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Standing for you… por Kitana

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Notas del capitulo: Hola hola a todo el mundo, aquí esta el nuevo capitulo, espero que les guste.
 

Alrededor de las once, Afrodita y Shun pararon en el tercer club de la noche, después del fiasco que había resultado el Benzina, que no era otra cosa que un club de nudistas masculinos,  habían estado un rato en un bar donde la mayoría de los clientes les miraba como un par de bichos raros. Luego de media hora de disculpas de Shun y una larga conversación con un taxista, llegaron a ese nuevo club por recomendación del taxista. El sitio se llamaba Pecata minuta y a ambos les pareció un tanto peculiar, pues no tenía el aspecto de otros clubes a los que habían tenido oportunidad de asistir, aunque en realidad no habían tenido oportunidad de acudir a muchos. El club  estaba decorado con elementos típicamente españoles pero adaptados de forma que el club tenía un aspecto muy sui generis. A pesar de que en el exterior aparentaba ser un lugar de lo más tranquilo, en el interior el bullicio no podía ser mayor. Afrodita y Shun ingresaron al local y el pequeño peliverde de inmediato quiso bailar, se podía escuchar una mezcla de música bailable de lo más agradable. Sun parecía fascinado por aquella música, una de las grandes pasiones del pequeño era sin duda el baile, pero al lado de Shiryu siempre había tenido que reprimirse pues a juicio de su ex novio, no era correcto que su novio se contoneara frente a cientos de personas mostrando su cuerpo en la forma en que lo hacía. Por amor a su novio dejó de lado sus intereses y se concentró en ser lo que, de acuerdo con la apreciación de su novio, era la pareja perfecta. Como se arrepentía de haber cedido en todo lo que el pelinegro le había exigido.

- Me encanta ese DJ, si que es bueno. - dijo Shun sin dejar de moverse al ritmo cadencioso de la música que el DJ mezclaba en magistral forma. Afrodita solo sonrió moviéndose al compás de la música, sabía que si a  su pequeño amigo le había gustado tanto la forma de mezclar de ese DJ, seguro que no pararían de bailar hasta que les faltaran las fuerzas. Se sintió animado, por segundos la felicidad en los ojitos verdes de su amigo le hizo olvidar las razones por las que se encontraban en España.

 

Después de un rato se escuchó una voz en off anunciando que el DJ Antares descansaría unos minutos antes de seguir la fiesta. Shun bajo los brazos con un gesto de berrinche tan infantilmente suyo que Afrodita no pudo sino sonreír, el peliacua daba gracias a todos los dioses del olimpo pues ya sentía que se le deshacían los pies de lo cansado que estaba. Los amigos se dirigieron a la barra entre risas.

- ¿Qué van a tomar preciosos' - dijo la cantinera.

- Ah... ¿qué pedimos? - dijo Afrodita sin saber  que hacer, los dos amigos intercambiaron confundidas miradas. Jamás bebían, no tenían idea de que podían pedir para  beber y no quedar inconscientes a las primeras de cambio. El primero en reaccionar fue Shun, lo pensó un momento y luego habló.

- Este... que sean dos mimosas. - dijo con una encantadora sonrisa.

- Bien, entonces dos mimosas. - dijo la chica devolviéndole la sonrisa.

- Shunny, ¿al menos sabes que se supone que es una mimosa?- le dijo Afrodita al oído.

- Pues si te soy sincero jamás me he bebido un pero tienen un hermoso color rosa. Lo siento Afro, solo dije lo primero que me vino a la mente. Shiryu solía pedir esas cosas cuando íbamos a cenar, no creo que sean tan fuertes.

- Si tú lo dices, confiaré en ti.-  dijo Afrodita esforzándose por  evadir la penetrante mirada de un chico que lo observaba desde hacia ya un rato y que no paraba de sonreírle.

.- Deberías hacerle caso. - murmuró Shun al notar la inquietud de Afrodita.

- No, no es mi tipo.

- ¿Y eso qué? Estoy seguro que tu novio no era el tipo del mío y aún así se fugaron juntos. - dijo Shun con amargura.

- De todos modos... no quiero.

- Afro, por favor, no me digas que te estas volviendo monje o algo así porque en este mismo momento te llevo de vuelta al club que nos recomendó Ikky. - dijo Shun riéndose.

- Es muy rápido Shun.

- Entre más rápido comiences a olvidarte de él, mejor, ¿no crees? - dijo Shun, las bebidas habían llegado. Cada uno tomo su copa y la observó por un momento, el primero en  probar fue Shun, le sonrió a Afrodita y dijo - Esta rico.

