Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Nuestras historias.... de amor? por Kitana

[Reviews - 55]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

- Es tarde, ¿sabias que tengo mejores cosas que hacer que pasarme las horas esperando a que quieras salir de la cama?- le digo a Kanon mientras intento sacarlo de la cama, este idiota siempre consigue ponerme de mal humor.-Es increíble, siempre haces lo mismo, te pones tan borracho que no te acuerdas ni de cómo te llamas y al día siguiente no quieres levantarte.

 

- Ya cállate Saga, ¿sí? Me duele la cabeza.

 

- No me importa si te va a dar un colapso nervioso, sal de esa maldita cama ¡ahora!

 

- No  me grites que no estoy sordo. – dice sentándose en la cama. - ¿Por qué tanto escándalo? No pueden empezar sin ti y a mi que me esperen, no me da  la gana llegar temprano.

 

- Con esa actitud nunca lograrás nada.

 

- Deja de hablar como si fueras mi padre, ¿quieres? Odio que hagas eso. Además no me digas que no voy a lograr nada, si no fuera nada no me habrían llamado tus estirados amiguitos para que diseñara su maldita escenografía.

 

- Deja de maldecir, sabes que odio que hables así.

 

- Como si tú nunca maldijeras.

 

- Pero jamás frente a ti, anda ve a bañarte. – lo empujo en dirección al baño, de mala gana lo veo entrar.

 

- ¿A que no sabes a quién vi anoche?

 

- Y yo que sé, seguro otra de tus conquistas, ¿cierto?

 

- Más bien a una de tus conquistas, me encontré a Camus en el club donde estuve anoche. Estaba con otro chico, uno que no era su noviecito santo. Y se puso bastante pesado. – dice Kanon con ese tono sarcástico que emplea cada vez que se refiere a Camus.

 

- ¿Y tú como sabes que el chico ese no era su novio? Hasta donde sé ahora se comporta mucho mejor que antes.

 

- Ay vamos, como sí no conocieras a Camus, se ha acostado con medio mundo y esta en proceso de acostarse con la otra mitad. Y ese no era su novio porque hasta donde recuerdo el novio era rubio y el tipo de anoche no era rubio sino de cabello azul. Y no tenía cara de ser un músico de tu estilo, más bien se veía con aires de pandillero.

 

- Así que le siguen gustando los niños malos.

 

- ¿Lo dices por mí?

 

- En parte. Dime más.

 

- Pues no estaba muy feliz de verme, ¿sabes?

 

- Después de lo que le hiciste no me extraña.

 

- Vaya ahora resulta que todos tiene una excelente memoria, ¿no?

 

- ¿Y que esperabas? ¿Que te diera un cheque de agradecimiento?, supongo que aún no deja de odiarte. La última vez que nos vimos no quiso ni mencionarte.

 

- Yo pienso que no estaría tan molesto si hubiera aceptado lo que le ofrecí entonces.

 

- Mejor no sigas pensando Kanon, se te sobrecalienta el cerebro.

 

- Eres un imbécil Saga.- dice mi hermano saliendo del baño.

 

- Vístete rápido, no quiero llegar tarde por tu culpa. – le doy la espalda y abandono la habitación. Bien, un día más de soportar a esa niña caprichosa de Eurídice y su maldito hermanito. Si la paga no fuera tan buena hace mucho tiempo que los hubiera mandado al demonio, a ellos y a ese remedo de orquesta con la que tengo que trabajar.

 

 

Me siento en el sillón a esperar a que el divo se digne en salir de la habitación, a veces lo detesto con todas mis fuerzas, aunque sea mi hermano.

 

-Listo, vamos a esa tortura.- dice Kanon apareciendo frente a mí. Mejor me quedo callado, se ve fatal, como cada mañana después de que se va de farra, lo cual sucede prácticamente cada día.

