ACOTACION:
LOS TIEMPOS QUE HE VENIDO MENCIONANDO NO SON CORRELATIVOS. OSEA QUE LOS DOS DIAS QUE HAN PASADO PARA UNO PUEDE QUE NO SEAN LOS MISMOS QUE HAN PASADO PARA OTRO.
LO DIGO PARA EVITAR RECLAMOS YA QUE SOLO AL FINAL SE ENTENDERA LO QUE ESTABA PASANDO A CADA QUIEN.
DICHO ESTO PROSIGO CON MI HISTORIA.
AGRADEZCO A TODOS LOS QUE ME LEEN.
A KENY CHAN MUCHAS GRACIAS POR TERMINAR TU HISTORIA.
ME GUSTO MUCHO.
“¡No puede ser! Ha borrado sus recuerdos” pensó el joven Takuma un segundo antes que el ex director de la Academia Cross descargara su legendaria espada contra él.
El olor a la bien consabida sangre inundo el aire para los cuatro, perturbándoles y anunciando cosas nada buenas.
El rubio dio dos pasos presurosos en dirección al lugar al que lo llevaba su olfato pero de inmediato se detuvo. Una conocida silueta salió desde detrás de la muralla que asediaba la academia.
El corazón se le heló y su mente se negaba a dar razón a lo que sus ojos le proveían.
Hanabusa se adelantó hacia la figura que caía hacia el piso intentando evitar que golpeara contra él y lo logró casi en el instante en que la cabeza de Takuma estaba por llegar al suelo.
Los ojos azules buscaron los verdes con vehemencia inaudita y estos correspondieron a su intención con una mezcla de paz y felicidad en ellos. La mano débil y manchada de Ichijou tocó la mejilla por donde se derramaban dulces lágrimas que se mezclaban con las gotas de lluvia que escurrían por su rostro.
¡No llores Hanabusa! Te ves horrendo así—dijo el joven espadachín.
No digas cosas tan idiotas—le reprendió el joven “Idol”.
El herido sonrió y le dijo—No te preocupes, no es verdad—
“En tan terrible percance solo piensa en el bienestar de Aidou”, pensó Kaname algo sorprendido y triste. De pronto los ojos de su secretario se fijaron en los suyos.
Kuran…--dijo.
No es tiempo para arrepentimientos—contestó el rey fingiendo sangre fría como siempre.
No malgastaré mi aliento en eso. Quiero decirte algo importante—exclamó el ojos verdes. –Kaien no recuerda a Yuki. Hio a borrado su mente—añadió sorprendiendo a todos con la novedad.
Eso era algo terrible. Pues entonces no podían contar con retornar al ex director al buen camino. Ya Kuran esperaba algo así. Solo de esa manera el rubio consentiría en acompañar a esa mujer en esa empresa.
Yo le haré recordar—afirmó Yuki con voz firme. Todos la miraron.
¿Yuki, no entiendes lo peligroso que és?—preguntó el mayor de los Kuran.
¡Se lo debemos! Cuando necesitaste ayuda él estuvo ahí—contestó su hermana.
¡Son una familia muy unida!—exclamó suavemente una voz proveniente de las cercanías. Todos miraron en dirección a la amenaza.
Hio estaba ante ellos y junto a ella Cross.
¡No ganarás esta!—le dijo Aidou crispado de pronto.
¿Eso crees?—preguntó la sangre pura.
Tendrás a Cross de tu parte pero nosotros somos más y tenemos tambien a un sangre pura de la nuestra. Y me permito recordarte bruja que él ya te ha vencido antes—dijo el temerario Hanabusa causando que los ojos de ella se empequeñecieran por el enfado.
Kaien desenvainó un poco su espada. Señal de que iba a atacar. Poniendo así a todos los demás alerta.
Entonces cuatro oscuras figuras aparecieron y Aidou se alegró de verlos.
¡Ahora estas más en desventaja bruja!—le dijo a Hio.
Ella sonrió de lado. –Cuenta de nuevo—mencionó confiada.
Todos miraron atentos los ojos de los recien llegados en los que brillaba el color escarlata y algo ominoso aprisionó sus corazones.
¿Cómo han llegado hasta aquí?—preguntó Kaname y el rubio de ojos azules se vio en la obligación de contestar a su rey.
Yo les dije que vinieran para ayudarnos—exclamó.
¡Bakka! ¿Has olvidado que fue ella quien les convirtió? Ella es su ama y señora. Lo único que hiciste fue engrosar sus filas—dijo el joven Kuran.
Todos miraron atentos los fieros ojos de los que los observaban quietos desde una distancia mediana. Tanto Joey como sus primos y Naruto lucían miradas frías y despiadadas.
Debe haberles hecho lo mismo que a Cross así que no tengan conmiseración de ellos—dijo el rey a sus súbditos. Los cinco que aún continuaban en pie asintieron obedientes.
En las entrañas de la academia un furioso peliplateado se debatía víctima del olor dulce que inundaba sus fosas nasales.