Camus… estaba muy molesto contigo por lo que le hiciste a Milo. Pero ya me doy cuenta de que tú mismo te das cuenta de que lo que hiciste estuvo muy mal y del daño que causaste.

- Pero es demasiado tarde, ¿no es cierto? Demasiado tarde para corregir todos mis errores.

- Nunca es tarde para enmendar los errores que cometemos Camus.

- Él no va a perdonarme jamás, por muy buen corazón que tenga, no va a perdonar lo que le hice. Y yo lo amo, lo amo demasiado y no soportaría que me mirara de nuevo como lo hizo este día. Así que creo que lo mejor que puedo hacer es marcharme y alejarme de él y de mis hijos para siempre, eso será lo mejor para todos. Yo no merezco que me perdone… me obsesioné tanto con que me amara de nuevo que llegué a extremos que jamás hubiera admitido, pero ya es tarde para mí, dejaré que sea feliz, dejaré que viva su vida al alado del que él mismo ha escogido aunque a mi se me desgarre el corazón.  – dijo Camus con lágrima en los ojos. Shion lo abrazó y pensó que Camus nunca había querido ser malo, simplemente estaba desesperado.

- ¿Sabes? creo que deberías intentar disculparte.

- No, estoy seguro de que Shaka querrá matarme y no lo culpo, después de lo que hice es lo menos que merezco.

- Él está furioso contigo, pero sé que se ablandará si le dices lo mismo que me has dicho a mí.

- No Shion, no voy a presentarme frente a ellos, por mi culpa casi pierden a su hijo, ni siquiera voy a pedirles que me dejen ver a mis hijos. No lo merezco.

- Creo que exageras Camus, algún día ellos te perdonaran, algún día tú mismo podrás perdonarte.

- ¿De verdad crees eso Shion? – dijo Camus volteando a mirar el dulce rostro de Shion.

- Sí, estoy seguro. El tiempo es el mejor remedio para heridas semejantes. Te lo digo por experiencia.- Shion acarició el rostro de Camus que le miraba lleno de agradecimiento. Nadie se había tomado la molestia de ir a buscarle después de su encuentro con Shaka, solo Shion, ni siquiera Hyoga que decía amarlo había estado con él.    
Notas finales: Hola a todos, je je je. ¿que les pareció? voy bien o me regreso? Sugerencias? Quejas? Comentarios? haganlos llegar por medio de sus rewiews, creanme que los leo y los agradezco, saluditos, bye¡¡¡ = P

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