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KAIBA´S SECRET por desire nemesis

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Notas del capitulo:

GRACIAS A MIS REVIEROS

SOIS MI LUZ

^^

ME INSPIRAN SUS REVS

 

Espera…--dijo el castaño tratando de separar sus labios de los del joven Wheeler.

 

Entiendo que estés confundido. Es natural a tu edad con esas hormonas—dijo el empresario tratando de pensar con coherencia aunque le costaba mucho.

 

¿Y a ti? ¿Por qué te pasa lo mismo que a mí? ¿Es por las hormonas?—preguntó el rubio y vio como el entrecejo del dueño de casa se fruncía.

 

Si vas a empezar a…--dijo pero no pudo terminar su frase porque el otro lo interrumpió retándole con la mirada.

 

¿Vas a decirme que tú no lo sientes también? Tú también me besaste. ¿Recuerdas?—preguntó.

 

Fue una… confusión—dijo el castaño tratando de razonar.

 

¿Qué? ¿Me confundiste con tu secretario acaso? Pues no nos parecemos—dijo el ojos mieles con sorna.

 

¿De… qué hablas?—preguntó Seto dubitativo.

 

¿Qué? ¿Pensabas que me chupo el dedo? Todas esas salidas nocturnas a su apartamento…--dijo Joseph.

 

Eso no te incumbe niño. Además no tienes porqué reclamarme. Recuerdo que tienes una novia. ¿Qué pensará de ver a su novio regalándosele a un hombre? ¡Cuídate porque el chantaje es un juego de grandes, perro!—le advirtió el castaño quizás acerándose demasiado. Esa boca retadora lucía más tentadora cuanto más se acercaba.

 

¿Niño? ¿Perro? Si piensas que…--pero las palabras se negaron a seguir saliendo de su boca. Esos lagos azules y perfectos lo miraban con tanto deseo en ellos que se paralizó cuando de dentro de su cuerpo empezó a manar esa maldita necesidad de tener contacto con ese viejo que insistía en insultarle.

 

Los labios de ambos acortaron la distancia a  la vez que sus cuerpos cubiertos de un ansioso frenesí. Necesitaban juntarse aunque se estuviera partiendo la tierra por la mitad entre ellos. Era uno de esos deseos casi suicidas.

 

Las bocas experimentaban el sedoso placer de la lujuria mientras sus cuerpos no podían estar más juntos. Parecían querer fusionarse y formar uno solo. Fue Joey quien abrió primero los labios e invitó a la lengua del otro a jugar mientras sus piernas se debilitaban y el calor de los brazos que le rodeaban se volvía mas intenso.

 

Cuando sintió que el otro doblaba las rodillas Seto se dirigió al sofá bajo el ventanal, intentó depositarlo allí y alejarse lo más pronto posible mientras su mente luchaba por tornar a la realidad. Pero Wheeler no le dejó. Le agarró fuerte de los brazos y luego rodeó su tórax con los propios, posando su rostro en el pecho de Kaiba.

 

Tienes razón, estoy confundido. ¿Pero acaso no es la misma confusión que te invade cuando estamos juntos?—preguntó acertadamente el quinceañero.

 

Las manos de Seto dudaron en el aire en arrancarle de sí o abrazarle pero el corazón del castaño se decidió por esto último mientras se sentaba a un lado y atraía al cuerpo del otro sobre sí.

 

Era reconfortante tenerlo entre sus brazos. Era como un bálsamo. Hacía mucho que no sentía algo así. Trató de no pensar en la persona que lo hizo sentir así.

 

¿No estabas con mi hermano? Va a extrañarte—dijo con coherencia el ojos azules.

 

Es cierto. Hace como media hora que le dije que iría al baño. Quizás se pregunte si no me he ido por el excusado—dijo el joven frotando su cara en el pecho del mayor como lo hace un gato contento. –Demo… quiero quedarme un rato más así—dijo el rubio. Los latidos que oía claramente eran relajantes en modo  sumo. Era como oír el océano. Joey se adormecía por momentos.

 

Entonces golpearon a la puerta.

 

Señor Kaiba. Un señor Gardner quiere verle. Dice que es importante—dijo la voz tras la puerta.

 

Joey pudo percibir como el otro se tensaba y su voz sonó disgustada y belicosa al contestar—Dile que ya voy—

 

¿Me quedo aquí?—preguntó mientras el otro se dirigía a la puerta pero Seto pareció no escudarle.

