De pronto fue arrojada por el ojos mieles con brutal fuerza. Este mostró sus colmillos en dirección a ella demostrando su enojo.
Seto no sabía que hacer realmente. Hacía segundos había pasado por una situación similar y no le gustaban los resultados obtenidos pero como era él, el impulso fue más fuerte y le llevó a decir--¡Oye perro callejero!—lo que llamó de inmediato la atención del joven rubio.
Kaiba sama tenga cuidado con lo que hace. Joey no se controla a sí mismo—le advirtió la joven Kuran.
¿Y cual es la novedad? Ese idiota jamás se ha controlado—sabía que enfurecía a un ser peligroso pero algo en sus genes lo obligaba a hacerlo. Joey estaba iracundo, Podía divisarse a una legua. Tomó al castaño por las solapas con los dientes desfallecientes ante la vista de tan apetitoso bocado. Un golpe en la cabeza bastó para derribarlo. –Jamás fuiste muy inteligente Wheeler—dijo con una sonrisa de autosuficiencia el ojos azules. A Yuki ese hombre no acababa de agradarle, aunque le hubiera salvado la vida.
Aidou estaba como paralizado desde que Takuma dejara de moverse en sus brazos. Sus ojos estaban anegados de lágrimas. ¿Cómo podía volver el tiempo atrás para no vivir esto y que Ichijou estuviera de nuevo feliz junto a él?
Levantó su mirada y se sintió extrañamente ajeno a todo lo que ocurría a su alrededor. Shiki peleaba con el primo de Wheeler. Ruka y Rima trataban de encargarse de la prima. En cuanto a Joey y Naruto estaban tirados en el piso y Zero… Zero era perseguido por Kaname pero la atención de los dos se concentraba en otro punto. Miró hacia donde ellos iban. Shizuka Hio observaba como Cross peleaba con el pelinegro que viera en la casa de Joseph. Verla hizo que se estremeciera su fibra más íntima. Ella era la culpable de todo. Si no fuera por ella Takuma no estaría casi muerto.
Con una furia que hace tiempo no sentía tomó la empuñadura de la espada que sostuviera el ojiverde y sus nudillos se pusieron blancos mientras que dejaba con cuidado el cuerpo del secretario en el piso y le miraba dulcemente para después besar su frente.
Ella pagará por lo que ha hecho—dijo antes de levantarse e ir en pos de la dueña de todos sus males.
Zero intentó un ataque directo pero Kaien se dio cuenta de su proximidad a la sangre pura y se interpuso en su camino.
Kiryu. Me alegro de verte tan repuesto—dijo ella con falsa alegría. --¿Se lo debe a tu sangre Kaname san, no es así?—preguntó ora viendo al peliplateado ora al castaño. Volvió sus ojos a Zero y le preguntó--¿No sabes que es delito beber la sangre de alguien como nosotros?—
Para mi toda su sangre es vomitiva pero es un sacrificio que tuve que hacer para tener la oportunidad de matarte—dijo el joven ojiamatista.
Puedes intentarlo, pero nada lograrás—dijo con su voz tersa como un pétalo de sakura cayendo con el viento.
Quizás Zero no sea el contrincante adecuado. ¿Pero que piensas que soy yo?—dijo Kuran. –Una vez te asesiné, esto viene a ser como un deja vu. ¿No crees?—añadió con tono igual de calmo.
Ten cuidado con lo que dices—dijo enfureciendo por fin la pelinegra que levantó su mano en señal de que usaría esta vez su propio poder para defenderse. Kaname reaccionó igual mientras Kiryu solo podía observarlos por el hombro de Cross.
¡Vámonos princesa! ¡Este lugar no es seguro para usted!—dijo Kaien colocándose protectoramente entre su defendida y ellos.
No creas que ese objeto o tu pueden detenerme Cross. Por más que una vez fuimos aliados te eliminaré con la facilidad con que elimino una hormiga si te interpones entre yo y mis objetivos—dijo el rey haciendo temer a Kiryu que matara a su padre adoptivo.
Kuran. Eres por demás despreciable—le dijo.
Sabes muy bien que para mí tu opinión no es relevante—dijo Kuran antes de elevar en el aire gracias a su poder al legendario espadachín. De un impulso golpeó a este contra la tierra y luego lo llevo en pos de un tronco contra el que lo golpeó en varias ocasiones para dejarlo allí.
