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No me grites si te digo que me gustas por Yoshita

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Notas del fanfic:

Hola, es mi primera historia de Fairy Tail, espero sea de su agrado. 

Los personajes pertenecen a Hiro Mashima. 

PD: si se ve todo unido es porque lo subí desde un iPod, lo editaré cuando tenga oportunidad. 

Notas del capitulo:

Es un one-shot que se me ocurrió una noche, disfruten. 

San Valentín era una fecha celebrada en todos lados y Fiore no era excepción. Los gritos de emoción de las chicas inundaban el lugar, esperando el momento preciso para entregar los chocolates que, con paciencia y algo de magia, habían hecho en días pasados. 
Lucy y Mirajane no cabían de felicidad, la emoción de entregar chocolates iba aumentando y, aunque no todos fueran para la persona amada, deseaban ver la alegría de aquellos que recibieran el dulce. 
 
 
-Creo... Creo que llegamos muy temprano- concluyó Lucy al notar el gremio vacío al entrar. 
-Deberían estar aquí- asintió Mirajane- sin embargo nos da tiempo de acomodar y decorar el lugar. 
-Si- estuvo de acuerdo con la modelo de Fairy Tail y se pusieron manos a la obra. 
Con ayuda de las escaleras, de Cáncer, Tauro y de Virgo, Lucy colgó las guirnaldas y pendones entre las columnas de madera mientras que Mirajane arreglaba las mesas y colocaba rosas rojas en ellas. Era algo cursi, pero le encantaba. 
-Llegaron temprano- Juvia entró adormilada al gremio- ¿necesitan ayuda?
-Claro, siempre- Lucy le habló desde una escalera mientras Virgo bajaba la falda que Tauro quería subir. 
La maga comenzó a ayudar a Mirajane con las mesas y acomodó los chocolates en una mesa grande, porque ellas habían hecho chocolates, pero no todos los iban a regalar, no señor, estaba dispuestas y decididas a vender chocolates a diestra y siniestra. 
En un momento, cuando los pendones estaban casi listos, un pequeño tropiezo de Juvia golpeó la escalera en la que Lucy estaba, dejándola colgada de uno de los travesaños del techo y haciendo que la escalera cayera de manera estrepitosa, causando un estruendo que se oyó por todo el gremio. 
-¿¡Pero qué demonios están ustedes tres haciendo aquí tan temprano?!- Makarov se asomó, asustado por el ruido que lo había despertado de manera poco agradable. 
-Decorando- le dijeron las tres chicas al tiempo, restando importancia a la creciente rabia del abuelo. 
-Pero serán...- apretó los puños y cuando pensaba gritar a los cuatro vientos, la puerta se abrió de sopetón, dejando ver al resto del gremio con sonrisas en sus rostros. 
-¡Feliz San Valentín!- se gritaban entre ellos y, aquellos que tenían confianza, se abrazaban. 
-Es una época algo cálida- susurró Gray sentado en una de las sillas de la barra, movía su camisa para demostrar el calor- demasiado cálida para mi agrado, y lo peor es que la calidez no se la da el clima. 
-La dará Natsu, ¿tal vez?- le susurró Lucy, luego de haber bajado del techo con ayuda de Happy, a su espalda, al tiempo que agarraba desprevenido al Ice Maker y hacía que corriera un escalofrío por la espalda de este. 
-¡Calla! Ese idiota cabeza de fósforo parlante no está aquí, además, ¿en qué mundo racional me pondría caliente ese intento fallido de dragón?- reaccionó de manera brusca, pero no sabía la razón que llevaba la eubia... No en esos momentos, pero Natsu si lograba encenderlo, todo por el ridículo sentimiento de romance que había nacido en él hacia la llamita parlante y molesta. 
-¿¡Que quién es qué?!- la voz de Natsu resonó desde el otro lado del bar, volteando a encarar a la paleta que había osado insultarle. 
-In-ten-to fa-lli-do de dra-gón, ¿captas la idea?- musitó despacio, articulando cada sílaba. 
-¡Ahora si...!- se lanzó en pos de Gray con las manos en fuego, sin embargo un golpe y un silencio los hicieron detenerse. 
-Erza...- susurró Happy. 
Gray y Natsu se separaron inmediatamente y se abrazaron de manera teatral por los hombros y la cintura. Como había pensado antes, la afirmación de Lucy era cierta para Gray en ese momento. Y Natsu... Sentía que, para nada, era un intento fallido de dragón, porque el aumento de su temperatura corporal al estar cerca de un cubo de hielo no era normal... O tal vez si, desde que descubrió ciertos sentimientos del carácter del color de su pelo hacia aquel desesperante iceberg. 
Esperaron con miedo que Erza les dijera algo, pero fue una sonrisa lo que recibieron. ¿¡Una sonrisa?
-Feliz San Valentín- les dijo mientras pasaba de su lado y les metía, a la fuerza, un trozo de chocolate a la boca de cada uno. 
Con ese acto tan inesperado de la maga más fuerte de Fairy Tail, la algarabía del gremio reanudó. Chocolates colmaban las manos de los asistentes de siempre, Cana estaba rodeada de varios hombres cuyos ojos se desviaban a la cerveza que sostenía. Con la mano libre recogía y recibía los chocolates que le daban. Juvia, por cada cinco pasos que daba, tenía un chocolate nuevo y Lucy por cada tres. Pero por lo menos ellas se veían, lo único de Mirajane que se apreciaba era la punta blanca de su moño entre el muro de carne y músculo que la rodeaba. Loke yacía en un banco, como siempre, rodeado de chicas, como siempre. De él no había mas que decir. 
