Joseph no quería pero debía hablar con él y aclarar todo aquello o se volvería loco. Quería que todo hubiera sido un estúpido sueño pero no era así. Sabía en alguna parte de su interior que era cierto. Era el hijo de aquél por el que hacía unos días creía sentir amor. Aquél que estuvo en sus brazos. Aquél que… Ahora entendía su reacción de hace unos días.
Le pidió a su padre que si llegaba a venir le dijera que tenía que verlo. Su padre puso un rostro raro.
Pase lo que pase tu siempre serás mi padre—dijo el rubio.
¡Qué curioso! El dijo lo mismo—respondió Karl Wheeler.
Seto entró y mirándolo a los ojos comprendió que su hijo era más fuerte de lo que él había pensado. Aún con la máquina de respiración insuflándole aire y el monitor demostrando un latido irregular Joseph tenía esa mirada en los ojos.
¡Siéntate! Tenemos que hablar—le dijo.
Kaiba sonrió acaso tristemente pues después de todo estaba demostrando sus genes. Se sentó a un lado de su cama.
¿Hace cuanto que… lo sabes?—preguntó el ojos mieles dudando de cómo el otro tomaría su pregunta.
Al día siguiente—respondió el ojos azules haciendo referencia al día en que hicieron el amor.
Llegaron demasiado tarde—dijo el menor.
¡Así es!—respondió su padre biológico.
Jamás me lo perdonaré—dijo el rubio.
Yo tampoco—dijo el castaño.
Pero… ¿Por qué a nosotros? ¿Por qué ahora?—preguntó Wheeler.
No lo sé—respondió el otro.
¡Ya deja de contestar como una maldita máquina! ¡Me cabreas idiota!—le increpó el más joven.
Olvidas que yo ya pasé por esa fase—dijo el ojos azules y el otro comprendió de lo que hablaba.
Por eso destruiste tu estudio—arriesgó recibiendo un asentimiento como respuesta. --¿Cómo puedes seguir entero?—preguntó con curiosidad Joey.
Práctica. Imagino—respondió Kaiba y Joseph recordó que ese hombre desde muy joven había sufrido muchas tragedias. Entonces se le vino a la mente algo que lo dejó perplejo.
¿Tu hijo no había muerto? ¿Qué? ¿Me cambiaron o…?—dijo el quinceañero pero Seto detuvo su curiosidad.
Eso lo hablaremos después que te hayas repuesto. Basta que sepas que eres mi hijo—dijo el castaño levantándose.
¿A dónde vas… papá?—preguntó Joseph tratando de acostumbrarse a la idea de que ese hombre era su padre aunque su misterioso corazón le recriminaba.
Seto sintió como si hubiera recibido un golpe en el estómago y se detuvo sin aire. El tampoco podía asimilarlo. No importaba el tiempo que pasase. Como estaba de espaldas al paciente este no notó cuando se quedó sin palabras por un segundo y luego fingiendo una calma que no sentía respondió—Tengo cosas que arreglar. En cuanto pueda volveré…--iba a llamarlo hijo, pero no pudo--…Joey—dijo en cambio.
Mokuba no sabía como asimilar tanta información tampoco. Joey había pasado de ser su amigo a ser su sobrino. Pero lo que en realidad le costaba digerir era la verdad de Seto.
Su hermano había sacado de la familia al hijo por el que luchó. ¿Qué lo detendría de hacerlo un día con él? Sentía que ya no conocía a ese hombre al que hasta hace poco llamaba hermano.
Entonces, inexplicablemente se encontró frente al instituto. Ese día no había ido por lo sucedido con su amigo, con su sobrino. Estaba enfureciendo cuando de pronto Tea se le acercó para preguntarle el estado de su ex pero no tuvo tiempo de hablar porque su padre que había venido por ella la detuvo.
Te dije claramente que te quiero alejada de la familia Kaiba—dijo él.
Pues será muy difícil—dijo el joven de mal talante. Tea se preguntó que le pasaba pues nunca le había visto así.
¡Eso es lo que tú crees niñato!—aseveró el político.
¡Eso lo sé!—arguyó el joven molesto. –Ese niño que lleva en su vientre es un Kaiba—añadió.
Con que ustedes me mintieron. ¡Tú eres el padre del niño después de todo! Ese embustero de Kaiba va a pagármelas. ¿Cuánto le pago al estúpido ese que se hizo pasar por novio de Tea? Debió se mucho dinero—dijo Micke.
La castaña no entendía porque el otro estaba mintiendo. ¿Para salvar a su amigo de la ira de los Gardner? –Moki yo no entiendo porque haces esto pero para—dijo.
En esos momentos el menor de los hermano Kaiba estaba cayendo en lo que casi hizo y no sabiendo otra manera de echarse para atrás dijo.
He dicho que el hijo de Tea es un Kaiba y eso basta para que no lo toque—dijo.
No, jovencito. Eso es solo un aliciente más para querer deshacerme de él—dijo Gardner.
Cuando Seto volvió junto a su cachorro una persona que no conocía lo estaba cuidando. Inmediatamente se puso alerta y preguntó a la extraña mujer quien era.
Buenas noches. Usted debe ser Seto Kaiba. Disculpe pero me contaron todo. Soy Alice, la tía de Joey y me pidieron que velara por él durante la noche.
Seto la estudió bien. Parecía secretaria o algo, pensó.
Si es así… ¿Por qué no la vi la primera vez que internaron a Joseph?—preguntó el castaño.
Estaba en un congreso en Europa—dijo ella. --¡Nunca imaginé que le pudiera pasar algo así a mi Joey!—añadió.
