Yo también te amo—pronunciaron los labios del secretario antes de sellar los del otro y venirse en su interior provocando que el orgasmo también alcanzara a Aidou que se vino entre ambos.
El peliplateado pensaba en su comportamiento mientras recorría las calles para despejar su mente. Sabía que todos tenían razón. En otros tiempos hubiera estado gustoso de dejar la ciudad y toda esa basura detrás pero algo había cambiado.
Kaname…
No era tonto y sabía que lo que realmente le molestaba, era que intentaran alejarlo de él. ¿Cuándo las cosas se habían tornado así?
Estaba pensando en esas cosas cuando un relámpago iluminó la noche y pensó “Va a llover. Mejor volver a casa”.
Un par de ojos vivaces le miraba desde una esquina cercana sin que el se percatara pero algo de su instinto animal debió avisarle que un peligro le acechaba porque volteó, pero fue demasiado tarde.
¡Ven Sasuke!—le insitó el vampiro sonriendo de la forma mas descontrolada posible.
Las fosas nasales de ambos combatientes se abrían anchando sus narices por el esfuerzo de esos cuarenta minutos de dura lucha en que ambos habían utilizado sus mas grandes talentos sin poder llevar a cabo su cometido y al hacerlo se impregnaban del aroma que invadía el lugar.
Sangre.
Provocadora y energizante sangre que provoca en cualquier combatiente unas ansias desconocidas para el mismo, activando partes del cerebro que en otras circunstancias permanecen dormidas. Son las mismas ansias que han invadido a cazadores y guerreros desde la antigüedad y que les hacen más intrépidos para lograr la consecución de sus propósitos.
La sonrisa macabra de nuevo adornó la cara del de mejillas de zorro.
¿Sasuke? ¿Eres gallina o que? ¿Por qué tienes tanto miedo de atacarme como se debe?—preguntó el rubio queriendo lograr sacar al otro de sus casillas.
Algo molesto el pelinegro respondió—La única razón de que no te ataque con todo mi poder es que me ordenaron que no te mate—
¡Para mi eso son puras estupideces! ¿Desde cuando sigues órdenes? Mas bien creo que tu teme me tienes miedo y usas excusas—dijo el de ojos azules logrando su objetivo.
Los negros ojos se tornaron carmesí y atacó o quiso atacar pero se vio de pronto ante un leño.
Sustitución.
“¿Dónde estaba ese dobe?”se pregunto alterado.
De debajo de la tierra a sus pies renació como un ave fénix el buscado jinchuriki mientras su antiguo compañero escudriñaba a su alrededor.
El rubio lo abrazó y le dijo muy sonriente— ¡Te tengo! Dije que me la pagarías Sasuke. ¿Recuerdas?—
Despertó con su cabeza dando vueltas y miro a su alrededor para darse cuenta de donde estaba y de inmediato se dio cuenta de dos cosas. Una: que no conocía ese lugar. Y dos: estaba atado.
Estaba algo así como en un sótano pues no veía ventanas y estaba hecho de piedras. Le recordaba mucho a donde ya había estado aprisionado en los tiempos de la escuela. Le dolió la repentina reminiscencia al hacerle recordar al loco director y legendario cazador, Kaien Cross.
La única puerta de la habitación se abrió sacándole de sus cavilaciones. Frente a él apareció una figura baja que vestía una capa con capucha como la que vestía Naruto pero el sabía que esa persona no era su amigo.
¿Qué quiere? ¡No va a lograr nada encerrándome aquí! ¡Si quiere matarme no le será tan fácil!—dijo el joven Kiryu mostrando los dientes.
No. No quiero matarte Kiryu Zero, vivo eres mas útil para mí—dijo una voz de mujer bajo la capa azul. El corazón del nivel E se detuvo por un momento pues había reconocido esa voz. Sintió su cuerpo helarse. Tras ella entro otra persona con una capa similar a la de ella pero en color marrón claro.