- Déjame juzgar eso a mí que ya se las cosas que a ti te gustan. - dijo Afrodita algo desconfiado. Tomo la copa entre sus finos dedos y antes de llevársela a los labios, la olfateo, a su inexperto olfato le pareció que el contenido alcohólico no era nada peligroso y bebió finalmente un poco de la copa. Se miraron un instante y luego echaron a reír como dos niños que han hecho una travesura. A las mimosas siguieron las margaritas, blue boy, martini,  Acapulco, desarmador, muppett y todo aquello cuyo colorido les llamó particularmente la atención. Pronto estuvieron tan ebrios que se reían hasta de su color de cabello, parecían dos niños pequeños.

 

Aunque la mezcla del nuevo DJ no le parecía tan buena como la de Antares, Shun decidió que era hora de bailar.

- Anda Afro, ¡a bailar!-  dijo el pequeño arrastrando a un risueño Afrodita hacia la pista de baile. El alcohol había reducido las inhibiciones de ambos muchachos a poco menos que cero, así que ahora bailaban de una forma descaradamente sensual que llamó la atención de más de uno de los presentes. Todos los mirones se vieron atrapados por el torbellino de sensualidad que eran esos dos ebrios muchachos, que sin siquiera proponérselo, ya eran la atracción principal del lugar.

 

No muy lejos de donde los chicos bailaban, dos pares de ojos no perdían detalle de sus movimientos.

- M, ya deja de ver de esa forma a ese niño.- dijo Shura

- No esta tan niño si se mueve así. - le respondió Milo con una sonrisa burlona mientras agitaba los hielos de su whisky. No se sentía de buen humor, ni siquiera estar ahí le devolvía el buen humor.  - Además tú no le has quitado los ojos de encima al otro, parece que te gusta.

- M, no te metas así conmigo ¿eh?

- Ja! Yo no soy el que anda por ahí pregonando que esta demasiado ocupado con su trabajo y no tiene tiempo para esas cosas pero no por ello deja de fijarse en cuanto chico bonito encuentra en su camino, la verdad es que el niño no está nada mal. - dijo Milo para luego beber de golpe el contenido de su vaso. Con movimientos lentos y llenos de sensualidad, Milo volvió a llenar su vaso.

- Deja de beber o cuando tengas que volver a mezclar estarás hecho un idiota. - le dijo Shura. Milo sonrió despectivo.

- Bah¡ generalmente mezclo mejor cuando estoy completamente ebrio, y todavía me falta bastante para estar siquiera mareado.

- M, deja de beber, mañana tienes que trabajar.

- Tú también y no veo que eso te detenga. - dijo Milo con una sonrisa retorcida. En todo ese tiempo no había dejado de mirar a cierta criatura peliverde que le hacía perder el aliento con cada movimiento de cadera. El chiquillo bailaba espalda con espaldo con su amigo y más de uno le miraba.

- ¿Crees que sean novios?- dijo Shura mirando fijamente la ondulante cadera de Afrodita.

- No, no lo creo. Porque si yo tuviera un novio así ya le habría partido la cara a esos idiotas que lo miran así. - Milo contempló a la belleza de cabellos color jade que no paraba de moverse al compás de la música. Se levantó con el vaso de whisky en la mano. Shura le siguió, no estaba seguro de lo que el peliazul haría pero estaba casi seguro de que se metería en problemas. En realidad estaba preocupado por su amigo. Desde que llegara no había hecho si no irse de fiesta y trabajar como condenado, de eso hacia una semana y no veía mejora alguna en el ánimo de Milo. Definitivamente la infidelidad de Misty le había causado un grave daño al siempre duro Milo.

- M, el que tu vida sentimental este hecha un desastre no significa que te tengas que meter con medio mundo. - dijo Shura sujetando el brazo de Milo para impedirle que se acercara a Shun.

- S, deja de joder y métete en tus propios asuntos. - dijo Milo con una sonrisa depredadora en sus jugosos labios.

- M; es un chiquillo.

- Tal vez tengas razón, pero al menos bailaré con él ¿o es que eso también me lo vas a impedir? - Milo se zafó del agarre de Shura, bebió de golpe el contenido de su vaso y con paso decidido y sensual se dirigió a Shun. Nunca había sido un conquistador, solo un seductor nato, inconsciente de su atractivo, pero esa noche era muy consciente de ello y quiso usarlo para sumergirse en una vorágine de placer que le ayudara a sanar su atormentado corazón.

- M, ya estás muy borracho, déjale en paz. - dijo Shura volviendo al ataque.

