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TRAICION Y ATRACCION por desire nemesis

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“Quiere que siga enganchado a ella”, pensó el barman sopesándola con la mirada. Quería mantener al joven contador a su merced por si no se presentaba algo seguro para ella. Christine no contaba con él, sabía de su naturaleza licenciosa.

 

Pero eso estaba por cambiar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

5

 

 

Paso un mes en que no tuvo noticias de los dos. Su vida estaba tomando el monótono ritmo de un asalariado más en el Japón actual. No vivía mucho fuera del trabajo. Solo por un detalle. La bebida.

 

Primero salió con sus compañeros por simple compromiso pero al incrementarse su soledad y sus dilaciones el llegar temprano a casa se volvió algo poco deseado por lo que tornaba tarde y borracho para acostarse de inmediato, las mayores veces vestido.

 

Pero ese día al volver a casa una figura le salió al encuentro. Entrecerrando los ojos para fijar la imagen acercó su rostro al del recién llegado y al descubrir de quien se trataba frunció el ceño molesto. Dando un poco seguro paso atrás le señaló.

 

¡Ttttuuu! ¿Qué rayossss estás haciiiendo aquí?—preguntó.

 

¡Estas borracho!—dijo algo decepcionado Marcus.

 

¿En seriooooo? ¡Waaww! Si que eres observador—dijo John intentando cabrearlo.

 

Lo cual logró. Los ojos del castaño se entrecerraron también.

 

Después extrañamente sonrió de lado lo cual anuncio al de nublada mente del ojos azules que algo pasaba ahí.

 

Muy bien. ¡A lo que vine!—dijo extendiendo su mano cerrada hacia él, luego de que esta estuviera a un palmo de la faz del otro la abrió para mostrar lo que esta encerraba.

 

El anillo de compromiso que le diera a Christine.

 

El corazón de John dejó de latir por un segundo y su rostro mudóse a blanco al comprender que ella y el barman lo habían dejado definitivamente atrás.

 

Marcus se sentía satisfecho con su accionar y solo disfrutaba de la escena que se presentaba ante sus ojos. O al menos eso quería pensar. Lo cierto es que mirar ese rostro de niño perdido y resignado a la no esperanza provocó en él un raro sentimiento que le cerró la garganta.

 

El mayor levantó su frente y lo observó de pronto con una mirada diferente.

 

Bien. Gannaste—le dijo el beodo. Y con un mohín pasó por lado del ojos mieles tratando de parecer digno, sin lograrlo.

 

Mientras miraba la triste figura sacar las llaves de su bolsillo e intentar meter una en la puerta de entrada infructuosamente la tristeza hizo presa de él.

 

Recordó de pronto otra triste figura en otro lugar.

 

Tenía cinco años y bajó presuroso a la estancia a la una de la mañana para ir por su soldadito de juguete nuevo que había olvidado. Entonces vio a su padre entrar a la casa. Tambaleante caminó un poco hasta darse cuenta de que alguien le observaba. Miro al pequeño con ojos extraviados y luego sonrió bobamente. Le palmeó la cabeza y se dirigió luego escaleras arriba después de decirle que subiera a su cama sino se iba a resfriar. Su madre ya le engañaba con otro y así su padre ahogaba sus penas, pues lo sabía.

 

Las llaves aún tintineaban mientras intentaba embocar una en el agujero correspondiente, cabreándolo. De pronto una mano las agarró de pronto. Antes de que pudiera descubrir de que iba todo eso ya su puerta había sido abierta y él era empujado dentro.

 

¿Qué rrrrayos haccccessssss?—preguntó el rubio. --Ni ccrrreas que voy a ddddarte nada, idddiota—añadió desconfiado.

 

Tranquilo. No quiero abusarme de un pobre borrachín como tu—dijo con algo de desdén el joven barman. Esas palabras hirieron el ego del ojos azules que se sintió humillado más nada dijo. El otro percibió su ánimo, más nada dijo.