 

Tuvo que verle para saber que todo era cierto. Estaba en el hall frente a la puerta. Muy erguido, lucía algo más viejo pero era igual al John Gardner que él conociera.

 

Mokuba estaba preocupado. Tal vez su amigo se había indispuesto. Después de todo hacía unos días debió faltar al instituto porque estaba mal. Salió a buscarlo. Habían estado estudiando en el piso de abajo pero en el baño de allí no estaba. Lo buscó en todos lados menos en el estudio de su hermano. Estaba claro el porqué y como no lo halló pensó que tal vez el escurridizo Joseph había ido arriba y movido por la curiosidad fue allá empezando a revisar unos cuartos.

 

La voz de su hermano al pie de las escaleras lo detuvo en seco y las palabras que dijo le asustaron pues pensó que llegaba y halló a Wheeler vagando solo por la casa lo que le enfadó.

 

¿Qué haces aquí?—dijo el castaño sospechando de las intenciones del otro.

 

Fue hasta las escaleras pero se detuvo al ver que su hermano hablaba con alguien que de alguna manera le era familiar. Se agazapó y observó desde detrás de la baranda. Si su hermano le veía tendría problemas.

 

Por su lado Joey no pudo con la curiosidad. ¿Qué hacía el padre de su novia a esa hora en la casa de Kaiba y de que necesitaba hablar urgente con él?

 

Siguió a Seto y se quedó a unos pasos de la salida del pasillo, observó que no era el padre de su novia pero estaba seguro de conocerlo, luego recordó que lo había visto en la fiesta.

 

¡Vaya, vaya! ¿Es ésa, forma de recibir a un familiar? Hasta me enteré por casualidad de que habías vuelto a Japón—preguntó Gardner y ambos oyentes abrieron mucho los ojos. ¿Familiar? ¿A que se refería? ¿Los Kaiba y los Gardner eran familiares?

 

¡Usted y yo no somos familia!—aseguró  Seto a la defensiva. Estaba más que claro para Joey y Moki que esa visita le era desagradable.

 

Entonces el tono alegre del otro cambió y su mirada se endureció aunque Joey no podía verlo ya que se había alejado para no ser visto lo percibió claramente por las palabras que siguieron.

 

Si no lo somos es totalmente por tu culpa—dijo el visitante.

 

No intente esos chantajes sentimentaloides conmigo. En un principio pudieron funcionar pero ya no tienen el más mínimo efecto en mí—dijo el frío castaño mientras los oyentes se preguntaban de que hablaban ellos.

 

¡Te ves tan calmado! ¡Si no fuera por ti, aún la tendría conmigo!—dijo el mayor.

 

Lo entiendo y lo siento por usted pero…--dijo Seto en un arranque nada normal en él de sentimentalismo aun así fue cortado.

 

¿Lo entiendes? ¡No lo creo! ¡Tú! ¡Maldito  hijo de perra! ¡Si no te hubieras empecinado…! ¡Si no hubieras insistido! ¡Por favor! Tenían la vida por delante pero tú insististe y hasta te atreviste a amenazarme con llevártela si no los dejaba casarse—gritó el enfurecido ex suegro de Seto Kaiba.

 

Mokuba y Joseph abrieron mucho los ojos. El primero se preguntó como era que nada sabía de todo ello. El segundo se preguntó si el castaño era un hombre casado y nadie lo sabía.

 

¡Usted es el que no entiende!—gritó sintiendo impotencia Kaiba.

 

¡Tanto te importó que ni siquiera llevas tu anillo!—gritó a su vez el hombre canoso– ¡Claro! ¿Por qué llevarlo? Mi hija lleva muerta quince años. ¿Por qué rayos iba a importante aún?—

 

Los oyentes se paralizaron. ¿Quince años? Querría decir que Seto estaba casado a su edad. Eso era una locura.

 

Si no te hubieras empecinado. Si ella se hubiera deshecho de él como nosotros queríamos… pero tú. ¡Por tu culpa perdimos a los dos! ¡No la tienes a ella ni al bebé!—dijo Gardner.

 

Entonces los escondidos descubrieron la magnitud de todo aquello que el castaño les había ocultado y Mokuba comprendió mejor a su hermano.

 

No es mi culpa—dijo un más calmado Kaiba. Los dos sabemos bien que si mis padres no hubieran muerto de esa forma ella no hubiera recibido tan mal el impacto y no le hubiera adelantado el parto. Yo no soy el responsable. Fueron las circunstancias—añadió.