- S, él también esta borracho, ¿además habría alguna diferencia? Solo quiero divertirme. No haré nada estúpido, te lo prometo.

- Demonios Milo, haz lo que te plazca, solo te recuerdo que en una situación semejante fue que conociste a Misty.

- Eso es distinto.

- No, no es distinto, no sabes lo que haces amigo.

- Solo quiero bailar y nada más.

- Entonces baila conmigo.

- No te ofendas S pero tú tienes dos pies izquierdos y ese crío baila como un dios.- Milo se alejo sin permitirle que dijera algo más. Shura lo siguió, al menos quería estar cerca por sí las cosas se ponían peligrosas. Conocía bien a Milo y sabía que cuando estaba tan herido como en ese momento, no buscaba sino meterse en la cama de alguien sin importar lo que pasara después y el chiquillo al que pretendía engatusar esa noche no tenía la pinta de ser del tipo de una sola noche. Había algo en esos dos muchachos que llamaba la atención, era algo que iba más allá de la belleza física de ambos. Shura, que se decía completamente inmune a los chicos bonitos no pudo sino encontrar tremendamente hermoso a Afrodita con ese aire indefenso que presentaba el peliacua esa noche.

 

Milo ya había llegado hasta donde Shun y Afrodita bailaban. Fulminó con la mirada a los tipos que les miraban y se colocó frente Shun.

- Hola, ¿bailamos? - dijo el  peliazul imprimiendo un sensual timbre a su profunda y masculina voz.  El pequeño peliverde se impresionó al escucharlo y más aún al verle, Milo vestía un entallado pantalón negro y una camiseta ceñida y sin mangas que dejaba ver sus fuertes brazos.

- Si, pero... ¿y mi amigo? - dijo Shun señalando a Afrodita. Milo notó que ese par de chicos estaba todavía más ebrios de lo que se había imaginado.

- Pues allá viene mi amigo. - dijo Milo señalando a Shura, le hizo señas para que se acercara y el español acudió de inmediato. -Ayúdame viejo, baila con el amigo del niño. Te lo compensaré. - Shura miró a Afrodita y pensó que no era necesario pedirlo, pues él mismo estaba a punto de arriesgarse a invitar a bailar a Afrodita.

 

Shun bailaba sensualmente con Milo, hacían una pareja perfecta, llena de sensualidad, el aire fuerte y salvaje de Milo contrastaba con aparente fragilidad del chico peliverde, su notoria ingenuidad cautivo a Milo. Los cuerpos se rozaban constantemente para beneplácito de ambos. Milo le miraba como un cazador a su presa, preguntándose si la sensualidad que desbordaba el chico sería  estudiada o tan natural como todo en el pequeño. Se acercó un poco más y Shun le rodeo el cuello con sus delicados bracitos, la sonrisa tierna pero invitante le bastó para decidirse. Bajó un poco el rostro, el aroma a fresas que brotaba de la joven piel del pequeño le enloqueció y quiso probar sus labios, pero no lo haría sin autorización.

- Hueles muy bien... a fresas, me pregunto si tus labios también saben a fresas. - murmuró Milo al oído de Shun.

- ¿Quieres probarlos? - dijo Shun, levantó la carita sonrojada hacia Milo que de momento no supo como corresponderle, esos labios de botón de rosa se le ofrecían, no lo dejaría pasar, inclinó el rostro dejando que su larga melena azul cubriera los rostros de los dos y procedió a besar esos labios que tal vez no lo fueran, pero se le antojaban virginales. Se dejó llevar por la sensación de esos cálidos y húmedos labios contra los suyos y de las manitas del chico aferrándose a su cuello. No quería pensar, no quería sentir nada que no fueran esos sedosos labios acariciando los suyos.

 

Shun se sintió extraño al estar besando a un completo desconocido, a un hombre al que acababa de conocer y al que él mismo había invitado a besarle. Pero, esos brazos ciñéndole la cintura le hacían sentir la seguridad que creía perdida, confianza en sí mismo, en que aún valía la pena seguir intentando y que su vida no estaba tan acabada como su madre y hermanas le habían hecho pensar con esas frases que pretendían ser de aliento. Se dejó arrastrar por la pasión que emanaba de ese hermoso hombre de cabellos azules, sintiendo que cada célula de su ser vibraba solo por ese delicado beso que pronto se tornaría en apasionado. Milo le abrazó con más fuerza, una de las manos del peliazul fue a posarse en la nuca del pequeño para permitirse profundizar esa caricia que ya se había prolongado bastante.