 

¿Dónde esta el baño?—preguntó el castaño. El otro señaló una puerta sin mirarla ni tampoco a él. – ¡Bien, vamos!—dijo el joven ojos mieles y lo arrastró de pronto hacia allá.

 

John lo agarró de la solapa y le imprecó--¿Qué pretendes hacer?—

 

No sueñes, viejo. Sólo voy a sacarte el pasmo y me voy porque me das pena—respondió el barman.

 

Lo metió en la ducha fría con todo y ropa. Estaba algo molesto de que hubiera llegado a ese estado por culpa de una mujer así. Si. Se parecía a su padre y eso le dolía y le molestaba.

 

Bien. ¡Ya sal de ahí!—le gritó mientras halaba del rubio fuera de la ducha. Fuera el aspecto de este empeoraba al estar todo mojado con ropa y todo. Parecía un gato flaco mojado. Daba  pena, pensó el castaño.

 

Empezó a retirar las mojadas prendas de sobre el contador. Cuando este se percató de lo que hacía le empujó.

 

¡Oye! ¡Ya esta bien! Puedo cambiarme solo. Ya no estoy tan mal—le dijo.

 

¡Eso dices tu!—le contestó el otro con una sonrisa de medio lado.

 

¿A que te refieres?—le increpó el rubio al que le había dado la espalda y se dirigía a la puerta. Halándole de la manga de su saco hizo que volteara para verle de frente y entonces volvió a ver esa mirada de “pobre tipo”. Eso le enfureció. –Puede que te hayas quedado con ella por ahora pero eso no significa que se quede contigo definitivamente. Ella volverá conmigo. ¡Yo soy un tipo derecho no un… idiota como tu!—le grito el ojos azules haciendo que el otro montase en cólera de inmediato.

 

Tomó por las solapas al desgraciado idiota, como lo llamó mentalmente y le dijo con su cara bien pegada a la suya—Aquí el único idiota eres tú que te arrastras por una mujer como ella, la cual sabes que te engaña desde hace tiempo conmigo. He tenido razón desde el principio. No eres más que un pobre desgraciado. La verdad no sé que me hizo fijarme en ti. Eres tan poca cosa que mereces lo que te ha ocurrido—le espetó.

 

La situación provocó que John reaccionara de una forma impensada para cualquiera de los dos. De un momento a otro sus labios se posaron con fuerza sobre los del otro mientras sus manos aferraban el cuerpo firme del barman que un segundo después arrinconó al ojos azules contra la pared y empezó a desvestir al otro mientras le levantaba una de las piernas y se acomodaba entre ellas. Luego lo apretó muy fuerte y su lengua se internó dentro de la cavidad deseada del contador.

 

Fueron deslizándose hasta el suelo donde yacieron, el castaño encima y John debajo mientras las manos de ambos se exploraban mutuamente. Cuando las manos de Marcus llegaron a la vibrante virilidad del rubio este gimió gravemente enloqueciendo los sentidos del seme que de inmediato tironeó del pantalón del otro para despojarlo de éste.

 

El contador se arqueó debajo suyo mientras cerraba sus ojos. Sus gemidos fueron acallados prontamente por la boca aviesa del ojos mieles que mordía, succionaba, y lamía los labios del otro. Poco a poco arrancó la ropa del otro e hizo lo que dijo que no haría. Su cuerpo penetró el del más bajo y se introdujo con el mismo ritmo del mar cuando embate la playa con un oleaje despiadado.

 

El cuerpo del adulto se contorsionó ante las sensaciones de tener al otro sobre él pues creía que estaba enloqueciendo por tanto placer recibido. Sus brazos apresaron la cabeza del otro para que sus labios no se separaran de los de él mientras el castaño pujaba dentro suyo. El clímax los sorprendió y los liberó al descanso pues agotados se quedaron dormidos ahí mismo.

Notas finales:

perdon x tardar pero es que estaba muy ocupada con problemas familiares

un beso a todos

y dejen un rev onegai

mata ne

^^


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