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KAIBA´S SECRET por desire nemesis

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Notas del capitulo:

HI

ESTOY AQUI DE NUEVO

TODO GRACIAS A VOSOTROS

OS CUENTO QUE A PARTIR DE AHORA HASTA EL DOMINGO SI PUEDO SOLO PODRE ACTUALIZAR POR LA NOCHE

^^

AQUI VA EL CAP

DISFRUTADLO

Pasaron diez días en que Seto y Joey se vieron furtivamente. El castaño trataba de no alentar los avances imperativos que le suministraba el rubio pero sus fuerzas raramente le alcanzaban ante la tozudez del otro.

 

Joey era feliz. Seto era un hombre cáustico pero a la larga si se le sacaba la armadura era una persona hasta tierna y sobretodo fogosa. Cuando pensaba en él su sangre hervía y una inesperada sonrisa salía de sus labios.

 

Nunca pensó que se vería en esa situación. Enamorado de un hombre y sobretodo del gruñón del hermano mayor de Moki. Cuando recordaba como se habían conocido generalmente se le venía a la mente las frías miradas que le dirigiera. ¿Quién hubiera pensado que de todos los que conocía Seto Kaiba sería el elegido? Si en esa época alguien se hubiera atrevido a vaticinárselo él de seguro le hubiera bajado todos los dientes por sugerir semejante disparate.

 

Kaiba por su parte casi pensaba igual. El joven de ojos mieles en las primeras ocasiones que le viera le fue odioso en extremo. Analizándolo se daba cuenta de que sus sentimientos por el otro podían haberse iniciado cuando Joey salvó heroicamente a su hermano. Esa fue la llave para que bajara la guardia, y su perdición.

 

 

 

Señor Kaiba. El señor Noru desea verlo—indicó Ryu a su jefe.

 

Que pase—ordenó el CEO. Noru era el investigador que había contratado para la tarea de llegar a su hijo o hija.

 

Después de tomar asiento y ante la atenta mirada del ojos azules el investigador comenzó diciendo—Señor Kaiba. He tardado tanto tiempo en comunicarme con usted porque las personas que usted me indicó fueron extremadamente difíciles de encontrar—Alargó un fólder al castaño que este hizo a un lado sin mirar.

 

Deje las explicaciones para después. En concreto… ¿Halló al niño?—preguntó Seto de manera abrupta.

 

Me temo que sería una tarea imposible ya que según me dijo el doctor que atendió el parto el niño murió poco después víctima de una fiebre. Aún antes de que trataran de ubicarlo el niño se enfermó y murió. No le molestó a usted con los detalles porque usted ya lo había presentado como muerto mediante el cuerpo que el doctor le facilitó y puso en el lugar de ese bebé al suyo—le informó el investigador.

 

De modo que era un varón—dijo Seto.

 

Sí, lo era—respondió Noru con la mirada impertérrita de Seto fija en su persona.

 

Por lo que veo sabe algunos datos que no le dije sobre el niño—dijo el empresario.

 

Señor Kaiba. Le ruego que no me subestime. Ya saliendo de aquí tuve mis dudas ya que usted se manejaba como el único interesado en la aparición de ese niño pero no supuse bien su parentesco pues su edad no me lo permitía. Pensé que tal ver era un  medio hermano que su padre tuviera con una amante. Mis disculpas. Luego investigué y encontré la noticia de sus pérdidas repasando su historia. Después el doctor confirmó mis sospechas—contestó el investigador.

 

Habla mucho del doctor pero según recuerdo había una enfermera también involucrada—acotó el ojos azules.

 

Lo sé pero según pude averiguar esa mujer falleció hace dos años por lo que nada pude averiguar por ese curso—le informó el profesional.

 

Ya veo—dijo Seto con poco ánimo. El saber que su hijo en verdad había fallecido no le hacía sentir mejor pues le había quitado a su familia en esos duros momentos y quizás la posibilidad de salvarse. Estiró la mano y después de abrir un cajón sacó de dentro un fino pedazo de papel. --¡Aquí tiene sus honorarios! Y ni tengo que decirle que los detalles de esta…--dijo Kaiba pero Noru lo cortó.

 

Señor Kaiba, como dije antes por favor no me subestime. En mi profesión la discreción es la base de la reputación y si nos contrató es porque sabe que somos discretos—dijo algo molesto con el millonario.

 

El otro solo asintió con la cabeza mientras el investigador se levantaba de su asiento. –Si no necesita más de nosotros me retiro, buenas tardes—dijo.

 

Buenas tardes—le despidió el castaño.

 

Ni bien salió el despacho Asashi entró. --¿Y bien? ¿Te resultó como habías pensado?—preguntó.

