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POR PROBLEMAS PERSONALES ME VEO IMPEDIDA DE PUBLICAR CON ASUIDIDAD. ESTO SERÁ CREO SOLO UNA VEZ POR SEMANA COMO HASTA AHORA.
SEPAN DISCULPAR.
……..
En las entrañas de la academia un furioso peliplateado se debatía víctima del olor dulce que inundaba sus fosas nasales.
Sasuke despertó una hora después de que Naruto desapareciera. Se encontraba débil y todo vendado. Además de molesto como era de esperar en él.
Cuando le preguntó a Kakashi que se había quedado a su lado donde estaba el jinchuriki, su antiguo maestro le contestó con la verdad y vio como su ceño se fruncía. Luego sin mediar palabra procedió a levantarse e ir a su armario. El peligris lo detuvo. --¿A dónde crees que vas? Despreocúpate. Hemos enviado a varios equipos tras él. Lo encontrarán—preguntó.
Naruto tiene gran facilidad para encontrar problemas—respondió el antiguo alumno.
El de la bandana ladeada sonrió y dijo—Igual que otra persona que conozco. Pero no puedes ir en ese estado—
En este estado soy mucho más fuerte que los idiotas que enviaste tras él—dijo el Uchiha con esa mirada decidida. Kakashi supo en ese momento que no lograría hacerle cambiar de opinión y decidió acompañarle.
Seto en verdad no tenía porque ir por ahí. Lo sabía pero algo en él lo hizo desviarse de su ruta a casa por el trayecto que le llevaría frente a la casa de Wheeler.
Sin pensarlo aparcó frente a la acera y minutos después logró ver como alguien saltaba del techo a un techo vecino. Pensó que era el rubio que le esquivaba. Entonces bajó del vehículo y grito--¡Oye, tú! ¡Baja de ese techo, maldito cobarde!—
Hay poco que decir excepto que el que estaba en el techo vecino era Sasuke Uchiha y que esas palabras fueron el detonante de su perenne mal humor. Bajó del techo prontamente y encaró al castaño que lo vio un segundo como aturdido.
Por tu cara veo que esperabas a otra persona. Siento decepcionarte, idiota—le dijo el pelinegro al castaño que se puso de mal humor enseguida. Iba a decirle algo al estúpido que tenía enfrente pero otra persona bajó del techo.
Debemos irnos Sasuke o los perros perderán el rastro—dijo Hatake.
Esto interesó a Kaiba. --¿Con que rastro, eh? No me digas que de nuevo tu amigo se fue y te dejó solito—preguntó con una mueca singular ganándose una mirada furibunda del ojos negros.
Seto iba a decir algo más pero lo dejaron solo y se dedicaron a saltar por los techos de la ciudad. Algo impelió al castaño a seguirlos con su auto.
Llegaron a un apartado lugar en donde dos portones de hierro anunciaban la entrada a un edificio de apariencia snobista. Hubiera parecido desierto de no haber sido por los sonidos que del predio escapaban. De pronto una llamarada de fuego salió de detrás de una de las construcciones. De repente se oía el sonido metálico de las espadas.
Algo grave ocurría dentro. Concluyeron los recién llegados mientras un auto aparcaba no muy lejos de ellos.
Con cuidado Seto pasó entre las hojas medio abiertas de los portones. Curioso de lo que dentro sucedía sin saber lo peligroso que era en donde se metía.
Pasando unos arbustos contempló como una llamarada de fuego invadía su campo visual. Pasmado y cegado retrocedió y al punto estuvo de chocarse con el joven de ojos violáceos que conociera en la casa de Wheeler.
¿Cuál era su nombre?
Ah, si.
Zero.
Iba a hablarle pero pronto notó su mirada rojiza sobre él con gran tinte de locura en esos ojos que lo miraban fijamente acompañados de una macabra sonrisa de afilados colmillos. Los jadeos del muchacho se veían amortiguados por el sonido de la pelea mientras Seto empezaba a retroceder. Pero a cada paso que daba el otro daba uno igual en su dirección.
Sasuke lo vio a unos metros. ¿Naruto estaba peleando con el tal Kaname? ¿Qué había sucedido? ¿De qué iba todo eso?
Lo llamó y el otro lo miró con su intensa mirada roja tan solo por un momento antes de fijar toda su atención en su enemigo. Detrás de su ex compañero pudo ver a sus amigos luchando con los otros vampiros que conociera. Pareciera que la guerra había iniciado al fin.
¿Tu quién eres?—preguntó una voz a sus espaldas y el volteó para poder ver a quien le hablaba. Se trataba de una hermosa mujer de apariencia delicada que estaba acompañada de un hombre de larga cabellera rubia.
Hio hime. Debemos irnos. Es posible que pierdan la pelea. Kaname san es muy fuerte—dijo el espadachín.
Pero tú estas aquí para protegerme. ¿No es así Cross san? No tengo nada que temer—dijo con dulce voz la despiadada mujer.
Usted está con Naruto—exclamó de pronto Sasuke volviendo la atención de ella a él.
¿Naruto?—preguntó ella sin comprender.
Esta peleando con ese Kaname—dijo el pelinegro. No sabía porque le recorría un extraño escalofrío por su espalda. Había conocido a muchos enemigos pero esa mujer… le daba mala espina.
¡Si! Le recuerdo. El joven que convertí en el exterior. Me ha sido muy útil. ¿Tu eres como él?—preguntó de nuevo vivamente interesada por el muchacho.
Con que ella había sido la que transformó a Naruto en vampiro y causó todo aquello. No entendía como el otro no la había matado ya. Esperen… ¿Había dicho que le era útil? Miro a Naruto por un momento. Si, era posible.
¿Qué le has hecho a Naruto?—preguntó a sabiendas de que no le gustaría la respuesta.
Él es mío. Y hará todo lo que su princesa le dicte—respondió Hio con su sonrisa más autoritaria.
Uchiha comenzó a desenvainar su katana. –Entonces supongo que si te corto la cabeza ya no podrás ordenar nada—dijo.
Kaien se interpuso entre ambos. --¿Te atreves a amenazar a Hio Hime?—preguntó mientras desenvainaba su legendaria espada, devuelta por uno de sus hijos postizos.