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KAIBA´S SECRET por desire nemesis

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Notas del capitulo:

AQUI TRAIGO OTRO CAP

ESPERO QUE OS GUSTE

 

LO HAGO CON MUCHO CARIÑO

^^

 

Y LOS INVITO A "YAOI ONLY"

 

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¿Qué te parece si vamos a tu casa a merendar y jugamos a los nuevos videojuegos que tienes? Llevamos a Tea y la pasamos genial—dijo el ojos mieles a su amigo.

 

Moki se sorprendió—Etoooo. Hoy no puedo. Es que tengo mucho que hacer—dijo a modo de disculpa el Kaiba.

 

Joey creyó ver la señal que esperaba. --¿No será porque su familia no te quiere con ella?—dijo.

 

¿Uh?—preguntó el pelinegro y sus ojos se agrandaron como platos. --¿Cómo lo sa…? ¿Tú estabas ahí?—preguntó el ojos azules.

 

Si. De la misma manera que lo viste tú—dijo el rubio con sus ojos mieles clavados en los del Kaiba.

 

¡No puedes decirle a nadie!—le advirtió con el corazón en vilo el pelinegro.

 

Moki. No tienes porqué decírmelo. Sabes que yo jamás te causaría problemas—le contestó Wheeler.

 

Entonces sabes lo que le pasó a mi hermano—dijo Kaiba.

 

Si. Lo sé—dijo algo dubitativo y serio Joey recordando la cara del CEO que vio en aquél estudio. Verlo así lo dejó mal y cuando se levantó al día siguiente el castaño se había ido. ¿Seguiría mal por lo sucedido? –No  debe ser fácil para tu hermano—añadió.

 

¿Y no te tienta decirle a todos? Como no se llevan tan bien—dijo Mokuba.

 

Moki. Me ofendes. Si tu hermano y yo no nos hemos llevado bien pero eso sería un golpe bajo—exclamó el rubio.

 

El otro mostró una sonrisa incómoda. –Lo  siento Joseph—dijo. –En verdad me gusta que tú lo sepas. Al menos así puedo hablar de esto con alguien—agregó el menor de los Kaiba. Luego sonrió con alivio y algo de tristeza.

 

Si, chibi. Es bueno hablar con alguien—dijo Joey también sonriendo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Mas tarde entraron al cuarto del menor y ni bien llegó a la cama el rubio no pudo evitar tirarse para atrás— ¡Daría mi reino por una cama como esta!—expresó haciendo reír al otro.

 

No creo que sea para tanto—exclamó Mokuba.

 

¿Estás loco? Dormir en mi cama comparada con esta es como dormir sobre un tronco—respondió Wheeler y miró la cara que aún no le creía del todo—Con clavos—agregó.

 

Luego abrió su mochila y sacó varios paquetes de caramelos, confites y papitas.

 

¿Qué haces?—preguntó alarmado el menor al ver todo aquello.

 

¡Devolverte el favor!—exclamó Wheeler. –Tú pones la diversión y yo los dulces—añadió.

 

¡Joey, por favor!  ¡Vas a meternos en problemas como la última vez!—expresó el joven Kaiba.

 

El otro solo sostuvo el paquete de papitas ante su rostro moviéndolo pendularmente mientras sonreía con picardía. – ¿Para qué más pueden ser los amigos excepto para meterse en problemas juntos?—preguntó.

 

Aunque una parte de él quería, Mokuba Kaiba no enfatizó su protesta.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Llegaron las doce y el ojos mieles se retiró de la recámara de Moki para ir a una de invitados. Ya parecía que vivía ahí por la forma en que se manejaba.

 

Fue ante la puerta del castaño y aún dudando entró pero no lo halló dentro. Quizás… el pensar que estaba con el secretario nubló su juicio y furioso pateó la puerta haciendo que parte de la pintura se resquebrajara. Fue a la ventana y miró el jardín por ella. Ese idiota. Se tensó y cerró sus puños tan fuerte que sus nudillos se tornaron blancos. ¿Cómo podía? Estaba furioso y triste a la vez. Sentía que por su sangre corrían miles de enanos furiosos armados de dagas. Y es que…

 

…dolía. ¿Por qué dolía? Porque sentía la necesidad de que el castaño solo fuera para él. Se sentó en la cama dispuesto a esperarlo toda la noche si fuera necesario. Ese idiota no sabía lo que le esperaba.

 

 

 

 

Eran las dos de la mañana cuando Seto volvió de Sapporo. Había estado todo el día ahí víctima de un contratiempo en una planta que había puesto en peligro la integridad de la compañía ante el público. Estaba preocupado pues parecía que un competidor estaba desarrollando el mismo software que la suya y temía que un traidor bien pago le estuviese vendiendo los datos a la otra compañía. En fin. Con suerte había apagado el fuego. Al menos por el momento.

 

Bajó en el helipuerto del jardín y caminó bajo la espesa llovizna hasta su casa. Llegó mojado y deseoso de ducharse y acostarse pero cuando abrió la puerta de su habitación sus prioridades cambiaron.

 

¿Qué hacía el perro durmiendo en su cama? Ese idiota era todo un misterio para él. La sola visión de su cuerpo ahí tendido sacó de su mente el cansancio y los planes que traía. Además parecía la misma escena que la última vez que le vio. Excepto por la habitación. Claro. La última vez que lo vio.

 

Recordó los besos, la calidez de su cuerpo y… y a Gardner. Eso lo desaceleró del todo y se sintió triste como antes.