Es usted diferente a su hermano—dijo el ojos azules mirándola de arriba abajo. Era una mujer joven, más o menos de su edad.
¡Oh no! Karl no es mi hermano. ¡Marie su esposa lo es, perdón, lo era!—dijo ella conmovida.
El pensó que su hermana y ella también se parecían poco pues la enfermera era robusta, de cabello negro y cetrina. En cambio esta mujer era esbelta, de cabello castaño y caucásica. Pero nada dijo. Obviamente se había puesto triste al recordarla. Kaiba decidió preguntar como estaba el paciente.
Está más calmado aparentemente y eso ayuda en su recuperación pero lo mejor será encontrar a un donante pronto. Esta clase de lesiones trabaja en la oscuridad y es poco lo que podamos hacer salvo anhelar que todo se acelere.
Siendo así me voy—dijo él.
Gracias por pasar—dijo ella.
Era mi deber—exclamó Seto antes de dar un último vistazo al durmiente e irse.
Al llegar a su casa preguntó por su hermano y se le comunicó que se hallaba en su dormitorio encerrado. Golpeó su puerta.
Sal, Mokuba. Tenemos que hablar ahora que las cosas se están calmando—dijo.
¿Y quien te dijo a ti que las cosas se están calmando?—preguntó el menor desde el otro lado de la puerta.
Esa actitud era nueva en su hermano que usualmente era calmado y sumiso. A Seto esta nueva actitud no le gusto, valga decir. Aunque la comprendía no podía dejar que esta llegara a consecuencias tales como tener a un hermano rebelde gritándole cada vez que le hablaba. Tenía que pararle los pies ahora o sería tarde.
¡Sal ahora mismo o traeré las llaves y entraré yo!—gritó el mayor con su vozarrón más amenazador.
¡Claro! Porque estás acostumbrado a hacer lo que te dá en gana. ¡Como tirar a tu hijo!—gritó el menor.
Eso no es de tu incumbencia—dijo el castaño.
¿Qué no me incumbe? ¡Es también de mi familia lo que estás hablando!—dijo el estudiante.
Entonces Seto cayo que era cierto. Después de todo Joseph y él eran sobrino y tío. ¿Cuántas paredes había derrumbado hoy? Parecería que ya no podría contar con su hemano. Única familia de él hasta entonces. Lo dejaría pensar y hablarían al día siguiente más calmados.
El pelinegro se sentía triste. Sentía que ya no quería a Seto y eso lo veía como una pérdida. Debía enfrentar al otro mañana y lo sabía, pero no quería.
Al siguiente día cuando Seto bajó le comunicaron que su hermano ya se había ido. El castaño sabía que era para evitarlo pues faltaban dos horas para que abrieran el instituto y supuso donde estaba.
Antes de salir recibió un llamado perturbador.
Con que nos mentiste. Intentaste engañarnos pero ahora sabemos la verdad. ¡Te dije Kaiba! Te dije que quería a tu hermano lejos de mi sobrina y lo dije de verdad. Prepárate para las consecuencias—dijo la voz de John Gardner y colgó.
Como suponía su hermano había ido a visitar a su sobrino. Al verlo entrar se tensó. Se disculpó con la tía del rubio y con éste y pretendió partir.
Antes de irte vas a explicarme porque John Gardner llamó diciendo que le mentí y que te quería lejos de su sobrina—dijo el empresario parando con su brazo a su hermano.
¡Eso no te incumbe! ¡Son cosas mías! De la misma manera que no me incumben tus decisiones no te incumben las mías—dijo el menor sorprendiendo a Joey que se preguntó que habría sido del dulce muchacho de hacía un momento. Jamás pensó verlo actuar así y menos con Seto.
¡Escúchame tú…!—dijo el castaño sintiendo que todo eso se le escapaba de las manos.
¡No! ¡Escúchame tú so imbécil!—le respondió Mokuba y la cachetada que sobrevino fue algo que al pelinegro lo tomó por sorpresa. –Primero me engañas y ahora me pegas… si pudiera… ahora te odio más todavía—dijo antes de irse corriendo.
¡Mokuba!—se escapó de los labios del rubio y entonces el ojos azules reparó en él. Se veía agitado y cansado. Tenía ojeras y estaba demasiado blanco para el poco tiempo que había permanecido internado. En seguida se apiadó de él.
Deja. Luego lo arreglo—dijo y el otro lo miró a los ojos. Ambos sintieron la misma conexión que antes y a ambos les dolió de igual manera.
La tía de Joey dijo—Siempre hay momentos difíciles en la familia. Lo importante es aprender a sobrellevarlos y continuar—
Entonces entró el doctor diciendo un buenos días. Mientras auscultaba a Joseph le preguntó como se sentía y el rubio respondió que podía estar mejor a lo que el doctor sonrió.
¿Y tu Alice? ¿El jet lag te atacó muy fuerte?—preguntó a la tía de Joey por lo que el ojos azules detectó que ya se conocían.
Luego Seto preguntó por el estado de su hijo.
Se encuentra estable. Estamos suministrandole toda la ayuda que podemos pero lo mejor sería encontrar un donante rápido—informó el galeno.
¿En que lugar de la lista está?—preguntó la tía de Joey.
Me temo que le tocará esperar un rato. Tiene 3 personas con sus mismas características delante de él y está en el puesto 8 debido a que puede esperar—informó el cardiólogo.
Entiendo—dijo ella.
Una vez él se fue, Seto le dijo—Veo que está bien informada del tema.
Es mi deber—respondió ella, el castaño entendió o creyó entender.
Mi tía es una gran médica—informó con una sonrisa Wheeler.