Shizuka retrocedía. Conocía el poder de Kaname pero si quería liberarse de él debía defenderse por si misma. Era su última, su única opción. Con su mano elevada apretó mirando a su enemigo el cual terminaba de golpear al pelilargo dispuesto a dirigir su atención a ella.
El castaño cayó de rodillas incrédulo de que algo así pudiera estarle ocurriendo justo en el preciso momento en que estaba por vencerla.
Zero observó caer a Kaname y sintió un profundo malestar. El pensar que después de todo lo que había sufrido, incluso la pérdida de su familia, esa maldita mujer venciera lo llenó de rencor y se propuso terminar con ella aunque fuera con sus propias manos. Corrió hacia ella y en el segundo en que su vista y la de la sangre pura se cruzaron y en que sus manos casi alcanzaron a la princesa sintió un fuerte golpe que lo llevo de un lado un tiempo.
Al mirar a su lado vio la espada de Kaien Cross que se hundía en su espalda y costado a la vez que le empujaba lejos de Hio, quien le sonrió triunfadoramente a Kuran antes de poner en sus ojos una mirada asesina. Iba a matar al bastardo por fin sin que nadie pudiera impedirlo.
Era una sensación gloriosa. Recordaría ese momento por siempre. El momento en que había logrado matar al rey de todos los vampiros con sus propias manos. Era infinitamente mejor de lo que había pensado.
Y en un momento todo cambió.
Un fuerte dolor hizo presa de su pecho. Miró hacia él y vio una mezcla de plata y rojo. La punta de una espada sobresalía de su pecho. ¿Cómo había llegado allí? Volteó.
De pronto la opresión en su cuello desapareció y el pudo respirar a bocanadas. Luego levantó su vista y vio a la sangre pura mientras volteaba y dejaba ver a quien estaba parado tras ella. Una espada cruzaba su pecho.
Los ojos de Shizuka se encontraron con los lagos de Aidou que parecían más fríos que nunca. Ella intentó manotear la cara de Hanabusa pero este con su mano le golpeó en la muñeca para evitar el contacto.
Por la boca de la princesa manó sangre y después sin poder hacer nada se desvaneció su energía vital.
Kaname se levantó impactado mientras Kaien se recobraba y miraba alrededor sin saber como había llegado a ese lugar. Lo mismo pasaba con los demás excepto por Wheeler que estaba inconsciente.
¿Vas a dejar que esa engreída tipeja nos ordene?—preguntó el Kyubi.
¡Cállate! Como si yo fuera voluntario o algo así. Ella me ordena porque no puedo evitarlo—se defendió el jinchuriki.
¿Naruto?—preguntó el animal.
¿Qué?—preguntó el genin y lo miró para ver que este solo lo observaba fijamente. --¿Qué?—repitió algo incómodo.
¡Eres un jinchuriki!—gritó como si el otro entendiera de que hablaba. –Naruto, ya has salido del control de otros. ¿No?—preguntó el Kyubi. Parecía molesto. El otro asintió. –Entonces… ¿Por qué diablos no lo haces de nuevo?—preguntó fuera de sí.
Lo dices como si fuera fácil—protestó Uzumaki.
Lo es para ti, bakka porque gracias a mi tienes ese poder. Es lo que llevo media hora tratando que entiendas—dijo el frustrado Kurama.
¿Eh?—dijo Naruto con los ojos abiertos de par en par.
Despertó. Estaba tirado en el suelo y a lo lejos pudo ver a Sasuke. ¿Sasuke? ¿Qué rayos hacía él ahí? Lucía cansado y molesto. Bueno, Sasuke siempre lucía molesto pero… Abrió los ojos más cuando vio al atacante del otro arremeter con fuerza sobrehumana contra el pelinegro. Tenía que ayudar a Sasuke, le urgía. Este con sus últimas fuerzas sostenía la espada frente a sí y aguantaba el poder del otro. Jamás imagino ver a su antiguo camarada tan débil.
De pronto, mientras él se erguía como podía el enemigo de Sasuke se fue dejándolo solo en medio del campo y Naruto llegó hasta él.
¿Qué haces bakka? Deberías estar internado—le dijo molesto Uzumaki.