 

¿Qué hacía ese niño ahí? Tenía que despertarlo y hacer que se fuera. Pero si lo despertaba… empezaría con sus cosas y…

 

Involuntariamente Seto se apoyó en la mesa de luz y la lámpara prendida sobre ella se tambaleó por un momento. El ruido, supuso el ojos azules, despertó al otro.

 

Con que aquí estás finalmente—le dijo con tono agrio el rubio mientras se frotaba los ojos. Seto lo miro sin entender. –No te hagas el distraído. ¿Estabas con tu secretario, cierto?—

 

¿No estás demasiado chico para hacer de esposa engañada?—preguntó Kaiba con un poco de mal humor.

 

Joey lo miró retador, se levantó y acercó mientras decía— ¡Tal vez! Pero tú…--luego agarró sus solapas y se acercó a milímetros de su cara para ladear luego su cabeza. – ¡Tú! ¡Tú solo…! ¡Yo solo quiero que seas mío!—dijo aún más de cerca.

 

¿Qué?—preguntó entre sorprendido y shokeado Seto.

 

¡Mío! No soporto que estés con alguien más—dijo el ojos mieles antes de intentar fundir sus labios con los del otro.

 

Seto luchó por alejarlo con sus manos. --¿A que viene esa escena de celos ahora? Tú tienes a tu novia. ¿No es así?—preguntó al rubio.

 

Joseph respondió—Ya no. He roto con Tea—

 

 

Esto tomó desprevenido a Kaiba. --¿Pero por que diablos…?—preguntó pero el otro no le dejó terminar.

 

Por ti. Yo no soy una persona falsa. No puedo ser su novio y andar tras alguien más. Eso no esta bien—respondió Wheeler.

 

La intensidad de la emoción del otro confundía y de alguna manera le agradaba a Seto, aún así no lo demostraría. El otro era un niño y esto debía acabarse de una vez.

 

Mira chico, no se que cuento te has comido pero esto no es así. No puedes ir por la vida decidiendo lo que te da la gana. Yo no puedo ni quiero tener algo contigo—dijo el empresario.

 

Lo dices de la boca para afuera. Tú me besaste. ¡Yo te sentí en ese beso!—reprochó el ojos mieles tomándolo de una solapa.

 

Seto se sintió descubierto, desnudo, la mirada del otro tan intensa y cercana lo taladraba. Que no quisiera admitirlo no significaba que no lo sintiera. Su cercanía y esos labios que se acercaban a los suyos tan despacio. Los ojos mieles estaban casi cerrados concentrados en su boca mientras el cuerpo del menor se le acercaba. Era cierto. Lo seducía.

 

Pero eso tenía que acabarse. Con un esfuerzo sobrehumano Kaiba empujó al otro. –Ya te dije que estás confundido. Yo no deseo besarte ni…--dijo.

 

Joey no lo dejó terminar. – ¡No! Solo deseas besar a tu secretario. ¿No es cierto? Solo quieres estar con él—gritó fuera de sí el rubio.

 

¿A que viene eso ah…?—dijo el castaño. Entonces comprendió que el otro de verdad sentía esos celos, esa necesidad intensa.

 

¡Déjalo!—ordenó el ojos mieles en un grito saliéndose de sus cabales. Estaba temeroso de no poder recuperar a su castaño. De no poder tenerlo. – ¡Tú  eres solo para mí!—arguyó en otro grito mientras se le iba encima. El ojos azules intentó atajarle pero antes de que lo lograra el otro arribó a sus labios. La sensación fue tan intensa como si de un electroshock se tratase.

 

Sus brazos apresaron al menor mientras sus lenguas se buscaban y acariciaban y sus cuerpos permanecían tan juntos que podían muy bien ser solo uno. Esos celos, ese deseo, él también lo sentía. ¿Pero como podía ser que su cuerpo fuera presa de los deseos de un niño? Nunca se le ocurrió desear a otro como a él. Los besos iban en un creccendo de lujuria.

 

Ambos terminaron en la cama. Joseph abajo y Seto arriba. Los labios del castaño se alejaron rumbo a su cuello mientras las manos del rubio arrugaban las finas telas de la camisa y la chaqueta del ojos azules. Sin quererlo el empresario se encontraba entre las piernas del otro y sus erecciones se acariciaban a través de la tela con frenesí.

 

Volvió a su boca a devorar ese dulce néctar, apagando sus gemidos mientras inconscientemente los cuerpos de ambos se arqueaban preparándose para la inminente descarga, la cual llegó para ambos.

 

Seto cayó laxo sobre el pecho del otro, ambos respiraban con dificultad, su cara quedó en el hueco entre el cuello y el hombro. Con dificultad Joey pasó sus brazos y rodeó su cuello con ellos.

 

¡Eres mío ahora!—dijo con voz cansada.

 

Seto se irguió un poco sobre sus brazos para verlo a la cara y quiso refutar—No…--

 

Los labios del otro lo acallaron para después dejar los suyos y decirle—No mientas más. Eres mío y yo tuyo—

 

Kaiba en esa habitación en penumbras tuvo que rendirse ante esas palabras.

Notas finales:

ESPERO QUE SEA TODO LO QUE ESPERABAN

QUIERO SABER QUE TAL LES PARECE COMO SIEMPRE

NO SE SI MAÑANA PODRE COLGAR OTRO CAP PORQUE NO TENDRE MUCHO TIEMPO PERO EN VISTA DE QUE OS GUSTE TANTO COMO A MI TRATARE

 

TENEIS MI PALABRA

 

ME EMOCIONA QUE LO COMPARTAMOS!!!!!!!!!!

 POR CIERTO

TENGO CURIOSIDAD

ALGUIEN DE AQUI LEYO UN FIC MIO LLAMADO Y AHORA... QUE HAREMOS?

 

BESOS 


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