El prisionero lo miro sintiendo que la pesadilla se repetía. Pero no podían ser. Ellos habían muerto. Tenía que ser una alucinación o una pesadilla. Eso no podía estar pasando.
¿Ichiru?—preguntó al hombre detrás de la mujer.
No, Zero, no es Ichiru, el sí murió—le indicó la fémina mientras el otro se descubría para que él le viera la cara.
Kiryu quedó estupefacto. No podía ser. Todo eso debía ser producto de su imaginación.
Era…
era…
…Kaien Cross.
No te até porque tema por mi seguridad como bien sabes, sabemos que no puedes dañarme. Es solo que no quiero que te vayas Zero, sin ti mi plan no tiene sentido—dijo la joven sacándose la capucha también.
Si, era ella, Shizuka Hio.
¿Pero cómo? Tú moriste—dijo alucinado el peliplateado.
Tal vez fuera así para ti y desgraciadamente para tu hermano pero no fue así. La que murió fue una joven que utilice. Ella era igual a mí. Cuando la vi. por primera vez supe que mi destino estaba sujeto a que ella representara mi papel—dijo la pelinegra.
Una marioneta, como María—exclamo el de ojos violetas. –Así que mi hermano jamás lo supo—añadió.
Ella asintió. –Yo la utilicé desde antes de conoceros. Ella era solo una noble pero hice que mi sangre corriera por sus venas por eso nadie supo que no era yo, ni siquiera Kuran Kaname cuando bebió su sangre—dijo la mujer.
¿Kaname?—pregunto el peliplateado.
¿En verdad te sorprende? Pensé que lo habías sabido todo este tiempo. Yo fui utilizada como una fuente de poder para ese déspota. Mi muerte era su intención desde que supo que rondaba a Yuki y no solo para salvar a su futura esposa como luego me enteré, sino porque sabia que yo era la base para derrotar a su tío, yo era lo único que le daría probabilidades de ganar esa batalla—dijo Hio.
Ahora todo caía en su lugar. Aunque en algún momento lo pensó nunca había tenido la certeza.
¿Por qué yo?—preguntó Kiryu.
Porque tu eres el unico que Kaname dejaría acercarse lo suficiente—respondió ella.
¿A que te refieres?—preguntó el de ojos amatistas alerta. No quería creer que la otra supiera que…
A que Kuran Kaname no te mataría porque sí, ama demasiado a su hermana para causarle tal dolor y sabe que si te mata sin motivo caería ante sus ojos—respondió Shizuka dándole un respiro. Al menos no sabía eso.
Mirando a los ojos del antiguo director que parecían opacos y sin vida preguntó--¿Y él?—
No subestimo las habilidades de Kuran Kaname, tu eres el señuelo y él la herramienta—respondió Shizuka.
Libérame ahora y yo te ayudaré—trató de convencerla Zero. –Todos saben que no quiero para nada a ese bastardo—arguyó.
Lo sé, pero también sé que en cuanto te libere irás con tus amigos y le contaras de mí, tu rencor hacia Kaname es grande pero sueles aliarte a él cuando hay un peligro mayor—dijo la pelinegra.
Entonces… ¿Cómo piensas utilizarme?—pregunto desconfiado el de violácea mirada.
Es fácil. El sabor de un sangre pura jamás se olvida. ¿No es así? Si te libero cerca suyo con un gran apetito de sangre… ¿Qué harías Kiryu Zero?—preguntó ella con su mirada penetrante clavada en sus ojos.
El peliplateado no se lo podía creer. --¿Cómo lo puedes saber? Eso…es un secreto. ¡Un traidor! ¡Tu tienes un traidor!—dijo casi atónito el nivel E.
El conocía a todos los cercanos a Kaname y habría jurado que todos ellos darían la vida por él.