¡Urusai! No te atrevas a hablarme cobarde—dijo el pelinegro.
¿Cómo que cobarde?—preguntó ceñudo el ojos azules.
Si. Eres un cobarde. Ya huiste dos veces de Konoha. ¿No era que me querías devuelta allá? Entonces… ¿Por qué rayos te vas cada vez que algo sale mal?—preguntó el ojinegro. El otro sonrió y él preguntó--¿Qué?—
Pareces una vieja reclamándole a su marido—dijo entre risotadas el jinchuriki, luego inesperadamente lo abrazó y muy sentidamente le dijo al oído—Gracias por venir por mí—
Sasuke no supo como reaccionar y no tuvo tiempo de hacerlo. El otro se sentía tan cálido que se durmió entre sus brazos. Naruto se dio cuenta de que algo pasaba y lo alejó un poco. Cuando comprobó su estado se tranquilizó y le sonrió.
Al ver de nuevo alrededor todo había terminado.
¿Estas bien Naruto san?—preguntó una voz conocida.
Si. Estoy bien, muy bien Yuki chan—le respondió el con una sonrisa en los labios.
Kuran vio a los ojos de Aidou y fue una mirada que no reconoció. El otro se volteó y se fue hacia Takuma.
Tomó en sus brazos al secretario y sintió como su corazón latía cada vez más despacio mientras Kuran y los demás se acercaban a la triste escena. De pronto no oyeron más el latir de su corazón y el joven Hanabusa cerró los ojos para después apoyar la cabeza en el pecho de su amado y todos pudieron oír como sollozaba. Kaname se sentía mal. Por más que el otro le había traicionado había sido su amigo desde hacía tanto. Su brazo fuerte. Incluso contra su propia familia.
Aidou abrazaba fuerte el cuerpo que sostenía como si tuviera miedo que alguien se lo arrebatara. Naruto llegó entonces a la escena y al ver lo que pasaba su mirada se entristeció.
Algo hizo que el vampiro de hielo mirara en su dirección y le reconociera como el que logró salvar a alguien de la muerte con su sangre. La esperanza volvió a ocupar un lugar en su corazón. Se levantó y fue en pos del otro rubio.
¡Tú! ¡Tú puedes salvarlo!—dijo con su cara aún anegada de lágrimas.
¡No, no puedo! ¡Él no esta al borde de la muerte, él…!—dijo el genin.
¡No! Por lo menos inténtalo—grito el desaforado vampiro y tomando al otro de la ropa lo arrojó al lado de su amado.
Lo miraba extraño pensó el joven sentado a un lado de Takuma. Como si él fuera su última esperanza. Tomó su kunai y abrió un surco en su mano, luego abrió la boca del otro para que en ella cayeran las gotas de líquido vital.
Pasaron varios minutos en que todos estuvieron expectantes pero nada sucedió. El genin puso su oído en el pecho del otro pero nada oyó y miró a Hanabusa que ya tenía un rostro de desesperación. Kakashi observaba la escena con un rostro triste mientras sostenía al desmayado Sasuke en sus brazos.
Kuran intentó agarrarle un brazo pero el otro lo evitó. – ¡Tú y solo tu eres el culpable de esto! ¡Tú tanto como Hio mataste a Takuma!—gritó.
¿Que dices? Tranquilo Aidou senpai. Tú sabes que no es cierto—dijo Yuki.
¿Tú que sabes? Él lo obligó a traicionarlo. Si tu no nos hubieras separado a la fuerza él no hubiera aceptado un trato con Hio y aún estaría conmigo. Tú eres el culpable. Te odio Kuran Kaname y espero que todos tus enemigos hagan presa de ti algún día y te hagan pagar lo que has hecho. Y desde hoy puedes contarme como uno de ellos—dijo Hanabusa. –Sabes muy bien que si él esta muerto es porque se compadeció de ti porque tú sabías como nos sentíamos pero yo no lo haré. Juro que no lo haré—añadió gritando Aidou mientras sus piernas dejaban de sostenerlo y caía de rodillas en tierra al tiempo que Yuki se le acercaba y le sostenía para después acariciar su cabeza y abrazarle fuerte mientras el otro se deshacía en lágrimas. Takuma, su Takuma había perecido.
Todos lo miraban impactados al saber lo que había llevado al leal Takuma a traicionar a Kuran.