Capitulo 40
--¡Estaba que se lo llevaba el diablo!, rugía su orgullo mal herido y en ese momento estaba destrozando cuanta cosa pudiera ser rota en mil pedazos por su ira, dentro de su recamara.
--¿Cómo? ¿Como es que se había atrevido ese alvino mal disimulado a ponerle la mano encima? ¡A pero esto no se quedaría así pronto pagaría por su atrevimiento!
--Y mientras Aicos hacia planes de venganza, mas pronto que inmediatamente una persona le bajaría los humos al iracundo juez, porque para su mala suerte el señor Hades había recorrido esa mañana el palacio de Geuddica y el no se encontraba en su puesto atendiendo a las almas que necesitaban ser juzgadas, lo había dejado pasar pensando que tal vez Garuda necesitase hacer una diligencia, pero al pasar de nuevo por los juzgados al filo de la una de la tarde y no volverlo a ver, pidió que le buscasen por todo el palacio sin éxito, por ende el nepalí debía tener una muy buena escusa para con su señor o le iría muy mal, eso nadie lo dudaba, el señor Hades era muy paciente y bastante racional, pero hay de aquel que colmara su paciencia, desafortunadamente ese aquel fue Aicos para su mala suerte.
--Señor Aicos—toco suavemente la puerta el espectro que fue enviado para que se presentara el juez frente a su dios, ¡sus deberes!, se había olvidado por completo de ellos y los encargos tan importantes que le confiara Hades en persona días atrás.
--¿Dónde esta Aicos?—pregunto algo impaciente el dios del inframundo.
--Perdón señor—se excusaba el susodicho juez—lamento la tardanza, pero el asunto que me encargo investigar personalmente se ha llevado mas tiempo del estimado, la excusa perfecta—pensó.
--¿Qué avances me tienes con respecto a eso?
--En realidad no mucho señor, salvo que el fénix se a tardado mas tiempo del normal en aparecer por el santuario, pero Andrómeda no queda fuera de vigilancia de alguno de sus compañeros de bronce, acercarse a el será una labor bastante difícil mas no imposible señor.
--Bien—dijo algo pensativo—pero eso no explica tu ausencia en el palacio de justicia, esta bien que mi encomienda sea algo complicada de cumplir, pero si te quita concentración en tu trabajo la encomendare a algún otro espectro—termino de hablar Hades con el semblante serio.
--En otro lado del mundo, específicamente en Grecia un trió de caballeros dorados trataban de atar cabos de lo sucedido cinco años atrás, fragmentos, solo pedazos de recuerdos bastante confusos y revueltos entre si.
Una castaña de ojos color lila, un nombre en común… Pamela, una noche de pasión, sexo y amor irrepetible, y conflictos con sus respectivas parejas. Nada tenia sentido, jamás hubo siquiera una llamada para tratar de chantajearlos, ni una sola pista de su paradero, y…. de repente, dos simples caballeros de bronce mostraban a una mujer prácticamente igual a la que recordaban salvo por el color de sus ojos, alguien tan parecido a Pairos que si no fuera por ser del sexo débil dirían que era el en persona,*si supieran que no estaban errados en sus suposiciones*
--Me duele la cabeza antiguo maestro, esto de pensar mucho no es para mi—decía Milo sobándose las sienes con los dedos índices de cada mano.
--Eso ya lo sabemos bicho, esto no es tu fuerte y el antiguo maestro y yo queremos saber si contamos contigo, espiaremos a los caballeros de bronce.
--¿Para que hacerlo, ellos en este momento se encuentran en camino a Japón?
--No seas tonto escorpión—hablo el caballero de libra—a ellos no, sino a Jabu y Ban, los que están en América.
--Oh!, a esos caballeros de bronce—contesto mas atento el guardián de la octava casa.
--Si, pero necesitamos una escusa para hacerlos venir de nuevo al santuario, o por lo menos a uno de ellos— ¿Y yo que tengo que ver con eso? ¿En que podría ayudar?
--Hemos averiguado y resulta que el caballero del unicornio esta regido por tu signo, podrías convocarlo como tu sucesor y así obligarlo a presentarse en el santuario sin despertar sospechas de ningún tipo.
--¿Y quien habría de sospechar algo?—pregunto Saga—no se pero Shura y Death últimamente esta muy comunicativos con el juez de Hades, tal vez sean ideas mías pero eso es lo que yo percibo—concluyo el de libra.
--Bueno, dejemos eso y concentrémonos en el unicornio, lo hacemos venir ¿Y después que?, no seria mas fácil averiguar por medio de la fundación de la señorita Saori cual es la empresa donde trabajan esos dos—pregunto el gemelo mayor.
--¡Ese es el punto!, si pedimos ese tipo de información alertaríamos de inmediato al patriarca, se preguntara el porque de saber el paradero de esos dos caballeros de bronce—contesto ahora Milo.
--Lejos del santuario un muy exhausto juez llega a su dormitorio, esta muy cansado, el haber ayudado a Minos a sacar el trabajo acumulado por la ausencia de Aicos a sido agotador, se desnuda muy lentamente y toma un baño de agua caliente, al salir cubre su cuerpo con una toalla diminuta y, por primera vez desde que ingreso a su recamara pone atención a su mullida cama, esa, en la que tubo que compartir a la liebre con el molesto cangrejo, y que aun así las imágenes que pasan por su mente calientan sus noches heladas, por volverle a tener daría todo, incluso renunciar a ser juez.
--¿Radamantys?....¿Rada eres tu?—pregunta en un susurro una figura esbelta deteniéndose en el marco de la puerta.
--¿Deseas algo Pharaon?, estoy a punto de irme a descansar
--Solo dormir contigo esta noche, en tu cama—dice con suave voz, pero el juez no esta para esos juegos y menos cuando sus recuerdos lo llevan a recrear las noches en las que estuvo en el interior de Pairos.