 

 

 

Tomamos un taxi  para llegar al lugar donde será el ensayo esta mañana. Bien, tengo que armarme de paciencia para no estallar tan pronto como ayer. Al menos hoy han sido todos puntuales, en este lugar todos parecen ser tan descuidados como Kanon.  El hermanito de Eurídice me mira con esos ojitos burlones, ¡maldito niño tonto! ¿Qué se cree? En cuestión de trabajo soy tremendamente duro y no permito que esa clase de cosas me influencien. No por nada he llegado hasta donde estoy. He soportado a gente peor que él, mi hermano entre ellos. Es momento de comenzar.  Les doy indicaciones de rigor y comienzo a marcar el compás con la batuta… al menos se están concentrando.

 

- Bien, es todo por hoy.- les digo, al menos tuvimos un ensayo medianamente bueno y no tan mediocre como la última vez. Si, quizá yo sea un perfeccionista pero es que esta gente es sencillamente deplorable. Ni siquiera esa Euridice se salva.  Veo salir a Kanon de la oficina del productor con la más grande cara de fastidio que le conozco.

 

- Ya te dije que lo haré, no me presiones, estará listo para el debut. – dice volviendo a ponerse los anteojos oscuros con los que pretende ocultar el mal estado en el que se encuentra. – Vamos Saga, quisiera tomar un almuerzo decente.- dice acercándose a mí. Caminamos juntos hacia la salida. Nunca he entendido porque si nos llevamos tan mal insistimos en estar juntos, si él no me busca, yo lo busco; así ha sido siempre y creo que así seguirá siendo por el resto de nuestras vidas. Con nosotros si aplica esa frase de no puedo vivir contigo ni sin ti.

 

- ¿A dónde quieres ir a almorzar?- le pregunto a Kanon cuando ya estamos en la calle.

 

- Me da igual siempre y cuando haya buen vino, tengo resaca, ¿sabias? – dice lanzándome una de esas miradas molestas que son su especialidad.

 

- Entonces vamos al mismo lugar de la semana pasada, dijiste que te había gustado el vino.

 

- Como sea, solo vamonos de aquí.- dice y se apresura a detener al primer taxi vacío con el que nos topamos. En silencio subimos al taxi. Después de dar la dirección al conductor me quedo callado. Miro por la ventana las calles de París. ¿En alguna de estas calles es que te escondes Camus? Me decepcioné mucho cuando no acudió a nuestra última cita. Él nunca había faltado. Siempre se presentaba, en buenas o malas condiciones pero siempre se presentaba. Cada tercer domingo del mes nos citamos en el mismo hotel, en la misma habitación. Pero este mes no se presentó. Me quedé esperándolo toda la noche y nunca llegó. Ese crío no tiene ni una idea de lo  mal que me puso su ausencia, si la tuviera, juro que jamás me volvería a buscar. Para él solo sexo, recordar los viejos tiempos de cuando éramos adolescentes y vivíamos en casas vecinas. Para mí es algo más… algo que nunca admitiré. Algo que odio sentir porque no es correspondido y me duele. Me duele saber que él se regala al primero que se lo pide, odio saber que las caricias que me gustaría que guardara para alguien especial, las regale a quien sea como sí fueran caramelos. A veces no sé porque soy tan idiota de seguir buscándolo, cada vez que me encuentro con él me siento aún más destrozado que la vez anterior y así sucesivamente. Por suerte nadie se ha dado cuenta, ni siquiera mi hermano. No sé que pasaría si se descubriera mi pequeño secreto. A veces culpo a Kanon por lo que pasó con Camus, pero creo que también yo tengo algo de culpa. Sí mi maldito orgullo no hubiera sido tan grande… si me hubiera atrevido a hablar y a decir lo que sentía por él quizás no habría terminado así. Pero el hubiera no existe y yo no puedo darme el lujo de seguir pensando estupideces, no tengo tiempo para niñerías.

 

 

 

Al fin llegamos al restaurante. Mi hermano se encarga de pagar al conductor mientras camino hacia la entrada del restaurante. París… es un buen lugar para divertirse, alguna vez eso me dijo Camus. A pesar de mí mismo sé que estoy aquí por él. Aunque lo niegue, sé que esos encuentros nuestros son la energía que le hace falta a mi vida. Me basta mirar sus verdes ojos para poder sentir que sigo vivo.