 

Seto se echó para atrás en su asiento y luego se frotó las sienes. –No, no salió como pensaba—respondió. El otro castaño no sabía de que se trataba solo que era muy importante para Kaiba pues este le había pedido con confidencialidad que encontrara la agencia más discreta de Japón para contratarla. Ryu que llevaba cinco años siendo su asistente sabía que no debía inmiscuirse directamente en ningún asunto en que Kaiba no le solicitara pero estaba preocupado por el ojos azules. Se veía abatido.

 

Un café te hará bien—dijo el ojos verdes.

 

Más bien consígueme un wisky—contestó el empresario alarmando a su empleado. Jamás desde que lo había conocido lo había visto tomar alcohol en horas de trabajo. Era una práctica muy común en los hombres de negocios, sobre todo en los americanos o europeos servirse unos tragos en la oficina pero Seto Kaiba era diferente. De hecho ni siquiera tenía un frigobar en ella. Los cafés eran traídos desde la cocina por mozos.

 

Veré que puedo hacer—dijo el extrañado secretario.

 

Y que sea rápido—pronunció el millonario antes de que el otro cerrara la puerta. Estaba de mal humor. Así afectaba la culpa al ojos azules. Muchos en la oficina al verlo en sus ataques de acritud lo habían bautizado el dragón ojiazul.

 

Miró por la ventana fastidiado consigo mismo, con el mundo, con todo. Descubrió más tarde que no deseaba volver a casa y ver a Moki. Debería despejarse primero o perdería la cabeza e insultaría a su hermano que nada tenía que ver.

 

¿Puedo ir a tu apartamento hoy?—preguntó el CEO a su empleado que le miró largo rato antes de hablar.

 

Por supuesto aunque pensé que no volverías más—dijo el ojos verdes.

 

Yo también—exclamó Seto mirando en su vaso como el  líquido color miel del fondo refulgía bajo los últimos rayos del sol. Llamó a Mokuba e inventó un viaje de negocios. Mokuba por supuesto le creyó y le deseó suerte.

 

 

 

 

 

 

 

 

Después de cerrar la puerta de enfrente el dueño de casa se aflojó la corbata y se sacó la chaqueta tirándola sobre le sofá color cobre.

 

Siempre te he dicho que eres muy desordenado fuera del trabajo—exclamó Seto.

 

Y yo siempre te he dicho que debes aprender a relajarte—dijo Ryu.

 

Kaiba respiró hondo y se sentó en el sillón que estaba cerca de la terraza. Fuera ya las estrellas relucían. Miró un momento hacia fuera y luego recargó su cuerpo en el mueble y cerró los ojos.

 

Asashi lo miró largo rato. Algo muy extraño le pasaba al otro castaño. Primero se había alejado de él, luego contrató a esos investigadores… ¿Y ahora?

 

¿Qué ocultas?—preguntó de pronto una voz sobre su oído sobresaltando al ojos azules que tensándose se irguió y al abrir los ojos estaba a milímetros del ojos esmeralda.

 

Esa no es la forma de hablarle a tu jefe—le dijo él.

 

Recuerda que fuera del trabajo no eres mi jefe. Eres mi invitado—dijo el otro sonriendo. Por un minuto permanecieron así y Seto pudo notar la diferencia. De estar con el rubio no hubiera podido contenerse pero ahora.

 

Tomaré un wisky—le dijo y el otro se apartó.

 

Brandy es todo lo que tengo. ¿Te sirve?—preguntó el secretario saliendo del espacio personal del joven millonario para dirigirse a la cocina.

 

Sabes que sí—dijo el ojos azules.

 

Últimamente no se mucho de ti—dijo Ryu antes de desaparecer.

 

Seto se agarró la cabeza. Últimamente él también sabía poco de sí. Entonces entró Ryu y le dio su vaso que él tomó entre sus manos como un zombie para mirarlo fijamente.

 

Ryu decidió no insistir y se fue hacia el piano de cola que reinaba en aquella habitación. Como tantas veces apoyó sus dedos en las teclas indicadas y la música de Bach empezó a flotar mágicamente en aquella habitación.

 

El empresario necesitaba eso. Escapar de la verdad angustiante, de sus problemas y hasta de Joey. Necesitaba no pensar por un tiempo y la música de Ryu lo ayudaba a hacerlo.

 

Ni bien terminó su interpretación el pianista se acercó a su público. --¿Lo he hecho bien?—preguntó como tantas veces y el otro lo miró.

 

Maravillosamente—murmuró el otro aún en su ensoñación.

 

El ojiverde obligó a Kaiba a levantarse de su asiento tirando de su brazo y otra vez sus caras quedaron muy juntas.

 

El ojiazul dio un paso al costado. –Dormiré en la habitación para invitados esta noche—dijo.

 

Si, jefe—murmuró el secretario una vez Seto hubo entrado a la habitación y cerrado la puerta.