 

Entonces los escuchas comprendieron la magnitud de todo lo ocurrido a Seto a tan joven edad. –No solo había perdido a sus padres sino que eso ocasionó que perdiera a la joven que amaba y a su hijo. Era la más grave de las tragedias.

 

¡Di lo que quieras! Solo vengo a advertirte. Como antes dijiste no somos familia y no quiero que volvamos a serlo—dijo el mayor.

 

¡No es lo que pretendo!—dijo el menor.

 

Pues no parece—dijo Gardner. –Solo dile a tu hermano que se mantenga alejada de mi sobrina—añadió.

 

No comprendo—dijo Seto confundido.

 

Voy a ser claro. Tu hermano parece que se ha hecho amigo de Tea y yo no quiero a tu familia cerca de la mía. ¿Entendiste ahora genio?—preguntó el tío de Tea.

 

No sabía que la chica era de tu familia y créeme que tampoco me interesa mezclarme con los Gardner—dijo el castaño.

 

La afirmación pareció dolerle al mayor. –Si. Ahora no quieres después de haberte llevado a Sofía—agregó. –Solo dile a tu hermano que se mantenga alejado de ella porque si descubro que un Kaiba se acerca de nuevo a mi familia no se lo que puedo ser capaz de hacerle—luego dijo.

 

¿Estás amenazando a mi hermano?—preguntó Seto comenzando a enfurecer.

 

Solo adviértele  al muchacho—respondió tan solo Gardner y luego salió por la puerta.

 

Ahora ambos jóvenes sabían el porqué ese hombre había ido hasta ese lugar. Joey asomó la cabeza y como Moki pudo ver como la mirada de Seto se tornó dolorosa. Esa visita había avivado recuerdos que él había logrado acallar con el paso de los años. De pronto pareció muy cansado y con paso cansino se volvió lo que le dio la oportunidad al rubio de volverse a donde había salido antes de que el otro se diera cuenta de que lo había estado espiando.

 

Desesperado entró en el estudio y corrió al sofá unos segundos después el joven amo de la casa Kaiba hacía su aparición. Por acto reflejo el más joven fingió estar dormido.

 

Kaiba se le acercó y lo miró un momento antes de arrodillarse a su lado. Con una mano movió los mechones de la frente del otro para mirarlo por unos segundos mientras  le acomodaba el cabello. Lucía muy cansado para el joven que miraba por las rajas entre sus párpados y las niñas de sus ojos. Separó su mano para fregarse la cara.

 

¡Rayos! ¿Qué estoy haciendo?—se preguntó en voz baja antes de mirarlo de nuevo. Luego se levantó y se fue. Ni bien cerró la puerta el joven rubio levantó la cabeza.

 

Mokuba se sobresaltó quizás demasiado al cruzarse a su hermano en un pasillo.

 

Seto… etoooo… ¿Has visto a Joey?—preguntó mas que nada para salir del paso.

 

Si. Esta dormido en el estudio. ¡Despiértalo y llévalo a una de las habitaciones de invitados!—contestó y ordenó el mayor.

 

Gracias—respondió el menor y lo observó marchar rumbo a las escaleras que hacía poco él había bajado. Iba a su dormitorio pensó mientras asimilaba todo lo que había escuchado e iba por su amigo al mismo tiempo.

 

Joseph se sentía fatal por Seto y al ver la puerta abrirse su corazón deseo que fuera este para explicarle que sabía, pero tras la puerta apareció su amigo.

 

¿Cómo se te ocurre echarte una siestita aquí? De seguro mi hermano ha venido y viéndote aquí se ha enfadado. Me pidió que fueras a dormir a una de las recámaras para invitados—dijo el chibi.

 

Bien—tan solo dijo el rubio mientras tras sus ojos mieles se adivinaba una gran preocupación.

 

¿Te pasa algo malo?—preguntó Kaiba.

 

El otro sonrió. –No, nada Moki. Es que tengo mucho sueño eso es todo—dijo frotándose los ojos. Luego se fue con su amigo.

 

 

Seto se sentó en su cama y tomó su cabeza con ambas manos. Todo se le estaba yendo de las manos. Primero Wheeler y ahora esto. Mokuba podría haberse topado con Gardner y este haberle contado todo. No quería que su hermano lo supiese. Por eso no había vuelto a Tokio sino que habían venido a esta ciudad más apartada y pequeña.