 

- ¿Entramos o quieres comer afuera? – me dice Kanon levantando sus gafas para dejar ver sus enormes ojos verdes idénticos a los míos. No digo nada, simplemente entro en el restaurante detrás de él. Espero que esta vez podamos comer en paz. Kanon ordena la misma porquería que acostumbra comer, grasas y demás porquerías que dañan al organismo. Me inclino por un poco de salmón y ensalada, la última vez me pareció bueno.

 

 

 

Comemos en silencio. Kanon parece estar de mejor humor, lo mismo que yo. Debo aceptar que ambos tenemos el carácter bastante agrio.

 

 

 

Mientras bebo mi tercer copa de vino noto que mi querido hermanito esta a punto de comenzar una de sus bravatas.

 

- Hey tú, ¿qué tanto le ves a mi hermano? ¿Es que se te perdió uno igual? Respóndeme, te estoy hablando. – dice con esa actitud tan suya que me hace detestarlo a veces. El otro chico ni se inmuta, lo mira de arriba abajo sin detener sus pasos hacia la salida. Kanon no admite su derrota, se levanta e intenta ir detrás de él.

 

- Por una vez en tu vida compórtate de acuerdo a tu edad y deja de hacer el ridículo.- le digo sosteniendo su muñeca.

 

- Saga no seas imbécil, ¿no te diste cuenta de cómo te miraba? Te arrancaba la ropa con la mirada.

 

- ¿Y desde cuando eso te preocupa?

 

- Bah¡ solo quería ser un buen hermano.

 

- Solo querías iniciar una pelea, ¿no te basta con las que has tenido en las últimas semanas?

 

- Cállate Saga, ya sabes que no me gusta que me regañes y menos en público.

 

- No tendría que hacerlo si no actuaras como un mocoso malcriado.

 

- Dos cosas, una no soy ningún mocoso malcriado, y dos, como vuelvas a regañarme en público te parto la cara, ¿entendiste?

 

- Ja¡ a mi no vas a asustarme con eso Kanon, sé defenderme de ti imbécil.- aquí vamos de nuevo.

 

- Vamos Saga, hoy no estoy de humor para esto, además me siento muy estúpido peleando contigo por un imbécil al que ni siquiera le vi la cara.

 

-Como sea, vamos al hotel.

 

-Vamos.- la pelea más corta de nuestro record… ¿qué nos pasa a ambos? A él sé que le afecta ver a Camus, aunque no sé por qué, hasta donde sé para él Camus solo fue un juego cruel para herirme. Él sabía lo que yo sentía por Camus y por eso hizo lo que hizo. Nunca se lo he perdonado, ni se lo perdonaré.

 

 

 

Hemos llegado al hotel. Me siento bastante fastidiado con la idea de preguntar lo que siempre he querido preguntar. Me siento en el sofá de nuestra suite y miro a mi hermano que se está sirviendo un poco de vodka, medio vaso para ser exactos.

 

-Suéltalo Saga. Odio que me mires con esa cara. Si quieres preguntar algo solo hazlo y deja de joderme con esas  miraditas.- dice encendiendo uno de sus muy apestosos puros.

 

- No es nada. Déjalo. Es mejor olvidarlo. – murmuro e intento ir a mi habitación.

 

- Es por Camus, ¿cierto? Sabía que no debía mencionarlo, ese idiota siempre tendrá ese efecto destructivo en ti.

 

- Cállate Kanon y ve a dormir para reponerte de la resaca.

 

- No, quiero saber algo, ¿por qué demonios me miras con tanto odio cuando hablamos de esa ramera de quinta?

 

- Cállate Kanon.

 

- No me voy a callar, el día que ese entró en nuestras vidas perdí a mi mejor amigo y a mi hermano. Al menos merezco saber porque me miras de esa forma cuando hablo de él.

 

- Porque te odio por lo que le hiciste. – Kanon me mira con incredulidad pero es solo un instante, luego vuelve a colocarse su insufrible máscara de burlona indiferencia.