Sin embargo Gray reposaba en la barra sin camisa, como cosa rara, y respiraba profundo, había demasiado ruido para su gusto. Estaba algo molesto y desesperado. 
-Esto...- una tímida chica del pueblo se le acercó- ... Esto es... Para ti- le largó una delicada caja azul con moño rosa- feliz... ¡Feliz San Valentín!- exclamó roja y echó a correr. 
-Chocolate gratis...- musitó algo inconforme, no era quien el quería que le diera un chocolate. 
-Aprovechado, no deberías recibirlo- algo molesto, Natsu le reclamó. 
-¿Por qué? ¿Estás celoso de que reciba chocolates?
"Es obvio, debería dártelos yo y tu a mi", pensó responderle al helado, sin embargo eso era ganarse una muerte segura y no deseaba dejar a Happy solo. 
-Idiota- le dijo antes de alejarse, dejando a Gray confundido por las acciones del mago de fuego. 
El sonido de unas trompetas hizo que Gray volviera del mundo en el que fuera que fuera que se hallaba, mentalmente hablando. Apenas había pasado el mediodía y no esperaba sonidos de ese tipo. 
-Atención, atención- Lucy llamó desde una mesa, estaba subida en esta para poder estar más alto- quiero hacerles partícipes de una actividad nueva en Fairy Tail, la llamamos...
-¡Arriba tu confesión!- exclamaron las chicas emocionadas por la brillante idea. 
-Consiste en confesar tus sentimientos de amor hacia aquella persona especial, vamos, ¡no hay nada que temer!- dieron coraje a todos y cada uno de los presentes mientras que el sol vespertino se colaba por las rendijas. 
Contrario a lo que pensaban, la gente comenzó con sus confesiones de amor rápido. Podía verse a Happy intentando huir de varias chicas y a Mirajane pasar bajo miles de piernas masculinas, escapando de un círculo tumultuoso. Loke era enterrado en montañas de chocolates, Juvia buscaba la manera de llegar hasta Gray, y Natsu... Bueno, a él le daba vueltas en la cabeza el tener que hacer una confesión. Miró a los lados en busca de una solución, pero se encontró con la desagradable escena de una anciana intentando besar a Makarov. Definitivamente él tenía que hacer algo con respecto al bloque de hielo y los sentimientos que le abordaban hacia este. 
-Gray... Gray-sama, yo...- Juvia había logrado alcanzar al mago de hielo- ¡me gustas!- le confesó entregándole un chocolate de tamaño colosal. 
Gray tomó el chocolate y lo puso sobre la mesa. 
-Gracias, pero no es de quien esperaba recibirlo. 
La escena no pasó inadvertida para Natsu, quien observaba como, una a una, Gray rechazaba los chocolates que las chicas le ofrecían. 
-¡Que no!- exclamó ya desesperado por las múltiples confesiones- ¡no quiero tu maldito chocolate! ¡Ni el tuyo! ¡Ni el tuyo! ¡Y mucho menos el tuyo!- se levantó entre el silencio y salió del gremio. 
-¿Qué le pasó a ese?- murmullos y chismes se comenzaron a esparcir mientras la tarde caía. Natsu se debatía entre salir o quedarse allí, pero el estúpido sentimiento de amor que tenía por el mago helado fue superior. 
Salió en su búsqueda y lo vio, sentado en el borde de un jardín, sólo con sus pantalones y la vista perdida en el sol poniente. Se apoyó en un poste de luz cercano y carraspeó para que se notara su presencia. Tenía miedo, quería confesar lo que sentía, pero no quería molestar al otro ni mucho menos ganarse su odio. Entre pensamiento y pensamiento se escapó una pregunta. 
-Gray- preguntó Natsu en voz alta, descuidado, mientras observaba el inminente atardecer- si yo te dijera que me gustas, ¿también me gritarías? ¿Qué harías?
-¿¡Eh?! ¿Pero qué tontería es esa? La respuesta es clara- se levantó del borde del jardín y se acercó a la lámpara donde Natsu estaba apoyado. Lo miró y agarró impulso corriendo hacia él con el puño en alto. Natsu se quedó mirándolo fijamente, había cometido un desliz y había hablado, había pensado en voz alta, pero no lo iba a detener, él mismo se lo había buscado por no haber hablado antes. Cerró los ojos esperando sentir el impacto en su rostro, pero lo que apreció su cuerpo fue el frío brazo aprisionando su rostro entre el poste de luz y el otro rostro, aquel con cabellos azabaches- ¿lo ves?- susurró casi en los labios del chico dragón- la respuesta era clara...
-Gray...
Se sonrieron por un momento, breve y profundo, luego juntaron los labios de fuego y hielo, en donde se fundían y helaban pasiones escondidas por mucho tiempo. Fue un beso suave, sereno, como el roce de un pétalo, fue un beso rosado, para el mago de hielo, y un beso azul para el Dragon Slayer. Sin movimiento alguno de los labios, sólo la unión de estos, el otro brazo de Gray hallaba su lugar en la cintura de Natsu, y los brazos de este descansaban en el pecho desnudo de Gray. Se separaron, suspiraron y rieron. 
-Es así como debe acabar San Valentín- susurraron con los labios juntos. 
 
Notas finales:

Muchas gracias por leer. 


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