 

Pero aún así el destino se había empeñado en cruzar ambas familias. Ahora resultaba que la chica que le gustaba a su hermano resultaba ser una Gardner. Como Sofía.

 

Pensar en eso le hizo inevitablemente recordarla. Esbelta, son esos largos cabellos dorados y esa mirada miel, su sonrisa alegre, era muy risueña y por ello le había gustado tanto. Primero se empezó riendo de lo serio que era y después intentó desestructurarlo un poco. El era un poco torpe en relaciones humanas pero ella que tenía un don natural para ello hizo que él hiciera nuevos amigos, aún a la fuerza. Era muy especial.

 

Inevitablemente terminó pensando en la criatura. ¿Cómo sería? ¿Qué habría sido de él o ella? La discusión con el padre de ella había reavivado en él la llama que trataba de extinguir hacía tiempo. Su hijo o hija. Ahora tendría la edad de Moki. Tres meses menor para ser exactos. ¿Tendría novio o novia? ¿Se parecería a ambos o a uno de ellos? Y si era así… ¿A cual?

 

Seto estaba incómodo y molesto. Entendía ahora que el niño no era el culpable de la muerte de Sofía. Esa había sido una expresión de su dolor. Pero… ¿Cómo remediarlo?

 

Intentar buscarlo estaba fuera de discusión. El o ella debía tener una vida y él no debía perturbarla más de lo que ya lo había hecho. Además de nada serviría pues al enterarse de que su padre lo había abandonado lo detestaría y con razón.

 

Pero…

 

Por extraño que pareciera él necesitaba asegurarse de que su descendiente estaba bien. Si era así lo dejaría en paz. Mientras pensaba en esas cosas se hicieron las cuatro de la mañana. Tenía dos horas para dormir antes de levantarse para ir al trabajo. Puso la cabeza en la almohada pero la mente de Kaiba difícilmente dejaba de trabajar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cuando llegó Tea se le fue directamente encima.

 

Joey, quiero saber. ¿Te está pasando algo? Es decir… ¿Conmigo?—preguntó tímidamente.

 

El otro sonrió. –Creo que es tiempo de que hablemos—dijo él.

 

Los ojos de ella se ensombrecieron y asintió.

 

¿En el primer receso?—preguntó Wheeler.

 

Ella volvió a asentir.

 

En ese momento llegó Mokuba y miró a la novia de su amigo quizás con nostalgia mezclada con recelo. Recordó la escena en su casa. No quería que volviera a repetirse. Seto no merecía más quebraderos de cabeza.

 

¡Mokuba!—gritó Tea y le saludó con la mano. El muchacho hizo lo propio pero no se acercó a la pareja. Joey observó esto con curiosidad. –Espera un momento aquí—le dijo a su novia y se fue tras el chico que se adentró en su salón. Joey iba a preguntarle que le pasaba pero el profesor entró y la clase inició.

 

Hora y media después empezaba el primer receso. Joseph estaba muy contrariado por los problemas que hubo de resolver en la clase de matemáticas y para cuando prestó atención el Kaiba pelinegro ya había dejado el aula. Deseoso de sacarse las sospechas que tenía de encima fue tras él. Tea lo llamó desde un pasillo. Es cierto. Debía hablar con ella. Era urgente. No pensaba jugar a dos puntas. No sabía que sentía por el castaño. Todo era muy raro aún. Pero eso de andarse besuqueando con alguien más a espaldas de su novia no estaba bien.

 

La llevó junto al jardín interno del instituto y le dijo—Creo que sabes que quiero decirte—

 

Si—dijo ella. --¿Te gusta otra chica, no es así?—preguntó luego.

 

Algo así—contestó él. –Es… complicado—explicó luego.

 

Pero te gusta de verdad. Sino no me dejarías. ¿Cierto?—preguntó Tea con miedo de solo ser botada.

 

Es cierto. Es complicado pero creo que es… hasta demasiado fuerte. No quería engañarte. Por eso…--dijo Wheeler.

 

¡Quédate tranquilo! Lo entiendo y agradezco que me lo digas—contestó la castaña.

 

Notas finales:

ESPERO LES GUSTARA Y ANSIO LEER VUESTRAS OPINIONES

MATA NE Y GRACIAS

SOIS BUENA GENTE

^^


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