 

 

Joey  estaba desayunando con sus padres tarea solitaria ya que su “madre” se dedicaba a pintarse las uñas y su padre a leer el diario.

 

Joseph.  ¿Me traes la leche de la nevera?—pidió su madrastra sin mirarle pues estaba atenta a lo que hacía.

 

Di por favor—exigió el rubio. Jamás la había querido mucho.

 

¿Y ahora que mosca te picó? ¿Crees que por juntarte con los Kaiba de pronto eres más fino o qué? ¡Tráeme la leche! No es una petición es una orden—dijo ella.

 

¡Yo no recibo órdenes tuyas!—le respondió el airado ojos mieles.

 

¡Karl ve como me contesta tu hijo!—se quejó ante su marido que poco había oído.

 

Joseph no hay necesidad de tanto escándalo por traer una leche. ¿No es así?—preguntó su padre.

 

Solo le pedí que dijera por favor. Ella es la que está haciendo escándalo por nada. ¡Díselo a ella!—se quejó el rubio.

 

Mira como trata de ponernos uno contra el otro. Es un malcriado—dijo su madrastra y Joey se levantó de la mesa furioso para irse pero ni bien llegó a la habitación contraria sintió las palabras de su “madre” diciendo—Es por ese instituto caro. Eso lo tiene así. Se cree mejor que nosotros Karl—

 

No lo creo Nora—dijo el padre de Joey.

 

¡Claro que sí! ¿Ves como nos responde? Y tú todavía tienes que dar gran parte de tu sueldo cada mes para poder pagarlo porque aún con la beca es muy oneroso. Karl lo entendí al principio porque había perdido a su madre y no era justo que también perdiera su entorno pero mandarlo a ese colegio es un lujo y ya no podemos soportarlo mucho más. Es hora de ir pensando en mandarlo a un instituto público y lo sabes. Tu sueldo no aumenta tanto como la mensualidad de ese chico—replicó Nora.

 

Joey estaba paralizado. Si le quitaban del colegio ya no tendría oportunidad de ver a Mokuba… ni a Seto. Volvió a la habitación desesperado y grito— ¡No pueden hacer eso!—

 

Hijo…--decía el señor Wheeler.

 

¡Claro que sí podemos! ¿Quién te crees que eres? Has estado demasiado tiempo mezclado con esos malcriados de tu instituto. Somos tus padres y podemos hacer eso y mucho más—replicó su madrastra.

 

Tú no eres mi madre. Ella jamás me haría esto—gritó el joven.

 

¡Karl escúchalo!—gritó ella mientras para Joseph todo se ponía intensamente blanco. Oyó que alguien gritaba su nombre pero él estaba cayendo de rodillas y sostenía la mano en su pecho porque le dolía y también le fallaba la respiración.

 

Una hora después del episodio el médico tratante al que habían llamado se retiró advirtiéndole de nuevo a los padres que el joven no podía recibir grandes disgustos.

 

Karl Wheeler no era un hombre malo. Solo un trabajador promedio que se ganaba la vida ajustadamente. Pero no era avaro o cosa parecida. Solo que no demostraba su desacuerdo con los demás cosa que a veces le repercutía en disgustos. Entró en la habitación de su hijo para ver si dormía. Este volteó la cara en cuanto lo vio.

 

Hijo, no te preocupes. De ningún modo saldrás de ese instituto al menos este año. Las clases están por finalizar y de nada valdría que fueras a un instituto diferente por tan poco tiempo—dijo el padre.

 

¿Y el año que viene?—preguntó Joey con un nudo en el corazón. Sentía que ese instituto era el puente entre él y el castaño y si se lo quitaban lo perdería para siempre. Temía a la respuesta pero también necesitaba saberla ya.

 

Bueno. De eso hablaremos en las vacaciones. No hay porque resolverlo ahora—dijo el padre.

 

No. Si que hay que resolverlo ahora o esa mujer hará que me apartes de ahí—dijo el hijo.

 

¡No la llames así!—reprendió el adulto. – ¿En verdad ir ahí es tan importante para ti?—preguntó el mayor.

 

El menor asintió.

 

Entonces te prometo que si el año que viene puedo pagarlo irás ahí—dijo Karl Wheeler.

Notas finales:

BUENO ESPERO QUE OS GUSTE AUNQUE CREO QUE QUEDÓ ALGO FLOJO COMPARADO CON LOS DEMAS

PERO HABIA CIERTA REVIERA QUE QUERIA SABER MAS DE LA FAMILIA DEL CACHORRO

Y ADEMAS ESO SI IBA

LO DEL SECRETARIO PAREZCA NO VENIR A CUENTO PERO ERA UN IMPAS NECESARIO

MATA NE

Y POR FAVOR

QUIERO SABER SI OS GUSTA

^^


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