Las decisiones de un rey muchas veces disgustan. Mucho menos cuando ha decidido separar a dos amantes—dijo ella con sus ojos llenos de ayer, la tristeza del recuerdo transformó bellamente su rostro un momento antes de que sus ojos volvieran a fijarse en él. –Kuran Kaname se ha labrado su propio destino gracias a su intransigencia—añadió. Cuando vio como miraba a su acompañante preguntó--¿Te interesa saber como llego él a esto?—Al ver que el otro la miraba de esa forma retadora de siempre agregó—Es obvio que si—
Salio de su casa muy alegremente rumbo a la asociación. El no necesitaba guardaespaldas. Era Kaien Cross después de todo.
Y cuando iba a cruzar una calle lo oyó.
Un grito acallado.
Sus venas bombearon mas sangre y su cuerpo se tensó mientras recorría los metros que lo separaban del callejón oscuro del que provenía el sonido.
Dos niveles E se erguían sobre una joven que yacía en el piso. Su sangre hirvió y fue tras ellos.
Mientras los destruía con su espada no se percato que la joven aparentemente muerta se levantaba tras él y antes de que lo advirtiera los dientes de la mujer se habían clavado en su fina piel.
Las lastimaduras que le hizo después cubrieron la huella que dejaron sus colmillos en el cuello del herido Cross cuyo corazón se detuvo por el veneno que recorría sus venas mientras que Hio vertía su sangre sobre las profundas heridas para que lo sanara lentamente.
Nadie se percató que horas después de que su corazón dejara de latir en el velatorio su cuerpo comenzó a respirar de nuevo, imperceptiblemente.
Esa misma noche Shizuka Hio fue a buscarlo donde debían yacer sus restos mortales.
Clavo sus colmillos en la nívea piel paladeando su dulce sabor mientras se restregaba contra el sutil cuerpo que encerraban sus brazos. Engullía ese delicioso manjar mientras sentía como las fuerzas del otro menguaban con cada trago. Una mano se cerró sobre su pecho.
Nunca antes había sentido algo parecido. Sentía como sus fuerzas menguaban sin poder hacer nada al respecto. Se sentía atrapado. Debería estar preocupado pero algo en su anatomía lo obviaba.
¡Mmmm! ¿Sasuke?—dijo entre divertido y sorprendido el vampiro al descubrir cierto inesperado endurecimiento en una zona impensada de la anatomía del otro.
¡No quiero… ser un vampiro!—dijo casi sin aliento Uchiha.
No lo serás. Nosotros no podemos convertir. Solo un sangre pura puede, cariño—respondió el otro y luego se alejo del manjar de su cuello diciendo--¡Que delicioso eres!—Después de ver su rostro sonrió--¡Ay no! No solo tu sangre es dulce Sasuke. ¿Quién hubiera pensado que te verías tan lindo sonrojado?—pregunto.
¿Acaso estaba sonrojado? ¿Ya no podía controlarse o que? Todo había empezado cuando se endureció su… eso y fue peor cuando el otro lo llamó cariño.
Eso era una pesadilla, tenía que serlo.
Los labios de Naruto rozaron los suyos provocando un temblor en su cuerpo y con horror pensó que el otro iba a besarlo pero luego vio como sus pupilas se dilataban al igual que las fosas de su nariz. Olía la sangre que manaba de la herida abierta en su cuello. Sin pensarlo fue en pos de ella y en cuestión de minutos el pelinegro se desvaneció.
Naruto recuperó la conciencia total de sus actos segundos después.
Para su horror tenía un cuerpo en sus brazos y al parecer había bebido de él ya que se sentía satisfecho. Lentamente lo alejó de sí y vio con terror de quien se trataba.
Sasuke…--pronuncio aunque sabía bien que el otro no le oía.
Dejó su cuerpo sobre el duro suelo, se irguió y camino hacia atrás observando esa escena que ya conocía.
Sabía que todo esto era una mala idea—mencionó al aire pues nadie le oía. Luego se acercó de nuevo y dijo—No puedo dejarlo así—y lo llevo hasta el hospital.
Una vez los médicos lo recibieron se pusieron a darle los primeros auxilios.
Esta muy mal doctor. Al parecer se ha desangrado—dijo una joven ayudante que de pronto recordó que Uzumaki Naruto lo había traído. Volteo a verlo pero este había desaparecido.