 

- Debí suponer que ese te inspiraba algo más que un amor fraternal como te empeñabas en hacerme creer. Siempre lo supe y él también, lo aprovechó a las mil maravillas para jodernos la vida a los dos para siempre. Nunca vamos a estar en paz mientras él exista, y nunca dejará de existir porque tú te empeñas en mantenerlo en nuestras vidas, ¿o es que pensaste que me trago el cuento de que te vas a descansar cada tercer domingo de mes? Ja¡ como si no fuera obvio que cada vez que regresabas de esas escapadas te encerrabas a llorar toda la noche, claro que al día siguiente volvías a ser el señor perfección, el intachable y al que nada podía reprochársele, ¡ni siquiera que le haya roto el corazón a su hermano! – me grita agitando su puño frente a mi rostro, está furioso. - ¿Quieres saber porque lo hice? ¿Quieres saber porque hice ese que tanto me has reprochado durante los últimos ocho años hermanito? ¡Por que no toleraba que lo amaras a él y a mi me dijeras que no podía haber nada entre nosotros porque somos hermanos! Tenía que hacer que te odiara, y creo que lo logré, nos odia a ambos, y eso me complace como  no te imaginas. – dice con una sonrisa sádica. Me niego a responderle, no podría decir nada. ¿Qué le dices a alguien que está así de envenenado? - ¡Lo hice porque  estaba harto de quedarme solo con las migajas que él dejaba para mí¡ Siempre te he querido solo para mí Saga y tú nunca lo has entendido ni lo entenderás porque eres un imbécil que nunca ha tenido ojos para mí. – dice Kanon furioso.

 

- No sabes lo que dices Kanon. Yo te amé… pero no podía seguir amando a mi hermano y deseándolo como te deseaba, por eso me fijé en Camus. ¿Y sabes una cosa? Aún estando con él te seguí amando por un largo tiempo, por eso no te pude perdonar lo que hiciste con él. Cuando supe que tú habías estado detrás de todo aquello me sentí morir, te odié, te odié como no me creí capaz de hacerlo.

 

- Siempre supe que terminarías odiándome… pero me enferma que haya sido por esa ramera de Camus.- dice mirándome a los ojos.

 

-Eso es pasado. Y por cierto. No te odio. Pero tampoco te he perdonado.

 

- Me basta con eso.- dice caminando hacía la puerta.- Te veo después, voy a hacer una visita.

 

- ¿A quién? Que yo sepa no conoces a nadie en París.

 

- Anoche hice amistades.- dice sonriendo, supongo que sé a que se refiere: conoció a alguien con quien quiere tener sexo. Él es así. Se volvió así después de que lo nuestro se fue al caño, aunque en realidad nunca tuvimos una relación en serio, solo nos besábamos, nos decíamos cuanto nos amábamos y de vez en cuando hacíamos el amor. Fue bueno mientras duró. Pero yo no podía seguir con eso, Kanon es mi hermano gemelo y yo no podría hacer semejante cosa. Por eso comencé a salir con Camus, aunque él siempre estuvo enamorado de Kanon. Eso es tener mala suerte. No me incomodó reconocer que soy un homosexual hecho y derecho, ni que mi hermano también lo fuera. Pero lo que vino después si que me fastidió la existencia. Mi primer amor fue mi hermano gemelo Kanon. Teníamos 15 años. Me di cuenta a raíz de uno de los juegos tontos de mi hermano. Aquella tarde estábamos jugando a verdad o reto. Yo le había puesto un horrendo reto, besar en la boca al perro del vecino. Él se vengó haciéndome besarlo en la boca. Kanon no era nada inexperto en esas cuestiones, al igual que yo. No cerré los ojos cuando sentí que mis labios alcanzaron los suyos. Pensé que era otro de sus juegos cuando entreabrió los labios para dejarle paso a mi lengua, supuse que quería que aquello fuera lo más asqueroso que hubiera hecho en mi vida. Así que no quise quedarme atrás. Arremetí su boca con mi lengua… pero lejos de sentir asco, sentí ganas de más, quería seguir probando sus labios con ese gusto tan peculiar que solo él posee. No nos separamos sino hasta que se nos hizo indispensable por la falta de aire en nuestros pulmones.