 

Afrodita miraba sin poder creer que su amigo estaba besando así como si nada a ese tipo que recién había aparecido. A su lado, Shura miraba con gesto desaprobatorio aquella escena. Sospechó que Milo se estaba enredando con ese chico solo para apartar de su mente a cierto rubio infiel. En su mente solo pudo desear que por el bien de ambos no fuera así.

- Estos dos van para largo, ¿te puedo invitar una copa en mi mesa? - dijo Shura al ver que no se separaban, tomó con suavidad a Afrodita de la mano. El peliacua no se vio en la necesidad de responder, Shura ya lo guiaba hasta la mesa donde habían estado sentados él y Milo. -¿Qué tomas? - dijo Shura, ayudó afrodita con la silla y fue a sentarse frente a él.

- Vino... tinto sí es posible. - dijo Afrodita, en realidad no tenía muchos deseos de seguir bebiendo porque ya se sentía mareado.

- Sí lo prefieres puedes pedir un agua mineral o una bebida sin alcohol. - dijo Shura adivinando que ese hermoso chico frente a él no tenía mucha resistencia al alcohol.

- El vino estará bien. - dijo Afrodita. Shura le observaba atentamente, definitivamente no era el típico chico que se iba de fiesta, le pareció no solo hermoso, también un tanto misterioso, pero definitivamente interesante, nada como lo que había conocido antes. De alguna forma perversa tanta ingenuidad e inocencia le atraían demasiado. Supo que no dejaría ir a ese muchacho de ojos celestes tan fácilmente. -  Y... ¿cómo te llamas?

- Afrodita.

- ¿Afrodita qué?

-  Solo Afrodita.

- ¿Cómo la diosa? - musitó Shura.

- Sí... ¿y tu nombre?

- Solo llámame Shura.- dijo el ibérico con una sonrisa que a Afrodita le pareció seductora. Afrodita le dirigió una mirada desconcertada.

-¿Qué hacen tu y tu amigo aquí? - dijo Shura. - Nunca los había visto aquí antes y yo vengo muy seguido.

-Pues estamos... de vacaciones.- dijo Afrodita no queriendo dar más explicaciones. Se río, estaba ebrio y hablando con un desconocido, en un país lejano y tratando de olvidar lo sucedido con el que creyó el amor de su vida. él y Shura comenzaron a hablar de todo un poco, mientras compartían una botella de muy buen vino que el español había mandado pedir. Afrodita estaba completamente borracho y comenzó a hablar de más.

- ¿Sabes? Nunca en toda mi vida había bebido tanto como ahora, ji, ji, ji. - dijo el sonrojado chico, él y Shura estaban demasiado cerca. Afrodita no se resistió cunado Shura comenzó a besarle, los labios del moreno sabían a vino y a algo dulzón que Afrodita no supo definir pero que le agradó. Se dejó llevar por el momento, pero no pudo evitar desconcertarse cuando separó su rostro del de Shura, por un momento sintió que seguía con Death, que nada de lo que había ocurrido había sido real sino un macabro sueño del que estaba despertando con ese maravilloso beso. Sonrió y acarició el rostro de ese hombre de piel bronceada que estaba frente a él, solo para convencerse de que no era su ex novio, la sonrisa se tornó triste y quiso escapar de ahí, pero los brazos de Shura le rodeaban impidiendo cualquier intento de escape. - Creo que mejor me voy a mi hotel. - dijo Afrodita girando el rostro. Solo entonces Shura reaccionó, esa sonrisa tan hermosa y sincera le había cautivado, sin embargo no había dejado de notar la tristeza en los ojos celestes de Afrodita.

-Deja que te lleve. - Shura liberó a Afrodita del abrazo.

- No hace falta, mi amigo se irá conmigo.

- No veo a tu amigo por ningún lado. - dijo Shura escudriñando con la mirada cada rincón del club. Se preocupó, Milo tampoco aparecía por ninguna parte. Tuvo sus sospechas, seguramente Milo estaría con el pequeño peliverde. Se reprochó que eso sucediera, debió tener más controlado a Milo, en su estado emocional no era recomendable que se liara con alguien aunque fuera por una sola noche.

- Dioses... ¿y ahora como me regreso al hotel? No conozco esta bendita ciudad.

- Si no te molesta yo mismo te llevaré. - dijo Shura sorprendiéndose así mismo, generalmente dejaba que la gente se resolviera los problemas por sí misma, pero ese muchacho le producía unos deseos inconmensurables de protegerlo y hacer que todo fuera más fácil para él. Pero por sobre todas las cosas, sentía el deseo irreprimible de borrar esa tristeza de sus ojos.

Notas finales: ¡Qué les pareció? Un poco loco no ? dejenme reviews por fa bye¡¡

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