- Es el mejor beso que me han dado en mi vida.-  dijo Kanon y yo me sonroje porque estaba pensando lo mismo.

- Sí quieres podemos hacerlo de nuevo.-  le dije, él no respondió, simplemente acercó su rostro al mío. Sentí su cálido aliento como un delicado  perfume intoxicando cada célula de mi cuerpo y lo abracé. Él correspondió a mi abrazo y nos entregamos a hacernos todas las caricias que se nos ocurrieron.

- Te amo Saga.

- Y yo a ti Kanon.-  esas palabras fueron la lápida de mi cordura. Siempre fuimos muy unidos, así que nadie se extrañaba de vernos siempre juntos, a solas las cosas eran distintas, dejábamos de ser hermanos para ser amantes. Él se entregaba  mí y yo  a él, nos entregamos recíprocamente nuestra virginidad sabiendo que era él más preciado regalo y que con nadie más queríamos compartirlo.  Así estuvimos un año, el año más maravilloso de nuestras vidas. Luego un día, escuché una conversación entre mis padres. Eso fue el detonante para que yo decidiera dar por terminada nuestra relación.

- ¿Cómo es posible que puedan ser así? ¡Son asquerosos¡-  decía mi madre. Me quedé escuchando aún más, no podía apartarme de la puerta de su habitación.

 

- Cálmate mujer, con gritar de esa forma no vas a resolver nada, además los muchachos podrían escucharte. – dijo mi padre.

- Es que no puedo creer que tus hermanos hagan algo tan asqueroso como eso, una cosa es que sean homosexuales, lo cual es en sí mismo ya bastante malo; pero ¿tenían que sumarle a eso el incesto? Eso es pecado. -  pude notar en la voz de mi madre el asco y la repulsión que aquello le producía. Mis tíos tenían una relación semejante a la que Kanon y yo teníamos. -  Me dan asco, a esa gente habría que matarla.-  dijo mi madre furiosa.

-  No te preocupes más por ellos, mi padre se encargará de que no se sepa, y por lo pronto ya les he prohibido que se vuelvan a acercar a nosotros. – dijo mi padre para calmar a mi madre que seguía furiosa. Yo no me había detenido jamás a pensar que lo que yo hacía con Kanon era malo o pecado, yo solo sabía que lo amaba y él a mí, nunca vi nada malo en ello… hasta ese día. Me alejé de Kanon poco a poco, él lo notó y me confrontó.

-¿Por qué te alejas de mí Saga? ¿Es que ya no me amas? -  dijo cercándome en un abrazo posesivo.

- Claro que te amo… es solo que… esto que hacemos, estar juntos… no es bueno…

- No me digas eso Saga, yo te amo y te necesito a mi lado, no te imaginas cuanto te amo hermano.- dijo abrazándome con más fuerza.

- Sé que me amas tanto como yo a ti… pero no podemos seguir así… lo nuestro no es bueno… es un pecado que dos hermanos se amen como nosotros nos amamos.  No podemos seguir con esto Kanon.

- ¿Por qué? Si te preocupa lo que los demás piensen, no importa, eso no importa, nadie importa más que tú y yo.

- No Kanon, esto no está bien y tú lo sabes.

- ¿Quién dice que no está bien? ¿La religión de nuestros padres? ¿La sociedad? ¿Tus amigos o los míos? Yo  no sé si está bien o mal, yo solo sé que únicamente me siento vivo cuando estoy en tus brazos.

- Yo me siento igual, pero… eso no quita que estamos haciendo algo malo.

- Saga algo que se siente tan bien y nos hace tan felices a ambos no puede estar mal.

- Lo siento Kanon, pero es mi última palabra y no voy a cambiar de opinión. -  le dije haciéndolo a un lado. Esa fue la primera de una serie interminable de noches sin dormir. Desde entonces vivimos peleando, y todo se acentuó cuando Camus apareció en nuestras vidas.

 

 

Notas finales: holaaaa¡¡ que tal? les gustó? espero que sí, recibo comentarios, críticas sugerencias y jalones de orejas, por favor haganme saber sus comentarios en sus rewiwes, su opinión es importante para mí. Bye¡¡¡

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).